El efecto jazz en el subibaja de las economías casino
Por: Cristian Martínez Klein
cristianmk@yahoo.es  

Introducción

Ante todo es mi intención expresar que éste es un simple trabajo que muestra una óptica de los sucesos a nivel económico que están castigando al mundo hoy. No pretendo en él esgrimir una política determinada a seguir, sino simplemente un pequeño análisis para poder adentrarnos en el entendimiento de una crisis que se ve cada día más cercana. Solicito anticipadamente ser dispensado por la extensión de la misma.

Los antecedentes de la crisis actual

“La trampa del crédito“. Esta fue un  fenómeno por el cual se incentivó a las personas a anticipar el consumo mediante el endeudamiento. En un primer momento el nivel de consumo se incrementa (porque las personas gastan el equivalente a lo que ganan, más el equivalente a lo que se endeudan), y en un segundo momento su consumo baja porque los endeudados deben restringir sus gastos regulares, para generar un ahorro que les permita pagar lo que deben, más los intereses incorporados, que en el caso de créditos a largo plazo, pueden llegar a duplicar el valor de lo adquirido. Eso por una parte genera una transferencia de ingresos desde la economía productiva hacia la banca, y por otra parte genera ciclos de sucesivas expansiones y contracciones en la economía. Porque si bien cuando se expande el crédito, el mayor consumo genera un crecimiento de la economía real, y entonces la gente aumenta sus ingresos y se posiciona mejor para afrontar sus gastos y sus deudas, este ritmo de crecimiento real siempre es menor a la expansión del crédito, y se generan las famosas “burbujas”, que indefectiblemente estallan.

También debe hacerse mención al nivel de endeudamiento que ya entonces tenía la sociedad de EEUU, y mencionar que en algún momento eso iba a estallar. Todo indicaba que ese momento se aproximaba. No es nada fácil estimar los tiempos de estas cosas; cuando en 1998 se anticipaba la caída de la convertibilidad en Argentina, podíamos realizar el análisis sobre una economía mucho más pequeña, más simple, y acotada a un solo país. La economía de EEUU en cambio, además de ser enormemente mayor y más compleja, ha tenido la posibilidad de “exportar” sus problemas, y habría que disponer de una cantidad descomunal de información a nivel mundial, para poder efectuar pronósticos más precisos. Pero no cabían dudas de que la tendencia era hacia una crisis cada vez más profunda.

Antes de referirnos al detonante de la crisis actual, hay que entender como funciona la sociedad en EEUU con respecto al crédito, el consumo y la inversión especulativa. En ese país existe una cultura muy arraigada con respecto a endeudarse para trepar en el escalafón social (medido por el consumo). Y en aquellos que tienen capacidad de ahorro, existe una cultura muy difundida de invertir en acciones, fondos de inversión, y toda una serie de complejos instrumentos financieros, que aquí para el común de la gente ni se entiende de que se trata. En EEUU la mayor parte de la población se endeuda para comprar artefactos del hogar, autos y casas; y cuando los termina de pagar vuelve a endeudarse para renovarlos. Los estudiantes universitarios se endeudan para pagar sus estudios y luego van pagando sus créditos cuando se reciben. Es una sociedad endeudada, al punto tal que en la actualidad, el nivel de endeudamiento medio de los hogares representa el 120 % de sus ingresos anuales; o sea que en promedio, si los ciudadanos estadounidenses pudieran estar un año sin gastar un dólar, ni siquiera para comer, de todos modos deberían trabajar todo ese año y unos meses más para pagar lo que deben. Y el 75% de ese endeudamiento corresponde a deudas hipotecarias, detonante de la actual crisis. Pero ese nivel de endeudamiento de los ciudadanos de EEUU, no es solamente interno (entre ellos), sino que se viene financiando también con el enorme déficit que tiene ese país tanto en la balanza comercial, como en su balanza de pagos, ya que es el gobierno más endeudado del planeta. Entre China y Japón acumulan títulos de la deuda de EEUU por valor de casi 2 billones de dólares, debido a su superávit comercial con ese país.

Dentro de ese contexto de una sociedad acostumbrada a endeudarse crecientemente, por una parte, y a generar burbujas de inversión por otra, es que comienza a gestarse la burbuja inmobiliaria entre el 2002 y el 2005. En esos tiempos la Reserva Federal había bajado las tasas para activar la economía, luego del impacto recesivo que generaron los temores a partir de los atentados del 11/09. Los bancos entonces podían endeudarse al 2 % anual, y prestaban al 8 % anual a quienes querían comprar o construir una casa. Era un gran negocio financiero por sí mismo, pero la voracidad de la banca no se conformaba con eso; para captar más y más clientes que sacaran su crédito hipotecario, relajaron las regulaciones y los controles y otorgaron créditos a personas de menor solvencia (hipotecas “subprime”), y fue el auge del negocio inmobiliario, que hizo subir y subir el precio de las propiedades. Pero a su vez, para poder prestar a cada vez más clientes, los bancos necesitaban captar fondos en el mercado, y entonces fue cuando comenzaron a ofrecer en garantía las mismas hipotecas que tenían en cartera de sus clientes. Hicieron eso una y otra vez, y las hipotecas pasaron a ser el soporte de toda una compleja trama de instrumentos financieros de los que llegaron a participar también bancos europeos.

Millones de ahorristas, a través de bancos, fondos de inversión, y empresas que cotizan en bolsa, financiaron el crecimiento de la burbuja, la mayoría de las veces sin saber cual era la garantía final de su inversión. Todo esto con la anuencia de las prestigiosas calificadoras de riesgo que tanto se han ocupado de descalificar a las economías emergentes, y nunca previnieron a los ahorristas sobre el riesgo de estos irracionales instrumentos de crédito del primer mundo. Y todo fue un negocio próspero mientras las propiedades subían de valor y la rueda del endeudamiento y el pago de las cuotas seguía funcionando. Pero como toda burbuja un día estalló.

La Reserva Federal comenzó a aumentar las tasas hasta superar el 5 % para contener la inflación, y entonces los bancos también aumentaron las tasas de los créditos hipotecarios ya otorgados (que son a tasa variable). Mientras tanto muchos propietarios que no eran demasiado solventes, ya habían empezado a entrar en mora; pero al aumentar las tasas la mora se multiplicó y ya en el 2006 hubo 1.200.000 ejecuciones hipotecarias. El valor de las propiedades, que había llegado a niveles irracionales, comenzó a desinflarse, primero por una lógica de valores relativos, pero ese desinfle se aceleró cuando muchos propietarios pusieron en venta sus casas porque no podían pagar las cuotas de su hipoteca. Esta baja en las propiedades hizo que muchos propietarios tuvieran con el banco una deuda mucho mayor al valor de su casa, por lo cual también la pusieron en venta, con lo cual los valores siguieron bajando. Al día de hoy se estima que más de 5.000.000 de familias tienen en venta su casa porque no pueden pagar la hipoteca, y hay 2.000.000 que están por perderla en una ejecución.

Cuando estalló la crisis en agosto del 2007, se estimaba que había una morosidad acumulada de más de 500.000 millones de dólares en el mercado de las hipotecas. Pero mucho mayor era la pérdida de valor de los títulos y acciones que estaban respaldados por las entonces bautizadas “hipotecas basura“. En otras palabras, muchos de los bancos vinculados al negocio inmobiliario no pudieron afrontar sus deudas porque se evaporaron sus activos, apalancados en hipotecas incobrables y devaluadas. Y en esa compleja trama financiera, el efecto dominó empezó a arrastrar a la quiebra a muchas entidades relacionadas de algún modo con estos instrumentos financieros apoyados en una frágil burbuja. Los casos más resonantes fueron Freddie Mac, Fannie Mae, Bearns Stearns, y más recientemente Lehman Brothers y AIG, pero hubo un centenar de entidades afectadas en USA y algunas en Europa que tuvieron que ser apuntaladas.

Y este efecto dominó ya tiene un año, y aún no llegó a su fin. El gobierno de EEUU y la Reserva Federal inyectan cientos de miles de millones para morigerar el terremoto, pero nunca es suficiente, y la crisis en las hipotecas contaminó a todo el mercado financiero y bursátil. Los inversores sacan el dinero de los bancos y fondos de inversión por pánico y desconfianza, y con ello debilitan aún más al sistema financiero. Los tenedores de bonos o acciones tratan de venderlos para hacerse de efectivo, o porque prevén una mayor depreciación de los mismos, y al hacerlo, más se deprecian. O sea, se está pasando de la dimensión del problema hipotecario (de por sí enorme), a la dimensión de la profecía cumplida de una corrida bancaria y bursátil que genera quiebras en cadena. Y ese es el problema que hoy enfrenta EEUU. 

La crisis en EEUU 

Haciendo un análisis sobre los movimientos financieros de la crisis vemos que durante años, los tipos de interés vigentes en los mercados financieros internacionales han sido excepcionalmente bajos. Ante la reducción de sus utilidades, los  Bancos daban préstamos a un bajo interés y pagaban algo por los depósitos de los clientes (cero si el depósito está en cuenta corriente y, si además, cobran Comisión de Mantenimiento, pagaban "menos algo"), pero, con todo, el Margen de Intermediación decrecía. Ante esto los Bancos de Inversión, en EEUU, comenzaron a dar préstamos más arriesgados, por los que podrían cobrar más intereses y de esa forma compensar el bajo Margen aumentando el número de operaciones. En cuanto a lo primero (créditos más arriesgados), decidieron ofrecer hipotecas a un tipo de clientes, “Clase C” (no income (ingresos), no job (trabajo), no assets (activos); o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo, sin propiedades), cobrarles más intereses, porque había más riesgo, aprovechar el boom inmobiliario que había en el mercado norteamericano. Además, decidieron conceder créditos hipotecarios por un valor superior al valor de las casas que compraban los “Clase C”, porque, con el citado boom inmobiliario esa casa, en pocos meses, valdría más que la cantidad dada en préstamo. A este tipo de hipotecas, les llamaron "hipotecas subprime".

Se llaman "hipotecas prime" las que tienen poco riesgo de impago. Se llaman "hipotecas subprime" las que tienen más riesgo de impago, como la economía americana iba muy bien, el deudor hoy insolvente podría encontrar trabajo y pagar la deuda sin problemas. Este planteamiento fue bien durante algunos años. En esos años, los “Clase C” iban pagando los plazos de la hipoteca y además, como les habían dado más dinero del que valía su casa, se habían comprado un coche, hecho reformas en la casa y ido de vacaciones con la familia. Todo ello, seguramente, a plazos, con el dinero de más que habían cobrado y, en algún caso, con lo que les pagaban en algún empleo que habían conseguido.

Hasta aquí, todo está muy claro y también está claro que cualquier persona con sentido común, aunque no sea un especialista financiero, puede pensar que, si algo falla, el default es  inevitable.

En cuanto a lo segundo (aumento del número de operaciones) como los Bancos iban dando muchos préstamos hipotecarios, se les acababa el dinero, la solución fue muy fácil, acudir a Bancos extranjeros para que les prestasen dinero. Con ello, el dinero que hoy por la mañana, ingresaba en la Oficina Central de cualquier Banco X en cualquier parte del mundo, como depósito de sus clientes, puede estar esa misma tarde en cualquier lugar de EEUU, donde haya un Banco al que el Banco X le ha prestado dinero para que se lo preste a un “Clase C”.

Por supuesto, el “Clase C” no sabe que el dinero le llega desde el Banco X, y el cliente de este Banco X (en Europa, Asia o Latinoamérica), no sabe que su dinero, depositado en una entidad seria, empieza a estar en un cierto riesgo. Además existen las "Normas de Basilea", que exigen a los Bancos de todo el mundo que tengan un Capital mínimo en relación con sus Activos.

Simplificando mucho, el Balance del Banco de EEUU es Dinero en Caja, Dinero que le han prestado otros Bancos, Créditos concedidos, Capital y Reservas.

Las Normas de Basilea exigen que el Capital de ese Banco no sea inferior a un determinado porcentaje del Activo. Entonces, si el Banco está pidiendo dinero a otros Bancos y dando muchos créditos, el porcentaje de Capital sobre el Activo de ese Banco baja y no cumple con las citadas Normas de Basilea.

Hay que inventar algo nuevo. Y eso nuevo se llama Titularización: el Banco de EEUU "empaqueta" las hipotecas -prime y subprime- en paquetes que se llaman MBS (Mortgage Backed Securities, o Obligaciones garantizadas por hipotecas). O sea, donde antes tenía 1000 hipotecas "sueltas", dentro de la Cuenta "Créditos concedidos", ahora tiene 10 paquetes de 100 hipotecas cada uno, en los que hay de todo, bueno (prime) y malo (subprime). El Banco de EEUU va y vende rápidamente esos 10 paquetes:

Ese dinero que obtiene por esos paquetes va al Activo, a la Cuenta de "Dinero en Caja", que aumenta, disminuyendo por el mismo importe la Cuenta "Créditos concedidos", con lo cual la proporción Capital/Créditos concedidos mejora y el Balance del Banco cumple con las Normas de Basilea.

A su vez el Banco de EEUU crea unas entidades filiales, los conduits, que no son Sociedades, sino trusts o fondos, y que, por ello no tienen obligación de consolidar sus Balances con los del Banco matriz. Es decir, de repente, aparecen en el mercado dos tipos de entidades, el Banco de EEUU, con la cara limpia el Trust Corporation con el siguiente Balance de activo de 10 paquetes de hipotecas Capital, igual a lo que ha pagado por esos Paquetes.

Para  financiar los conduits se realiza un procedimiento mediante créditos de otros Bancos (La bola sigue haciéndose más grande), contratando los servicios de Bancos de Inversión que pueden vender esos MBS a Fondos de Inversión, Sociedades de Capital Riesgo, Aseguradoras, Financieras, Sociedades patrimoniales de una familia, etc.  Lo que pasa es que, para ser "financieramente correctos", los conduits o MBS tenían que ser bien calificados por las agencias de rating, que dan calificaciones en función de la solvencia. Estas calificaciones dicen: "a esta empresa, a este Estado, a esta organización se le puede prestar dinero sin riesgo", o "tengan cuidado con estos otros porque se arriesga usted a que no le paguen". Las Agencias de rating otorgaban estas calificaciones o les daban otros nombres más sofisticados, pero que al final, dicen lo mismo. Las llamaban Investment grade a los MBS que representaban hipotecas prime, o sea las de menos riesgo. Mezzanine, a las intermedias y Equity a las malas de alto riesgo, o sea a las subprime que en este armado son las protagonistas.

Los Bancos de Inversión colocaban fácilmente las mejores (investment grade), a inversores conservadores, y a intereses bajos, otros gestores de Fondos, Sociedades de Capital Riesgo, etc, más agresivos. pretendían obtener, a toda costa, rentabilidades más altas, entre otras razones porque esos señores cobran el bonus de final de año en función de la rentabilidad obtenida.

El problema era ¿Cómo vender MBS de los malos a estos últimos gestores sin que se note excesivamente que están incurriendo en riesgos excesivos?

Algunos Bancos de Inversión lograron, de las Agencias de Rating una recalificación, ésta consiste en un invento para subir el rating de los MBS malos, que consiste en estructurarlos en tramos, a los que les llaman tranches, ordenando, de mayor a menor, la probabilidad de un impago, y con el compromiso de priorizar el pago a los menos malos. Es decir, yo compro un paquete de MBS, en el que me dicen que los tres primeros  MBS son relativamente buenos, los tres segundos, muy regulares y los tres terceros, francamente malos. Esto quiere decir que he estructurado el paquete de MBS en tres tranches: el relativamente bueno, el muy regular y el muy malo. Me comprometo a que si no paga nadie del tranche muy malo (o como dicen si en el tramo malo incurro en default), pero cobro algo del tranche muy regular y bastante del relativamente bueno, todo irá a pagar las hipotecas del tranche relativamente bueno, con lo que, automáticamente, este tranche podrá ser calificado positivamente.

Para terminar de complicar la cosa, estos MBS ordenados en tranches fueron rebautizados como CDO (Collateralized Debt Obligations, Obligaciones de Deuda Colateralizada). No contentos con lo anterior, los magos financieros crearon otro producto importante: los CDS (Credit Default Swaps) en este caso, el adquirente, el que compraba los CDO, asumía un riesgo de impago por los CDO que compraba, cobrando más intereses. O sea, compraba el CDO y decía: "si falla, pierdo el dinero. Si no falla, cobro más intereses. "Siguiendo con los inventos, se creó otro instrumento, el Synthetic CDO, que daba una rentabilidad sorprendentemente elevada. Más aún los que compraban los Synthetic CDO podían comprarlos mediante créditos bancarios muy baratos. El diferencial entre estos intereses muy baratos y los altos rendimientos del Synthetic hacía extraordinariamente rentable la operación.

Al llegar aquí, quiero recordar una cosa que es posible que hayan olvidado, dada la complejidad de las operaciones descriptas que todo está basado en que los “Clase C” americanos pagarán sus hipotecas y que el mercado inmobiliario norteamericano seguirá subiendo.

Pero como ya anticipamos anteriormente a principios de 2007, los precios de las viviendas norteamericanas se desplomaron, muchos de los “Clase C”  se dieron cuenta de que estaban pagando por su casa más de lo que ahora valía y decidieron (o no pudieron) seguir pagando sus hipotecas, automáticamente nadie quiso comprar MBS, CDO, CDS, Synthetic CDO y los que ya los tenían no pudieron venderlos, todo el montaje se fue hundiendo y un día, el Director del Banco X ( en cualquier lugar de Europa , Asia o Latinoamerica) llamó a su cliente para decirle que aquel dinero se había esfumado, o, en el mejor de los casos, había perdido un 60 % de su valor.

Pero las cosas van aun más allá, porque nadie -ni ellos- saben la toxicidad que tienen los Bancos en los paquetes de hipotecas que compraron, y como nadie lo sabe, los Bancos empiezan a no fiarse unos de otros, y como no se fían, cuando necesitan dinero y van al Mercado Interbancario, que es donde los Bancos se prestan dinero unos a otros, o no se lo prestan o se lo prestan caro.

El interés a que se prestan dinero los Bancos en el Interbancario es el Euribor (Europe Interbank Offered Rate,o su equivalente en EEUU, o sea, Tasa de Interés ofrecida en el mercado interbancario, la consecuencia directa es que no se dan créditos, no se generan hipotecas, con lo que los Fannie Mae, Freddie Mac en EEUU y los Astroc, Renta Corporación, Colonial, etc. en Europa, empiezan a caer y los accionistas que compraron acciones de esas empresas, ven que las cotizaciones de esas Sociedades van cayendo vertiginosamente. Los intereses de las hipotecas, suben, lo que hace que el que tiene su hipoteca, empiece a sudar para pagar las cuotas mensuales. Como los Bancos no tienen dinero venden sus participaciones en empresas, venden sus edificios, y hacen campañas para captar mas dinero, ofreciendo mejores condiciones. Como la gente empieza a sentirse apretada por el pago de la hipoteca, consume menos. Lo cual es el comienzo de una recesión. 

La solución irlandesa a la crisis financiera

Muy interesante es la propuesta del Gobierno Irlandés para que su sistema financiero pueda hacer frente al credit crunch que está haciendo caer un banco tras otro cuales fichas de dominó. Concretamente el Gobierno de la República de Irlanda ha decidido garantizar todos los depósitos en bancos irlandeses, así cómo todas las deudas que estos bancos tengan con terceros. La garantía se extiende a los depósitos y deudas existentes hasta día de hoy los nuevos depósitos y deudas que se contraigan expirando el 29 de Septiembre de 2010.

La iniciativa parece brillante y al parecer el Gobierno Irlandés ha entendido perfectamente cual es el problema. Cómo ya anticipamos, estamos ante una crisis de confianza que se traduce en que nadie quiere financiar a un banco por temor a que pueda ser el siguiente en caer, está falta de confianza es la que está provocando la rápida caída de muchas instituciones financieras, entidades que en muchos casos presentan beneficios y no tienen malos balances, pero que la retirada de crédito en el Interbancario está provocando que se hundan (el efecto es exactamente el mismo cómo si una mañana todos los clientes se presentan de golpe en las oficinas del banco para retirar sus depósitos) por muy sólido que tengas el balance la quiebra está asegurada.

La iniciativa tiene la virtud de reestablecer la confianza en las entidades financieras irlandesas. Primero para que a los clientes de los bancos no se les pase por la cabeza retirar el dinero, segundo porque el resto de bancos e inversores pueden estar tranquilos en tomar bonos o deuda de estos bancos ya que saben que cuentan con la garantía del gobierno y no temen quedarse enganchados.

Pero si su principal virtud es que permite reestablecer la confianza y que el sistema financiero vuelva a funcionar, el gran mérito reside en que lo hace sin tener que desembolsar en el corto plazo ni un euro de los contribuyentes y evita que entidades saneadas quiebren por el efecto pánico o dominó que domina a los mercados financieros.

En el plan Irlandés el gobierno, a diferencia de lo que sucede en EEUU no se tiene que ir dedicando a comprar activos que los bancos quieran vender con el dinero de los contribuyentes, y donde encima no estará claro si los 700.000 millones de dólares pueden servir para comprar todos los activos tóxicos.

Obviamente, nos podemos encontrar en el escenario que algún banco realmente tenga activos tóxicos que destruyan sus fondos propios, en este caso el Estado Irlandés deberá aportar dinero vía ampliaciones de capital castigando a los accionistas del banco, pero siempre serán cantidades muy inferiores que en una situación donde los deudores y depositantes empiezan a huir y se tiene que quedar con miles de millones en activos tóxicos. 

Los activos tóxicos y el refugio del dólar 

En este escenario, el dólar norteamericano vuelve a convertirse en un refugio de mayor consistencia para ganar de nuevo terreno ante monedas de diferentes latitudes, mientras bancos centrales de varios países, reformulan su política monetaria, fundamentalmente para dotar de mayor liquidez a las intermediarias y evitar así una retracción del crédito y del consumo.

En el pánico de las bolsas se puede leer perfectamente que las medidas tomadas para restaurar la confianza de los inversores, con recapitalizaciones, nacionalizaciones, aumento de las garantías sobre los depósitos, inyecciones ilimitadas de liquidez por parte del Banco Central Europeo (BCE), rebajas de los tipos de interés, etc., son absolutamente insuficientes para frenar los efectos de la “toxina” ingresada en el continente desde Estados Unidos, vía cartera de hipotecas insanas (subprime).

 

La aversión al riesgo ha crecido y los capitales encontraban de nuevo en el dólar un refugio relativamente más seguro para lograr darle a la moneda norteamericana un reposicionamiento frente a varias otras. Así, el euro caía desde su máxima posición de 1,60 por unidad hasta casi 1,35, alrededor del 18%, mientras en la zona latinoamericana el real se depreció cerca de 30%, el peso argentino alrededor del 8% y el guaraní 12,5%.

Histórica Coordinación

 

En el marco internacional, nunca antes se había escuchado sobre una acción coordinada tan abarcante de los bancos centrales como el que se dio el miércoles 8 último, cuando la Reserva Federal de EE.UU., el Banco Central Europeo (BCE) y otros entes emisores de Europa y América del Norte acordaron, por primera vez en la historia, reducciones simultáneas de medio punto en los tipos de interés para hacer frente a la crisis financiera que azota al mundo. Es que los tiempos cambian y en esta coyuntura puede terminar arrastrando al más portentoso si no se toman las previsiones, como ya pudiera estar ocurriendo con EE.UU., la primera potencia económica mundial.

 

A esta estrategia coordinada de la FED, el BCE, el Banco de Inglaterra, el Banco Nacional de Suiza, el de Suecia y el de Canadá, también se acopló el Banco de China, que aprobó una reducción algo menos significativo de 0,27 puntos; mientras que el Banco Central de Japón no se decidía aún a rebajar los tipos de interés, porque considera que su política monetaria no es contractiva, aunque expresó su fuerte apoyo a esta acción coordinada inédita.

 

Al implementarse en simultáneo esta política, los tipos de interés en la Eurozona se reducirán del 4,25% al 3,75%. En EE.UU., el recorte ubicará el precio del dinero en el 1,5%, frente al 2% que estaba establecido desde abril de este año.

 

En tanto que el Banco de Inglaterra hizo descender los tipos hasta el 4,5%, mientras que el Banco Nacional de Suecia (Riksbank) los recortó hasta el 4,25%; y los bancos de Suiza y Canadá los acomodaron en el 2,5%.

Se trata de la primera vez en la historia que los bancos centrales adoptan rebajas simultáneas de los tipos de interés, una medida que completa las inyecciones conjuntas de liquidez que vienen realizando desde agosto de 2007 para disminuir las tensiones en el sistema financiero.

Conclusiones 

Las autoridades financieras tienen una gran responsabilidad sobre lo que ha ocurrido. Las Normas de Basilea, teóricamente diseñadas para controlar el sistema, han estimulado la TITULIZACIÓN hasta extremos capaces de oscurecer y complicar enormemente los mercados a los que se pretendía proteger. Los Consejos de Administración de las entidades financieras involucradas en este gran fiasco, tienen una gran responsabilidad, porque no se han enterado de nada, o peor prefirieron no enterarse y cobrar sus bonus. Algunas agencias de rating han sido incompetentes o no independientes respecto a sus clientes, lo cual es muy serio y no es nuevo.

Para terminar los principales Bancos Centrales (el Banco Central Europeo, la Reserva Federal norteamericana) han ido inyectando liquidez monetaria para que los Bancos puedan tener dinero.

Hay expertos que dicen que hay dinero, pero que lo que no hay es confianza. O sea, que la crisis de liquidez es una auténtica crisis de no fiarse del prójimo.

Se sabe que no es un asunto de los últimos meses, de hecho durante años las prácticas salvajes de captación de dinero han agrandado la bola de nieve que está arrasando todo a su paso.

El origen de este fenómeno nació en el mismo momento que el Estado dejó de regular el mercado, en la medida que aumentaba el trabajo productivo, sus salarios descendían, y para lograr consumir al mismo ritmo era necesario endeudarse, esta práctica fue estimulada irresponsablemente por los bancos que no consideraron (o ignoraron) los factores de riesgo frente a una promesa de pago difícil de sostener a largo plazo.

El salvataje  en EEUU podrá, encarrillar la situación, pero quedara mucha gente herida y para ellos no habrá salvataje, como tampoco lo habrá para los miles que perderán sus puestos de trabajo , tanto en EEUU, como en Europa. 

Fuentes 

Agencias AP, AFP, ANSA, EFE , Reuters y The Wall Street Journal.

Cristian Martínez Klein
cristianmk@yahoo.es 
Mendoza, 21 de Octubre de 2008

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