La cultura hispánica en Chicago.

Rutas, establecimientos y periodos.

Mario Andino López

Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española

Rumbos

Una de las primeras manifestaciones públicas de la cultura hispánica en Chicago, podría ser asignada a 1917, cuando el primer regidor hispánico, por el decimoquinto distrito de la ciudad, William Emilio Rodríguez, intervino en las demostraciones callejeras, de ese año, que contuvieron elementos de la raza latina, entre otras. La razón se debió a protestar públicamente por la Primera Guerra Mundial y la intervención de los Estados Unidos en el conflicto europeo. El regidor Rodríguez convenció a los trabajadores mejicanos de que esta guerra reiniciaría la inmigración de los latinos a esta ciudad, para reemplazar a los ciudadanos norteamericanos enviados al frente bélico en Europa. Tal situación establece un precedente con respecto al rumbo de los hispánicos en Chicago y que es la búsqueda de una mejor vida para los inmigrantes y sus familias y mejores oportunidades de trabajo. Este rumbo trasciende hasta nuestros días, como motivo básico de la presencia de latinos en la ciudad y que es la de un mejor futuro encontrado en el mercado ocupacional de la metrópolis, el que trasciende hasta hoy. Es importante destacar, además, que trabajadores inmigrantes participaron en las fábricas de armas y de pertrechos de guerra para la Primera y Segunda guerras mundiales, en vista de la disminución de la mano de obra local, debido a dichos conflictos. Durante este periodo histórico, las primeras inmigraciones llegadas a Chicago, constaban de mejicanos, portorriqueños, cubanos, guatemaltecos y colombianos. Los hispánicos con raíces en Centro América son salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses, hondureños, panameños y costarricenses. Los inmigrantes de Belize, donde el español no es la lengua oficial, no son contados entre los latinos.  A pesar de que, en los años alrededor de mil ochocientos, habían éstos inmigrado de braceros, tal ingreso no llegó a sumas significativas hasta 1900, entonces se podría considerar que los centroamericanos constituyen una de las inmigraciones más tardías hacia los EE.UU., de manera legal. En el año 2000, 1,5%, de centroamericanos trabajaban en Chicago. La violencia cívica y militar en estos países de Centroamérica, las dictaduras militares y civiles, los escuadrones de la muerte de la extrema derecha política, la guerrilla e insurgencias aisladas, además de las milicias clandestinas, la pobreza y el hambre provocaron desplazamientos hacia el norte del continente. Ya en los años de 1990, con la democracia instalada en varios países de Centroamérica, se produjeron caos económicos que motivaron inmigraciones en masa a EE.UU., agregando la cuota consiguiente para la ciudad de Chicago, que cuenta con un nutrido potencial industrial. Sin embargo, un alto porcentaje de inmigrantes centroamericanos indica la falta de educación de  tales inmigrantes. Como consecuencia, la mayoría de ellos sólo tiene acceso a trabajos de salarios menores y un buen número de ellos vive en la pobreza, con respecto a las normas de la población anglosajona. Los latinos provenientes de Sudamérica incluyen a colombianos, ecuatorianos, argentinos, chilenos, venezolanos, bolivianos, peruanos, uruguayos, paraguayos. Los americanos nacidos en Guayana, la Guayana francesa, Surinam y Brasil, no se cuentan entre los latinos, aunque estos últimos inmigrantes arribaron, en cantidades menores, alrededor de 1800. La vasta mayoría llegó en 1960 y, después, con otro acceso numeroso ocurrido en 1980. En el año 2000 el 6.6% de la población latina, en Chicago, era de sudamericanos. La mayoría de ellos llegaron a Chicago en busca de mejores oportunidades económicas, aunque también lo hicieron en busca de refugio, como exiliados políticos o por la inestabilidad cívica de sus países de origen. Las economías en desarrollo, un desempleo arrasante, aumento del crimen e inquietud social, han estimulado las inmigraciones de éstos a Chicago y resto del país. Los inmigrantes sudamericanos pertenecen, en  gran parte, a la clase media baja y residen en la áreas urbanas de la ciudad. Las consecuencias de tal índice significan que éstos terminarán accediendo al mismo nivel social, en Chicago, después de haber pasado por un periodo de ajuste al principio de su nueva residencia. Por esta razón, logran acceso a trabajos de gerencias menores, en el sector profesional y en el educacional.

En cuanto a los Censos conducidos en Chicago, expertos expresan dudas con respecto a las cifras determinadas por los Censos del gobierno nacional. Agregan que tales números debieran ser considerablemente mayores, hecho debido a que los ilegales no son contados, ya que algunos latinos rehuyen el empadronamiento y otros repiten la actitud de volver a su país de origen, cada año, para evitar el clima invernal inhóspito del Medio Oeste del país, Chicago incluido, o sencillamente por la importancia extraordinaria que los latinos asignan a conservar la familia junta, lo que es un factor netamente cultural.

Otro rumbo que logró una mayor asimilación de los latinos en la sociedad local y un avance educativo para los inmigrantes que no dominaban el inglés, fue el logro de poner el bilingüismo a disposición de los niños escolares. Impresionados por los estudiantes cubanos y sus escuelas que gozaban de estos adelantos, en Miami, el profesorado de Chicago fue un factor decisivo para implantar la educación bilingüe en Chicago. Al contar con la cooperación de algunos políticos locales y estatales y además del senador por el estado de Tejas, Ralph Yarborough quien introdujo un proyecto de ley nacional, en 1967, acerca del bilingüismo. Este proyecto exigía ayuda federal para asistir a los latinos pobres y con un conocimiento mínimo del idioma local. Quienes testificaron en las audiencias públicas del Senado, insistieron en que estos niños, que eran ambos lingüística y culturalmente desventajados, aprenderían más si se les enseñara inglés y español en las escuelas porque así no perderían ninguno de los dos idiomas y podrían usufructuar del conocimiento bilingüe y, por lo tanto, tener un mejor acceso a la sociedad anglosajona de Chicago, además de obtener mejores ocupaciones. Por otra parte, los testificantes para aprobar la ley mencionada,  adujeron que los niños latinos que no progresaban en las escuelas anglosajonas de la ciudad, se debía a que eran prácticamente cortados de su cultura de nacimiento, entonces su seguridad emocional se veía coartada, además de otras desventajas. Para rectificar esta situación la ley proponía enseñar a los escolares la cultura de ambos países, la local y la de sus diferentes orígenes. Aunque el proyecto de ley del senador Yarborough fue enfocado hacia los mejicanos residentes, esta iniciativa se convirtió en 37 leyes paralelas, las que fueron consolidadas con el título  “The Bilingual Education Act of 1968”. Tal ley decretó que la educación debe ser impartida, en el primer año escolar, en la lengua nativa del estudiante, mientras los alumnos aprendieran inglés y luego deberían ser transferidos a una clase regular, al haber adquirido ya un propio dominio de esta segunda lengua. No obstante, el uso de esta ley bilingüe  no duró por largo tiempo. En 1974, la Corte Suprema de los EE.UU., dictaminó que al proveer una educación a los estudiantes que no hablaban inglés, se convertiría en una educación solamente en dicha lengua y se les negaba, de esta manera, la oportunidad de participar en la educación pública y, por lo tanto, se había violado the Civil Rights Act of 1964. En cuanto al caso particular de Chicago, la educación bilingüe se provee en las escuelas por medio de cursos de inglés especiales para inmigrantes, separados de las clases regulares de este mismo idioma, para los estudiantes anglosajones. Además, el estado de Illinois aprobó la fundación del St. Augustine College, en el norte de la ciudad, el que imparte, en español, clases para obtener carreras cortas de no más de dos años de preparación.           

Con el paso de los años, los hispánicos se convirtieron en la minoría más numerosa de todas las presentes en la ciudad. Tal transición no ha ocurrido de una manera fácil y expedita, por el contrario el proceso experimentó tensiones, discriminaciones y hasta violencia. Sin embargo el problema no ha desaparecido aunque se ve expresado, hoy, de una forma más organizada. El factor de una educación en los Estados Unidos ha logrado otra ruta, un incentivo fructífero que ha significado un avance étnico hacia la obtención de títulos universitarios y a una clase media profesional y técnica. Como expresó Migdalia Rivera, quien fue Directora del Latino Institute, alrededor de 1991 “aun si alguien no haya experimentado problemas sociológicos de discriminación, se tiene conciencia del hecho de que otros parientes y relaciones sociales han sufrido de tal discriminación, por una menor habilidad lingüística, su presencia racial y sus costumbres. Ha existido la sensación de ser, los hispánicos, ciudadanos de segunda clase”.  Así como las inmigraciones de alemanes e irlandeses, los primeros inmigrantes mejicanos fueron hombres jóvenes, solteros y en busca de mejores perspectivas económicas. Ya en 1910 y después de la Revolución en Méjico, inmigrantes de este país arribaron al territorio estadounidense huyendo de represalias políticas y desde 1914 el gobierno de EE.UU. inició campañas para reclutar a trabajadores con salarios menores que el término medio obtenido entonces por la fuerza ocupacional de EE.UU. de entonces. Con la aprobación por parte del Congreso Nacional estadounidense, en 1921, de la ley de Cuotas de Inmigración, tal ley limitó principalmente la aceptación de europeos. Debido al caso de latinos empleados para reemplazar las fuerzas laborales en huelgas, surgió un resentimiento de parte de los más numerosos sindicatos de obreros de EE.UU., al ser latinos empleados para combatir la falta de mano de obra debida a las huelgas locales. Durante los primeros años de las inmigraciones latinas a Chicago, ocurrió que, al solucionarse los movimientos huelguísticos, los latinos se veían desplazados del mercado ocupacional. Aquellos que trabajaban en la industria del empacado de carnes, se agruparon en viviendas colectivas y campamentos del lado Suroeste de la ciudad, mientras los obreros de la industria del acero, se radicaron en lado sur de la misma.  Aquellos ocupados por los sistemas ferroviarios de la ciudad, formaron un núcleo de hispánicos en los terrenos que ocupa, hoy, el campo de la Universidad de Illinois. Al desplazar este núcleo hacia los barrios de Pilsen y Little Village, para construir la Universidad, tales barrios se han convertido en comunidades netamente hispanohablantes y han establecido una tradición en la ciudad. Ya en 1930, el Censo del gobierno de EE.UU., estableció que residían quince mil trabajadores de origen hispánico en la ciudad y tres mil en los suburbios adyacentes a la metrópolis.

Durante el periodo de la Depresión, en Chicago, el número de los trabajadores de la raza disminuyó en un cincuenta por ciento. Por entonces el gobierno local había iniciado procesos de repatriación de trabajadores extranjeros, según los cuales cuatro mil familias indigentes habían sido expatriadas para aliviar el presupuesto de manutención de los trabajadores locales que se encontraban sin ocupaciones. Incluso los hijos de los inmigrantes, nacidos en tierra norteamericana, fueron devueltos a su país de origen. Alrededor de 1940, incluso la fuerza laboral de Puerto Rico fue devuelta a este estado libre asociado, para aliviar la falta de trabajo que tuvo lugar en Chicago y el resto del país. Debido al hecho de que una gran parte de los portorriqueños son de raza que contiene un elemento étnico africano, no fueron excluidos de esta medida económica de emergencia, a pesar de ser considerados ciudadanos estadounidenses. No obstante, han existido comunidades hispanohablantes pobladas por elementos caucásicos que formaron núcleos ubicados en los límites de la ciudad, en especial hacia el lado Norte. Esta situación indica que existe una definitiva separación étnica dentro de la comunidad latina. 

Entre agosto de 1942 y diciembre de 1947, a la vez que desde 1948 hasta 1964, el gobierno de los Estados Unidos inició un reclutamiento de trabajadores latinos con el título de “braceros” y con contratos de trabajo temporales. Los primeros grupos de campesinos latinos fueron asignados a las haciendas aledañas a Chicago, sin embargo estas oportunidades se extendieron al campo industrial debido a que los patrones anglosajones necesitaron mano de obra para procesar los alimentos cosechados. Con respecto a este influjo de inmigrantes, es necesario especificar que se contrataron a los trabajadores solamente por los meses de la cosecha y, después de terminada ésta, estos braceros fueron devueltos a sus lugares de origen, aunque a cada año permanecieron algunos trabajadores hispánicos en Chicago, e ilegalmente, para buscar trabajo en todo tipo de actividades manuales. Según el Censo del año 2000, ya se contaba un millón de latinoamericanos residiendo en Chicago. Es necesario destacar, aquí, que muchos latinos residentes en la ciudad, eluden las entrevistas del personal del Censo por dos razones básicas: algunos no están radicados legalmente y temen ser devueltos a sus países de origen; otros y, en especial los jóvenes, temen que los vayan a empadronar para ser reclutados por el Ejército de los EE.UU. También sucede que otros latinos creen que los van a ajusticiar al no pagar los impuestos a la renta u otro tipo de contribución, al estar viviendo ilegalmente en la ciudad. También existen residentes que envían todo el dinero ganado en la ciudad, a sus parientes del país de origen y que se ven obligados a hacer uso de servicios para indigentes para alimentarse y lograr un refugio público para dormir. 

Probablemente debido a las separaciones de las tribus árabes desunidas durante la conquista de España y, por lo tanto, a las diferencias entre las provincias españolas cuya influencia dominó las naciones centro y sudamericanas, durante la conquista española de América Central y Sur, la población hispánica tiende a ser centrípeta. Conocida es la declaración del Libertador venezolano Simón Bolívar quien adujo que había intentado formar los Estados Unidos de Centro y Sudamérica y cuyo intento terminó, como él mismo lo expresara, “arando en el mar”. En el caso de la presencia de latinos en la ciudad, existe una segregación entre los diferentes grupos de inmigrantes, llevada a cabo por medio de agrupaciones de habitantes de países hispanohablantes en un barrio determinado. Chicago tiene grandes grupos de hispanohablantes, un ejemplo de ello, es la comunidad radicada en la zona cercana al noroeste de la ciudad y en los aledaños del lado suroeste donde residen medio millón de habitantes de origen latino. Aun entre los dos núcleos más grandes de la ciudad, existen diversidades que observan aspectos disímiles aunque también cuentan con elementos comunes. Debido a la falta de educación de algunos inmigrantes, los barrios se dividen, además, en cuanto a las posibilidades económicas de cada núcleo. Las probabilidades económicas que los programas educacionales gubernamentales empezaron a ofrecer a los habitantes de este origen, otorgaron becas estudiantiles para familias sin mayores recursos y para los estudiantes con calificaciones destacadas. Este proceso educacional provee un medio de ingreso a la clase media, por parte de los hispánicos y otra ruta a seguir. Convencidos los inmigrantes de que la manera más segura de crear un progreso para el futuro de sus hijos es la educación, el 37% de los estudiantes latinos alcanza un nivel profesional. Ello significaría otro rumbo positivo al que tienen acceso los hispánicos, al obtener un presupuesto más aliviado para las familias de clase baja y media técnica, gracias a la educación. Al considerar el barrio de Bridgeport, por ejemplo, de donde provinieron dos alcaldes famosos de Chicago, padre e hijo, éste último es el actual alcalde la ciudad, ambos de origen irlandés, aunque se trata de un barrio que observa un 44% de hispanohablantes. Esta gran diversidad entre los barrios hispánicos de Chicago, parece inusual en una ciudad en que la mayoría de las comunidades es formada por elementos étnicos caucásicos. Sin embargo, ningún barrio de la ciudad alcanza al 90% de blancos y, asimismo, con la presencia total de hispánicos. En el barrio de Little Village existe un 85% de latinos y el 88% en la comunidad de Pilsen, Logan Square, 66%, en West Town, 62%, en Hermosa un 69%, que son comunidades del lado Noroeste de la metrópolis.  

Censo de 1990  

Debido al Censo de 1990, fue posible confirmar una  gran diversidad entre los diferentes grupos étnicos que conforman la presencia latina en Chicago. Los inmigrantes de esta raza son mayormente de mejicanos y portorriqueños y el Censo mencionado estableció que Chicago es la ciudad más fragmentada étnicamente de todo el país. Dicho Censo de 1990 comprobó que la ciudad contaba con setenta y siete comunidades latinas agrupadas por los diferentes dialectos. El caso es que esta comunidad es rica al considerarla una muestra de colores diferentes dentro de la colonia hispánica misma. Un 21% vive en la pobreza, dentro de la comunidad, y más niños latinos pertenecen a una familia con los dos padres presentes que las familias administradas sólo por uno de los padres. Un 29% de los hispánicos que tienen 25 años o más, no poseen una educación primaria completa. El Censo de 1990, estableció doce grupos étnicos en la ciudad, de los cuales diez contienen más de mil habitantes. Además, se comprobó que más familias con ambos padres presentes son más pobres que los hogares administrados por la madre solamente. Asimismo que la pobreza de algunos hogares no tiene que ver con una falta de cohesión familiar y se deben, principalmente, a ocupaciones mal pagadas y a la falta de educación. En cuanto a este último factor, el 41% ha cursado el grado octavo del sistema educacional de la ciudad. Demasiados hogares se encuentran, todavía, esforzándose para alimentar a una familia completa, enviar a los niños a la escuela y poder mantener un hogar sin privarse de comodidades. Debido al progreso económico del país, es viable para la tercera parte de los hispánicos de obtener otra ocupación de horario parcial o mantener un pequeño negocio casero. Una nueva ruta para los hogares ha significado que las mujeres obtuvieran acceso al mercado ocupacional y agregar, así, un “segundo cheque” para financiar la existencia de un núcleo familiar. Una nueva ruta emergida en los últimos  veinte a veinticinco años, es el sector de los hijos o nietos de inmigrantes para quienes las familias han logrado la nacionalidad local. Se les agrupa con la palabra inglesa de “yuppies”. La mayoría de ellos son profesionales jóvenes, con buena educación y que perciben salarios más altos que el

término medio común. Se trata de uno de los movimientos sociales de más rápido crecimiento surgido en el seno de la presencia hispánica en Chicago. Este grupo social con miembros de 25 a 40 años de edad representa el 23% de la población latina presente en la ciudad. Hasta el año 2000 los “yuppies” habían logrado capturar atención en el ambiente de corporaciones comerciales o profesionales y de las organizaciones políticas. Este nuevo rumbo, efectuado paulatinamente, ha llamado la atención académica del Centro Investigativo de la Universidad de DePaul, en Chicago, el que estableció el número de “yuppies” en casi cinco mil latinos, en Chicago. Esta información ha permitido que las grandes corporaciones comerciales, en la ciudad, tomen nota de esta situación para aumentar el acceso a mayores ganancias al apelar al mercado latino consumidor, utilizando a representantes

de la misma raza que el derrotero comercial de la expansión de las ventas. Las instituciones que más utilizan un personal compuesto, incluyendo a los hispánicos, son las de Publicidad, Empleos, la compra y venta de bienes raíces y la adquisición de negocios ya administrados por latinos. Los hispánicos de mayores entradas económicas, son inmigrantes o hijos de tales que hablan principalmente inglés aunque algunos conservan el español aprendido en sus hogares y con diferentes grados de fluidez. Los “yuppies” se informan mayormente en fuentes bilingües de los periódicos y la televisión, preferentemente escritas o habladas en inglés. En el caso específico de este grupo social, las empresas publicitarias que proveen información comercial alegan tener grandes problemas de difusión ya que los “yuppies” se enteran de las noticias por medio de aparatos televisivos y radiales del tipo portátil y leen los diarios, en inglés, solamente durante los fines de semana. Ello se convierte en otra ruta, además de las del ciudadano medio, debido a los horarios exigentes que mantienen dichos elementos sociales.

Con respecto a las comidas, las clases media y alta consumen su alimentación en casa o al concurrir a cenar o a almorzar a los restaurantes vecinales y a aquellos que se identifican con la nación de sus nacimientos o de sus familias, en cuanto al tipo de alimentos que consumen. Por otra parte, existe un porcentaje mediano que consume sus comidas en establecimientos que expenden comida rápida y envasada, debido a la distancia en que quedan sus domicilios. El hecho es que los latinos de Chicago, en cuanto les sea posible económicamente, tienden a desplazarse hacia el Norte de la ciudad y a los suburbios existentes en este punto cardinal. Tales suburbios han experimentado un quinientos por ciento de aumento, desde 1970 hasta el año 2000, en cuanto a la presencia de hispánicos radicados cerca de Chicago. Existen periódicos y revistas, algunos bilingües, que constituyen un medio para tratar de unir a la población latina y para aunar la opinión de sus lectores y, asimismo, para mejorar la separación que todavía existe en su medio. Los grandes conglomerados periodísticos de la ciudad, han iniciado versiones periodísticas en español acerca de lo que ocurre en la comunidad. Sus artículos enfocan la cultura y sus cabecillas, dependiendo ello de su apelativo cultural, además proporcionan detalles sobre las actividades hispánicas en la comunidad. Hay más de cien periódicos hispanohablantes en la ciudad, sin embargo pocos subsisten debido a los costos de mantener una publicación como tal y a la falta de circulación ya que el transporte a través de la ciudad es oneroso. El empresario periodístico John J. Ascencio declaró que el aspecto de la herencia hispánica es la clave para unir las divisiones dentro de nuestra cultura. Esta sería una manera productiva para conectar, realmente, las diferentes expresiones de una cultura común. Durante los años recientes se ha presentado otra ruta con respecto a la presencia hispánica en esta ciudad. Este nuevo rumbo ha llegado a una sólida unión entre los hispánicos quienes radican en Chicago, a pesar de no tener documentos oficiales del gobierno de EE.UU., para hacerlo. Esta reunión de grupos diferentes dentro de la cultura de marras, ha formado un cuerpo compacto para organizar manifestaciones públicas bastante numerosas y para protestar la ausencia de leyes de amnistía para aquellos que han residido en Chicago por algunos años y requerir una ley de amnistía general para que los latinos residentes se conviertan en ciudadanos norteamericanos por medio de un trámite breve.  

Leyes inmigratorias 

Mientras se escribe este análisis cultural, el Congreso de los Estados Unidos estudia tal situación e intenta promulgar leyes que den un trato justo a los individuos sin documentos legales que residen en la urbe. Las opiniones contienen puntos de vista opuestos que van desde repatriar a todo residente sin una propia documentación, hasta una amnistía total para albergar a todos los elementos latinos presentes que hayan residido por algún tiempo en la ciudad y a todos los  inmigrantes ilegales. Es importante destacar, en este punto, que parte de los inmigrantes ilegales han recibido ocupaciones por empresas norteamericanas, hasta hoy, y especialmente en ambientes empresariales agrícolas e industriales, además de los servicios de jardinería. El asunto contiene ventajas y desventajas, entre aquéllas, existe la teoría de que los inmigrantes aceptan ocupaciones que los locales tienden a rechazar. Además y, si el país estuviera en una crisis económica, los latinos estarían entre los primeros grupos étnicos desplazados de sus ocupaciones, en casos como éste. Según la ley y en la circunstancia de que los trabajadores hispánicos paguen impuestos mientras tengan ocupaciones, ello les da derecho a que gocen de los beneficios principalmente educacionales, entre otros, servicios de salud, domiciliarios, consejería y beneficios federales y estatales administrados por la ciudad. Otro rumbo tomado por latinos se ve designado por límites étnicos y por ello queremos mencionar el hecho histórico de que la mayoría de los residentes provienen de países que conservan parte de la cultura indígena encontrada por los españoles durante la conquista de América. Tal invasión de Centro y Sudamérica, en el siglo XVI, encontró ritos paganos, medicina natural basada en hierbas, competencias atléticas entre las tribus locales y un marcado sentido del orgullo comunal y personal, todavía presentes hoy, en la tradición latina. Además, es evidente que el catolicismo llevado al nuevo mundo por los sacerdotes incluidos entre las tropas españolas invasoras, se convirtió en una base sólida para la idiosincrasia latinoamericana, es una filosofía religiosa que todavía guía los rumbos de vida de la raza. Sin embargo, hoy existe la presencia definida de sectores no totalmente observantes del catolicismo. Por otra parte, en las calles Dieciocho y Ventiléis, de Chicago, principalmente, se encuentran tiendas populares de santería, herboristerías, consejeros que se basan en la subcultura del tarot, adivinos y predictores del futuro.  

Los cinco canales televisivos hispanohablantes otorgan programas noticiosos y deportivos, además de presentaciones artísticas y las telenovelas. Entre los televidentes latinos existe una masa de hispánicos quienes consideran estas últimas representaciones televisadas como un punto de vista en cuanto al rumbo de sus vidas y, en especial, acerca de las modas sobre el vestuario. Al hablar de los elementos étnicos es precisamente la étnica de que está compuesta la masa de inmigrantes, la que se convierte en un factor ineludible. Tal étnica contribuye a la formación separada de diferentes grupos humanos entre los latinos. Dicho factor tiende a definir los grupos comunitarios entre la raza misma. La étnica también es parte decisiva en la elección de líderes que son representantes políticos de los diversos grupos raciales. Debido a las más recientes agrupaciones que se han unido últimamente para lograr amnistía en cuanto a  latinos residentes e indocumentados, el rumbo de la cultura ha adquirido un tono conflictivo y de choque, con numerosas manifestaciones callejeras, presiones disruptivas, interrupción de las vías circulatorias de la ciudad, etc. Estos movimientos van desde las manifestaciones pacíficas más bien con el propósito informativo y demostrativo de estos movimientos, hasta confrontaciones violentas. Cuando los dirigentes de las organizaciones conflictivas recurren a manifestaciones de este tipo, integran a los miembros que se ven más afectados por el racismo y la falta de igualdad en el trato cívico por parte de la ciudad y sus miembros. Los lindes humanos de algunas de estas últimas agrupaciones raciales, son menores que en otros grupos que prefieren una filosofía de reforma y conciliación.

El Latino Institute, de Chicago, ha intentado desarrollar un formato a seguir para la subsistencia de organizaciones vecinales y las formadas naturalmente por grupos de vecinos de los diferentes barrios hispanohablantes, por separado. Sin embargo, las divisiones internas llevan a la formación de una étnica parcial y efectuada de maneras diversas e implicando la falta de coherencia social entre los distintos grupos. Las variantes étnicas significan una diferencia entre la filosofía grupal para atacar los problemas sociales que, ante la presión de los miembros acerca de lograr resultados definitivos y rápidos, terminan mayormente uniéndose a las fuerzas que creen en el uso de un choque social o de violencia verbal y hasta cívica. La idiosincrasia latina tiende a seguir mayormente a un individuo que a una idea que conduzca a una solución. Es posible distinguir dos tipos de cabecillas para el liderazgo de la masa hispánica de la ciudad. Un tipo es el que posee un concepto europeo de mantener una categoría étnica inmigrante, teniendo como base el país de origen del trashumante y por lo tanto, los inmigrantes europeos, por ejemplo, consideran la manutención de organizaciones culturales con los preceptos ya establecidos por el país de origen y sin prestar mayor atención a integrarse a la cultura anfitriona. Un segundo tipo se refiere a la idea de ingresar rápidamente a la cultura anfitriona y asimilarse a esta nueva cultura para obtener los mismo beneficios que los ciudadanos nacidos en una determinada nación y no de una ciudad específica de los Estados Unidos. En el caso de los latinos, en general, ni siquiera la aculturación socio-política podría interpretarse como un rumbo para el inmigrante hispánico. Para algunos eruditos no hay tal cosa como la “Cultura  Latina”, en Chicago. 

Por ejemplo, uno de los concernientes con respecto al “latinismo”, según un ex-director de la organización Aspira, Inc., de Chicago, opina que “se trata de la agenda de una agrupación portorriqueña de tipo nacional.” No obstante, la segunda generación familiar dentro de un núcleo social, tiende a asimilar la cultura sajona en el menor tiempo posible porque sobre todo los jóvenes estudiantes, resisten la idea de aparecer de ninguna otra manera que no sea la cultura anglo-sajona y por temor a aparecer diferentes y a no ser aceptados por la cultura local. Aparentemente, la concepción de una “etiqueta” que diga “Latinos”, proviene de la intención de construir una étnica solamente en términos primordiales. Sin embargo, es posible usar este último caso para ilustrar el desafío analítico más grande que confrontan los esfuerzos para proveer una interpretación sistemática de la creación de una étnica latina por medio de grupos hispanohablantes diferentes. Principalmente los cabecillas de los grupos étnicos más numerosos, como son los mejicanos y portorriqueños, para determinar una étnica definida y continuar el rumbo a seguir en cuanto a que se haga justicia con respecto a los inmigrantes, representa dos corrientes sociales acerca de lograr una vía inclusive de asimilación en el ámbito anglo-sajón. Algunos líderes se ven abocados a seguir la corriente de que para crear una concientización es necesario basarlas en el proceso electoral cuyos cambios significan una posición mejorada en cuanto a las circunstancias sociales. Otros cabecillas prefieren agregar una presión colectiva a los representantes ya elegidos para que cumplan sus promesas electorales y logren mejoras significativas para los inmigrantes.

Sería posible sugerir que la obtención de una étnica común es un asunto de la clase media, quienes disponen de mayores medios de financiar campañas en pro de tal, de manera más eficaz y con más medios para hacerlo. Es evidente que las reacciones de esta clase social, son posibles de medirse según el nivel educacional adquirido. Por ejemplo, al analizar el caso de 34 participantes de los grupos de progreso social, 24 de ellos tenían títulos universitarios y nueve de ellos habían obtenido el grado universitario de una Maestría. Ello comprendería el hecho de que la creación de una étnica latina y de emergencia, fue facilitada por medio del desarrollo de las organizaciones mejicanas y portorriqueñas educadas y cuyos dirigentes están conscientes de las razones para determinar el poder de las fuerzas sociales confrontadas con la sociedad anglo-sajona, a la vez que otros grupos étnicos también representados en Chicago.

La clase social media emergente, entre los elementos latinos, tiene entonces la oportunidad de entreverarse con elementos caucásicos de un mismo nivel educacional. No se trata solamente de que tales representantes hispánicos hayan recibido una educación superior en las universidades estadounidenses, sino del hecho de que tales han considerado y dialogado con otras minorías étnicas, como es el caso de la subcultura afro americana. La clase media que ha reaccionado ante la desigualdad y prejuicios de los anglosajones, han dejado en claro que la cultura latina es considerada inferior, desigual y simplemente en un nivel social más bajo. De estas interacciones con otras minorías, la cultura hispánica ha logrado algún progreso al hacer uso de una fuerza unida y coherente. La interacción obtenida entre agencias raciales, por vía del profesionalismo, ha resultado en diálogos de profesionales de ambas razas en cuanto a educación, organización comunal, los servicios de gobierno, las leyes pertinentes, y en una concientización acerca de un significado positivo en cuanto a la presencia latina en Chicago. Además, es importante destacar la importancia de los años setenta en la obtención de una étnica definida. Esta década representa un periodo histórico destacado para los hispanohablantes que residían en la ciudad y, a la vez, un lapso de tiempo en que la ciudad recibió un número extraordinario de inmigrantes hispánicos. Asimismo, que con al aumento numérico de residentes, se incrementaron las campañas para ganar un reconocimiento político ante el poder social que convirtió, en algo positivo, la presencia latina en la sociedad, durante estos años. Durante este periodo la población hispanohablante de Chicago, fue la minoría que más aumentó entre las minorías representadas. La realidad  o simbolismo de tal incremento de esta fuerza social, fue reflejada en las estrategias desarrolladas para combatir los problemas sociales experimentados. En 1972, por ejemplo, “The Latino Strategies for the Seventies Conference” fue posible gracias a varias organizaciones comunales donde los dirigentes de los distintos barrios formaron un frente unido bajo el nombre de “Latino United Front”. Además y durante la misma época, emergieron grupos universitarios que recibieron entrenamiento de los cabecillas hispánicos mayores y más experimentados. El paso del “mando” de la “guardia vieja” a los más jóvenes, ocurrió paulatinamente y sucedió, también, que la guardia vieja optó también por educarse para mantenerse el mismo nivel de acción que los jóvenes, y así obtener los derroteros necesarios. Los dirigentes de mayor edad empezaron a asistir a los programas educacionales vespertinos de los diversos colegios y universidades de Chicago y fue así como se creó el programa educacional de la University Without Walls. Este grupo de dirigentes sociales con más educación, llegaron a estar al tanto de los primeros intentos de la presencia latina para organizarse racialmente, aunque se dieron cuenta de que estas primeras manifestaciones se efectuaron sólo en los clubes sociales, en las ligas de béisbol y dentro de las “colonias” de los diversos países representados, ello significó servir eficazmente a la comunidad. El nuevo liderazgo tomó parte en la obtención de servicios sociales y además una mejor comprensión de este campo con un mayor conocimiento acerca de canalizar los esfuerzos comunales al crear cambios latentes. La colonia latina ya había presenciado el movimiento afro americano, el movimiento estudiantil, el movimiento femenino y otras actividades sociales que significaron cambios en la sociedad. Los dirigentes de la  comunidad hispanohablante, en los años setenta, observaban una clara percepción e interpretación de estos movimientos varios y sus resultados. Las actividades diversas sucedidas durante la época de los sesenta, sirvieron de trasfondo para  emularlos durante los años siguientes. Otra importante situación que tuvo lugar durante los años setenta fue la comprensión y el cometido del nuevo liderazgo hacia un concepto de “una nueva comunidad hogareña”. Dicha situación sirvió, además, para criticar al liderazgo anterior el que consideraba a Chicago una nueva patria. Por otra parte, muchos inmigrantes veían la ciudad tal si un lugar de residencia parcial, con una decisiva actitud de regresar a los países de origen. Consecuentemente, dicha parte de los latinos no ingresaban a los movimientos en favor de mejoras sociales. Sin embargo, en esta época de los setenta y debido a que los países de Centro y Sudamérica declinaban económicamente, entonces, tal percepción empezó a cambiar.

Liderazgo

El liderazgo latino giró hacia la idea de que los hispánicos miraban la sociedad anglosajona como algo de lo cual querían formar parte. De esta manera, un nuevo énfasis acerca de una integración social al sistema político de toda la ciudad, requirió nuevas estrategias para adquirir tal logro. Pareció, entonces, que había un consenso común reflejado en la resignación contenida en la declaración de la ex-miembro de la Junta de Educación de la ciudad de Chicago, Sra. María Cerda, “individualmente no iremos a ninguna parte, si no nos unimos”.

Algunas de las variaciones y similitudes generales de los emigrantes latinos podrían dividirse en dos grupos. Primero y, en cuanto al lenguaje, algunos méxico americanos y portorriqueños hablan solamente español y, otros, únicamente inglés. Sin embargo, la mayor parte es bilingüe. Básicamente, los grupos hispanohablantes incluyen miembros caucásicos, afro americanos e indios. Por lo ordinario, el mestizo o una mezcla de dos razas, son típicamente hispanohablantes. Los méxico americanos, excepto los portorriqueños, tienen ancestros entre las tribus indígenas tradicionales en especial los provenientes del Suroeste de Méjico. En cuanto a los lugares de residencia, los hispanohablantes se encuentran ya distribuidos a través de toda la ciudad, a pesar de la concentración de mejicanos y portorriqueños en barrios correspondientes. La mayor parte de los méxico americanos residen en los barrios de Pilsen, Little Village y en el sur de Chicago. Los portorriqueños lo hacen al norte de los barrios mejicanos, en Westtown y en Humboldt Park, cuyas comunidades se alojan en el noroeste de la ciudad. Los méjico americanos constituyen la más antigua presencia de los habitantes que hablan español, ya que establecieron su primera comunidad cerca de las fundiciones de acero, en el sur de Chicago y durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, existe una similitud entre ambos grupos y que se trata de un mayor arribo de hispanohablantes a esta ciudad, entre 1934 y 1944. Tal combinación méjico-riqueña representa, a la vez, grupos de inmigrantes sin el dominio del inglés, cuya población continuó creciendo a un ritmo más rápido que cualquier otro grupo centro o sudamericano. A pesar de que la población hispanohablante decreció entre los años ochenta y los noventa, según los Censos correspondientes, tal población aumentó un 70% desde los años noventa hasta el Censo del año 2,000, que registra la cantidad de doscientos cincuenta mil hispanohablantes para el Censo de este año. Por otra parte, el estado ocupacional de los dos más grandes grupos étnicos, bajó considerablemente. Tales elementos humanos se habían desempeñado en labores sin un necesario  entrenamiento o semi entrenados. El  Censo anterior de 1990 había indicado que el 34.5% de la fuerza laboral en total había sido empleado  en labores manuales y fabricadas. Además, este mismo recuento gubernamental de la población de Chicago, arrojó la cifra de que ya un 28.9% de latinos eran ocupados en labores técnicas y de supervisión electrónica. El diario Sun-Times, de la ciudad, informó que, no obstante, el cuerpo laboral hispánico todavía se ocupaba en el nivel de pagos más bajos y, por lo general, en trabajos de esfuerzo físico, en otros ambientes inmigratorios. En vista de esta situación ocupacional, la creación de una identidad hispánica pareció problemática, entonces. Los inmigrantes que respondieron a encuestas oficiales propiciadas por el gobierno local, mencionaron el hecho de que la étnica latina se había convertido en un fenómeno político. Otras opiniones se refirieron al caso de que una identidad de los hispánicos, se encontraba en sus necesidades laborales y en una estrategia para acceder a fuentes educativas y de la revalidación de títulos u oficios adquiridos por latinos en otros países.

A pesar del aumento de estudios sociales, es sorprendente que se haya prestado una atención menor a los aspectos dinámicos de los cambios sugeridos para una identidad étnica de los hispanohablantes. Estos estudios representan un intento de dilucidar el proceso por el cual la idea de que los latinos se han convertido en otra forma de identidad común entre los más numerosos elementos hispánicos, al enfatizar un diálogo entre las características socio-políticas latinas y la estructura social anglosajona. En vista de estas conversaciones, algunos puntos de vista podrían  definirse en cuanto a que describirían el fenómeno y el proceso de la étnica hispánica. En primer lugar, tal étnica es socialmente creada para la comunidad   méjico portorriqueña consciente de la estrategia usada en esta clase de identidad entre los grupos sociales. Más que ser una identidad definida históricamente, o heredada de movimientos anteriores, la étnica latina resulta ser originada cuando una situación determinada lo requiere. De esta manera, la étnica no es fija ni enteramente con cualidades tradicionales. La idea de una identidad hispánica se crea principalmente como una estrategia peculiar ideada en cuanto al desarrollo cívico de la sociedad total de Chicago.

Censos

En segundo término, en la información producida por los Censos, existe un paralelo notable entre la étnica latina y la presencia de los países del sur y del este de Europa representados en la ciudad. La étnica de estos últimos grupos es centrípeta, o sea con miras hacia adentro de una colonia extranjera determinada. En el caso de los latinos se trata de una reacción centrífuga o hacia igualarse a la cultura anglosajona. Es, en su mayor cantidad, una reproducción de la sociedad anglosajona, aprovechando de aquellos lo mejor o lo más conveniente de tal cultura al tratar de asimilarse a la sociedad anfitriona, en cuanto a algunos aspectos de ésta.

Alrededor del año 2000, uno de cada cuatro residentes de la ciudad, era de origen latino. Existen ya políticos hispánicos connotados y se organizan campañas para inscribir a nuevos votantes de la raza. Las firmas publicitarias aumentaron considerablemente para profitar de la explosión comercial de la comunidad hispánica.

Hoy

Alrededor del año 2000, uno de cada cuatro residentes de la ciudad era de origen latino. Surgieron políticos hispánicos reconocidos y se organizaron campañas para inscribir a los nuevos ciudadanos en los registros electorales. El término “hispánico” y, más tarde “latino”, se convirtió en un “techo” que albergó a veinte nacionalidades separadas antes. Los latinos empezaron a llegar desde tan lejos como Chile, hasta el estado de Tejas el que fue, antes, territorio mejicano. Por otra parte algunas familias han residido en la ciudad, desde el principio y como refugiados políticos con motivo de la Revolución Mejicana, y otros han arribado ayer. Dichos arribos se constituyen también de profesionales con experiencia, refugiados políticos, y campesinos en busca de mejores salarios y de ayuda social. Algunos de ellos comparten algunas ideas, actitudes y valores que fueron llevados a América por la Conquista española, durante el siglo XVI. También comparten  una creencia sólida acerca de Dios, la importancia de la familia, el respeto por los ancianos y, en especial, por el cuidado de los niños. Además, los habitantes de la América Central, Norte y Sur, heredaron la noción acerca de el “machismo.” Por muy común que sea este concepto entre los latinos, las separaciones internas subsisten aunque en menor escala. Estas diferencias se deben al lugar de nacimiento de los nuevos inmigrantes y al por qué y cuándo arribaron a Chicago. Dicha ciudad es una de las pocas metrópolis que contiene un alto porcentaje de miembros de cada grupo principal avecindado en tal ciudad. Según el Censo del año 2000, Chicago contenía casi 500.000 mejicanos, 150.000 portorriqueños, 30.000 cubanos y 70.000  miembros de otros grupos menores de Centro y Sudamérica. El término “Hispánico” había sido popularizado por la prensa anglo-sajona, sin embargo el término “latino” ya ganaba uso transnacional, en ese entonces. Las organizaciones basadas en las comunas diferentes ya no son llamadas por términos que indican las colonias de mayor población, sino que son llamadas con el término “latino”.  Sin embargo, tal concepto implica una unión total que no existe hasta nuestros días. Una organización de esta índole, se denomina “hispánica” o “latina”, solamente con el objeto de presentar una propuesta a las reparticiones de gobierno. Pero, “es mejicana o portorriqueña cuando tal propuesta llega a implementarse”, según el profesor Samuel Betances, un catedrático de sociología de la Universidad de Northeastern, al norte de Chicago.

Como resultado de la historia migratoria de la ciudad, cada grupo latino conserva un profundo concernimiento y una actitud no compartida por otros grupos de la misma raza. Por ejemplo, muchos cubanos comparten profundos sentimientos reflejados en varias organizaciones anticomunistas para oponerse a Fidel Castro. Por lo tanto, los cubanos sospechan de la influencia comunista que existe en los grupo de mejicanos y portorriqueños, principalmente. Por otra parte, muchos mejicanos se conciernen con algunos de los reglamentos de inmigración que no afectan a los portorriqueños porque son de nacionalidad norteamericana, por el hecho de provenir de un estado de la unión estadounidense y de los cubanos porque son refugiados políticos. En una encuesta conducida por el gobierno de EE.UU.,  en cuanto a la Federación de Amnistía y acerca de la Reforma de Inmigración, el 58% de los residentes hispánicos encuestados cree que los inmigrantes ilegales se llevan los trabajos arrebatados a los trabajadores estadounidenses y 46% de ellos lo consideraron un problema de mayor cuantía.

Otro factor social que ha afectado el rumbo de la cultura latina, en Chicago, aunque negativamente, es la discriminación social contra los inmigrantes. Desde las primeras películas filmadas en Chicago, desde 1911 hasta 1918, contaban con la palabra “greaser”, en sus títulos y los actores incluidos eran inmigrantes legales o ilegales. En la industria televisiva y el cine, los actores hispanohablantes fueron contratados para representar elementos de la raza sólo alrededor de 1951, a no ser que se tratara de películas o programas de televisión que incluían a actores que se vieron forzados a representar personajes creados para ridiculizar y exagerar mitos en cuanto a la manera de ser y de vestir de los latinos. Por otra parte, los propietarios de viviendas niegan la disponibilidad de tales, para no ser arrendadas, hasta que un anglosajón postule a rentar tal vivienda. Algunos bancos ocultan informaciones acerca de financiar una venta domiciliaria, a no ser que el postulante sea de origen norteamericano o caucásico. Tres de las más grandes firmas fílmicas de Chicago, no tienen personal latino en su planilla de pagos. Es frecuente que, en educación, exista una disparidad de fondos municipales entre las escuelas mayormente anglosajonas y las escuelas con un alto número de estudiantes latinos. En cuanto a los apodos colectivos asignados a los inmigrantes, los hispánicos resienten términos ofensivos como “wet-backs, green carders, spics, greasers o beaners”. La falta de interés por la cultura latina, fue mencionada en cuestionarios sometidos por las encuestas hechas a inmigrantes, para justificar la discriminación anglosajona. La idea de que éstos no comprenden la cultura de los inmigrantes latinos, llevó a muchos de aquellos a expresar la creencia de que los latinoamericanos sufren una considerable cantidad de prejuicios durante su vida en  EE.UU. Citas tomadas de las encuestas mencionadas, registran declaraciones como: “los anglos tienen una imagen tan pobre acerca de nosotros. No comprenden nada sobre nosotros porque   si así lo hicieran, nos tratarían mejor”(Teresa, Puerto Rico). “Los anglos creen que estamos retrasados porque no tenemos sus costumbres”. “Piensan que somos buenos solamente para trabajos físicos y más bien ignorantes y, a veces, estúpidos’”(Pablo, Nicaragua). “No nos comprenden, porque nuestra cultura es diferente de la de ellos. Creen que somos menos intelectuales porque están convencidos  de que son mejores que nosotros y que son más inteligentes porque nacieron en la América del Norte.” (Irene, Ecuador). “Sé que no nos comprenden porque nos discriminan solamente porque nacimos en Sudamérica. (Ofelia, Colombia). “Los americanos creen que todos los latinos son ignorantes porque dicen que tenemos mentes pequeñas. Piensan que todos son lo mismo.”(Mónica, República Dominicana.) Por supuesto que algunos de los encuestados declararon que tal discriminación se debía a que algunos latinos se negaban a aprender inglés y existen barrios en Chicago donde ciertos inmigrantes han vivido cincuenta años en la misma comunidad y no se esfuerzan por aprender inglés ya que todo lo que necesitan es proporcionado por comerciantes, profesionales, sacerdotes y abogados que hablan español. La opinión de la encuestada de nombre María, proveniente de la República Dominicana, declara “me gustaría que mis hijos entraran al Ejército de los EE.UU., porque lo que he logrado, en Chicago, se debe a  mi experiencia y entrenamiento del Ejército, además de que el gobierno de este país me financió mis estudios universitarios por haber servido en las fuerzas armadas. Hay un problema, eso sí, y es que en el Ejército, les dan a los latinos las peores labores que existen. ¿Por qué debieran los oficiales norteamericanos darnos los trabajos más desagradables solamente porque hablamos español?” Otros encuestados expresan que la discriminación empieza ya en los primeros años escolares: “los profesores anglos siempre discriminaron a mi hija, tal vez porque era morena de piel y no sabía bien el inglés. Los profesores le dijeron a mi hija que nunca se iba a graduar porque no era tan inteligente como los estudiantes anglos. A alguna de esta gente no les gusta que los niños de otras culturas surjan en las escuela porque, cuando sean adultos les van a quitar los trabajos a los niños nacidos en este país. Además, mientras más haya gente sin educación, es más posible que los exploten. Imagínense, si todos los latinos fueran educados, ¿quién va a lavar la ropa de los anglos, quién va a limpiar los departamentos, quién va a limpiar los excusados en lugares públicos, quiénes van a ser los jardineros?”

Al considerar la aceptación de estos estereotipos asociados con los latinos, no es sorprendente que muchos de ellos rechacen la clasificación de “Hispánicos”, en especial en los formularios oficiales del gobierno; en efecto, el valor social negativo atribuido a la homogeneidad de tal término, se contrapone a cualquier valor positivo del concepto de diversidad al representarlo con un énfasis en las respectivas nacionalidades como medio de auto identificarse. Sería necesario tomar en cuenta que, desde el comienzo de la historia de los EE.UU., la estructura político-social del país ha sido basada en consideraciones étnicas y, para ilustrar este punto de vista,  bastaría mencionar el elemento afro americano en su sociedad.

Al mencionar este último elemento social, en Chicago, la contraposición de las masas laboreras de hispánicos contra los afro americanos, creó un rumbo social nuevo en la sociedad de Chicago. Es natural que las fuerzas de trabajadores de estos últimos, se sintieran amenazadas por el advenimiento de numerosas inmigraciones latinas. La estructura antigua de la sociedad chicaguina ya no tenía sentido porque, para empezar, la presencia hispánica desafiaba una categorización fácil. La identidad de grupos sociales pierde su valor pragmático cuando ya no se puede usarlos para asignar la función de estos grupos. La lógica de un grupo etiquetado de “Hispánicos”, que se basa solamente en una herencia lingüística, se disuelve al tener que acomodarse a gente que o habla español solamente o únicamente inglés, o el grupo que demuestre la mayor habilidad lingüística. Hoy en día algunos latinos han alcanzado lugares altos en la escala social al lograr acceso a posiciones bien pagadas; sin embargo y, al mismo tiempo, otras han  bajado de posición en esta escala. Algunos de ellos se han americanizado y, otros, han permanecido rigurosamente apegados a su cultura natal. Algunos se identifican con la mayoría caucásica y, otros, como miembros de una minoría. Las inmigraciones no producen identidades menos significativas sin embargo, convierten las diferencias raciales y étnicas en entidades mucho menos manejables. Es imposible, ahora, considerar esta ciudad norteamericana como lo hizo el alcalde Richard Daly, padre del corregidor actual, al dividir la población entre grupos competitivos implicando que los grupos más capaces políticamente iban a sobrevivir y se esperaba que, luego, se unieran todos gracias a una identidad nacional. A pesar del éxito de esta filosofía política, resultó un sistema crudo y cruel  para manejar las relaciones étnicas. Es posible asombrarse de que este sistema haya funcionado y es todavía más asombroso que algunos vestigios de esta política permanezcan hasta hoy. La vieja creencia de que el grupo social con más poder, con mayor disponibilidad contribucional y por lo tanto más deseable, sea definido por aquellos quienes esperan que los latinos simplemente renuncien a una identificación míticamente atada a la norma anglosajona y esperar que sobreviva entre los que militantemente resisten una asimilación y los que creen que los advenedizos podrían triunfar solamente alzándose para proclamar, “¡Yo soy latino!”

Las viejas fórmulas que funcionaron tan bien con el alcalde Daily, padre, y los irlandeses fueron un producto de la Historia. La integración de las étnicas europeas en el flujo común de la sociedad, resultaron de una combinación única de lo social, lo político y lo económico de las circunstancias. “El calderón racial” de la étnica chicaguina fue un evento histórico y no un modelo que pudiera adaptarse a nuevos tiempos y lugares. Los patrones de la inmigración europea, a EE.UU., al comienzo del siglo, no podrían haberse duplicado por las inmigraciones latinas posteriores de fines del siglo pasado.

Sin embargo, algunos de los problemas permanecen iguales. Las rivalidades étnicas de los latinos, especialmente con los afro americanos, todavía necesitan ser manejadas para evitar la violencia. Los recién llegados todavía necesitan definir su lugar en la sociedad dentro de los límites de la sociedad estadounidense. Y, ahora, más que nunca, la nación debe confrontar el desafío de la pobreza que continúa de una generación a otra. El destino de las grandes ciudades puede convertirse en fuentes de trabajo y bienestar o, de un fuego racial aniquilador.

Aun hoy, los afro americanos y los latinos compiten por trabajos, domicilios  y por programas gubernamentales. La competencia se acrecentó gradualmente, casi invisible, alrededor de 1980. La mayor parte de los caucásicos se encontraron aparte de esta competencia y permanecieron indiferentes aun después de que se manifestara el potencial de redefinir la manera en que el país maneja las diferencias étnicas. Durante le recesión de los primeros años de la década de los noventa, ambos latinos y afro americanos se dieron cuenta de que se encontraban en una batalla laboral para evitar de que fueran asignados al último y más bajo nivel social de la sociedad estadounidense. Es una batalla al fondo del “calderón racial” que podría convertirse en violenta, aunque ninguno de los dos grupos podría esperar una victoria total. Los afro americanos tienen la Historia de su parte y los latinos, el poder de los números demostrados en los Censos. “Lo que nos molesta de los latinos”, expresa un cabecilla afro americano es que “los latinos actúan como si pertenecieran a nuestro país a través de la Historia,” mientras observaba a la congregación mixta de una iglesia católica entrar a un templo del sur de la ciudad. Los primeros en llegar habían sido los músicos mejicanos  para instalarse para la misa conducida en español. Llegaron con guitarras, trompetas y tambores. Luego entraron las familias completas, las parejas jóvenes ingresaron con dos, tres y hasta siete niños, cada una. A la hora del comienzo de la misa los latinos que no habían logrado ingresar al templo se agrupaban ante los portalones del templo para forzar físicamente su entrada a la iglesia. Vendedores callejeros habían arribado con helados, bebidas gaseosas, camisas alusivas y juguetes. Parte de los asistentes debieron quedarse fuera de la iglesia para escuchar la misa por medio de altoparlantes. Mientras duró la misa y, en especial, durante las partes silenciosas del ritual, un peculiar ruido ambiental dominó los ecos de la iglesia. Se trataba de incesantes chillidos infantiles formado de vagidos de bebés llorando, las madres reprimiendo a sus vástagos ambulantes y niños de mayor edad corriendo por los pasillos entre las naves del templo. Mientras se leía el Evangelio, la temperatura del ambiente comenzó a escalar y el aire del interior se empapó de un olor húmedo como en cualquiera otra aglomeración humana, en un recinto cerrado.

“Un día se trató de unos pocos de ellos y eso no fue tanto tiempo atrás pero, ahora, son la mayoría”, expresó el creyente afro americano, “y ahora controlan la iglesia hasta el punto de que se dice la misa en español y los que no hablamos tal lengua debemos adivinar nuestra participación en la misma, lo que nos parece agobiante. Durante los días de las celebraciones de fin de año, los creyentes deben separarse en dos grupos e, incluso, celebrar dos servicios religiosos diferentes porque no caben todos los asistentes, contando a los advenedizos, durante los servicios especiales de fin de año. Aun así, ambas congregaciones se dividen en dos grupos separados y se agrupan en las correspondientes naves de la iglesia. El párroco ha tratado de convencer, a los dos grupos, de integrarse indiscriminadamente a un grupo de razas mixtas dentro de la congregación, pero la idea no ha dado resultado hasta ahora.” El grupo afro americano ha resistido la idea de que los latinos hayan apostado una imagen de la Virgen de Guadalupe, en uno de los murallones interiores de la iglesia, pero sin resultado. El párroco expresó, “mientras más imágenes, mejor...” Es curioso notar que, según el párroco, ambos grupos batallan contra la pobreza y no aceptan la idea de que mientras mayor sea el grupo de los creyentes que protesten a las autoridades políticas, mayor sería el poder e influencia de la protesta.

Por otra parte, los dirigentes gremiales afro americanos se dieron cuenta de que, mientras sus fuerzas laborales se empeñaban en protestas públicas para exigir, por lo menos, una porción de los trabajos disponibles, los latinos ocupaban tales trabajos además de los asignados a ellos con anterioridad. Estos cabecillas afro americanos decidieron que, tal vez, no era procedente atacar públicamente a sus rivales latinos, pero insistieron en enfatizar que las manifestaciones callejeras evidenciaban las tensiones sociales entre ambos grupos.

Para los latinos recién llegados, los trabajos de más horas que lo legal y por menores salarios, todavía significaban un progreso con respecto a sus ocupaciones natales. Para los afro americanos, estas condiciones significaban dolorosos recuerdos de la esclavitud sufrida por sus padres y abuelos. Todavía sentían  las injustas discriminaciones raciales sufridas y el hecho de que se vieron forzados a aceptar ocupaciones para las que estaban más que calificados. Los dirigentes gremiales afro americanos declararon a los diarios que “los latinos eran gente muy agresiva, la motivación de ellos para aceptar cualquier trabajo era que provenían de crueles hambrunas en sus países de origen y llegaron hasta decir que “los latinos llegan al país con el deseo de ser aceptados por los patrones y que éstos cedían a la supresión de garantías laborales logradas anteriormente para arrebatarse los trabajos disponibles. Es el sistema social el que está rechazando a un grupo racial y aceptando a otro, por meras razones monetarias, sin prestar atención a la calidad del producto o al prestigio logrado, antes, por los patrones, gracias al trabajo esmerado de los trabajadores anteriores. Por lo demás, es un hecho que los caucásicos prefieren  trabajar con latinos porque tienen la ventaja de dominar la lengua local. Cuando los afro americanos se ven desplazados de las ocupaciones asignadas a los latinos, quines están recién llegados al país y no saben inglés y que, tal vez, no residan en el país legalmente, se sienten naturalmente defraudados. Tal resentimiento se desarrolla hacia algo más negativo y poderoso cuando los afro americanos sospechan que los latinos están siendo usados por los patrones para ejercitar un racismo caucásico ya    que los advenedizos no están siendo contratados porque sean mejores trabajadores u obviamente mejor entrenados, sino sencillamente porque no son de piel africana. Ocurrió que en editoriales periodísticos y cartas a los diarios de la época, expresaron que los gremios afro americanos estaban tratando de excluir a los latinos y que, cuando los patrones contrataban a estos últimos, era posible que sus productos o servicios pudieran bajar de precio, por ser la mano de obra más barata. A la vez, los cabecillas latinos declaraban que la demografía de la ciudad estaba cambiando y que un mayor número de latinos presentes en la ciudad, significaba el derecho a tener más ocupaciones disponibles. Más todavía, los latinos trataron de reposicionarse en el mercado laboral de manera que terminaron más cerca del lado privilegiado del sector patronal porque no tenían todavía sindicatos fuertes y organizados como los afro americanos. Esto es posible de ser observado al examinar los textos de los discursos políticos y de los cabecillas latinos.                     

A manera de conclusión, sería posible decir que mientras miles de latinos que han ingresado a Chicago han terminado en los barrios bajos de la ciudad, otros tantos se han desplazado hacia el norte del país, víctimas de la discriminación en Nueva York, California y otros estados. Los únicos elementos vitales de una cultura mixta o de una dinámica cultural, fueron los primeros colonos hispánicos que crearon las primeras ciudades de EE.UU. La esencia del “Spanglish” proviene de  desplazamientos: quinientos años atrás el influjo latino fue forzado hacia el oeste del país, hace cien años fue desplazado hacia el norte y ,hoy, no tiene adonde ir excepto hacia adentro, en forma centrípeta. En el seno de la sociedad anglosajona obsesionada por el aumento de las telecomunicaciones, protegiéndose dentro de un lenguaje que controla las comunicaciones del mundo, dentro de los ritmos sociales norteamericanos. Mientras la cultura latina es desplazada, el norte y el sur del país convergen. Sin embargo, la continua importación de mano de obra latina es crucial para la economía de hoy porque reduce los costos de este factor financiero hasta el punto de que el capitalismo anglosajón está dispuesto a invertir trillones, con el resultado de un alto rendimiento de profitación. Las crisis económicas y el desgobierno de los países hispanohablantes también contribuyen al flujo de los inmigrantes, hacia Norteamérica. Además, la exposición constante del estilo de vida norteamericano, a través de la televisión y la industria fílmica, ha creado cambios sociales enormes en Hispanoamérica. En general, este efecto ha sido híbrido: las actitudes estadounidenses, el divorcio, el estilo de vida homosexual y lesbiano, el “punk-rock” son agregados, más que reemplazados, a las entidades tradicionales latinas como la iglesia, la música tradicional y el lenguaje.

El futuro

Las buenas noticias acerca del futuro de la presencia latina en Chicago, es que un universo de pandillas callejeras y de negligencia familiar ha disminuido en los últimos años, aunque no tanto como se podría esperar. Además, la actitud hacia el antiguo código del machismo ha cambiado. Los latinos que emigraron a los Estados Unidos cuando niños, o quienes han nacido en el territorio estadounidense, tienden a no ser tan machistas como sus padres y están dispuestos a aceptar responsabilidades familiares. A la vez, la población de mujeres latinas radicadas en EE.UU., por más de diez años, tiende a rechazar el papel estereotipado a que eran asignadas años atrás. En una transformación que, deseablemente, combine lo mejor de las familias latinas con el sentido de libertad individual que la sociedad anglosajona ofrece, este ideal podría convertirse en un “matrimonio” entre Latinoamérica y los Estados Unidos.       

Organizaciones

ADELANTE. Mexican Cultural Center. Defensa de la educación bilingüe y de la educación bicultural.

A.B.C. Allies for a Better Community. Salud mental.

A.S.I. American Spanish Institute. Empleos.

ARCHIDIOCESAN LATIN AMERICAN COMMITTEE. Servicios múltiples.

ASOCIACION DE ABOGADOS CUBANOS. Difusión cultural y profesional.

ASOCIACION PARA EL DERECHO DE OBREROS. Información y referencias.

ASOCIACION DE EDUCADORES. Protección legal.

ASSOCIATION HOUSE. Servicios múltiples.

ASPIRA INC. OF CHICAGO. Asuntos educacionales.

BARRETO BOYS CLUB. Juventud.

B.A.S.T.A  Drogadicción.

BROTHERHOOD AGAINST ADDICTION. Drogadicción.

B.U.I.L.D. Juventud.

CASA AZTLAN. Servicios múltiples.

CASA DE LA CULTURA. Difusión y presentaciones artísticas.

CASA CENTRAL. Servicios múltiples.

CASA INFANTIL. Guardería para niños.

CENTRO DE LA CAUSA. Servicios múltiples.

CENTRO LATINO. Centro de recursos sociales.

CENTRO UNIDAD LATINA. Actividades culturales, información y referencias.

CINTA BORICUA. Producciones fílmicas y servicio médico educativo.

COMMONWEALTH OF LOCAL DEVELOPMENT. Domicilios y desarrollo económico.

COMMONWEALTH OF PUERTO RICO. Empleo.

COALITION OF MEXICAN-AMERICANS. Servicios sociales.

COMMUNITY HEALTH EDUCATION. Servicios de salud.

COMMUNITY HOUSING EDUCATION. Viviendas.

CONFEDERACION DE OBREROS HISPANOAMERICANOS. Servicios sociales.

DEPARTAMENTO DE SERVICIOS HUMANOS. Servicios humanos.

EASTER SEAL SOCIETY. Terapia física y hablativa.

EDGEWATER/UPTOWN COMMUNITY. Salud mental.

EIGHTEENTH STREET DEVELOPMENT. Rehabilitación domiciliaria.

EL HOGAR DEL NIÑO. Guardería infantil.

EL RINCON COMMUNITY PROJECT. Drogadicción.

EL TALLER. Artes plásticas.

EL VALOR. Rehabilitación física y mental para impedidos.

EMPEZAMOS. Servicios múltiples.

FAMILY SERVICES BUREAU. Consejería.

FREE INCORPORATE.Casa Nuestra. Educación comercial.

GADSHILL CENTER. Empleo y recreación.

HISPANO ALCOHOLIC CENTER. Abuso alcohólico.

INFANT WELFARE SOCIETY. Clínica infantil, guardería infantil y escuela para párvulos perturbados.

INSTITUTO DEL PROGRESO LATINO. Educación para adultos.

LATIN AMERICAN JOURNALISTS ASSOCIATION. Escuela de periodismo.

LATIN AMERICAN ORGANIZATION PRO-ACTION. Información y referencias.

LATIN AMERICAN TASK FORCE. Rehabilitación domiciliaria.

LATINO INSTITUTE. Entrenamiento técnico

LATINO COUNSELING SERVICES. Consejería, salud mental.

LA PROGRESIVA PRE-SCHOOL. Guardería infantil.

ARCHIDIOCESAN LATIN AMERICAN COMMITTEE. Asistencia para obtener la ciudadanía estadounidense.

EIGHTEEN STREET NEIGHBORHOOD LEGAL ASSISTANCE. Servicios legales.

LEGAL SERVICES FOR INMIGRANTS. Asistencia para inmigrantes.

ILLINOIS MIGRANT LEGAL ASSISTENCE PROJECT. Asistencia para inmigrantes.

MARIAN SETTLEMENT. Guardería infantil y servicios sociales.

O.P.A. Arte juvenil.

NORTHWEST LEGAL SERVICES. Servicios legales.

UPTOWN LEGAL SERVICES. Ayuda legal.

LITTLE VILLAGE COMMUNITY SERVICES. Referencias, centro para ancianos.

LITTLE VILLAGE YOUTH IN ACTION SERVICE BUREAU. Servicios para la juventud.

LUCHA. Información sobre servicios disponibles.

LULAC. Education Service Center

MALDEF. Mexican-american Legal Defense and Education fund.

MAPA.Mexican-American Political Association. Organización cívica  

MEXICAN TEACHERS ASSOCIATION. Protección legal para maestros.

NAFTA. North-american free trade agreement. Eliminación de tarifas aduaneras.

AZTLAN REHABILITATION CENTER. Educación para adultos con enfermedades mentales.

PROYECTO LIBRE. Servicios sociales.

SOUTH CHICAGO COMMUNITY SERVICES. Empleos.

SOUTH CHICAGO NEIGHBORHOOD  HOUSE. Servicios múltiples.

TRUMBULL PARK COMMUNITE SERVICE. Servicios múltiples.

MEXICAN COMMUNITY SERVICES OF SOUTH CHICAGO. Servicios múltiples.

MINORITY IMPROVEMENT ORGANIZATION. Servicios sociales.

MUJERES LATINAS EN ACCION. Servicios para la mujer, protección para desalojadas.

NATIONAL CONFERENCE OF PUERTO RICO. Información.

NATIONAL ECONOMIC DEVELOPMENT ASSOCIATION. Asistencia para personas de negocios.

NATIONAL PUERTO RICAN  FORUM.  Empleos.

NEIGHBORHOOD HOUSING PROJECT. Rehabilitación domiciliaria.

NEIGHBORHOOD RESOURCE CENTER. Servicios múltiples.

NORTHWESTERN EMPLOYMENT DEVELOPMENT CORP. Escuela vocacional, instrucción computacional.

PEOPLE ASSOCIATION PRO-COMMUNITY ACTION. Servicios múltiples.

PILSEN LITTLE VILLAGE MENTAL HEALTH CENTER. Servicios para enfermos mentales.

PILSEN NEIGHBORS  COMMUNITY COUNCIL. Entrenamiento para la organización  comunal.

PROYECTO VENCEREMOS. Educación para adultos.

P.R.E.S.S. Puerto Rican Effort for Social Stability. Entrenamiento comunal.

RUIZ BELVIS CULTURAL CENTER. Cultura.

SER. Jobs for progress. Empleos.

SHERIDAN DAY CARE CENTER. Guardería infantil y educación para adultos.

SERVICIO JEAN. Inmigración.

SPANISH COALITION FOR JOBS. Empleos.

SPANISH ACTION COMMITTEE OF CHICAGO. Servicios múltiples.

S.O.L. Special oportunities for learning. Servicios para niños inválidos.

TRILOGY INC. Consejería y tratamiento de enfermedades mentales.

UNA PUERTA ABIERTA. Empleos.

UNITED COMMITTEE AGAINST INJUSTICE. Ayuda para futuros propietarios.

UPTOWN FIELD CENTER. Educación.

URBAN PROGRAMS - WEST TOWN. Consejería para la juventud.

WEST TOWN CONCERNED CITIZENS COALITION. Información sobre bienes raíces.

WOODS, GENERAL WOODS BOYS CLUB. Juventud.

YOUTH GUIDANCE ROBERTO CLEMENTE. Juventud.

YOUTH SERVICES PROJECT. Juventud.

Periodos

1800. La primera noción acerca de la presencia de habitantes nacidos en América y los residentes en lo que ahora es Chicago, y que se debió a la contratación o, más bien, secuestro de indígenas provenientes de lo que es hoy Centroamérica, para trabajar en la región de esta ciudad y en los campos agrícolas aledaños. Esta “importación” ilegal de brazos indígenas fue perpetrada por exploradores que investigaron tal zona.

1910. Ya en el periodo posterior a la Revolución Mexicana, EE.UU. y Chicago, en particular, la ciudad recibió el ingreso de refugiados políticos mejicanos para trabajar en los servicios ferrocarrileros de la zona.

1911-1918. Primeras películas producidas en Chicago contaron con la presencia del genio cinematográfico Charles Chaplin, entre otros directores. Varias de ellas llevaron la palabra “greaser”, en sus títulos y se referían a una caricatura hecha de los latinos y su manera de vivir. Curiosamente esta localidad es usada hoy por el St. Augustin College, universidad creada para estudiantes hispanohablantes.

1914. La Primera Guerra Mundial, dio oportunidad de inmigración a trabajadores mejicanos para reemplazar a los ciudadanos estadounidenses destacados en los campos de batalla europeos.

1921. Proclamada la ley de “Cuotas de Inmigración.”

1934-1944. Numeroso arribo de inmigrantes latinos para reemplazar a los estadounidenses fallecidos o incapacitados por la Segunda Guerra Mundial.

1930. Repatriación de inmigrantes a sus países de origen, incluso a portorriqueños, con motivo de la Depresión económica mundial.

1939. Circunstancias similares se presentaron con motivo de la Segunda Guerra Mundial, durante la que se presentaron inmigraciones auspiciadas por el gobierno de los EE.UU., para aliviar la falta de obra de mano producida por este conflicto bélico.

1964. Proclamación de la ley de Derechos Civiles.

1968. Proclamada la ley de la Educación Bilingüe.

1972. Creación del Latino United Front, durante la Conferencia para Estrategias de los años setenta.

1990. El Censo del gobierno de los EE.UU., estableció que ya uno de cada cuatro ciudadanos de Chicago, eran de origen latino.

2000. Censo del gobierno estadounidense, el cual confirma que la presencia latina en Chicago es la más numerosa minoría extranjera presente en esta ciudad, con 720.000 inmigrantes.

Mario Andino López

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