El efecto jazz en el subibaja de las economías casino |
Introducción
Ante todo es mi intención
expresar que éste es un simple trabajo que muestra una óptica de los
sucesos a nivel económico que están castigando al mundo hoy. No pretendo
en él esgrimir una política determinada a seguir, sino simplemente un
pequeño análisis para poder adentrarnos en el entendimiento de una
crisis que se ve cada día más cercana. Solicito anticipadamente ser
dispensado por la extensión de la misma. Los
antecedentes de la crisis actual
“La trampa del crédito“.
Esta fue un fenómeno por el
cual se incentivó a las personas a anticipar el consumo mediante el
endeudamiento. En un primer momento el nivel de consumo se incrementa
(porque las personas gastan el equivalente a lo que ganan, más el
equivalente a lo que se endeudan), y en un segundo momento su consumo baja
porque los endeudados deben restringir sus gastos regulares, para generar
un ahorro que les permita pagar lo que deben, más los intereses
incorporados, que en el caso de créditos a largo plazo, pueden llegar a
duplicar el valor de lo adquirido. Eso por una parte genera una
transferencia de ingresos desde la economía productiva hacia la banca, y
por otra parte genera ciclos de sucesivas expansiones y contracciones en
la economía. Porque si bien cuando se expande el crédito, el mayor
consumo genera un crecimiento de la economía real, y entonces la gente
aumenta sus ingresos y se posiciona mejor para afrontar sus gastos y sus
deudas, este ritmo de crecimiento real siempre es menor a la expansión
del crédito, y se generan las famosas “burbujas”, que
indefectiblemente estallan. También debe hacerse mención
al nivel de endeudamiento que ya entonces tenía la sociedad de EEUU, y
mencionar que en algún momento eso iba a estallar. Todo indicaba que ese
momento se aproximaba. No es nada fácil estimar los tiempos de estas
cosas; cuando en 1998 se anticipaba la caída de la convertibilidad en
Argentina, podíamos realizar el análisis sobre una economía mucho más
pequeña, más simple, y acotada a un solo país. La economía de EEUU en
cambio, además de ser enormemente mayor y más compleja, ha tenido la
posibilidad de “exportar” sus problemas, y habría que disponer de una
cantidad descomunal de información a nivel mundial, para poder efectuar
pronósticos más precisos. Pero no cabían dudas de que la tendencia era
hacia una crisis cada vez más profunda. Antes de referirnos al
detonante de la crisis actual, hay que entender como funciona la sociedad
en EEUU con respecto al crédito, el consumo y la inversión especulativa.
En ese país existe una cultura muy arraigada con respecto a endeudarse
para trepar en el escalafón social (medido por el consumo). Y en aquellos
que tienen capacidad de ahorro, existe una cultura muy difundida de
invertir en acciones, fondos de inversión, y toda una serie de complejos
instrumentos financieros, que aquí para el común de la gente ni se
entiende de que se trata. En EEUU la mayor parte de la población se
endeuda para comprar artefactos del hogar, autos y casas; y cuando los
termina de pagar vuelve a endeudarse para renovarlos. Los estudiantes
universitarios se endeudan para pagar sus estudios y luego van pagando sus
créditos cuando se reciben. Es una sociedad endeudada, al punto tal que
en la actualidad, el nivel de endeudamiento medio de los hogares
representa el 120 % de sus ingresos anuales; o sea que en promedio, si los
ciudadanos estadounidenses pudieran estar un año sin gastar un dólar, ni
siquiera para comer, de todos modos deberían trabajar todo ese año y
unos meses más para pagar lo que deben. Y el 75% de ese endeudamiento
corresponde a deudas hipotecarias, detonante de la actual crisis. Pero ese
nivel de endeudamiento de los ciudadanos de EEUU, no es solamente interno
(entre ellos), sino que se viene financiando también con el enorme déficit
que tiene ese país tanto en la balanza comercial, como en su balanza de
pagos, ya que es el gobierno más endeudado del planeta. Entre China y Japón
acumulan títulos de la deuda de EEUU por valor de casi 2 billones de dólares,
debido a su superávit comercial con ese país. Dentro de ese contexto de una
sociedad acostumbrada a endeudarse crecientemente, por una parte, y a
generar burbujas de inversión por otra, es que comienza a gestarse la
burbuja inmobiliaria entre el 2002 y el 2005. En esos tiempos la Reserva
Federal había bajado las tasas para activar la economía, luego del
impacto recesivo que generaron los temores a partir de los atentados del
11/09. Los bancos entonces podían endeudarse al 2 % anual, y prestaban al
8 % anual a quienes querían comprar o construir una casa. Era un gran
negocio financiero por sí mismo, pero la voracidad de la banca no se
conformaba con eso; para captar más y más clientes que sacaran su crédito
hipotecario, relajaron las regulaciones y los controles y otorgaron créditos
a personas de menor solvencia (hipotecas “subprime”), y fue el auge
del negocio inmobiliario, que hizo subir y subir el precio de las
propiedades. Pero a su vez, para poder prestar a cada vez más clientes,
los bancos necesitaban captar fondos en el mercado, y entonces fue cuando
comenzaron a ofrecer en garantía las mismas hipotecas que tenían en
cartera de sus clientes. Hicieron eso una y otra vez, y las hipotecas
pasaron a ser el soporte de toda una compleja trama de instrumentos
financieros de los que llegaron a participar también bancos europeos. Millones de ahorristas, a través
de bancos, fondos de inversión, y empresas que cotizan en bolsa,
financiaron el crecimiento de la burbuja, la mayoría de las veces sin
saber cual era la garantía final de su inversión. Todo esto con la
anuencia de las prestigiosas calificadoras de riesgo que tanto se han
ocupado de descalificar a las economías emergentes, y nunca previnieron a
los ahorristas sobre el riesgo de estos irracionales instrumentos de crédito
del primer mundo. Y todo fue un negocio próspero mientras las propiedades
subían de valor y la rueda del endeudamiento y el pago de las cuotas seguía
funcionando. Pero como toda burbuja un día estalló. La Reserva Federal comenzó a
aumentar las tasas hasta superar el 5 % para contener la inflación, y
entonces los bancos también aumentaron las tasas de los créditos
hipotecarios ya otorgados (que son a tasa variable). Mientras tanto muchos
propietarios que no eran demasiado solventes, ya habían empezado a entrar
en mora; pero al aumentar las tasas la mora se multiplicó y ya en el 2006
hubo 1.200.000 ejecuciones hipotecarias. El valor de las propiedades, que
había llegado a niveles irracionales, comenzó a desinflarse, primero por
una lógica de valores relativos, pero ese desinfle se aceleró cuando
muchos propietarios pusieron en venta sus casas porque no podían pagar
las cuotas de su hipoteca. Esta baja en las propiedades hizo que muchos
propietarios tuvieran con el banco una deuda mucho mayor al valor de su
casa, por lo cual también la pusieron en venta, con lo cual los valores
siguieron bajando. Al día de hoy se estima que más de 5.000.000 de
familias tienen en venta su casa porque no pueden pagar la hipoteca, y hay
2.000.000 que están por perderla en una ejecución. Cuando estalló la crisis en
agosto del 2007, se estimaba que había una morosidad acumulada de más de
500.000 millones de dólares en el mercado de las hipotecas. Pero mucho
mayor era la pérdida de valor de los títulos y acciones que estaban
respaldados por las entonces bautizadas “hipotecas basura“. En otras
palabras, muchos de los bancos vinculados al negocio inmobiliario no
pudieron afrontar sus deudas porque se evaporaron sus activos, apalancados
en hipotecas incobrables y devaluadas. Y en esa compleja trama financiera,
el efecto dominó empezó a arrastrar a la quiebra a muchas entidades
relacionadas de algún modo con estos instrumentos financieros apoyados en
una frágil burbuja. Los casos más resonantes fueron Freddie Mac, Fannie
Mae, Bearns Stearns, y más recientemente Lehman Brothers y AIG, pero hubo
un centenar de entidades afectadas en USA y algunas en Europa que tuvieron
que ser apuntaladas. Y este efecto dominó ya tiene
un año, y aún no llegó a su fin. El gobierno de EEUU y la Reserva
Federal inyectan cientos de miles de millones para morigerar el terremoto,
pero nunca es suficiente, y la crisis en las hipotecas contaminó a todo
el mercado financiero y bursátil. Los inversores sacan el dinero de los
bancos y fondos de inversión por pánico y desconfianza, y con ello
debilitan aún más al sistema financiero. Los tenedores de bonos o
acciones tratan de venderlos para hacerse de efectivo, o porque prevén
una mayor depreciación de los mismos, y al hacerlo, más se deprecian. O
sea, se está pasando de la dimensión del problema hipotecario (de por sí
enorme), a la dimensión de la profecía cumplida de una corrida bancaria
y bursátil que genera quiebras en cadena. Y ese es el problema que hoy
enfrenta EEUU. La
crisis en EEUU
Haciendo un análisis sobre los
movimientos financieros de la crisis vemos que durante años, los tipos de
interés vigentes en los mercados financieros internacionales han sido
excepcionalmente bajos. Ante la reducción de sus utilidades, los
Bancos daban préstamos a un bajo interés y pagaban algo por los
depósitos de los clientes (cero si el depósito está en cuenta corriente
y, si además, cobran Comisión de Mantenimiento, pagaban "menos
algo"), pero, con todo, el Margen de Intermediación decrecía. Ante
esto los Bancos de Inversión, en EEUU, comenzaron a dar préstamos más
arriesgados, por los que podrían cobrar más intereses y de esa forma
compensar el bajo Margen aumentando el número de operaciones. En cuanto a
lo primero (créditos más arriesgados), decidieron ofrecer hipotecas a un
tipo de clientes, “Clase C” (no income (ingresos), no job (trabajo),
no assets (activos); o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo,
sin propiedades), cobrarles más intereses, porque había más riesgo,
aprovechar el boom inmobiliario que había en el mercado norteamericano.
Además, decidieron conceder créditos hipotecarios por un valor superior
al valor de las casas que compraban los “Clase C”, porque, con el
citado boom inmobiliario esa casa, en pocos meses, valdría más que la
cantidad dada en préstamo. A este tipo de hipotecas, les llamaron
"hipotecas subprime". Se llaman "hipotecas
prime" las que tienen poco riesgo de impago. Se llaman
"hipotecas subprime" las que tienen más riesgo de impago, como
la economía americana iba muy bien, el deudor hoy insolvente podría
encontrar trabajo y pagar la deuda sin problemas. Este planteamiento fue
bien durante algunos años. En esos años, los “Clase C” iban pagando
los plazos de la hipoteca y además, como les habían dado más dinero del
que valía su casa, se habían comprado un coche, hecho reformas en la
casa y ido de vacaciones con la familia. Todo ello, seguramente, a plazos,
con el dinero de más que habían cobrado y, en algún caso, con lo que
les pagaban en algún empleo que habían conseguido. Hasta aquí, todo está muy
claro y también está claro que cualquier persona con sentido común,
aunque no sea un especialista financiero, puede pensar que, si algo falla,
el default es inevitable. En cuanto a lo segundo (aumento
del número de operaciones) como los Bancos iban dando muchos préstamos
hipotecarios, se les acababa el dinero, la solución fue muy fácil,
acudir a Bancos extranjeros para que les prestasen dinero. Con ello, el
dinero que hoy por la mañana, ingresaba en la Oficina Central de
cualquier Banco X en cualquier parte del mundo, como depósito de sus
clientes, puede estar esa misma tarde en cualquier lugar de EEUU, donde
haya un Banco al que el Banco X le ha prestado dinero para que se lo
preste a un “Clase C”. Por supuesto, el “Clase C”
no sabe que el dinero le llega desde el Banco X, y el cliente de este
Banco X (en Europa, Asia o Latinoamérica), no sabe que su dinero,
depositado en una entidad seria, empieza a estar en un cierto riesgo. Además
existen las "Normas de Basilea", que exigen a los Bancos de todo
el mundo que tengan un Capital mínimo en relación con sus Activos. Simplificando
mucho, el Balance del Banco de EEUU es Dinero en Caja, Dinero que le han
prestado otros Bancos, Créditos concedidos, Capital y Reservas. Las Normas de Basilea exigen
que el Capital de ese Banco no sea inferior a un determinado porcentaje
del Activo. Entonces, si el Banco está pidiendo dinero a otros Bancos y
dando muchos créditos, el porcentaje de Capital sobre el Activo de ese
Banco baja y no cumple con las citadas Normas de Basilea. Hay que inventar algo nuevo. Y
eso nuevo se llama Titularización: el Banco de EEUU "empaqueta"
las hipotecas -prime y subprime- en paquetes que se llaman MBS (Mortgage
Backed Securities, o Obligaciones garantizadas por hipotecas). O sea,
donde antes tenía 1000 hipotecas "sueltas", dentro de la Cuenta
"Créditos concedidos", ahora tiene 10 paquetes de 100 hipotecas
cada uno, en los que hay de todo, bueno (prime) y malo (subprime). El
Banco de EEUU va y vende rápidamente esos 10 paquetes: Ese dinero que obtiene por esos
paquetes va al Activo, a la Cuenta de "Dinero en Caja", que
aumenta, disminuyendo por el mismo importe la Cuenta "Créditos
concedidos", con lo cual la proporción Capital/Créditos concedidos
mejora y el Balance del Banco cumple con las Normas de Basilea. A su vez el Banco de EEUU crea
unas entidades filiales, los conduits, que no son Sociedades, sino trusts
o fondos, y que, por ello no tienen obligación de consolidar sus Balances
con los del Banco matriz. Es decir, de repente, aparecen en el mercado dos
tipos de entidades, el Banco de EEUU, con la cara limpia el Trust
Corporation con el siguiente Balance de activo de 10 paquetes de hipotecas
Capital, igual a lo que ha pagado por esos Paquetes. Para
financiar los conduits se realiza un procedimiento mediante créditos
de otros Bancos (La bola sigue haciéndose más grande), contratando los
servicios de Bancos de Inversión que pueden vender esos MBS a Fondos de
Inversión, Sociedades de Capital Riesgo, Aseguradoras, Financieras,
Sociedades patrimoniales de una familia, etc.
Lo que pasa es que, para ser "financieramente correctos",
los conduits o MBS tenían que ser bien calificados por las agencias de
rating, que dan calificaciones en función de la solvencia. Estas
calificaciones dicen: "a esta empresa, a este Estado, a esta
organización se le puede prestar dinero sin riesgo", o "tengan
cuidado con estos otros porque se arriesga usted a que no le paguen".
Las Agencias de rating otorgaban estas calificaciones o les daban otros
nombres más sofisticados, pero que al final, dicen lo mismo. Las llamaban
Investment grade a los MBS que representaban hipotecas prime, o sea las de
menos riesgo. Mezzanine, a las intermedias y Equity a las malas de alto
riesgo, o sea a las subprime que en este armado son las protagonistas. Los Bancos de Inversión
colocaban fácilmente las mejores (investment grade), a inversores
conservadores, y a intereses bajos, otros gestores de Fondos, Sociedades
de Capital Riesgo, etc, más agresivos. pretendían obtener, a toda costa,
rentabilidades más altas, entre otras razones porque esos señores cobran
el bonus de final de año en función de la rentabilidad obtenida. El problema era ¿Cómo vender
MBS de los malos a estos últimos gestores sin que se note excesivamente
que están incurriendo en riesgos excesivos? Algunos Bancos de Inversión
lograron, de las Agencias de Rating una recalificación, ésta consiste en
un invento para subir el rating de los MBS malos, que consiste en
estructurarlos en tramos, a los que les llaman tranches, ordenando, de
mayor a menor, la probabilidad de un impago, y con el compromiso de
priorizar el pago a los menos malos. Es decir, yo compro un paquete de
MBS, en el que me dicen que los tres primeros MBS
son relativamente buenos, los tres segundos, muy regulares y los tres
terceros, francamente malos. Esto quiere decir que he estructurado el
paquete de MBS en tres tranches: el relativamente bueno, el muy regular y
el muy malo. Me comprometo a que si no paga nadie del tranche muy malo (o
como dicen si en el tramo malo incurro en default), pero cobro algo del
tranche muy regular y bastante del relativamente bueno, todo irá a pagar
las hipotecas del tranche relativamente bueno, con lo que, automáticamente,
este tranche podrá ser calificado positivamente. Para terminar de complicar la
cosa, estos MBS ordenados en tranches fueron rebautizados como CDO (Collateralized
Debt Obligations, Obligaciones de Deuda Colateralizada). No contentos con
lo anterior, los magos financieros crearon otro producto importante: los
CDS (Credit Default Swaps) en este caso, el adquirente, el que compraba
los CDO, asumía un riesgo de impago por los CDO que compraba, cobrando más
intereses. O sea, compraba el CDO y decía: "si falla, pierdo el
dinero. Si no falla, cobro más intereses. "Siguiendo con los
inventos, se creó otro instrumento, el Synthetic CDO, que daba una
rentabilidad sorprendentemente elevada. Más aún los que compraban los
Synthetic CDO podían comprarlos mediante créditos bancarios muy baratos.
El diferencial entre estos intereses muy baratos y los altos rendimientos
del Synthetic hacía extraordinariamente rentable la operación. Al llegar aquí, quiero
recordar una cosa que es posible que hayan olvidado, dada la complejidad
de las operaciones descriptas que todo está basado en que los “Clase
C” americanos pagarán sus hipotecas y que el mercado inmobiliario
norteamericano seguirá subiendo. Pero como ya anticipamos
anteriormente a principios de 2007, los precios de las viviendas
norteamericanas se desplomaron, muchos de los “Clase C”
se dieron cuenta de que estaban pagando por su casa más de lo que
ahora valía y decidieron (o no pudieron) seguir pagando sus hipotecas,
automáticamente nadie quiso comprar MBS, CDO, CDS, Synthetic CDO y los
que ya los tenían no pudieron venderlos, todo el montaje se fue hundiendo
y un día, el Director del Banco X ( en cualquier lugar de Europa , Asia o
Latinoamerica) llamó a su cliente para decirle que aquel dinero se había
esfumado, o, en el mejor de los casos, había perdido un 60 % de su valor. Pero las cosas van aun más allá,
porque nadie -ni ellos- saben la toxicidad que tienen los Bancos en los
paquetes de hipotecas que compraron, y como nadie lo sabe, los Bancos
empiezan a no fiarse unos de otros, y como no se fían, cuando necesitan
dinero y van al Mercado Interbancario, que es donde los Bancos se prestan
dinero unos a otros, o no se lo prestan o se lo prestan caro. El interés a que se prestan
dinero los Bancos en el Interbancario es el Euribor (Europe Interbank
Offered Rate,o su equivalente en EEUU, o sea, Tasa de Interés ofrecida en
el mercado interbancario, la consecuencia directa es que no se dan créditos,
no se generan hipotecas, con lo que los Fannie Mae, Freddie Mac en EEUU y
los Astroc, Renta Corporación, Colonial, etc. en Europa, empiezan a caer
y los accionistas que compraron acciones de esas empresas, ven que las
cotizaciones de esas Sociedades van cayendo vertiginosamente. Los
intereses de las hipotecas, suben, lo que hace que el que tiene su
hipoteca, empiece a sudar para pagar las cuotas mensuales. Como los Bancos
no tienen dinero venden sus participaciones en empresas, venden sus
edificios, y hacen campañas para captar mas dinero, ofreciendo mejores
condiciones. Como la gente empieza a sentirse apretada por el pago de la
hipoteca, consume menos. Lo cual es el comienzo de una recesión. La
solución irlandesa a la crisis financiera
Muy interesante es la propuesta del Gobierno Irlandés para que su sistema financiero pueda hacer frente al credit
crunch que está haciendo caer un banco tras otro cuales fichas de dominó.
Concretamente el Gobierno de la República de Irlanda ha
decidido garantizar todos los depósitos en bancos irlandeses, así cómo todas las
deudas que estos bancos tengan con terceros. La garantía se
extiende a los depósitos y deudas existentes hasta día de hoy los nuevos
depósitos y deudas que se contraigan expirando el 29 de Septiembre de
2010. La iniciativa parece brillante
y al parecer el Gobierno Irlandés ha entendido
perfectamente cual es el problema. Cómo ya anticipamos, estamos ante una crisis de confianza que se traduce en que
nadie quiere financiar a un banco por temor a que pueda ser el
siguiente en caer, está falta de confianza es la que está provocando la
rápida caída de muchas instituciones financieras, entidades que en muchos casos presentan
beneficios y no tienen malos balances, pero que la retirada de crédito en el Interbancario está
provocando que se hundan (el efecto es exactamente el mismo cómo si una
mañana todos los clientes se presentan de golpe en las oficinas del banco para retirar sus depósitos) por muy
sólido que tengas el balance la quiebra está asegurada. La iniciativa tiene la virtud
de reestablecer la confianza en las entidades financieras irlandesas. Primero
para que a los clientes de los bancos no se les pase por la cabeza retirar
el dinero, segundo porque el resto de bancos e inversores pueden estar tranquilos en tomar
bonos o deuda de estos bancos ya que saben que cuentan con la
garantía del gobierno y no temen quedarse enganchados. Pero si su principal virtud es
que permite reestablecer la confianza y que el sistema financiero vuelva a funcionar, el gran mérito
reside en que lo hace sin tener que desembolsar en el corto plazo ni un
euro de los contribuyentes y evita que entidades saneadas quiebren por el efecto pánico
o dominó que domina a los mercados financieros. En el plan Irlandés el gobierno, a diferencia de lo que sucede en
EEUU no se tiene que ir dedicando a comprar activos que los bancos quieran vender con el dinero de los contribuyentes, y donde
encima no estará claro si los 700.000 millones de dólares pueden servir
para comprar todos los activos tóxicos. Obviamente, nos podemos encontrar en el escenario que algún banco realmente tenga activos tóxicos que destruyan sus fondos propios, en este caso el Estado Irlandés deberá aportar dinero vía ampliaciones de capital castigando a los accionistas del banco, pero siempre serán cantidades muy inferiores que en una situación donde los deudores y depositantes empiezan a huir y se tiene que quedar con miles de millones en activos tóxicos. Los
activos tóxicos y el refugio del dólar En este escenario, el dólar norteamericano vuelve a convertirse en un refugio de mayor consistencia para ganar de nuevo terreno ante monedas de diferentes latitudes, mientras bancos centrales de varios países, reformulan su política monetaria, fundamentalmente para dotar de mayor liquidez a las intermediarias y evitar así una retracción del crédito y del consumo. En
el pánico de las bolsas se puede leer perfectamente que las medidas
tomadas para restaurar la confianza de los inversores, con
recapitalizaciones, nacionalizaciones, aumento de las garantías sobre los
depósitos, inyecciones ilimitadas de liquidez por parte del Banco Central
Europeo (BCE), rebajas de los tipos de interés, etc., son absolutamente
insuficientes para frenar los efectos de la “toxina” ingresada en el
continente desde Estados Unidos, vía cartera de hipotecas insanas (subprime).
La
aversión al riesgo ha crecido y los capitales encontraban de nuevo en el
dólar un refugio relativamente más seguro para lograr darle a la moneda
norteamericana un reposicionamiento frente a varias otras. Así, el euro
caía desde su máxima posición de 1,60 por unidad hasta casi 1,35,
alrededor del 18%, mientras en la zona latinoamericana el real se depreció
cerca de 30%, el peso argentino alrededor del 8% y el guaraní 12,5%. Histórica Coordinación En
el marco internacional, nunca antes se había escuchado sobre una acción
coordinada tan abarcante de los bancos centrales como el que se dio el miércoles
8 último, cuando la Reserva Federal de EE.UU., el Banco Central Europeo
(BCE) y otros entes emisores de Europa y América del Norte acordaron, por
primera vez en la historia, reducciones simultáneas de medio punto en los
tipos de interés para hacer frente a la crisis financiera que azota al
mundo. Es que los tiempos cambian y en esta coyuntura puede terminar
arrastrando al más portentoso si no se toman las previsiones, como ya
pudiera estar ocurriendo con EE.UU., la primera potencia económica
mundial.
A
esta estrategia coordinada de la FED, el BCE, el Banco de Inglaterra, el
Banco Nacional de Suiza, el de Suecia y el de Canadá, también se acopló
el Banco de China, que aprobó una reducción algo menos significativo de
0,27 puntos; mientras que el Banco Central de Japón no se decidía aún a
rebajar los tipos de interés, porque considera que su política monetaria
no es contractiva, aunque expresó su fuerte apoyo a esta acción
coordinada inédita.
Al
implementarse en simultáneo esta política, los tipos de interés en la
Eurozona se reducirán del 4,25% al 3,75%. En EE.UU., el recorte ubicará
el precio del dinero en el 1,5%, frente al 2% que estaba establecido desde
abril de este año.
En
tanto que el Banco de Inglaterra hizo descender los tipos hasta el 4,5%,
mientras que el Banco Nacional de Suecia (Riksbank) los recortó hasta el
4,25%; y los bancos de Suiza y Canadá los acomodaron en el 2,5%. Se
trata de la primera vez en la historia que los bancos centrales adoptan
rebajas simultáneas de los tipos de interés, una medida que completa las
inyecciones conjuntas de liquidez que vienen realizando desde agosto de
2007 para disminuir las tensiones en el sistema financiero. Conclusiones Las autoridades financieras
tienen una gran responsabilidad sobre lo que ha ocurrido. Las Normas de
Basilea, teóricamente diseñadas para controlar el sistema, han
estimulado la TITULIZACIÓN hasta extremos capaces de oscurecer y
complicar enormemente los mercados a los que se pretendía proteger. Los
Consejos de Administración de las entidades financieras involucradas en
este gran fiasco, tienen una gran responsabilidad, porque no se han
enterado de nada, o peor prefirieron no enterarse y cobrar sus bonus.
Algunas agencias de rating han sido incompetentes o no independientes
respecto a sus clientes, lo cual es muy serio y no es nuevo. Para terminar los principales
Bancos Centrales (el Banco Central Europeo, la Reserva Federal
norteamericana) han ido inyectando liquidez monetaria para que los Bancos
puedan tener dinero. Hay expertos que dicen que hay
dinero, pero que lo que no hay es confianza. O sea, que la crisis de
liquidez es una auténtica crisis de no fiarse del prójimo. Se sabe que no es un asunto de
los últimos meses, de hecho durante años las prácticas salvajes de
captación de dinero han agrandado la bola de nieve que está arrasando
todo a su paso. El origen de este fenómeno
nació en el mismo momento que el Estado dejó de regular el mercado, en
la medida que aumentaba el trabajo productivo, sus salarios descendían, y
para lograr consumir al mismo ritmo era necesario endeudarse, esta práctica
fue estimulada irresponsablemente por los bancos que no consideraron (o
ignoraron) los factores de riesgo frente a una promesa de pago difícil de
sostener a largo plazo. El salvataje
en EEUU podrá, encarrillar la situación, pero quedara mucha gente
herida y para ellos no habrá salvataje, como tampoco lo habrá para los
miles que perderán sus puestos de trabajo , tanto en EEUU, como en
Europa. Fuentes Agencias AP, AFP, ANSA, EFE , Reuters y The Wall Street Journal. |
Cristian Martínez
Klein
cristianmk@yahoo.es
Mendoza, 21 de Octubre de 2008
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