Dr. Eric Mora Morales. 1983-1984 Presidente Colegio de Médicos y Cirujanos

Eric Mora siempre estuvo entre los mejores

En 1954 terminó el quinto año en el Liceo de Costa Rica y obtuvo el diploma de Bachiller en Ciencias y Letras, ocupando el primer lugar entre 154 compañeros.

Aunque su deseo era estudiar medicina, la imposibilidad de hacerlo en el país lo obligó a ingresar a la carrera de Odontología de la Universidad de Costa Rica. Tras aprobar el primer año (una de solo tres personas que obtuvieron este logro, entre un total de 43 estudiantes), en enero de 1956 viajó a México, D.F., a estudiar medicina en la Escuela Médico Militar del Ejército Mexicano, con una beca del gobierno de este país. En noviembre de 1961 fue el único estudiante extranjero de 23, en recibir el diploma y certificado de Médico Cirujano y Partero.

Su motivación para estudiar medicina fue, en aquellos tiempos, tratar de conocer las razones detrás de las enfermedades, junto a la inquietud general de todos los médicos: ayudar a la gente a curarse. Una vez dentro de la carrera, se interesó por los aspectos sociales de las dolencias, lo que se conocía en ese tiempo como “antropología médica”.

Al trabajar en el Hospital Central Militar de México prefirió la endocrinología como ciencia integral del funcionamiento del organismo, interés que le había surgido mucho antes, durante el año de odontología en Costa Rica. Allí estudiaba en la biblioteca del Hospital Calderón Guardia y el Dr. Fernando Vinocour le enseñaba casos de esta especialidad.

“Además hubo dos cosas determinantes”, dice el médico. “Una, fue ver a los pacientes con bocio y retraso mental secundario a esta enfermedad, en San Ignacio de Acosta. Y luego los problemas de los pacientes diabéticos, que

en ese tiempo no tenían ningún programa organizado para su atención y se conocía muy poco de esta enfermedad; aunque no eran tantos como son hoy, sí había bastantes personas diabéticas que atender”. También los pacientes

con bocio o hipertiroidismo le impresionaron mucho y lo empujaron hacia la especialidad. De regreso Al volver de México, graduado como médico, realizó el año de Servicio Social en la Unidad Sanitaria de San Ignacio de Acosta.

“Fue una experiencia muy bonita, porque ahí conocí exactamente los problemas del área rural y tenía maternidad. Claro, estamos hablando de 1963, en que todo era más primitivo”, recuerda Mora. Entre las patologías que vio durante ese año en Acosta, la más severa era la anemia por sangrado intestinal por anquilostomiasis. Algunas otras incluían desnutrición por carencia alimentaria, bocio, parasitosis intestinales y leishmaniasis cutánea.

“Con el personal hicimos giras de vacunación con DPT, a veces bajo esos aguaceros típicos de la zona, cruzando ríos y montañas, a lomo de caballos que conocían por instinto los caminos, y algunas veces guiados por el mismo Jefe Político”, comenta.

Pero no permanecería mucho más en el país, ya que los trámites para regresar a México a especializarse en endocrinología ya estaban en camino. Partió para continuar sus estudios, y dos o tres meses después llegaron su esposa, Lilliam y su primer hija, Patricia.

Este médico pionero en la prevención y tratamiento de la diabetes, ha dedicado su vida a la salud de la población.

El amor por la diabetes ya era muy viejo; había comenzado desde sus estudios de odontología. En el Hospital Calderón Guardia (llamado Policlínico en ese momento), donde estudiaba en la biblioteca, empezó a ver los problemas de las complicaciones crónicas de la diabetes, como amputaciones de los miembros inferiores, ceguera, insuficiencia renal e infartos del miocardio. “Me di cuenta que en este campo el país necesitaba especialistas”, afirma.

Ida y vuelta

El Dr. Mora hizo su especialidad en el Hospital de Enfermedades de la Nutrición en México. Allí también fue donde conoció la educación en diabetes como medida preventiva.

“Parte del curso de diabetes era aprender cómo educar al paciente diabético con charlas, conferencias y visitas al hogar de quienes vivían en los barrios cercanos al hospital”, explica.

Al regresar al país como especialista, en 1968, trabajó durante un año en las clínicas periféricas del Seguro Social, ya que no había plaza en los hospitales. Aunque esto último era lo que ansiaba, el Dr. Mora comenzó su trabajo en la Clínica Moreno Cañas como médico general. “Es una cosa que recuerdo ahora con gusto, pero en aquel momento era angustiante; me pusieron cuatro horas a atender la consulta de emergencia, viendo toda la patología que hoy llega a los Servicios de Urgencias de los hospitales, además de cuatro horas más de consulta de medicina general”, explica.

Rotó también por las clínicas Jiménez Núñez de Guadalupe, Clorito Picado de Tibás, Carlos Durán en Barrio Vasconia y la Central, al costado este del hospital Calderón Guardia. A finales de ese año, ganó un concurso para trabajar como endocrinólogo en el Calderón Guardia, donde su inquietud de dar charlas de educación a diabéticos encontró un amplio eco.

Sin embargo, a finales de 1969, bajo la instrucción del Gerente General de la CCSS, el Dr. Fernando Escalante Pradilla, se le solicitó trasladarse al recién construido hospital México. Allí se continuó con la instrucción a los pacientes diabéticos. “El trabajo fue muy bonito, porque esas charlas nos enseñaron la problemática en el hogar, porque el paciente llegaba acompañado de su esposo o esposa, sus hijos y sus nietos mayores”. Se programaron visitas al hogar para conocer de primera mano cómo vivían los diabéticos. Sin embargo, esto último no fue posible de mantener por mucho tiempo, debido a la escasez de recursos y al exceso de trabajo hospitalario.

En 1973 Mora regresó al Calderón Guardia a reorganizar el servicio de endocrinología, donde fungió primero como Jefe de Clínica y luego como Jefe de Servicio, puesto que ocupó hasta marzo de 2000, año en que se pensionó del sistema de salud nacional.

Profundamente entregado a su vocación, el Dr. Eric Mora ha creído a pie juntillas en la necesidad de capacitar al personal de las zonas rurales (y no le ha temblado la mano para poner dinero de su propio bolsillo), ha apoyado a varias instituciones relacionadas con la salud, como el INCIENSA, y todavía ha encontrado tiempo para las actividades del sindicato de médicos de la CCSS; un modelo a emular por las actuales y futuras generaciones.

Nombre Eric Mora Morales

Edad: 71 años

Estudios: Médico Cirujano y Partero de la Escuela Médico Militar del Ejército Mexicano; Endocrinólogo, Diabetes y Nutrición, Hospital de Enfermedades de la Nutrición en México.

Premios y reconocimientos:

Premio Nacional de Investigación, Dr. Eugenio García Carrillo, en 1969, junto con el Dr. Roger Vanegas Barrios, cardiólogo, por un trabajo sobre el estudio de las lesiones microvasculares del paciente diabético (microangipatía). Este fue el primer estudio en el país en que se comprobó el factor hereditario diabético. Medalla Hagerdon de Plata, de la Asociación Latinoamericana de Diabetes, instituida en América y el mundo por los laboratorios Novo Nordisk para diabetólogos distinguidos.

Esposa: Lylliam Rodríguez Madrigal, especialista en Psicología Clínica de la UCR.

“Su amor y apoyo permanente han sido determinantes, como esposa y como madre, haciendo de nuestra casa un verdadero hogar, trabajando incasablemente para criar y educar a las hijas y ayudarme a mí con las cosas de mi trabajo, al entender lo que estaba haciendo en el hospital, mi acción en la educación de los diabéticos, aquí y en la provincia, los viajes a congresos médicos, a los cuales siempre me acompañó”, dice el Dr. Mora.

Hijos: Patricia, la mayor, es especialista en Física, graduada de la Universidad de Costa Rica (UCR), con un posgrado en Física Médica de la Universidad de Madison, Wisconsin, Estados Unidos. Trabaja en la Escuela de Física de la UCR y es la primera persona en el país graduada como Física Médica y especialista en Radioprotección. Ingrid, la segunda, publicista de la UCR, con Licenciatura y Maestría. La menor, es Ivannia, periodista graduada de la UCR, quien murió asesinada el 23 de diciembre de 2003.

Lo general

En persona

“En medicina a veces se trata de echarle la culpa al paciente. La verdad es que el enfermo no tiene la culpa de ignorar los cuidados que debe tener con sus salud”.

12 Medicina Vida y Salud / Julio 2006

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