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“La poesía debe ser como el buen vino”
Entrevista a Adriano Corrales
por Noé Lima

Esta Entrevista realizada por el poeta Noé Lima en el mes de junio del 2003 en San Salvador, El Salvador, fue publicada por el periódico El Mundo de ese país. La rescatamos. El entrevistado le ha hecho algunos cambios para paliar elementos propios de la época y mejorar su dicción.

 

“La poesía debe ser como el buen vino”

 

El escritor costarricense destaca que el principal problema de la poesía es cruzar el puente que divide la obra y el lector. A pesar de ese reto, Adriano Corrales continúa en la búsqueda de plasmar no sólo imágenes, sino también ideas. Dentro del compromiso de cada poeta centroamericano debería haber, según lo comenta, un reconocimiento de nuestros “clásicos” y proponer nuevos caminos a la creación.

 

Diario El Mundo (DEM): ¿Cuál es la motivación o leit motiv de Adriano Corrales como poeta?

 

Adriano Corrales (AC): Son muchas las motivaciones, pero creo que la más esencial es la necesidad de comunicar. El poeta logra hacer esto de una manera más lúdica y original que en la comunicación más cotidiana.  Otras de las motivaciones tienen que ver con todos los fantasmas, ángeles y demonios que lo habitan a uno y que, de alguna manera, nos exigen decir cosas; por ejemplo, el estímulo de la vida contrastado con una realidad  áspera. Uno aprende a leer el mundo y la vida creyendo que hay detalles que son significativos y que pueden plasmarse en un verso o en un poema.

 

(DEM): Hay muchos poetas que coinciden con la idea de que la poesía sigue siendo humo, mentira. ¿Cómo resulta la idea de comunicar poesía a la gente en Costa Rica? ¿Cómo responde la gente en la calle en cuanto a la poesía como tal?

 

(AC): Es muy difícil porque creo que el principal problema de la literatura, y de la poesía en particular, es el puente que cuesta cruzar entre la obra y el lector. Es complejo porque si partimos de que cada libro puede tener una lectura, de acuerdo a la capacidad de lectura del lector, entonces vamos a tener muchas posibilidades y lecturas, tantas como lectores pueda haber; de allí que quizá no se logre comprender la propuesta del poeta, no se logre decodificar su lenguaje.

 

En Costa Rica ha sido muy difícil la recepción de la poesía; sin embargo, en los últimos años ha habido una vuelta, y quizá la gente por la crisis que vive el país, esté demandando estos espacios de búsqueda, de posibilidades de entender el mundo de otra manera. Es que la gente quiere decir mucho,  quiere expresarse, y quizá la poesía sea el espacio más idóneo para hacerlo; hasta allí llega el reto del poeta, de lograr transmitir esa atmósfera, esa situación espiritual, de tal modo que los lectores entiendan ese estado psicológico, sociocultural.

 

Pero en general el público lee más narrativa y la poesía es un campo vedado porque el sistema educativo no la considera necesaria, importante, los mismos profesores no entienden la propuesta de los poetas contemporáneos porque no están preparados para ella; ni siquiera los críticos se atreven a tocarla.

 

(DEM): ¿Existe alguna competencia entre narrativa y poesía que lleve al poeta a modificar la forma de escribir para ganarle terreno a la narrativa? ¿O simplemente tienes que seguir tu línea sin forzar el trabajo?

 

(AC): No es una competencia entre ambas; la gente lo que quiere es que le cuenten historias, necesita referentes, y al final las personas se sienten más cómodas leyendo narrativa. La poesía también tiene la maldición de ser una expresión, como dice la gente, “que no es nada”, o que “no dice nada”, mejor dicho que “no se entiende”; ello se ha reforzado porque muchos poetas contemporáneos se han preocupado por escribir una poesía muy hermética, muy difícil, y eso ha alejado a los lectores.

 

Sin embargo,  la poesía tiene un elemento temporal que debemos comprender,  y es que muchas veces los contemporáneos no asimilan la propuesta del poeta, por tanto, como el buen vino, su poesía debe reposar. Mientras más pasa el tiempo, se asienta y se entiende mejor. Hay poesía que no se escribe para el momento, sino para 10 ó 20 años después; de allí que a veces el poeta va muy adelante y el lector muy atrasado. Existe un problema de comunicación temporal y de planos comunicativos.

 

(DEM): En el poemario “Tranvía Negro” hay un uso de lenguaje marcadamente enunciativo;  pero en algunos pasajes de ese libro, Adriano Corrales lo trastoca y lo hace más individual. ¿Se ha ido creando ese lenguaje propio mediante el trabajo diario, rutinario, como lo realiza cualquier poeta, o hay otros poetas atrás de Adriano Corrales que le han dado de esa manera de escribir?

 

(AC): Quizá las dos cosas. Con “Tranvía Negro”, la idea fue que empecé a hacer poemas de los bares de San José; el título es el nombre de un bar famoso del centro de la ciudad que ya no existe. Para entonces yo tenía la idea de que la poesía costarricense ha sido muy discursiva, demasiado retórica, y en general la centroamericana, muy barroca digamos, una poesía larga, cansona. Entonces traté de comprimir esos poemas como una aventura para lograr la mayor síntesis posible con la menor cantidad de vocablos. Me acerqué mucho a la poesía náhuatl, china y japonesa. Ahora veo el “Tranvía Negro” como un libro de ensayo y tengo una perspectiva crítica del mismo.

 

(DEM): ¿Es esa transición una búsqueda de la depuración técnica, para demostrarle a la gente la forma cómo con la poesía se pueden decir las cosas? ¿Existe más temática?

 

(AC): Hay más lectura personal, más conocimiento de la vida; la temática se amplió, hay un esfuerzo mayor de composición. Ya no se plasman sólo imágenes, sino también ideas.

 

(DEM): ¿Por qué “Profesión u oficio” va dividido en varias etapas? Es como si el autor quiere llevar al lector por el mismo camino que sigue el libro.

 

(AC): Sí, esa es la idea; un escritor costarricense me dijo que ese libro lo debía haber dividido de otra manera. En principio, había una división en donde se pretendía poner poemas más personales, más amorosos; luego otros que eran más abiertos, épicos, relacionados con la gente y con la historia. Esa intención al final no se logra. Quizá el libro esté mal dividido y eso quizá confunda al lector. Pero el libro es una reflexión amplia sobre la práctica y producción del poeta y allí sigue avanzando.

 

(DEM): Centroamérica es un Puente entre el sur y el norte de América, y llega la influencia de ambas partes. ¿Qué es, según tu apreciación, ser un poeta en Centroamérica?

 

(AC): Ser un poeta en Centroamérica es un compromiso muy grande, porque vivimos un momento muy especial, después de las crisis de nuestros países, crisis que dejaron mucho dolor y muerte. Pareciera como que Centroamérica tuvo muy poco que ofrecer, pero hoy se reivindica; por otro lado, estamos en el centro del huracán llamado globalización, donde las influencias provienen de todos lados, donde la literatura se ha mercantilizado  y la competencia con los medios de comunicación es muy difícil. Entonces, nuestro compromiso empieza por conocer y reconocer nuestros clásicos, los centroamericanos; hay que volver a ellos, y hay que sacarles el jugo. Hay que verles el lado oscuro, que es la parte más transgresora de su poesía.

 

(DEM): ¿La disparidad o diversidad en la poesía centroamericana, es una ventaja o una desventaja ante la globalización?

 

(AC): La diversidad es lo que nos va a salvar; es la única defensa ante la globalización que ofrece una sola visión de mundo. Bajo esquemas neoliberales lo que se propone es arrasar con las culturas locales y uniformizarlas para que todos consumamos el mismo producto.  Además, uno no puede entender comparativamente la poesía de un solo país. Cada país tiene sus características y cada uno elabora su cultura de forma diferente. Han intentando hablar de poesía latinoamericana, pero no hay tal. Hay poesía de cada país; incluso, los países grandes tienen diversas regiones y culturas.

 

(DEM): ¿Qué es lo qué más se está produciendo ahora en Costa rica, una poesía más intimista o una más abierta?

 

(AC): De ambas perspectivas; es más, hay una tercera que las reúne a las dos. Afortunadamente ya se siente la influencia de la poesía coloquial, de la experiencia, como la nicaragüense por ejemplo, que tardó mucho por la oficialización o canonización de un trascendentalismo trasnochado. Pero también se lee mucha poesía de los jóvenes latinoamericanos y de otras lenguas como el inglés, alemán, francés, etc., también  poesía de los clásicos. Creo que se está dando un híbrido muy interesante, sobre todo en lo que se conoce como poesía urbana, la cual trata de encontrar un lenguaje propio para dialogar con su entorno desmitificando el lenguaje tradicional y proponiendo nuevos caminos para la creación.

 

(DEM): El periodismo cultural es como el Puente entre el escritor y el público. ¿Existe aún en nuestros países esa búsqueda del significado real de esta clase de periodismo?

 

(AC): El periodismo cultural en Costa Rica no anda por un buen nivel, a diferencia de lo que sucede en otros países. El problema es que allá hay periódicos importantes, pero institucionalizados, comercializados o  fosilizados, y no le han dado campo a la gente joven o a las nuevas tendencias; eso ha creado una élite periodística que al público ya no le interesa. Hay cambios pero en los formatos, en la apariencia mediática, no en cuanto a los contenidos. Afortunadamente, se está produciendo un movimiento alternativo muy fuerte; puede verse en revistas y editoriales alternativas, o radios y canales de televisión universitarios o comunales. Eso va a ser muy importante porque también hay mucha gente, especialmente joven, que desea hacer periodismo con ideas nuevas.

Noé Lima 
Periódico "El Mundo"
San Salvador, El Salvador
junio del 2003

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