Nicanor Parra entrevista de Edgard O´Hara
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Nicanor Parra (San Fabián de Alico, Chillán, Chile, 1914). Algunos libros de su vasta producción: Poemas y antipoemas (Nascimento, Santiago, 1954); Artefactos (Universidad Católica, Santiago, 1972), Hojas de Parra (Ganymedes, Santiago, 1985), Poemas para combatir la calvicie (1996). En 1991 le fue concedido en México el premio Juan Rulfo; en 1997 hizo una versión de El Rey Lear, de Shakespeare a la que calificó como “un trabajo para el que estuve preparándome toda mi vida” (cf. Diario de Poesía N® 45, otoño de 1998). Empezamos la conversación con una advertencia por parte del entrevistado. “No soy bueno para las entrevistas, los aparatos de grabación me inhiben.” Junto a Nicanor hay un cerro de manuscritos y un voluminoso diccionario. —¿Se trata de algún libro? —Sí. En un principio este libro que estoy haciendo se llamaba La Pichanga, pero ahora le he puesto Máximas y Mínimas. Quiero llegar a mil poemas. Esto está dedicado a su Santidad el Papa, “hacedor de entuertos fronterizos”. El primer poema dice: “Empezaré con un sonoro ¡Viva Chile!/ Claro que sin la menor intención de ofender a nadie”. Este es más o menos el espíritu del libro. —Muy del lado de la contradicción, ¿no? —Exactamente: me interesa la contradicción como el elemento dialéctico que es, como posibilidad poética. Les leeré algunas máximas: “La transfusión de sangre es un crimen”; “El chiste del nacimiento/ El chiste del matrimonio/ El chiste del amor/ Y el más celebrado de todos:/ El chiste de la muerte”; “Fume marihuana:/ No produce cáncer./ Y si produce cáncer/ ¿Qué más da?”; “Prosa: arte de hacerse el tonto/ Poesía: arte de inflarse como rana”. —Tiene el tono de los Artefactos. ¿Hay alguna diferencia? Recuerdo uno que decía así: “Isla Negra no es solución”... —Pero ese artefacto es apócrifo. .. Es anti-Neruda, y yo no quiero hacer nada anti-Neruda, aunque por aquí hay un pacto antinerudiano: “Si Neruda se lanza del séptimo piso/ Sígalo/ Es buen negocio”. En realidad no hay diferencias con los artefactos, pues yo recojo estas máximas y mínimas de las conversaciones. Por otro lado, los artefactos a veces son transformados por la gente. Eso pudo ocurrir con el que mencionaste... —¿Cómo elabora estos poemas? —Como te he dicho, recojo el material de donde venga, incluso acepto material ajeno... A mí me gusta este trabajo de pulir los poemas. Y no lo hago para “dar un sentido más puro a las palabras de la tribu” en el sentido de Mallarmé. Mi ideal es que los lectores los completen en los supermercados... Una especie de poesía de consumo... —Pero contra el consumo a la vez... —Claro, a la vez viene a ser del anti-consumo... Una poesía que es crítica, en la que se ven las contradicciones, con el mismo espíritu de los Artefactos, que eran los grandes consumidores del politicismo del momento... Políticos y antipolíticos... —¿Recuerda alguno? —Por cierto: “La izquierda y la derecha unidas/ Jamás serán vencidas”. Hay otros que la gente inventa y luego me los atribuye... —¿Como ese que dice: “En el calvario hay tres cruces:/ La del buen ladrón/ La del mal ladrón/ Y la tercera”? —Claro, pero ahí está modificado. El artefacto propiamente tal es el siguiente: “Los tres ladrones se llaman/ El buen ladrón/ El mal ladrón// Y el del medio”. O sea es más categórico, ¿no? Ahora bien, hay algunos textos que son estrictamente poéticos, aunque todos están teñidos por la política, que es mi sustento: “Poco serio, señor alcalde/ Todavía quedan algunas palmeras de pie/ En la avenida La Paz”... Es que acá todos los alcaldes se lanzan contra los árboles. ¿Sucede allá lo mismo? —Sí, sólo que en Lima no hay árboles... —¡Ah, bueno! Eso quiere decir que ganaron los alcaldes... A ver, aquí sale uno... Me ayudan, por favor... “En Lima ya no hay árboles:/ Ganó la Municipalidad”... ¿Qué tal? ¿No les dije que en las conversaciones salen cantidad de artefactos, máximas y mínimas? Sobre todo en los tiempos que vivimos en Chile... Basta una palabra y sale un poema... “Tú que eres tan diablito ven para acá/ ¿Hay o no hay libertad de expresión en este país?/ Hay, hay, ayyy...”; “Libertad, Igualdad, Fraternidad/ Palabras logradas en el diccionario”; “Sí, cada vez que veo en los diarios el cadáver de un joven idealista/ Rodeado de autómatas uniformados/ Se me cae la cara de vergüenza”; “Algo para leer con los ojos abiertos/ En estos días que parecen noches/ En estas noches interminables que parecen murciélagos/ Algo para leer en cuatro patas”; “Calma, poeta, calma/ Poema censurado vale por dos”... —¿Dirigido a Oscar Hahn... ? —Parece, ¿no? Como si se escribieran solos... —Dígame, Nicanor, ¿por qué sus primeros poemas mantenían a veces la rima y los versos medidos? —Es que eran mis comienzos, todavía estaba en las postrimerías del modernismo... —¿O bajo el influjo de ese poema que admira tanto, el Martín Fierro? —Ojalá... No es eso, eran simplemente los últimos influjos del modernismo. No podía salir de eso todavía y además no sabía qué iba a salir... No había llegado tal vez a la ironía, dentro de las fórmulas modernistas, dentro de una lectura más bien... Luego me pareció que eso había que romperlo completamente. Y eso es lo que se hace en la tercera parte de Poemas y antipoemas. —Y notoriamente en Versos de salón... —Claro, ahí ya es el Apocalipsis, ahí no queda nada en pie y se hace ya la burla del endecasílabo y de toda la mitología literaria. .. —¿Y cómo llegó a la concepción de los Artefactos, a ese intento por unir la oralidad pura dentro del ámbito literario? —Bueno, parece que había que ir rompiendo por etapas con la convención literaria burguesa. Primero se rompe con el modernismo, después con el surrealismo y con todos los “is-mos” que a fin de cuentas son fórmulas esteticistas, convenciones burguesas y conformistas. Paso por la poesía social, pero también convencional, formalmente convencional, siempre literatosa. En todo caso, en ese instante ya había salido un poco del conformismo estetizante. Rompí con la literatura y con las ideologías pretendidamente revolucionarias del momento. Esa es un poco la trayectoria... Así está dicho eso, en un arte poética: “Escribir efectivamente como se habla/ ¿Sí o No?/ Lo demás dejaría de ser literatura”... |
entrevista de Edgard O´Hara
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Nicanor Parra en Letras Uruguay
Publicado, originalmente, en: Diario de Poesía Nº 57 Otoño de 2001. Periódico trimestral.
Link del texto: https://www.ahira.com.ar/ejemplares/diario-de-poesia-n-57/
Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas
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