1985
Rolando Merayo

El muerto está allí:
   Señalándote con los ojos tu lugar. 
 ¿Quién soy sino la suma de otra huida en el jardín?
  ¿Dónde la mano exhumada para el poeta?
   ¿Dónde el amor para asuntar un cigarrillo?
Herido de huérfanos avanzo en el cenit.
La sombra de un jazmín con tedio me detiene.
La deidad me cura con los brazos estrechados al río del instante.
Prendo una melancolía y el viento ocre la hunde en un cause.
Avanzo sucio de sol y el día es otro que tuve enjaulado en la infancia.
   Un recuerdo.         Una soleada luna de marzo tiende cuarenta martines en mí. 
Un afectivo tumulto es la cúspide de un teatro que justo ahora recuerdo.
Un dedo sin fe señala al poema y el dolor forma un pájaro erguido de luz.
Poco a poco un corcel baja desde el fuego y cabalgo hacía una mujer que se borra.
Desaparece. 
El muerto está allí.

Rolando Merayo 
Miércoles 10 de septiembre de 2008

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