El arte y la política en la reflexión de Juan Marinello
Eriber Mengana Legra
[21]
emengana@fcs.cug.co.cu

Resumen:

Comprender la relación del arte y política desde  la reflexión  marinelliana y  su vinculación  a la realidad cubana tiene gran valor teórico al proporcionarnos  conocimientos fundamentados, para entender dichos fenómenos. La política y el arte están asociados   en la dinamicidad de los procesos sociales tomando cuerpo en el hombre, sensible a los latidos de la realidad que palpita en su tiempo. De ahí que la política verdaderamente humana no resulte un aditamento más del devenir, sino un modo en que la propia cultura humana se expresa en términos de acción real en bien del progreso del propio hombre y la sociedad.

 

Tema: El arte y la política en la reflexión de Juan Marinello

 

Juan Marinello Vidaurreta (1898-1976) .Reconocido esteta y revolucionario cubano, como representante de la cultura y del Estado cubano, dedicó gran parte de su vida al desarrollo del arte vinculado a los movimientos sociales de la primera mitad del siglo XX cubano. Su  pensamiento político encaminado al triunfo de la Revolución Cubana y el desarrollo del arte nacional al servicio del pueblo.

 

En Americanismo y cubanismo literario, en relato de cañaveral, de Luís Felipe Rodríguez. Refiere Marinello: “Pedir al escritor nuestra resonancia fiel a la huida americana, lealtad a la pugna dolorosa de sentirse cuerpo extraño en la carne propia, es pedirle honda preocupación política”.

 

Hay mediaciones esenciales en Marinello, que conceptualizan y conceben la política como determinación cultural, al servicio de la cultura nacional o regional. Mediaciones que deduce de su propia concepción, de la “total identificación entre el escritor y el hombre” [1] porque como en Martí: “lo romántico se enriquece, se supera […] por el choque con la realidad[2] y el mejor antídoto contra el abstraccionismo es un arte de profundo carácter nacional.”[3]

 

Expresa que en la actividad humana, imbuida por motivos nobles, despierta sensibilidad y comportamientos políticos, como el de Martí: “Lo sorprendente, lo impar de su caso está en que la queja del artista, sensible de la piel a la entraña, y el entusiasmo del líder, erguido hasta el fanatismo, se marinan y asocian a lo largo de toda su existencia; a veces en el mismo cuerpo de un escrito”.[4]

 

Al identificar al creador con el hombre, comprende las transiciones dialécticas que median la relación estética y ética, y sus mediaciones políticas. La cultura sintetiza, compendia e integra en sí la condición humana, dirigida a la realidad social en su naturaleza contradictoria, lo que de por sí deviene política, al saberse y sentirse el hombre al mismo tiempo sujeto activo del movimiento social.

 

Es como si arte y política, en la dinamicidad del proceso social tomaran cuerpo en el hombre, sensible a los latidos de la realidad. De ahí que la política verdaderamente humana no resulte un aditamento más del devenir, sino un modo en que la propia cultura humana se expresa en términos de acción real en bien del progreso del propio hombre y la sociedad.

 

Marinello nos ofrece criterios con respecto a la vinculación entre arte y política, específicamente al referirse a  Mariátegui: “Hundió las manos con dolor de creación en carne angustiosa. De las palpitaciones de esa carne hizo su ritmo. […] Para Mariátegui no habrá arte nuevo sino arte actual, es decir,  revolucionario. Arte en que se traduzca adecuadamente la inquietud política y el anhelo social.[5]

 

Valora que la cultura está encauzada por  grandes ideales expresados en formas literarias, artísticas, estéticas, éticas o políticas. En Mariátegui encuentra al artista y político, soñador que inserta su búsqueda en la realidad para transformarla. Sobre él añade: “La luz vertical aparecida en el pecho del hombre dramático taladra gozosamente su representación trascendente de las cosas. Todo late en ella hacia un fin propio. En el hombre –humanidad no puede existir la tragedia. Esta nace del choque entre el anhelar y la fatalidad negadora del deseo”.[6]

 

Destaca la proyección de la razón del hombre en la lucha por lograr lo que quiere, ideales que hechos conciencia y traducidos en fe, poseen una fuerza indetenible: “tener una fe es ser parte encendida del drama del mundo. Salvarse o perderse en el mundo. Cuando la fe se ausenta la comedia llega”.[7]

 

Lo que dice Marinello sobre Mariátegui, le es aplicable a él. Una cosmovisión estética y un mensaje de validez permanente muestran su relación con el mundo.

 

Su discurso abierto, el relieve de las ideas, el tono conceptual y metafórico de su decir, la búsqueda constante del alma humana, el estilo subjetivo -no subjetivista- con que discurren sus discernimientos para atrapar la trama humana y buscar salida al drama del hombre, hacen del ensayismo marinelliano un cosmos inagotable de riqueza  aprehensiva; se trata de un discurso complejo, en pos de la subjetividad humana, una estética de excelencia para explicar su entorno, según refiere el Dr. Sc. Pupo.

 

La figura de Marinello está presente en  todo el proceso de lucha y búsqueda nacional desde la década del ´20 del siglo XX cubano. Sus dotes intelectuales excepcionales, las pone en función de la cultura cubana y la realización de la liberación. Para Marinello el artista y el político, es el hombre de carne y hueso, que siente y padece las penurias junto a su pueblo.

Como poeta, se inicia con originalidad creadora en la poesía, con su estilo nuevo e innovador. “Liberación” (1927), según Regino Boti “... unce definitivamente a Cuba a la nueva poesía, (...) haciendo del canto algo cogitativo, trémulo, espacial, sujeto al suelo por invencibles atavismos, pero con las alas potentes ansiosas de vuelo y eternidad (...) Sólo el hombre que se siente muy firme sobre sus talones puede elevar su canto hasta las más puras abstracciones... “[8]

 

Sin embargo, su excelsa sensibilidad humana, sus convicciones ideopolíticas, forjadas en el combate en que se dirimía el destino de la nación cubana, lo alejan de su poesía intimista y las abstracciones, sin que con ello renuncie a su vocación poética que impregnó toda su producción intelectual hasta el final de su vida.

 

En el  ensayo, encuentra el género literario el método, en que su alegato toma vertientes expresivas por excelencia, y de  los fundadores de la  Revista de Avance y otros destacados intelectuales, constituirá el arma de combate en el quehacer sociopolítico, crítico-literario y cultural-revolucionario de Juan Marinello. Su tesis, “que el ensayo pone y el tratado dispone”, en un creador de su naturaleza, lo conduce a elegir el primero, como medio más propicio para el despliegue de sus energías e inquietudes político- sociales y culturales, según refiere el Dr. Pupo.

 

En los marcos de la relación arte y política, vista como un todo, dimanante del hombre y transida de humanidad, discurre en otros problemas capitales como la relación e interconexión entre lo universal y lo singular propio, lo autóctono y lo foráneo, los elementos integradores de la identidad nacional, el lugar de la cultura afrocubana, el mestizaje, la relación entre el ser americano y el deber-ser, en nexo estrecho con las inquietudes cubana y americana, la conciencia de nuestro ser y los sentimientos en la proyección social, el lugar y papel del artista y su vínculo con el pueblo. Por todas partes asoma en Marinello la preocupación del hombre humanista que hace del arte, y  la política, con sentido cultural, un programa fundador, con ansias de humanidad.

 

Refiere Pupo: La política como “trama misma de la historia”, en Marinello implica, más que todo, vía de acción social humana y, por tanto, determinación y núcleo de la cultura. En esta lógica conceptual, y consecuente con su concepción de lo político, como “forzoso servicio en las banderas del hombre”[9],  se pregunta: “cuando lo político es la corriente vital, ¿puede algo quedar a sus márgenes?”[10]. Problema éste extraordinariamente controvertido y polémico, pero en el discurso de Marinello y el método con que piensa la realidad humana, aporta múltiples claves interpretativas que dan fe y cuenta de su razón, o al menos de los fundamentos lógicos que avalan su criterio. En primer lugar, no se puede olvidar su concepción de lo político, como hecho ético - cultural, como fenómeno humano, inmanente e inserto en la humanidad del hombre, como una de sus determinaciones esenciales.

 

En segundo lugar, no es posible soslayar el sentido, proyectual que impregna la ensayística de Marinello. Ese constante transcurrir-aprehendido de Martí -del ser al deber-ser, que penetra la obra de Marinello constituye un impulso, para el cual “la afirmación cumplida es menos fértil que la leal sugerencia”[11].  Perder de vista esto, es condenarse a no entender el estilo ni el mensaje de la ensayística marinelliana; es cerrar las vías de acceso a su “propia selva”, no seguir su ritmo y quedar fuera de su sintonía.

 

Lealtad y compromiso social que en la cosmovisión marinelliana implica no convertir el arte, la literatura y la cultura en general en una empresa política, codificada en un discurso propagandístico unidimensional y pobre en contenido. El concepto es otro y más profundo, porque es consecuente con la búsqueda del hombre en sus raíces humanas, cuya obra debe fundarse, como en Martí, en el mejoramiento del hombre como  traducción eficaz del clamor colectivo[12] en el camino americano..., en la búsqueda... de lo propio y el ansia de información reciente y universal[13].

 

Hay mediaciones esenciales que Marinello revela, para conceptualizar y concebir la política en su determinación ético - cultural, al servicio de la identidad nacional o regional. Mediaciones que encuentra o deduce de su propia concepción, de la total identificación entre el escritor y el hombre”[14] que, como en Martí “... lo romántico se enriquece, se supera... por el choque con la realidad[15]. Es en el obrar humano, su actividad, que imbuido por motivos nobles despierta sensibilidad y con ello comportamientos ético - políticos. Lo sorprendente, lo impar de su caso -por supuesto, se refiere a Martí- está en que la queja del artista, sensible de la piel a la entraña, y el entusiasmo del líder, erguido hasta el fanatismo, se maridan y asocian a lo largo de toda su existencia; a veces en el mismo cuerpo de un escrito.”[16]

 

La política como trama misma de la historia, implica en Marinello una vía de acción social y humana, determinación y núcleo de la cultura.

 

La unidad de arte y política, en Marinello, es cultivar lo endógeno con miraje universal y de futuro. Consciente, de la tesis martiana de que, “nada es el hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo”, Marinello exige al arte, al escritor, al hombre, oír la voz del pueblo, unirse estrechamente a la realidad y ser consecuente con la necesidad histórica, pues “nunca la realidad ofreció al artista, tan clara ocasión de grandeza[17] como la de ser hijo de su pueblo y de su tiempo. ‘Todo estará en que nuestro escritor que en Marinello y Martí es ante todo el hombre- conjugue un difícil equilibrio de espontaneidad e intención, de ímpetu y conciencia. Sin acudir al razonamiento adoctrinador (...) por vías de la legitimidad, (...) no explicando, sino evidenciando (,..) debe ofrecemos toda la vida por las veredas más específicas y sensibles. “[18] Decir y hacer que como en “Martí se mueve dentro de un entendimiento profundamente humano... que traspasa lo puramente literario y sólo puede lograrlo una transformación social que sitúe a los hombres en una verdadera y radical igualdad.”[19]

 

En toda la obra marinelliana, la relación de arte y  política está presente de formas disímiles. Es cierto que no es la intención central del ensayista entrar en disquisiciones teóricas en torno a definiciones y estructuras. Más le preocupa  su relación y condicionamiento en la praxis misma No se trata de carencia de carga teórica en el discurso, ni presencia empirista en el método, sino de un estilo, donde la imagen y el concepto actúan en acción recíproca, sustentados en el aliento de un artista de la palabra y militante de la política con raíces propias y sentido universal.

 

En Lenin, Marinello encuentra, con espíritu martiano, nuevas determinaciones en la relación del arte y la política. Las relaciones clasistas, ínsitas en la cultura misma, como expresión de su devenir en la política -mediación que Martí en su madurez ya empezó a avizorar- con Lenin encuentran su expresión sistemática y su desarrollo en los marcos de su teoría del hombre y la sociedad, con “una nueva dimensión dialéctica de la cultura”. Concepción que, sin negar los valores universales de la cultura, muestra su carácter heterogéneo de acuerdo con intereses de clases, lo que posibilita comprender en las nuevas realidades “en qué medida trabaja una expresión de cultura por mantener las viejas estructuras opresoras, o en qué grado actúa para derribarlas, dando paso a una convivencia en que la tarea intelectual se produzca sin trabas ni contradicciones, cumpliendo sus objetivos inseparables y legítimos.”[20]

 

En fin, Marinello hizo mucho y dijo más. Su concepción de la relación arte y  política, abren cauces hermenéuticos inagotables para comprender el mundo actual en su complejidad y contribuir a su transformación. Hoy más que nunca su pensamiento es vigente. Se requiere de una ecofilosofía que devenga programa educativo de acción comunicativa para la formación humana y la vida con sentido, a través de la axiología de la praxis, centrada en una eticidad concreta que asegure la comprensión humana y el enriquecimiento espiritual.

 

Bibliografía

 

1. Aguirre M. (1980): Prólogo a Juan Marinello. Estudios sociales, Ed. UNAM, México.

2. Alfonso, M. (1989): La Adjetivación en algunos ensayos de J Marinello. Universidad de La Habana, La Habana 125: 178-192, Mayo- Agosto.

3. Álvarez, I. (1979): Un escritor a la altura del combate. Recopilación de textos sobre Juan Marinello. Editorial. Casa de las América, La Habana.

4. Antuña, V. (1979): Maestro emérito a la cultura cubana. Recopilación de texto sobre Juan Marinello. Ed. Casa de las América, La Habana. 1979.

5. Armas, Emilio De (1987): Juan Marinello, critico de la poesía Martiana. Anuario del centro de estudio Martiano, No. 10, La Habana, 1987.

6. Báez L(1995): Memoria inédita. Conversación con Juan Marinello. Casa Editora Abril. Diciembre 2005.

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10…(1927): Liberación. Ornamentación de Jesús Castellanos. Ed. Mundo Latino. Madrid.

11… (1972): El Amauta José Carlos Mariátegui. Orbita de la Revista de Avance Ed. UNEAC. La Habana.

12. .. (1980): Dieciocho ensayos martianos. Ed. Política. La Habana.

Marx, C. (1975): Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844. Editorial Pueblo y Educación, La Habana.

13.…. (1976)Tesis sobre Feuerbach. Edit. Progreso, Moscú.

14. Pupo, P, R. (1998): Aprehensión martiana en Juan Marinello. Editorial Academia, La Habana.

15… (2005): El ensayo como literatura de ideas, en Juan Marinello.

16… (2006):   Marinello, la condición humana y sus mediaciones. (Ensayo).

17…. (2007): Revelación martiana, trascendencia y actualidad. (Premio ensayo).

18.… (2007): Marinello y su hermenéutica discursiva martiana: http://letras- uruguay.espaciolatino.com/aaa/pupo_pupo_rigoberto/marinello_y__su_hermeneutica.htm

19... (2004): Identidad y Subjetividad Humana en José Martí. Universidad Popular de la  Chontalpa, Tabasco, México.

20...... (2006): Filosofía y Literatura en la ensayística martiana de Marinello.2006

21.…. (2005): Premio especial de Ensayo Juan Marinello 2005. El pensamiento ético y político en la obra de Juan Marinello.

22…Sánchez V, A. (1984): Ensayos sobre arte y marxismo, Grijalbo, México.

23.… (1979): Testimonio sobre Marinello. Recopilación de textos sobre J Marinello. Editorial Casa de las Américas. La Habana.

24… (1972): Textos de estética y teoría del arte, UNAM, México, (antología).

25. Vitier, C. (1986): Martí en Marinello. Casal en Martí. Anuncio del Centro de Estudio Martiano 9/1986.

26…. (1988): Las Fuentes y el destino de la formación literaria de José Martí, según Juan Marinello, Santiago. Santiago de Cuba.

27…. (2008): Ese sol del mundo moral. Ediciones Unión. C Habana.

Notas:
 

[1] Ibidem, p 196.

[2] Ibidem, p 197.

[3] J. Marinello. Comentarios al  arte. Conversación  con nuestros pintores abstractos. Letras Cubanas, p. 56.

[4] J.  Marinello. Martí escritor americano. Imprenta nacional de Cuba, La Habana, 1962, p. 196.

[5] J  Marinello. El Amauta José Carlos Mariátegui. Obra citada, pp. 354  y 355.

[6] Ibidem.

[7] Ibidem,  pp, 351-354.

[8] Boti, R. (1979): La nueva poesía en Cuba. Recopilación de textos sobre Juan Marinello. Pról. y selec. Trinidad Pérez y Pedro Simón. Editorial Casa de las Américas, La Habana, .p. 289.

[9] Ibíd., PS 356.

[10] Ibíd., p. 355.

[11] Marinello. J. (1973): Creación y Revolución, Ediciones UNEAC, La Habana, p. 12.

[12] Marinello, J. (1962): Martí, escritor americano. Imprenta Nacional de Cuba, La Habana, p. 34.

[13] Ibid. p.69.

[14] Ibid. 196.

[15] Ibid.,p. 197.

[16] Ibid., p. 196.

[17]  Marinello, J. (1962): Martí, escritor americano. Imprenta Nacional de Cuba, La Habana, p. 304.

[18] Ibíd., p. 305.

[19] Ibíd.,p.p 328-319.

[20]  Ibíd., p. 101.

En Letras-Uruguay desde el 5 de marzo del 2012, aportado por el autor.

Ensayo de Dr. C. Eriber Mengana Legra

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Ver, además:

                       Juan Marinello en Letras Uruguay

                                                      Dr. C: Eriber Mengana en Letras Uruguay

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