Juan Crisostomo Arriaga, nuestro primer sinfonista

Por Mario Andino López

Exactamente a los cincuenta años de haber nacido Wolfgang Amadeus Mozart, Juan Crisóstomo Arriaga vino al mundo en Bilbao, España, el 27 de Enero de 1806. Si Uds. han oído que Arriaga fue considerado “el Mozart español” no fue solamente por la coincidencia de la época en que vivieron. Ambos fueron hijos de músicos, los dos compusieron su primera sinfonía a los trece años de edad, la tuberculosis fue un mal común de ambos genios, y la razón de vivir de Mozart y Arriaga, fue la música. Sin embargo, el austriaco murió hasta casi los 36 y, el español no alcanzó a los veinte años de vida. Esta podría ser, tal vez, la única razón por la cual Arriaga permanece casi olvidado, aun en su propia tierra natal. Alrededor de 1960, algunos ciudadanos españoles se organizaron para recordar la importancia del bilbaíno, en la cultura hispánica. Una estatua de Arriaga se levantó en esa ciudad, el teatro donde la ópera de este genio musical, “Los esclavos felices,” fue presentada por primera vez, en 1819, lleva su nombre. José Arriaga, un talentoso compositor, a su vez, y tataranieto de Juan Crisóstomo, coleccionó los documentos personales y manuscritos del “Mozart español”, y los donó al museo Arriaga, ubicado en el mismo teatro. Arriaga creció aprendiendo a tocar piano y violín y, sin instrucción formal de armonía y contrapunto, inició su breve carrera de escribir composiciones sinfónicas. Fue tal el éxito de su ópera “Los Esclavos Felices”, en 1819 , que su padre lo envió a París a estudiar composición musical. Durante su estadía en Francia, ingresó al Conservatorio de Paris, donde el maestro italiano Luigi Cherubini reconoció el extraordinario don musical del estudiante español. En 1824 fue nombrado Profesor Asistente del Conservatorio, a la edad de 18 años. En este periodo, Arriaga compuso la mayor parte de sus obras musicales: tres cuartetos para cuerdas, dos oberturas, su Sinfonía a Gran Orquesta, varias obras religiosas, cantatas para voces y orquesta, basadas en poemas franceses, como Agar, Medea, Erminia y otras. El 17 de enero de 1826, sin haber cumplido todavía los veinte años de edad, Arriaga falleció aparentemente de tuberculosis. Su tumba se encuentra en el cementerio parisino de Montmartre, no lejos de genios como Héctor Berlioz, Heinrich Heine, Stendhal(Marie Henrie Beyle) y Margarita Gautier.

Mario Andino López

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