Despertar y aurora

Acerca de Jorge Guillén y Jaime Gil de Biedma

ensayo de Pablo Muñoz Covarrubias

Jaime Gil de Biedma

Jorge Guillén

La lectura de dos poetas indispensables de la Generación del 27 —Guillen v Cernuda— marcó el rumbo de la obra de Gil de Biedma. El poeta mantuvo con ellos, por medio de la crítica y de su poesía, un diálogo apasionante; afirmó, por ejemplo, que sus primeras composiciones fueron resultado del seguimiento cercano de la propuesta literaria de Guillen[1]. Por fortuna, emprendió a tiempo y con éxito la búsqueda de un tono personal.

Toda lectura crítica de Las personas del verbo tiene que realizarse recordando que no se trata de su 'obra completa"; la edición de este libro —la selección de los poemas que lo conforman— la realizó el poeta de la siguiente forma: privilegió aquellas composiciones que concordaban con su poética. El fantasma de Jorge Guillen fue expulsado; sin embargo, algunos de los temas más queridos del autor de Cántico se encuentran en Las personas del verbo. Quien lea ambas obras notará que lo que diferencia a Gil de Biedma de Guillén se halla más allá de la manera en que utilizan y aprovechan el lenguaje; los rasgos que los apartan se perciben también en el modo en que enfrentan un tema en común. Si se lleva a cabo una comparación de la forma en que encaran un asunto, es posible señalar las correspondencias y descubrir los matices. A continuación, ofrezco un par de ejemplos de las relaciones que he podido verificar.

El siguiente comentario pertenece al libro que Gil de Biedma dedicó a Cántico'.

“Más allá” es la primera de una serie de piezas sobre el despertar humano, que se turna con otra dedicada a cantar la aurora para abrir los distintos libros de Cántico (...) Ambos temas se enlazan con los del nacimiento y la infancia del hombre, con la idea de la creación y la infancia del mundo, y por contraste, con el tema de la noche y del sueño. Despertar y aurora desembocan por último, implícita o explícitamente, en el tema de la plenitud de la realidad, es decir: de la plenitud amorosa[2].

El amanecer es uno de los asuntos que con mayor maestría procura Guillen; una hipótesis que se probaría falsa lo clasificaría como poeta diurno y a Gil de Biedma, para hacer un contraste forzado, como nocturno. A pesar de que en Las personas del verbo no hay la misma frecuencia de “amaneceres’ que en Cántico —tampoco son un elemento estructurante del libro— es erróneo suponer que Gil de Biedma evitó este tema tan tradicional. El amanecer es para Guillen, así lo señala Gil de Biedma, el reencuentro con el mundo. Y así lo saben los lectores de Cántico y de Leibnitz, “el mundo está bien hecho".

Como muchas veces sucede —imposible no recordar en este instante una de sus mejores composiciones, “Contra Jaime Gil de Bied-ma”—, en “Albada” el poeta se dirige a sí mismo (uno de sus recursos más queridos consiste en olvidar la diferencia entre “tú” y “vo”); en este texto adopta una actitud pesimista (en esto se diferencia de su predecesor). Su discurso, como lo comprueban los versos finales, tiene que ver en cambio con lo molesta que es la llegada del día, hallando el reencuentro con la realidad como un acontecimiento triste: “Porque conozco el día que me espera, / y no por el placer”[3].

Al igual que Guillén, Gil de Biedma hace un repaso de las cosas que se recuperan después del sueño, de los objetos que están en el mundo de la vigilia; pero hay que notar su exposición de los hechos: las sábanas han caído al suelo; la cama está, por tanto, helada; insulta, después, a los pájaros (les dice cabrones)', de la calle le llega el sonido “de los tranvías que llevan al trabajo"[4]. Sin lugar a dudas, el elemento más importante del que da cuenta en el poema —el único que ofrece cierta esperanza de gozo— es el cuerpo del amante. El poeta se halla “Junto al cuerpo que tanto nos gustaba / la noche de ayer"[5]. El contacto de los muslos sirve para comprobar que allí está todavía su compañero y sugiere la posibilidad de repetir el encuentro erótico.

Lo que Gil de Biedma reconoce como una de las constantes de los "amaneceres" de la poesía de Guillén —la contemplación extática del cuerpo amado—, también es elemento central de su ‘Albada", pero en su poema jamás se concibe la presencia del cuerpo ajeno únicamente como “paisaje", actitud normal en Cántico. Puede hacerse una lectura conjunta de “Albada”, de Gil de Biedma, y de “Alborada", de Jorge Guillén, para precisar con exactitud la relación que guardan los “amaneceres” de estos dos poetas. Por ahora, sólo haré notar la forma en que Guillén recibe el canto de los pájaros (ya he señalado que Gil de Biedma los insulta):

Ese piar renaciente

De las ramas

Da a mi sueño envoltura

Buena, blanda ...[6]

“Albada” tiene connotaciones distintas[7]. El discurso poético de Gil de Biedma es eminentemente erótico. No resulta extraño leer un comentario como el siguiente: "Al lector no le costará mucho caer en la cuenta de que el tema erótico predomina sobre todos los demás temas (o mejor sería decir la combinación del tema del amor romántico con el tema del amor promiscuo)[8] . Pero qué decir, en cambio, de los versos de Guillén? Gil de Biedma se separa de la poesía de Cántico en tanto que la suya sí expresa los registros del amor físico. La posesión del cuerpo se prefiere a su sencilla contemplación.

Otra diferencia sustancial de ambas poéticas tiene que ver con el instante que se le asigna al amor. Gil de Biedma señala que la poesía de Guillén anula la diferencia de los tres tiempos —pasado, presente y futuro— con la finalidad de perpetuar la visión romántica: “La eternidad para Guillén —y ello podría parecer extraño, en poeta a menudo reputado de excesivamente intelectual— no es la mayor parte de las veces otra cosa que la indefinida extensión del presente[9]". Me parece arriesgado, si faltan las precisiones necesarias, hacer una división tajante y decir que Guillén es un poeta del tiempo presente y Gil de Biedma un poeta del pasado, o de la nostalgia erótica. El estudio de los poemas amorosos de Las personas de! verbo es útil para tantear el camino. Si bien la mayor parte de los poemas amorosos de Gil de Biedma son manifestaciones del recuerdo, “Canción del aniversario" es un poema que ubica los hechos como producto de un pasado compartido que tiene efectos en un presente gozoso —he allí una excepción a la regla.

Creo que una de las composiciones más representativas y hermosas de Las personas del verbo es “Peeping Ioní. Este poema es un clásico ejemplo del tipo de poesía que el barcelonés jamás pudo hallar en Cántico.. Gil de Biedma hace aquí de sus versos un espacio fundamental para la memoria; recrea hechos que, con el paso de los años, alcanzan un significado simbólico. Después de repasar las circunstancias de la reunión, medita las implicaciones profundas del acontecimiento erótico y del espía, el cual, por medio de su mirada, contribuyó a la experiencia total del instante:

Tu recuerdo, es curioso

con qué reconcentrada intensidad de símbolo,

va unido a aquella historia,

mi primera experiencia de amor correspondido[10]

Por medio de un diálogo con las cosas pretéritas, el poeta se pregunta cuál fue el destino del muchacho que lo observó, y también si éste lo recuerda todavía. En otras palabras: ¿ha sido elevado, de forma simultánea, a la calidad de símbolo del deseo? El pasado, "grito inconexo’', trae consigo preguntas incontestables, las cuales siempre han sido materia óptima para la escritura poética[11].

Pienso que el tratamiento que hace Gil de Biedma de algunos temas es producto de una lectura atenta y subversiva de Cántico (la influencia de un poeta en otro puede tener como efecto una actitud contrastante). El reconocimiento de la influencia de la poética guilleniana permitió a Gil de Biedma consolidar su estilo literario. Es posible, sin embargo, reconocer nexos que relacionan las obras de los dos creadores aun después de la consolidación de la escritura del barcelonés; los poemas ajenos a la primera etapa del Gil de Biedma sirven todavía para distinguir los puntos coincidentes desde la divergencia.

Notas:

[1] Gil de Biedma da noticia de su especial relación con la poesía de Cántico en ‘ Historia de una experiencia literaria" El poeta describe lo que significó la lectura del primer poemario de Guillén: “Resultó que Cánhco —por lo menos una gran parte de él— parecía estar escrito pensando en mi. De entrada me hizo un gran servicio, que fue instalarme en medio del mundo habitual, hacerme abrir los ojos y mirar bien alrededor" (El mundo y la poesía de Jorge Guillén, Barcelona. Seix Barral. 1960. p. 14). Para Gil de Biedma. el poeta joven que “escribe en Guillén" lo hace porque ignora que ha asimilado un estilo. Por tanto, cuando el artista percibe esta situación, que ha adoptado un modo que no le pertenece, le será posible encontrar su voz verdadera.

 

[2]  J. Gil de Biedma. El mundo..., p 42

 

[3] "Albada". Las personas del verbo. Barcelona. Seix Barral. 1982 w. 41-42.

 

[4] Ibid. v. 11.

 

[5]  Ibid. vv. 23-24.

 

[6]  "Alborada". Cántico, ed. de Francisco J. Díaz de Castro. 2a ed.. Madrid, Anaya-Mario Muchmk. 1994. vv. 13-16. Cernuda también escribe un poema que recurre al mismo tema, al momento del amanecer y del despertar, pero en su caso lo que se extraña, como si fuera un amante, es la juventud: ‘Al despertar de un sueño, buscas / Tu juventud como si fuera el cuerpo / Del camarada que durmiese / A tu lado y que al alba no encuentras" (“La sombra”. La realidad y el deseo. 5-' ed.. México. FCE. 1995, vv. 1-4).

 

[7] Gil de Biedma escribió un ensayo donde manifiesta la clave primordial para comprender la fuente literaria del poema en cuestión: "‘Albada’ (...) intenta la puesta al día de otro estereotipo de la lírica europea medieval, la separación de los amantes, tal como se da en los trovadores. Un alba muy famosa de Giraut de Bornelh sirvió de modelo" (“La imitación como mediación, o de mi Edad Media”, en El pie de la letra. Ensayos 1955-1979. 2* ed.. Barcelona. Crítica. 1994. p. 278). Otro dato importante que ofrece este ensayo es la explicación de que las dos voces que participan en el texto pertenecen al poeta: comenta que en su poema subvierte las concepciones tradicionales del tema y que hace las adecuaciones justas para expresar aquello que es estrictamente de su interés.

 

[8] Juan Ferraté. “A favor de Jaime Gil de Biedma". en Jaime Gil de Biedma. Cartas y artículos. Barcelona. Quaderns Crema. 1974. p. 220.

 

[9]  J. Gil de Biedma. El mundo.... p. 66.

 

[10]  Peeping Torri. en Las personas..., vv. 9-12.

[11] Acerca de este poema. Pedro Aullón anota lo siguiente: “Gil de Biedma ha construido en 'Peeping Torrí un excelente y original poema centrado en los ojos, como rememoración de un instante que forma parte esencial de una historia que pervive en el recuerdo" {La obra poética de Gil de Biedma Las ideaciones de la tópica y del sujeto. Madrid. Verbum. 1991. p. 52). También Dolores Cuenca ha notado la importancia de la memoria en “Peeping Tom~: “El pasado y el recuerdo se fabrica y se interpreta por medio de la poesía e incluso lo irreal e inexistente tomará cuerpo mediante la escritura" (“El poeta es un fingidor o el sujeto poético en la poesia de Jaime Gil de Biedma". en Actas del Congreso Jaime Gil de Biedma y su Generación poética, t. 2: En el nombre de Jaime Gil de Biedma. ed. Túa Blesa. Alfredo Saldaña y María Pilar Celma. Gobierno de Aragón. Zaragoza. 1996. p. 283).

 

Ensayo de Pablo Muñoz Covarrubias (México)
Publicado, originalmente, en Periódico de poesía (Nueva época) / No. 10 primavera 2005

Periódico de Poesía es una publicación mensual editada por la Universidad Nacional Autónoma de México

Link del No. 10 (Nueva época) primavera 2005: http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/2809

 

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