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Filosofía nahuatl
Tlamatinime
(Los que dan forma al rostro y al corazón del hombre)

Rafael Morales González
rafmorgon_2103@hotmail.com

Fueron los toltecas, uno de los tantos pueblos que habitaron nuestro lindo México, desde tiempos remotos. Continuaré pues diciendo que éstos, los antecesores de la cultura náhuatl, emigraron desde el norte de lo que ahora es México, tras la decadencia (en torno al año 700 d. C.) de la gran ciudad de Teotihuacán, y que establecieron un estado militar en Tula, a 64 Km. al norte de la moderna ciudad de México, en el siglo X d.C.

Años más tarde surgiría una cultura de las raíces de la civilización tolteca, la cual me atrevo a decir que era casi igual de importante que la cultura tolteca.  Dicha cultura es precisamente la náhuatl, la cual tenía una visión dual del  universo, de la divinidad y de la vida.  Flores y cantos eran su norma de vida.  La poesía, la verdad, el amor y la alegría comprendían las flores y los cantos.

Lo que actualmente sabemos de la cultura náhuatl se debe al gran esfuerzo de reconocidos investigadores, como el padre Sahagún y el historiador Miguel León Portilla.

Gracias al padre Sahagún y a sus informantes (sabios ancianos nahuas, que en el año de 1547 vivían en Tepepulpo, Tlatelolco y México)[1] sabemos que la cultura náhuatl enfatizó mucho en los aspectos de la vida humana:  la cultura, la poesía, la enseñanza de las ciencias, pero, sobre todo, en la formación de hombres y mujeres.  Para ellos no bastaba con nacer hombre o mujer, sino que se tenía que aprender a ser hombre o mujer, claro, dependiendo del género propio de cada uno. 

Para la enseñanza y el aprendizaje de los saberes propios de la cultura había lugares especiales, los “calmécatl” (donde habitaban los sacerdotes), destinados a capacitar a todos aquellos hombres que aceptaran y siguieran las doctrinas de la Toltequidad.  Por supuesto que había personas dedicadas especialmente a enseñar a los “macehuales” (los hombres) principalmente la cultura, aquella que les daba forma a su rostro y a su corazón, los tlamatinime.  Su forma de aprendizaje era  a través de la observación, la búsqueda y la investigación. Pero de los tlamatinime hablaré más adelante.

La cultura, los conocimientos, el saber eran para los nahuas las fuentes primordiales que dan al hombre la esencia humana.  Son los que hacen al hombre ser hombre y a la mujer  ser mujer.  Son los que les dan a ambos géneros la humanidad.

Para los nahuas el hombre maduro tenía un corazón firme como la piedra, un rostro sabio, es dueño de una cara, de un corazón, hábil  y comprensivo.  La mujer ya lograda, en la que se ponen los ojos… la feminidad está en su rostro.[2]

La poesía flor y canto era la auto-expresión de la vida en la tierra; era la manifestación del principio creador (Ipalnemohuani); también es la embriaguez originaria que eleva mediante la belleza sobre toda tristeza; y finalmente, también es comprendida como un vínculo florido de los corazones o don supremo de la amistad humana.

Todas las enseñanzas, todos los saberes, toda la poesía, la verdad, en su mínima expresión, puesto que nadie puede poseer toda la verdad, era tarea de los tlamatinime transmitirlos a los demás hombres y mujeres.  Los tlamatinime eran los encargados de dar forma a los rostros de hombres y mujeres, de forjarles una personalidad, de hacerlos capaces de enfrentarse a las adversidades de la vida, de dar amor a los demás, etc.  Al mismo tiempo, era su tarea cultivar los corazones de los hombres, hacerlos semejantes a los dioses, en otras palabras, divinizar los corazones humanos era parte de la tarea de los tlamatinime.

Los tlamatinime, además de enseñar cuestiones de ciencia, poesía, cultura, religión, arte, sobre todo enseñaban un estilo de vida: vivir en comunidad, vivir bien, en sociedad; siendo respetuosos de las tradiciones, de los derechos de los demás, de la naturaleza, de las flores y de los cantos, etc.

Puede decirse que los tlamatinime eran algo así como un “todólogo” ya que entre el cúmulo de sus conocimientos no faltaban el cálculo y las reflexiones puramente racionales, las observaciones astronómicas; además del planteamiento que se hacían con respecto del sentido de la vida y del más allá.

Tenían los tlamatinime varias funciones que cumplir en la comunidad.  Fungían como sacerdotes principalmente, sin dejar de lado la investigación y la educación del pueblo, dando especial énfasis a los que serían los futuros guerreros y defensores de la comunidad.  Al mismo tiempo era pues el tlamatinime, maestro (temachtiani) el “camino”, suya era la sabiduría; era poseedor de la tinta roja y negra, era el maestro de la verdad, amonestador de los demás.  Hacía también oficios de psicólogo (teixcuitiani), pues formaba a los otros un rostro y les daba los elementos para desarrollarlo. 

Era moralista (tetezcahuiani), hacía que los demás fueran cuerdos y cuidadosos.  Le gustaba examinar el mundo y todo lo que tuviera que ver con cuestiones físicas.  Y por si fuera poco, también era metafísico, pues se dedicaba a estudiar lo que nos sobrepasa, la región de los muertos, lo que no conocemos, pero que llamamos “el más allá”.

Anteriormente dije que el tlamatinime era un sabio.  Júzguese si lo era o no, a partir de los oficios ya mencionados.  He aquí lo que decían los nahuas acerca de los tlamatinime:

       1.-“El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.

       2.-Un espejo honrado, un espejo agujereado por ambos lados.

       3.-Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices.

       4.-Él mismo es escritura y sabiduría.

       5.-Es camino, guía veraz para otros.

       6.-Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios humanos.

       7.-El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) y guarda la tradición.

       8.-Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.

       9.-Maestro de la verdad, no deja de amonestar.     

      10.-Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad), los hace desarrollarla.

      11.-Les abre los oídos, los ilumina.

      12.-Es maestro de guías, les da su camino,

      13.-de él uno depende.

      14.-Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca una cara (una personalidad).

      15.-Se fija en las cosas, regula su camino, dispone y ordena.

      16.-Aplica su luz sobre el mundo.

      17.-Conoce lo (que está) sobre nosotros (y), la región de los muertos.

      18.-Es hombre serio.

      19.-Cualquiera es confortado por él, es corregido, es enseñado.

      20.-Gracias a él la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza.

      21.-Conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura.” [3]

Breve comentario de las anteriores líneas que nos ayudan a contextualizar el papel de los sabios nahuas:

Línea 1.- El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.

La palabra sabio es la forma más usual de traducir tlamatinime.   Etimológicamente dicha voz es derivada del verbo mati (él sabe), del sufijo ni, esto le da al verbo un carácter de sustantivado de “el que sabe”.  Y finalmente el prefijo tla, siendo como es, un correlato que antepuesto al sustantivo o verbo significa cosas o algo.  De esto se concluye que tla-mati-ni significa “el que sabe cosas” o “el que sabe algo”.

Línea 2.- Un espejo horadado, un espejo agujerado por ambos lados.

Aquí se alude al tlachialoni: era algo así como un cetro, con un espejo agujerado en la punta.  Dicho artefacto formaba parte de los atavíos de algunos dioses.  A través de este instrumento los dioses miraban la tierra y las cosas humanas.

Línea 3.-  Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices.

En esta línea aparece el sabio como poseedor de los códices (amoxtli), los viejos libros nahuas, de los cuales sólo muy pocos se salvaron de la destrucción que acompañó a la conquista.

Línea 4.- Él mismo es criatura y sabiduría.

Tlilli tlapalli, literalmente significa que el sabio es tinta negra y roja.  La yuxtaposición de los dos colores en toda la mitología náhuatl significaba la representación y el saber de las cosas difíciles y del más allá.

Las líneas 5, 6 y 7 son demasiado claras, que ni el mismo autor las comenta, así que pasaré a comentar las que le siguen.

Línea 8.-  Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.

La sabiduría transmitida  dicho en náhuatl: machize, es una derivada de machiztli y del sufijo e, indicador de posesión (de él es…)  De esta palabra se deriva la forma pasiva de mati (saber) que es macho (ser sabido).  Por consiguiente tenemos un sustantivo pasivo: sabiduría –sabida (o transmitida)

Línea 10.-  Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad) los hace desarrollarla.

Aquí aparecen tres sustantivos de gran riqueza. Teixtlamachtiani, teixcuitiani y teixtomani.  Tteixtlamachtiani significa  “el que enriquece o comunica algo a los rostros ajenos.  Teixcuitiani significa “a los otros una cara hace tomar”.  Y teixtomani significa “a los otros una cara hace desarrollar”.

En las líneas 11 y 12 se constata el paralelismo entre la palabra náhuatl ixtli (rostro) y  la palabra griega prosopón (cara), tanto en su significado anatómico como en un sentido metafórico de personalidad.

Línea 13.-  De él uno depende.

Aquí encuentro un problema, puesto que pareciera como si se refiere a alguien del cual se recibe algo que sustenta el propio existir, o bien, puede referirse a alguien que es la “luz que iluminara el camino de los demás”.

14.-  Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca una cara (una personalidad).

Aparece el tlamatini como moralista.  Hay también aquí un paralelismo con pensamiento moral común entre los griegos y los pueblos de la India : la necesidad de conocerse a sí mismo.

Línea 17.-  Conoce lo (que) está sobre nosotros (y), la región de los muertos.

Aquí nos encontramos con un rasgo fundamental del tlamatini (sabio) “conoce lo (que está) sobre nosotros”.  Topan, “ lo que nos sobre pasa”, y mictlan, “la región de los muertos”, es decir, “el más allá”

Línea 20.-  Gracias a él, la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza.

Aquí es visto el tlamatini como todo un humanista, pues apunta a una cierta idea de “lo humano”, como calidad moral.  Como un embrión del tipo humanista aparece aquí el tlamatini entre los nahuas.

Pero en la cultura náhuatl, no sólo existieron los tlamatinime, pues al igual que en la cultura griega, en tiempos de la Grecia clásica, cuando la filosofía que daría forma al pensamiento occidental se germinaba, tenía sus enemigos, los sofistas, así entre los nahuas, abundaban los amo qualli tlamatini, o falsos sabios. 

Estos, eran todo lo contrario de los tlamatinime, no daban un rostro a los hombres ni a las mujeres, ni tampoco cultivaban en ellos un sabio y prudente corazón, por el contrario.

Los amo qualli tlamatini o falsos sabios, hacían perder el rostro a los hombres.  Mientras que  los tlamatinime son como un espejo para los macehuales, los hombres, donde éstos se pueden ver claramente un rostro bien formado, los amo qualli tlamatini son como un espejo ahumado (teixcuitiani) que impide a los hombres contemplar claramente su rostro.

A propósito de la diferenciación entre los tlamatinime y los amo qualli tlamatinime, según el padre Sahagún, de estos últimos los nahuas decían  lo siguiente:

            1.-“El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe acerca de Dios.

            2.-Tiene sus tradiciones, las guarda.

            3.-Es vanagloria, suya es la vanidad.

            4.-Dificulta las cosas, es jactancia e inflación.

            5.-Es un río, un peñascal.

            6.-Amante de la oscuridad y el rincón,

            7.-sabio misterioso, hechicero, curandero,

            8.-ladrón público, toma las cosas.

            9.-Hechicero que hace volver el rostro,

            10.-extravía a la gente,

            11.-hace perder a los otros el rostro.

            12.-Encubre las cosas, las hace difíciles,

            13.-las mete en dificultades, las destruye,

            14.-hace perder a la gente, misteriosamente acaba con todo.[4]

Aunque el autor aquí no hizo ningún comentario al respecto yo comentaré algo que me pareció importante.

Línea 1.- “El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe acerca de Dios.

El falso sabio es sólo sabio en apariencia, pues de verdadero no puede tener nada, si nunca ha conocido la verdad.  Por eso no puede conocer a Dios, y miente cuando dice conocerlo.

Línea 2.- Tiene sus tradiciones, las guarda.

Como todos, los buenos y los malos somos susceptibles de habituarnos a hacer las cosas que nos parecen normales, y tendemos por lo tanto a acostumbrarnos a hacerlas.

Línea 3.-  Es vanagloria, suya es la vanidad.

Entre más vacío se está más se busca disfrazar y ocultar la propia vacuidad  con la jactancia y la estupidez.

4.- Dificulta las cosas, es jactancia e inflación.

Significa que el falso sabio para lo único que era bueno, era para dividir el pueblo y hacer menos fácil de realizar las tareas que la cultura demandaba.

 En las línea 6 y 7 (“Amante de la oscuridad y el rincón” “sabio misterioso, hechicero, curandero”) me parece que se puede interpretar que, quien en la oscuridad se siente feliz, nunca buscará la clara luz; al mismo tiempo manifiesta que prefiere la mentira a la verdad.

9.- Hechicero que hace volver el rostro.

Habría que ver qué rostro hacía volver, o en qué lo hacía volver; diría más bien que en qué transformaba el rostro de los hombres y mujeres el falso sabio.  Tal vez en un rostro deformado y estúpido.

11.- Hace perder a los otros el rostro.

Seguramente el falso sabio era todo un modelo de antivalores.  Con ellos confundía y perdía a los que le seguían los pasos.

Para resumir,  los amo qualli tlamatini todo lo destruían, metían a la gente en dificultades, hacían perder el rostro a los otros y misteriosamente acababan con todo.

He aquí la diferenciación que de los verdaderos y los falsos sabios hacían los mismos nahuas.  Queda claro, pues, que en la cultura náhuatl, al igual que en otras distinguidas civilizaciones, hubo un gran desarrollo humanístico, por llamarlo así, debido a su preocupación por la cultura, las ciencias, la educación, pero sobre todo, debido al gran interés por la formación de hombres y mujeres, lo que en la actualidad conocemos como formación humana.

Bueno, una vez que distinguimos entre los verdaderos y los falsos sabios nahuas, sólo queda ensalzar a los primeros sabios, los verdaderos, por su valiosa y fructífera tarea, ya que gracias a ellos su cultura es ahora reconocida en diferentes partes del mundo, y es tenida como cuna de la posible filosofía prehispánica en América.

Importante es señalar también que, la cultura náhuatl además de ser cuna de la filosofía prehispánica, es también partícipe del desarrollo humanístico y religioso en lo que ahora es nuestro pueblo mexicano.  

BIBLIOGRAFÍA

León Portilla, Miguel, La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, UNAM, México, 1993.

Códice Matritrense, citado por León Portilla en Rostro y corazón de Anáhuac, México, Asociación Nacional del Libro, A.C., 2001.

Códice Matritense de la Real Academia , ed. Facsimilar de don Fco. del Paso y Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 118 v; AP I, 8. Citado por León Portilla en Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, P. 65.

Notas:   

[1] León Portilla, Miguel, La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, UNAM, México, 1993, P. 8

[2] Códice Matritense de la Real Academia , ed. Facsimilar de don Fco. del Paso y Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 118 v; AP I, 8. Citado por León Portilla en Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, P. 65.

[3] Códice Matritense de la Real Academia , ed. Facsimilar de don Fco. del Paso y Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 118 v; AP I, 8. Citado por León Portilla en Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, P. 65.

[4] Íbidem, P. 73.

 

La vida es el don más grande que Dios te puede dar; de ti depende aprovecharlo al máximo o tirarlo a la basura, Dios nada te va a reclamar, tenlo por seguro.

por Rafael Morales González 
rafmorgon_2103@hotmail.com
 

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