Festival subterráneo

 [supercanto de mi generación

A las niñas asustadas de mi generación/ Superpoetas/ los supremas en el alarido/ las máximas piedras averiadas/ oleoductos salvajes/ puntas filosas y calientes como el alma

 

Canto un poema salvaje y mi rebeldía viene persiguiendo mi cola y las colas de otros veinte poetas salvajes con la soga al cuello

 

Pensábamos como gárgolas que las luces imitantes estaban secas y que nuestro humo sería el fruto rescatable/ rescatado/ hundido en la S de sístola

 

Creímos en el amor del golpe y la risa detrás de una botella Nuestros ojos eran coágulos de sangre/ la sangre de una ampolla/ un zumbido de automóvil en el freno de nuestras ansias y el sudor como aguarrás invirtiendo sentido en las nubes y en el pensamiento maligno de las nubes

 

Los poetas falsos como tripas de pescado enfermas Las pescaderías cerradas a media noche La cremallera abierta y una orbita de meteoros en la garganta después de merendar vidrio Las esferas de luz nuestros copos de frío al subir la montaña de las balas

 

Teniendo la cabeza de un alfiler/ antena sumisa/ y yo con deseos de tirarles un disparo a la mirada en la abertura de mi vida

 

Nunca estuvimos en grupo Nuestra privacidad era la niebla/ arruga del grito/ los grillos aplastados por la escritura del superpoema en la sinagoga incendiada

 

Yo soy el incendio de mis cráneos alcoholizados/ un cenicero de golpes/ los colores afeitados de un concurso en mi pararrayos de serpentina 

 

Y fuimos infras/ escaleras astilladas/ una dinamita tejida a nuestros cabellos desvalijados para romperle la madre a la estrella más cercana

 

El zorodisco de la droga muy en las esquinas de la epilepsia Andábamos sonámbulos/ ratones celestes detrás de un puño de carnada Las pirañas desaparecieron con el vino/ momias de robar libros y tenerle miedo a los poetrastos

 

El superpoema se fue construyendo rascacielos y se cayó de si mismo mientras nos sonreía para que lo construyéramos con nuestros esqueletos de titanio

 

Dividieron nuestros ojos/ huevos cosidos y les sacaron la yema Un cohete dejó la trayectoria Machete machete Decir dos veces machete y estar perdidos en los números Pingüinos sedientos de corcholatas Corcholatas/ los corazones metálicos de los niños en bolsas de plástico para dañar la atmósfera

 

No creímos en el tiempo y suspiramos aun odiando el hermita de las credenciales y los testículos de silicona en movimiento perpetuo/ las tribus nómadas que habitan nuestro centro a una distancia de doscientos cincuenta mil kilómetros viajando en el sonido de habernos equivocado y comprender que somos los únicos tréboles de la suerte sin tener las cuatro décadas en el invernadero

 

Y antes de partir el pan fuimos manchas de cerveza/ perros alcoholizados en el umbral de la luna desmembrados en su aullido

 

Una tras otra las tuercas sentadas para recibir cátedra y titularse

 

Éramos el terror de un policía atropellado días antes de jubilarse y la sombra del policía que dejó marcas en el pavimento/ éramos la sombra de un fruto invertebrado a causa de la genética

 

Y fuimos una señal en el limbo que justifica la inexistencia del limbo

 

Caímos monedas surtidoras del miedo a nosotros mismos y a nosotros los diez mil poetas que nos veían pasar como un desfile de garras y colmillos varado en la leche tibia que nos repartía la misma madre

 

Y sabíamos que un aeroplano tenía su hogar en las estrellas porque leímos los libros de primaria arrojados por la noche como gotas de lumbre Sentimos la tristeza del hombre-estornudo atrapada en el lecho seco de las nubes Una llamarada atravesó nuestros diluvios La cifra total de muertos antes de mamar el álgebra/ los cálculos trigonométricos/ las flores más allá del diluvio

 

Dijimos E=mc2 con los dedos apuntando la cigüeña en su velocidad de relámpago/ propulsión a chorro en el cardiograma de los moribundos/ una escalada de precios en la geografía de la mano/ el lado opuesto del ladrido Las pantallas zigzagueaban detrás de los ovnis cuando el tránsito de naves se detuvo como una ciudad La ciudad de México sobre un candelabro y nuestra saliva rebanando cualquier vuelo con su neblina

 

Los superquántums zzzzzzzzzzuuuuuuuuuuuuummmmmm caminando sobre el agua como escalando el abismo y un trago de navajas para sentir la alergia del sobresalto

 

La avenida de los poetas inmunes al cloro/ (Col. Roma- Enero- Constelación Cygnus)

 

El café es una amargura en el bolsillo así como la nieve es una flor angustiada y nuestros ojos se adelantan a las frutas en semilla El buen esperma una mantis hipnótica en avalancha/ rombos y pentágonos militares entretenidos con los descuentos de la gripa

 

 Y la gripa nos tiene en la primera base como fichas de domino que se derrapan en la alcantarilla como un disparo en la nuca como la carcajada simbólica del diablo 

 

Abrimos una bolsa de papas fritas y se detonan sus átomos inestables

 

3:30 El planeta Tierra está en llamas en mi corazón

 

(está en llamas en mi corazón/ está en llamas en mi corazón/ estalla en mi corazón/ estalla en mi corazón 

 

Estalla mi corazón)       

Víctor Ibarra

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