Reír o no reír
Sara Montalván Arteta

Reír por supuesto, siempre será mejor reír. Pero tal vez, la pregunta clave sea ¿vale la pena ver el mundo con buen humor? [1]

Si la respuesta a esta interrogante es afirmativa, la literatura infantil puede y debe hacer mucho para que nuestros niños lo logren. Su misión, entre otras, será iluminar el camino de nuestros niños en el mundo del humor, dándoles un soplo de alegría a sus vidas.

Y a ver el mundo de manera humorística mediante la literatura se aprende de la manera mas obvia: leyendo por placer.

¿Pero, es esto necesario? ¿No son los niños felices y alegres por naturaleza? ¿No es la infancia la edad de esos años maravillosos?

 La infancia, como nos dice la Doctora Sylvia Puentes de Oyenard,[2] esa edad de oro plena de paz, inocencia y alegría no es más que un mito, una metáfora inventada por los adultos que ven al infante como un ser feliz, porque carece de responsabilidades, pero olvidan que ese mismo niño está sometido en forma constante, a la disciplina, deseo y conveniencia de los mayores.

Roald Dahl nos dice al respecto que si quieres “recordar cómo es vivir en el mundo de los niños, tienes que poner las manos y las rodillas en el suelo y vivir así por una semana.¿Que encontrarás al ver hacia arriba? Gigantes a tu alrededor quienes estarán diciéndote todo el tiempo qué hacer y qué no hacer” [3]

Entonces, la misión de la literatura infantil será convertir el sufrimiento  de los niños, en pompas de jabón, sus miedos en un mundo lleno de  soles, su corazón ansioso en un bosque de luciérnagas, será pintar sus sombras con los colores del arco iris con amor y con humor.

Solo al género humano le es dada la posibilidad del humor, la vivencia de lo cómico. El hombre es el único ser vivo que ríe; su inteligencia y su condición le dan la posibilidad de ver el mundo desde la comicidad. Reír y hacer reír,, reírse

de uno mismo, llorar de risa, ver el lado cómico de la situación, son expresiones que ilustran la noción del humor y de lo cómico como una manera de concebir la realidad, como una forma de construir el mundo.[4] Y éste es el camino que invitamos a transitar porque estamos convencidos que la risa puede vencer hasta la desesperanza, y  para producirla y transmitirla mediante la palabra se requiere de buen humor.

Entendemos como buen humor  (con referencia a las personas y a lo que dicen, escriben, dibujan, etc.) a la cualidad consistente en descubrir o mostrar lo que hay de cómico o ridículo en las cosas o en las personas con o sin malevolencia.[5] El humor es pues, siguiendo esta definición una actitud en acción que posee una sola dirección- la positiva-y una finalidad cómica.

Con la risa sana, es decir con la risa sincera y abierta, podemos eliminar bloqueos emocionales, físicos, mentales, sanar nuestra infancia, como proceso de crecimiento personal. Podemos crear un espacio para estar con uno mismo, vivir el aquí y el ahora, estar en el presente (ya que cuando reímos es imposible pensar) nos ayuda a descubrir nuestros dones, abrimos horizontes, vencemos nuestros miedos, llenamos de luz, de fuerza, de ilusión, de sentido de humor, de gozo y aprendemos a vivir  una vida positiva, intensa, sincera y total.

La risa es una de las actividades más propiamente humanas. Es uno de los sentidos fundamentales que hay que ejercitar todos los días. Nos caracteriza diferenciándonos definitivamente  de los animales. Esto hace que algunos autores vean  en la risa la marca del espíritu, de la espiritualidad humana. 

En cuanto a los temas que se pueden abordar en la literatura infantil cargados de buen humor consideramos que no existen limitaciones. El  humor es buen compañero de relatos de aventuras, el policial, el misterio, del cuento fantástico, con humor hasta podemos enfrentar el mal. Situaciones dramáticas pueden abordarse desde su perspectiva. La experta en Literatura Infantil , Dinorah Polakof de Zaidensztat[6] nos dice que el humor es utilizado en el cuento infantil como catalizador, como una táctica que permite dar vuelta una situación, distinguir en ella los elementos que eviten que se tome a lo trágico” y

pone como ejemplo el libro “Pedrito el greñoso” de Heinrich Hoffmann donde  se demuestra la ambigüedad de lo cómico ya que todos los episodios son dramáticos en sí mismos, pero tal es la exageración y tanto el humor que el joven lector, comprende de inmediato que se trata de un chiste.

En la lectura humorística, cada lector se vuelve actor, puesto que  bastará una  sonrisa  para entrar en complicidad con las fantasías del relato, desentrañando el sentido del mensaje, que será único, personal e intransferible[7]

Para  Graciela Gallelli, el humor aparece en la literatura a posteriori de las obras clásicas como una creación que se distancia de los textos oficiales y ortodoxos.[8] Así nació en la Grecia clásica, la parodia junto a la comedia y fueron muy populares los relatos pícaros. A partir de allí el largo camino que la actitud humorística ha recorrido  ha pasado desde parodiar epopeyas y personajes, ironizar sobre diversas situaciones en la antigüedad; poner de manifiesto actitudes erradas, moralizar y educar, manifestar el ingenio y agudeza verbal, exaltar el goce epicúreo de la vida en la edad media; resaltar lo ameno o lo amargo de la vida, mostrar la vida del pícaro, exaltar el vivir docto, mostrar el valor curativo y terapéutico del humor (Rabelais: Pantagruel) en el renacimiento; mostrar aspectos desde la mirada del gracioso (Cervantes: Quijote) jugar con el lenguaje (Shakespeare), en el período barroco; parodiar  e ironizar situaciones y personajes (Molière, Voltaire, Moratín) en el siglo XVIII; mostrar situaciones desde un humor amargo o irónico, contar la autobiografía con humor (Mark Twain, s. XIX), exagerar, ironizar  situaciones y personajes, jugar con el lenguaje, mostrar situaciones cotidianas, en el siglo XX.

El sentido del humor, es un valor en alza, el espacio que ese humor ocupa en la literatura infantil es cada vez mayor; desde el nonsense de Alicia hasta las trasgresiones de Roal Dahl (autor que para muchos niños es sinónimo de  lectura  ya que el mismo escritor era un apasionado por convertir a los niños en lectores y consideraba que para eso “los libros no deben ser aburridos, deben ser graciosos, excitantes, maravillosos… libros que los enganchen en la lectura ofreciéndoles la clase de historias que ellos realmente quieren leer[9]

-o las poesías disparatadas de Maria Elena Walsh, en los que el texto es un deleite fónico y semántico, cosquilla y risa al mismo tiempo[10]; para los escritores peruanos Javier Arévalo y Gustavo Rodríguez[11] si un libro puede llegar a tener el mismo significado que el  “recreo”, sinónimo de libertad y diversión para cualquier chico en edad escolar, y  ocupar un lugar en cada casa así como existen el televisor, el nintendo o la pelota,  entonces nacerán nuevos lectores. El encuentro del niño y la sonrisa está cada vez más presente y es que no en vano se conoce desde hace siglos la importancia de la risa y el sentido del humor.

 Hace más de cuatro mil años en el antiguo imperio chino, había unos templos donde las personas se reunían para reír con la  finalidad de equilibrar la salud. En la India también se encuentran templos sagrados donde se puede practicar la risa. En las culturas ancestrales de tipo tribal, existía la figura del “doctor payaso” o “payaso sagrado”, un hechicero vestido y maquillado que ejecutaba el poder terapéutico de la risa para curar a los guerreros enfermos. Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, algo que ha sido científicamente demostrado al descubrir que el cortex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír.  Reírse incrementa la autoestima y la confianza en  personas deprimidas, supone un refuerzo inmunológico, corta los pensamientos negativos, elimina el miedo  y ayuda a minimizar los problemas, reír antes de acostarse fatiga el cuerpo y combate el insomnio.

Víctor Hugo decía que la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.  En los últimos años se  ha avanzado mucho en la aplicación de la risa como terapia.

Pensamos de otro lado que la risa es el camino mas corto entre dos personas, y eso es lo que deseamos cada vez que entregamos un libro de cuentos o de poesías a un niño, llegar a él, acercarnos a él, que haga suya la historia y que entre en complicidad para siempre con la lectura, porque le gusta, porque le divierte, porque le entretiene. Porque le entregamos libros o le contamos cuentos  orientados a promover la risa mediante recursos lingüísticos que alteran o quiebran el orden natural de los hechos o sucesos, o deforman los rasgos de los personajes, porque jugamos con el lenguaje para producir lo cómico para ironizar, para exagerar, para parodiar, para producir equívocos, malentendidos, repeticiones. Pero ese material de humor que le entregamos a nuestros niños, debe permitir a su vez una mirada amplia de todo su  universo, no nos podemos centrar en un personaje o en un solo género, por mas que nos fascine a nosotros, la variedad debe garantizar el cotejo que permita a los niños elegir propuestas y formarse como lectores comprensivo-críticos.

Por todo lo expuesto, no nos cabe duda que si vale la pena mirar al mundo con buen humor. Podemos aseverar que reír y hacer reír mediante la literatura es una propuesta saludable, no hacerlo es nocivo tanto para nuestra salud corporal como para la emocional. Contar cuentos a nuestros niños acerca del hombre y del mundo que lo rodea jugando con el lenguaje, exagerando situaciones y personajes, hará que formemos lectores que aprenderán con placer, lectores que verán el mundo con humor, es decir aprenderán a ver la vida de un modo positivo.

Estaremos así, como padres, abuelos, maestros, escritores, ilustradores, cuentacuentos, titiriteros o desde el lugar que nos toque desempeñar en sus vidas, garantizándoles dos derechos consagrados por la Convención sobre los derechos de las niñas, niños y adolescentes, derechos que han inspirado este magnifico Congreso de Literatura Infantil. Estaremos garantizando su derecho a leer y su derecho a la diversión.

Bibliografía

[1] Roberto Faggiari “El humor en el cine y en la escuela”.  Boletín ADEP Nº14 Año 5to.Buenos Aires 2007

[2] Puentes de Oyenard, Sylvia.-El niño y su mundo en El niño y la poesía. Pág.8 Montevideo, 1997, A.U.L.I.

[3] Roald Dahl.- Biography. The oficial Roald Dahl website.

[4] Norma Salles- “ El humor en la escuela es una propuesta seria”. Boletín ADEP Nº 14 Buenos  Aires 2007

[5] Ibid.- Op cit.

[6] Polakof de Zaidensztat,Dinorah.-“La importancia del humor en la Literatura Infantil” Boletín AULI 32. Pág.18 Montevideo,1998

[7] Puentes de Oyenard, Sylvia.-“El humor, un nuevo protagonista”  en El cuento mensaje universal. Pág. 44 Montevideo 1994.

[8] Graciella Gallelli.- “La Literatura de Humor a través de la historia.”  Boletín ADEP Nº 14 Buenos Aires 2007

[9] Roald Dahl.- op.cit

[10] Sibbald, K.M..-“Las traducciones espirituales de Maria Elena Walsh”. Boletín A.U.L.I  29 y 30,  pág.72, Montevideo 1994

[11] Diario El Comercio-“Escritores peruanos impulsarán lectura de libros en los colegios”. Lima, 19 de marzo de 2007, Pág.  A11.

Por Sara Montalván Arteta

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