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Autobiografía en rojo profano
Violeta Luna

Afrodisíaco para Temerarios, de Khira Martínez Rivadeneira es un texto controversial escrito en la modalidad de verso.  Por su unidad de contenido y su forma estructural sin secuencias o segmentos, bien podría ser un largo monólogo, un recuento personal de una vida hecha para el deseo y el deleite brutal de los sentidos.

 

                   Yo, gloriosa hembra de hembras

                   Se me antojaba atizarme piras de falos:

                   Holocausto y apoteosis ofrecía en mi vagina.

 

Euforia o desahogo de la líbido, autobiografía en rojo profano, hace gala de una estructura gramatical bien concebida, y fluye al comienzo como un flash back que la regresa a la infancia, a la casa, a la madre y al paisaje frondoso y voluptuoso de su tierra amazónica:

 

                   Me desprendí de mi madre útero

                   en el primer acto de osadía.

                                   .…

                   Mi casa está allá,

                   entre los árboles de naranja, guayaba, zapotes.

                   Entre la chacra y el barranco que se desliza hacia el Upano.

 

Y como amazona misma, Khira se declara heroína de los despojos del rush.  Tal vez por eso, a momentos traspone su línea erótica para condenar los defectos y falencias de una sociedad mezquina y purulenta, en la que crecen los fantasmas nauseabundos del prejuicio.                                                             

 

              Esto apesta

                    como una cloaca en la calina tarde del estío

                    Las excreciones del sistema nos alimentan y nadie protesta.

                                                        …

                    La gran conmoción de las culturas

                    ha desbordado a todos esos cismáticos gesticulantes,

                    rebeldes sin causa, causa aparente o causa de rebeldes.  

Lo descriptivo, como elemento pasivo enfrenta a pesar de ello una ágil gama de colores y aromas.  

Olores a violeta y rosas denunciando mis besos

Salvia, menta, tomillo deshaciéndose

en la Y de las maceraciones.  

Su pluma explota la sinestesia, en un juego de imágenes olfativas, gustativas, táctiles.  El recurso sensorial la conduce a los hallazgos patéticos del idioma, a la imprecación, a la hipérbole, a las reiteraciones admirativas e interrogativas, a la anáfora, al símil.  Insiste en el análisis placentero y se compara con objetos y seres de la atrevida fauna universal, unas veces es leona insatisfecha, otras, una potra en estampida:  

Oh espíritu del sexo posesiónate de mi alcoba

ven como el hombre múltiple,

ojo, oído, nariz, lengua y piel.

Descubre la fetidez y la fragancia

de mi jerarquía sensorial.  

Su propuesta sáfica se desborda como una lluvia tempestuosa en la que se sumerge sin temor ni vergüenza, escenifica y atmosferiza el amor mutual, la pluradidad de opciones como una alternativa de ser y aceptar lo quo yo no soy.  

Eva bebiendo la miel

De mis pechos y yo de su panal.

                         …

Sus pechos y mi vulva, mis senos y su vagina

Ella como yo, hembras de una misma quimera.  

Su hombre es también maximizado y minimizado al mismo tiempo.  Es su néctar y su verbena, su embriagante fijación y su castigo.  Lo eleva pero también lo hunde, lo pisotea con su lengua, lo lleva al cielo y lo arrastra al infierno, lo hace su señor  y su esclavo, mientras ella, al otro lado de la audacia, de hechos y palabras, se inmola con su propio vacío y su miedo, ese maldito miedo que sigue a la indefectible satisfacción sexual.  

Yo soy tú al otro lado de la puerta

el miedo que te desangra

el veneno que te paraliza.  

Y en este punto, su historia recurre al clouse up.  Se magnifica la melopea de la entrega, como si después del goce de los instintos, tan sólo existiera la espesa ciénaga de la nada o la putrefacción.

 

Khira elabora un discurso lingüísticamente cuidadoso.  Sus técnicas literarias son claras.  Se apoya en alusiones históricas, mitológicas, telúricas; usa nombres y sintagmas legendarios y extranjeros, fruto de lecturas, viajes y experiencias que por ser profundamente humanas resultan siempre un desafío y una locura.  

Me he rebelado como una mujer sensual.

Tejedora nubia de la Constelación de Eros

Atalaya de obsidiana, dominio de Venus,

Medusa de Saba, brebaje alucinador.  

La pregunta que me queda después de leer este largo, denso y polémico texto es: ¿Puede la poesía, como sinónimo de libertad suprema, vivir la aberración únicamente visceral?  

Realmente  

Somos animales

hechos para olernos

perseguirnos

cohabitarnos,

destrozarnos.  

¿Sí o no?  

Violeta Luna

Prólogo de Afrodisíaco para temerarios, de Khira Martínez

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