Entrevista con Susana Cabrera alrededor de Las esclavas del rincón[1]

"Dar a conocer ese dolor humano que pertenece a mi país"

entrevista de Rocío Munguía Aguilar[2]

Université de Strasbourg

El 2 de julio de 1821, Celedonia Wich de Salvañach muere a mano de dos de sus esclavas en su domicilio ubicado en la actual ciudad vieja de Montevideo, capital del Uruguay. Inspirada en estos hechos, asentados en los archivos del juicio y en crónicas de la época, la segunda novela de Susana Cabrera propone de manera inédita una revisión de estos acontecimientos, dándole la palabra, a través de un dispositivo híbrido y polifónico, a aquellas que la historia silenció.

El tema de la esclavitud en la novela latinoamericana contemporánea, y en particular en la uruguaya, es sumamente inusual, por no decir casi inexistente. ¿De dónde le llega la idea de abordar esta historia?

Una casualidad. Yo, leyendo un día el diario, encontré un artículo, muy breve, en donde decía que se cumplían años del famoso asesinato de Celedonia Wich, la esposa de un hombre muy importante, un español, y que había muerto cuando las esclavas la arrojan del primer piso hacia el patio. En realidad, ella no muere cuando cae; eso es algo que dicen las esclavas. En realidad, ella muere antes, muere en la cocina de la casa, cuando ese día, de tanto que las había castigado, deciden espontáneamente un ataque: comienzan a clavarle cuchillos y rompen las damajuanas. Es una muerte muy trágica la que tiene, pero la muerte en cierta forma - trágica - está denunciando el maltrato y el dolor que ellas tenían. Diario. El maltrato diario. Inclusive hacerlas trabajar con grilletes puestos. Era realmente un ama muy agresiva, con muy mal carácter.

¿Cuál fue el proceso de investigación que llevó a cabo para escribir la novela?

La investigación que yo tuve es sobre todo lo que encontré en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Nacional. En la Biblioteca Nacional se consigue material sobre la esclavitud. En nuestro país la situación fue muy compleja. Creo que mal transmitida o transmitida parcialmente, diríamos. Se suavizó, sobre todo en los castigos y las muertes, que las hubo. Las muertes a los esclavos. La esclavitud significó un doloroso patrimonio que a la vez influyó sobre nosotros. En el Archivo General de la Nación hay todo un documento sobre el juicio de las esclavas, que empieza explicando cómo habían llegado, cómo había nacido Luciano, el hijo de una de ellas, quién lo había bautizado. Todos esos detalles te van haciendo un halo de realidad en esa ficción que estás creando.

¿Cómo procedió para trabajar con los archivos?

Es muy complicado porque es un español antiguo, muy complicado. Yo tengo una chica que me ayuda en esa parte desde hace veinte años, Cristina Mederos. Empezamos a trabajar cuando esto era a máquina porque no había computadoras, pero con ella fue con la que me senté -ella es maestra también- y tratamos de descifrar, que no es fácil, no es nada fácil. Conseguí todo el proceso por asesinato que les hicieron a las esclavas. Leimos la mayor parte, porque es tan difícil de traducir, muy costoso, nos llevó mucho tiempo. Llevábamos un casete y lo leíamos en voz alta, íbamos grabando y después lo pasábamos a máquina, de otra manera era imposible. En algunos casos con sólo leer algunas cosas que me interesaban, después iba directamente y escribía, lo adaptaba en la novela. Pero, en general, tuvimos que hacer ese tipo de traducción, porque es una traducción del castellano antiguo.

¿Hay partes que reprodujo literalmente?

Literalmente, sólo el juicio final, el alegato de Lucas Obes. Hice la transcripción del alegato que es tal cual como está en el archivo. Y yo quería decirte una cosa con respecto a las esclavas. Tú viste que hay una esclava que, diríamos, es una mujer preparada, que estuvo viviendo con gente que no la trató como esclava, sino como una más de la familia; que ella era una mujer que sabía pintar, sabía leer, sabía escribir y cuando la regalan, cuando la entregan como regalo a la familia de Salvañach, tuvo la sorpresa de ser castigada, torturada y menospreciada, algo a lo cual ella no estaba acostumbrada. Esa diferencia yo la quise hacer para que se vieran los distintos dolores por los cuales pueden pasar los esclavos. La opresión, el maltrato, pero también lugares donde las tratan muy bien y les dan una libertad para instruirse, para ser mejores. Quise mostrar el dolor tremendo que era para unas lo que estaban recibiendo, pero para otras, para Mariquita, no solamente era para su cuerpo sino también para su intelecto.

Es difícil muchas veces, con estos temas, no caer en esquemas ma-niqueos del bueno y el malo, cuando la realidad es más compleja que esto. ¿Cómo cree que se puede evitar caer en esta lógica y cómo solucionó usted el tema de los personajes antagónicos en su ficción?

El final fue igual para las tres. La vida fue distinta, desde el punto de vista de la ficción. Y por eso yo creo que se planteaba una comparación en cuanto a que Encarnación, por ejemplo, sufría mucho por lo que había pasado, pero Mariquita debía haber sufrido más por haber estado en otro lugar en donde la trataban tan bien, y caer en esta casa en donde la maltrataban tanto. Entonces quise poner esa diferencia entre una y otra. Quizá para que se notara el profundo dolor de cada una. Inclusive con el tema del amor que también fue muy cruel para Mariquita, la separación de aquel hombre que conoció en su época feliz, las vergüenzas que tuvo que pasar y después la separación.

Notamos que el retrato de Celedonia tiene ciertos matices. Entramos en su psicología a través de su correspondencia, pero finalmente no deja de aparecer como un personaje sombrío.

Parecería que podía haberse cambiado ese esquema cuando aparentemente se enamora de aquel hombre. Uno da la posibilidad de un pequeño escape frente a tanta crueldad. Ahí es la única chispa que yo pongo para atenuar esa crueldad de Celedonia, mediante el amor. Si bien no fueron escenas de intimidad, por lo menos reflejan una ilusión que tuvo Celedonia para humanizarla, por un tiempo. Porque es bravo cargar con ella también, como personaje. Los personajes te dominan absolutamente. No sé si tú piensas lo mismo, pero el arquitecto ha hecho de su hermana una visión distinta a la que tiene uno, hasta que se entera de lo que es capaz. Yo pensé, una mujer que es tan cruel como Celedonia, yo no conozco nada más que eso, que es tremendamente cruel, que es capaz de pegarles a las esclavas hasta que mueran, todo eso es real; que les pegaba con látigos, también real; que les ponía grilletes, también real, no me cuesta creer que diariamente, por cualquier cosa, las castigara. Ahora, esa mujer que es así, no pudo haber tenido una infancia de amor, es un tema psicológico. Esta mujer ha sufrido también en la infancia. Entonces, por qué pudo haber sufrido para que esté tan dispuesta a castigar a las esclavas; evidentemente puede ser por un padre que ella vio enamorado de una esclava y a su madre muerta. Es decir, toda esa ficción es basándose en los hechos reales. Como se dice "lo que no es verdad no necesariamente es una mentira”.

¿Cuánto tiempo le llevó escribir esta novela?

Tres o cuatro años. Pero yo corrijo mucho, ese es el problema [risas]. Borges decía lo importante es escribir no querer editar enseguida, y no se debe editar antes de los siete años de tener, en el caso de él, cuentos. Pero siempre decía eso y a mí me parece una cosa fantástica el criterio de que -y es como una enseñanza, además-, de que uno no debe escribir y enseguida entregarlo; uno tiene que meditar sobre lo que escribió, tiene que corregirlo, tiene que depurar cada vez más el lenguaje, aunque yo no soy muy respetuosa de la puntuación. Me parece que depende del silencio de la novela y del espacio de la novela, que no es en cualquier lado que yo le puedo poner un punto, o una coma, la novela tiene una respiración propia que depende del autor, y te diría más que depende del autor depende de los personajes.

¿Diría usted que tuvo una intención en particular al apropiarse de esta historia?

Creo que tuve la intención, consciente o inconsciente, de dar a conocer ese dolor humano que pertenece a mi país. La esclavitud en el mundo, en muchísimos países. Es una enseñanza implícita porque la lectura despierta compasión y despierta tristeza. Y tal vez una cosa más interesante para el lector es que diga no, esto no puede volver a pasar. Quizá uno cuando está escribiendo no está pensando en eso, pero debe estar implícito en el propio tema. Para mí el punto de partida de la lectura es suspender la incredulidad. Ese es el camino de la escritura, suspender la incredulidad para comprender. Uno no debe leer para juzgar sino para comprender.

Con Las esclavas del rincón toca un tema que no es común. ¿Esto no le causó problemas para su publicación?

No para nada, al contrario. Yo tuve mucha suerte porque cuando yo le envié a Canalda, que ese el director de mi editorial, la primera novela, la aceptó y la publicó, y cuando le mandé la segunda, Las esclavas del rincón, ahí me afiancé, porque de todas las mías es la más vendida.

¿Cuál fue la respuesta del público?

Creo que fue en la Feria del libro que hice la presentación oficial. Y creo que ahora van a hacer una nueva edición. He dado muchas charlas en escuelas. En institutos privados del interior me han invitado.

¿ Y cuál es la reacción de los chicos?

Ya están muy trabajados con la novela, entonces preguntan lo que realmente quieren preguntar. Es muy lindo el trabajo, porque aun con los niños de escuela, de sexto año, como las maestras han hablado del tema y ya los niños han leído, hacen preguntas muy inteligentes. En Montevideo y acá.

¿Qué es lo que más les interesa del libro?

La esclavitud les llama la atención. Que cómo era la esclavitud, que de dónde los traían, que cómo los traían. Yo les decía que ya la travesía era muy larga, morían muchos en el camino, sumamente larga, pasando hambre y sed y estando en las peores partes del barco, en las más incómodas, venían como ganado. Entonces ya cuando llegaban la tristeza era total: los sacaban de su cultura, de su familia, de sus aldeas, a veces separaban a los hijos de las madres. Muy complejo. El hombre es un ser, cuando quiere, muy cruel, entonces hay que tratar que no despierte eso, que la crueldad no se despierte. Para eso hay que conocerla y hay que censurarla porque si bien, yo te dije al principio, yo pienso que un libro se lee para comprender y no para juzgar, hay excepciones a la regla: estos casos que dañan tanto al ser humano, como la esclavitud, como el sometimiento o como la dictadura.

¿Diría usted entonces que hay un interés en que tomemos posición como lectores?

Yo no sé si hay... Tengo varias versiones de la lectura del libro. Por ejemplo tengo una nieta que me dijo, llegué a un punto que no pude seguir abuela porque lloraba. Es decir, esa reacción que puede causar que también es interesante para uno. Hay otra [nieta] que tengo, que es muy lectora, que la comenta conmigo y realmente, en general, la persona que lo comenta, por encima del asesinato en sí, subyace el tema de la esclavitud, es lo que interesa, el saber que hubo una época en que fuimos tan crueles. Por supuesto, comprender la situación, pero en este caso pienso que uno tiene que censurar. Hay casos en que la censura se obliga casi.

La última parte de la novela es sumamente híbrida: alterna reportes médicos, el alegato de Lucas Obes, la sentencia y el acta de ejecución, con pasajes ficticios. ¿Tuvo alguna intención en concentrar todos estos elementos al final del libro?

Quise al final darle a la novela un cejo de realidad que pudo haber perdido en algún momento. Todo lo que está firmado es verdadero.

Notas:

[1]  Esta entrevista tuvo lugar el 12 de noviembre de 2018, en el domicilio particular de la escritora en la ciudad de Tacuarembó, Uruguay. Presentamos aquí una versión reducida de la conversación que duró cerca de cuatro horas. Para facilitar y darle mayor coherencia a la lectura, hemos optado por cambiar el orden de algunos pasajes, sin que esto interfiera o altere las declaraciones de la autora. Le agradecemos a Susana Cabrera su tiempo y la autorización que nos dio para publicar esta entrevista.

 

[2] Licenciada en Letras modernas por la Universidad Nacional Autónoma de México, Mgr. en Estudios culturales por la Universidad Paul Valéry Montpellier 3 y doctoranda por la Universidad de Estrasburgo.

Homenaje a Escritora Susana Cabrera

15 sept. 2016

Palabras del Edil Maximiliano Campo en Homenaje

15 sept. 2016
Se realizó el Homenaje a la escritora y Poetisa Susana Cabrera de Menéndez

Homenaje a Susana Cabrera - Parte de las Palabras de la Escritora

16 sept. 2016
 

entrevista de Rocío Munguía Aguilar

Université de Strasbourg

 

Publicado, originalmente, en: Revista Visitas al Patio núm. 13 (2019)

Revista Visitas al Patio by Universidad de Cartagena (Colombia)

Link del texto: https://revistas.unicartagena.edu.co/index.php/visitasalpatio/article/view/2321

 

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