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Mientras tanto

Finalmente, apareció el padre avestruz
Juana Libedinsky

LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)

LONDRES.- Un par de domingos atrás escribíamos sobre Tiger Mom o mamá tigresa, el libro sobre cómo criar niños a la (durísima) vieja usanza china, para que de adultos "se devoren" el mundo a diferencia de sus devenidos endebles pares occidentales.

El libro, cuya autora, Amy Chua, es de ascendencia china, fue best seller en los países angloparlantes porque puso el dedo en la llaga ante lo que se percibe como el claro avance de China, ya no sólo en los aspectos económicos. Pero también despertó una enorme curiosidad sobre quién era y dónde estaba el "papá tigre" mientras la mamá amenazaba con quemar los peluches de las niñas cuando éstas no practicaban varias horas de piano o cuando ella las llamaba "basura" por no sacarse la mejor nota en la escuela.

En las primeras semanas, el Ostrich Dad (papá avestruz, como inmediatamente los medios lo bautizaron por la manera en la que escondía la cabeza ante las medidas de su mujer) hizo precisamente eso: desapareció del mapa. En sus pocas menciones en el libro, además, ya era descripto como el claro ejemplo occidental conflictuado contra el cual Chua se rebela. Por ejemplo, cuando la hija menor se niega a seguir los pasos de concertista de la mayor, él la apoya diciendo que cada hijo es distinto. Chua entonces le retruca que no puede creer que haya caído preso de la ideología de que cada niño es especial como justificación para no exigir a todos al máximo. Y con su suegra (psicóloga de típica familia judía neoyorquina) las luchas de Chua son encarnizadas.

Pero ahora el papá (¿tigre?, ¿avestruz?) Jeb Rubenfeld está por todas partes. Resulta que él también tenía un libro casi listo, y desde el momento en el que éste salió a la venta no hay diario o programa de televisión que se le haya resistido. Y por la manera en la que el libro lo pintaba, vaya sorpresa. Rubenfeld, graduado de Harvard, también profesor de Yale, es alto, rubio y espléndido. Ex actor amateur, es considerado una de las mentes más agudas del derecho norteamericano y, en sus ratos de ocio, escribe thrillers donde no teme a las escenas de sexo más arriesgado. Su flamante novela, The Death Instinct, ambientada en 1920 en Wall Street, fue resumida por The New York Times con el elocuente this book is great ("este libro está buenísimo").

Lo curioso es que el tan exitoso Rubenfeld viene a ser producto de la educación familiar "sensible", que su mujer tanto desprecia. Y muchos ya tienen una gran duda: si la redituable y familiar controversia no habrá sido una estrategia editorial tan brillante como las mentes del matrimonio.

por Juana Libedinsky

jil210@gmail.com
LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)
Domingo 06 de marzo de 2011

Autorizado por la autora

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