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Mientras tanto

Bajo el sol, un déjà vu literario
Juana Libedinsky

LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)

José Ignacio.- Tiempo de sacar del bolso de playa, y sin pudor alguno, el thriller de un escritor sueco, la novela rosa o la saga de vampiros, tan esencial como el factor de protección solar 2400 para quienes, como esta redactora, están blancos, como pintados a la cal (aunque decir "palidez europea" a los bronceados amigos locales suene un tanto más chic).

Estar bajo el sol, lejos de la ola de frío, no tiene precio. Pero es casi igualmente agradable poder disfrutar de esos libros que no son exactamente el Ulises , el Quijote y el Rey Lear combinados, lejos de la última controversia literaria que azota tanto como el clima al Viejo Continente, que se inició a partir de una nota en el diario británico The Guardian . Allí se vuelve a la carga con el debate de la alta literatura versus la más comercial, sosteniendo que la industria debe marcar más la distinción entre la narrativa "literaria" y la "de género", para que la gente que lee lo segundo sepa que existe algo mucho mejor.

Como literatura "de género" se presenta a toda aquella que sigue una fórmula que ya fue exitosa, con el thriller sueco, la novela rosa que mezcla shopping y feminismo o la saga de vampiros ahora a la cabeza.

Muchos calificaron esa división de una manifestación snob y paternalista, pero muchos otros se alegraron de que alguien lo dijera a pesar de que el argumento imperante es que todo vale "con tal de que la gente lea".

A la literatura "de género" se la acusó de falta de originalidad, personajes unidimensionales y clichés; a la "literaria", de tratar siempre sobre seres conflictuados, con tramas en las que nunca "pasa nada", con lo cual, señaló más de uno, la literatura "literaria" se convierte en una "de género" al seguir patrones marcados.

Pero también hubo quienes bostezaron: esto ya se discutió mil veces en la historia, por ejemplo, con la sensation fiction de la Inglaterra victoriana, que mezclaba crimen, adulterio y lo sobrenatural. Algunas de estas novelas, como las de Wilkie Collins, devinieron clásicos. E incluso inspiraron libros que fueron de lectura obligatoria en la escuela secundaria en la Argentina, como un favorito personal y que también acompaña esta vuelta a la arena, Rosaura a las Diez , de Marco Denevi.

por Juana Libedinsky

jil210@gmail.com
LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)
Domingo 23
de enero de 2011

Autorizado por la autora

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