"Marinello y su hermenéutica discursiva martiana", 
del Dr. Sc. Rigoberto Pupo Pupo.
Prólogo

por Dr. Perucho Mejía G.

Una preocupación fundamental del quehacer filosófico, ha sido el hecho de comprender los acontecimientos del mundo y la cultura, como también, ha sido una característica histórica inmanente interpretar la realidad a través del lenguaje. Desde aquí, es necesario inferir que el proceso hermenéutico acumulado en la tradición, es un proceso interpretativo que ha devenido objeto de discurso a través del texto.    

Ahora bien, hay interpretación porque en el ámbito del lenguaje la comprensión trasciende diversos artificios que permiten celebrar la función significadora en la esencia de la naturaleza de lo humano. Ciertamente, interpretar es un acto de preguntar, significar, captar y comprender, en el cual, se conjugan diversas operaciones subjetivas que no agotan la interpretación ni lo que en ellas acontece.

Por ende, la interpretación constituye una respuesta constante a una pregunta que ella misma proclama y en cuyo proceso, se hacen necesarias las interacciones del discurso humano en virtud de una fusión de horizontes que impulsan al individuo a elaborar la significación del mundo con un sentido más abierto. 

Y, es que en la interpretación, existe una tarea hermenéutica tanto del intérprete como del autor, y con ella se ha de expresar un juego de razones no menos libres, que en el terreno del lenguaje alcanza diversas relaciones capaces de medir la intercomunicación que en dicha relación se articula. De modo que al situarse en el espíritu de la obra, ningún intérprete se puede quedar en el propio límite del autor, ya que los bordes son el fundamento del acontecer que surge entre el contexto y la afirmación, el ser y el acontecer, el texto o lo imaginario, trascendido en un continuum de acciones, de interpretaciones y de entendimiento.    

Desde Dilthey, toda interpretación de obras escritas no es más que la formación técnica - tecton o artificio - del proceso de comprender, el cual se extiende “a la totalidad de la vida”, y se refiere a todo género de discurso y de escrito. Esto, que en términos de Schleiermacher es “la tendencia a la universalidad”, nos permite captar la importancia historicista que le corresponde a la hermenéutica cuya “superficie textual” conduce a la explicación de lo que en ella emerge y ontológicamente se funda.

Esta interpretación vital, toma atributo en las operaciones humanas como entidad pragmática, capaz de establecer una relación de pensamiento y sentido en aquello que se explica y se expone a través el mecanismo dialéctico. 

Bajo este panorama, podemos decir, entonces, que la interpretación es la razón fundamental del presente libro, en el cual, hay un acertado planteamiento cosmovisivo del doctor Pupo Pupo, en torno a la visión particular y al influjo filosófico del pensamiento marinelliano y, se podría señalar que lo aquí acontecido, nos permite encontrar la contextura y el registro sobre los cuales, Marinello atraviesa la selva martiana con vasta conciencia filosófica, gnoseológica, y con caracteres comunes.

Nuestro autor, expone en primer lugar, que la interpretación está objetivada por un discurso hermenéutico, plural, y pletórico de sensibilidad interpretativa, pues en el texto, deviene una dialéctica fundante reveladora sobre la que el mecanismo moderno puede dar cuenta del rótulo gadameriano de “heisst” al otorgarle fundamentalmente bajo este nexo lo que “significa” o quiere decir.

En el panorama de su obra, la designación hermenéutica abarca diversos grados. Con ella logra un planteamiento analógico e icónico donde la interpretación dinámica que hace de Marinello encuentra el medio de expresión ideal, convertido en un diálogo situado y expresado ampliamente en el espíritu de lo humano. Porque, tal y como lo plantea Beuchot, la analogía centra la interpretación o la comprensión más allá de la univocidad y de la equivocidad, en tanto en dicha interpretación, la subjetividad deja un espacio a la objetividad del discurso sin que por ello se pueda traicionar al autor que se interpreta. 

En segundo lugar, que la razón ensayística es insustituible del discurso, y en esta medida conjuga en estrecha unidad el conocimiento de los dinamismos sociales con las ciencias de lo humano. Entonces, en el desarrollo del saber, el ensayo es un imperativo de reflexión que eleva nuestra condición humana por encima del conocimiento.

Y, en tercer lugar, hay una lectura interpretativa martiana en Marinello, y en ella misma el doctor Pupo Pupo, analiza el fenómeno de la significación con un acercamiento argumentativo de profundos despliegues, logrando revelar en el enfoque del discurso la explicación de los enunciados que le son subyacentes.

En Marinello, sin duda, la hermenéutica discurre en el propio estadio filosófico martiano pero centrado en su aprehensión con un planteamiento ensayístico expresivo, que establece mediante su condición reveladora, el compromiso con el hombre y la cultura, vocación que en él es ya una característica de orden trascendente.  

Hay, igualmente en este libro, un diálogo humanista complejo pero rico en aprehensiones varias: filosofía, ética, política, estética, historia, arte y literatura, desde las cuales, el sentir hermenéutico del autor acontece creativamente en la interpretación, en tanto su propio mecanismo nos va llevando hacia captaciones y significaciones continuas.

Y, aunque el autor nos deja ver que la impostura gnoseológica moderna resulta ineficaz y llena de objetivismo, nos invita con su conciencia crítica a abordar el universo metafórico con un elaborado discurso que brota hacia el despegue de lo subjetivo con altas dosis de poesía, creación y re - creación.

Ahora bien, el rigor intelectual es una constante en él. Con este rigor, despliega una amplia perspectiva de acciones haciendo circular una práctica epistemológica pluralista como hilo conductor de sus propias reflexiones. Partiendo de este principio, el autor hace gala de aprehensiones hermenéuticas varias y, su prolija visión, se expresa en el resultado que atribuye a toda la articulación conceptual y esencial en la que radica el alma de esta ejemplar y significativa obra.

Sin duda, la “gran obra”, entonces, tal y como él mismo lo plantea, “no se cualifica por la dimensión cuantitativa de conocimientos e información, sino ante todo por lo que dice y suscita para el presente y la posteridad”. Por ello, en su actividad cogitativa, cualifica la esencia del mundo y la del lenguaje expresada en una mediación objetivo/subjetiva y la tiñe de cualidades literarias con un discurso de riqueza filosófica con el cual logra alcanzar el diálogo y la conexión en el discurrir de toda la obra.

Ante dicha obra, según Garagalza, el hombre comparece así como un animal  hermenéutico, simbólico y lingüístico que vive sin estar adaptado a un entorno  fijo pero sí con la biología más reciente, a través de la cual revela el sentido que anima sus más diversas interpretaciones.     

Así pues, en este libro, el suceso supremo es la interpretación y podemos asegurar que ella, adquiere su propio carácter ontológico en la medida en que proporciona una referencia cosmovisiva para interpretar el mundo.

Ahora bien, en el juego de la interpretación, el lenguaje es capaz de llevarnos a la hendidura de la imaginación, posibilitando el significado que divide el abismo del laberinto de la configuración de lo humano con los repliegues y la dinámica de la realidad. 

Finalmente, quiero expresar mi agradecimiento al doctor Pupo Pupo por permitirme escribir el prólogo de esta obra que aspira a trazar cuestiones relativas en favor de presupuestos e implicaciones exegéticas, reflexivas y abiertas, convocadas en nombre de la comprensión del sentido en torno a la textura filosófica marinelliana y martiana. 

Dr. Perucho Mejía García.
Filósofo, hermeneuta y semiólogo.
Universidad de Cali, Colombia

"Marinello y su hermenéutica discursiva martiana", 
del Dr. Sc. Rigoberto Pupo Pupo.

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