El erotismo de la Palabra
Maritza Luza

Tradicionalmente el poder privado de la palabra como verbo manifiesto, establece conceptos de carácter, poética, ciencia, tecnología, salud, civismo y todas las áreas donde se requiera su uso, Mas, reconociendo su amplitud con respecto a una expresividad afectiva e íntima, desarrolla un papel importante en el terreno de lo sensorial totalmente desvinculado de los propios limites provisionales para asumir un matiz autentico y en casos libertinos ante el avance de estrechas aproximaciones con las emociones.

De primera mano, sabemos que esa fuerza subversiva desconcierta y trae abajo cualquier garantía de estabilidad y duración. A éste prurito introspectivo, frente a la supremacía del deseo se le denomina erotismo

Hay una idea perentoria, desde el punto de vista de la filosofía que desconstruye lo estrictamente construido por la arquitectura moral y funda un camino en lo hieráticamente ilegítimo, orientalista, misterioso y hasta esquivo del significado de una palabra para significar otra, cromática, radical singular partiendo de la identidad del engaño. Un engaño llamado a impugnar el ancestral bramido corpóreo para edificar nuevos muros sobre viejos cimientos en un vértigo afirmado en la fascinación de la soledad

Asimismo, sería relativamente fácil abordar con desarraigo un tema que alimenta la interrogación sobre lo no dicho, componente complejo fragmentado y esbozado por el aforismo, metáforas, alegoría y alusiones que permiten instalar el estallido necesario para poner palabras en el fuego

El intento de entender el erotismo en la palabra pasa por la búsqueda relacionada con el aspecto estético e espiritual evocando una estación física nostálgica o premonitoria con un concierto de eventos prolongados en la memoria. En ese sentido se vive como fuente de energía y motivación expresándose en indefinidas maneras cuando el uso del lenguaje lo permite, se puede trasmitir obsesión ininteligible como saltar a profunda incapacidad humana de integrarse a las relaciones interpersonales y en simultáneo poseer una prolífera obra erótica. Obra que se consolida con herramientas idiomáticas como los quiasmos; figura de dicción que consiste en presentar en órdenes inversos los miembros de dos secuencias; por ejemplo: Cuando lloras gimes; cuando gimes lloras. Resaltando las posibilidades de disgregación en el texto. Por tanto, se intenta caracterizar las palabras en el erotismo como un sistema en la lengua que afirma su pertenencia en los estímulos corpóreos, obtenidas por la combinación de la estructura sintáctica de las palabras o expresiones de significado opuesto que origina un nuevo sentido. De ahí frases como: Me derrumbo con tu aliento

Recurrir a diversas herramientas del lenguaje no impide y sí ayuda esbozar lo que se pretende y recoger esa parte de la vida donde se permanece en la fragancia y no cuesta nada evocar la sensación de sábanas vacías cuando la piel deja de ser una membrana para transformarse en un diario que aunque lo guardes en el olvido jamás podrás olvidarte de recordar.

Maritza Luza Castillo

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