Ser un guardián del agua

por Winona LaDuke

La policía gasea a los guardianes del agua. Dakota del Norte, 2016 Foto de Josué Rivas

 

Vinieron de los cuatro rumbos. Vinieron de las estrellas.

Vinieron de la montaña que los resguarda.

Vinieron de las profundidades del hermoso océano.

Vinieron del polen del maíz y la salvia que juntaron en sus manos.

Llegaron heridos por el dolor de las generaciones.

Trajeron ofrendas de fuerza, lágrimas y canción.

Aquí se sostuvieron en los cuatro rumbos.

Inyan Wakankagapi Wakpa. Sara Juanita

Jumping Eagle

 

En tiempos de los sagrados lugares, en el tiempo que no termina, la gente viene a refrendar su pacto con lo sagrado. A reafirmar sus relaciones con el Creador. Ésta es la historia de un pueblo que encuentra su camino a casa, encuentra su camino, hermoso como es, como fue, como será otra vez. Encuentra la senda a su corazón, a lo sagrado, al agua. Encuentra el camino hacia quienes lo conforman, a quienes somos y en quienes nos habremos de convertir.

Hay una memoria, sumergida bajo cientos de años de martillos neumáticos del mundo industrial, una memoria hambreada con migajas, comida rápida y pobreza colonial: un trauma tras otro... y los incesantes comerciales de la televisión. Hay una memoria que se encuentra, como uno se encuentra a sí mismo. Este momento es eso.

Acudimos porque sabíamos que era el momento. Acudimos desde pequeños poblados, grandes ciudades, suburbios, granjas y espacios de privilegio. Venimos porque el río nos llamó para resistir, ese río de la vida. Mni Wiconi. Venimos al comprender que era nuestro tiempo. En las épocas legendarias hubo Windigos y monstruos. Y hubo pueblos que se alzaron como el azote de los monstruos. Como el azote de los Windigos. Esa es la gente que hoy regresa. Son aquellos que regresan a nosotros como Guardianes del Agua. El tiempo es ahora.

Taku Skan Skan: movimiento sagrado, energía. Taku Wakhan Makhoche kin le Wakhan thanka unk’upe lo’: Tunkasila nos dio esta tierra. En lengua anishinaabe la palabra es akiing, la tierra a la que pertenece la gente. En un tiempo en que las corporaciones son consideradas personas naturales amparadas en la ley y el monopolio de las armas, que contaminan las aguas, y hablan al oído de quienes deciden la política federal y estatal, sabemos que el sistema no funciona. Es tiempo de reconocerlo.

John Trudell, gran líder político de los santee, nos recuerda para el presente: “Debemos reestablecer nuestra identidad. Debemos entender quienes somos y dónde está nuestro sitio en el orden del mundo, porque nuestros opresores utilizan la ilusión. Nos dicen que eso es poder, pero no es poder. Pueden tener los rifles, las leyes racistas y los jueces, y pueden controlar el dinero, pero eso no es poder. Ésos son sólo los límites del poder. Si parecen un poder es porque nuestras mentes se los permiten. Pero es todo una farsa. Nosotros somos poder. Participamos del mundo natural. Todas las cosas de la naturaleza son parte de la Creación y alimentan las energías de nuestra Madre Tierra. Somos poder”.

En esto nos reconocemos. Niegan a nuestros pueblos recursos que sólo existen para el sistema político dominante. Así que decidimos alzarnos. Dakota del Norte, envalentonado por tener más dinero petrolero y avanzado equipo militar, el estado conocido como “norte profundo”, nos respondió con furia y con odio, y nosotros le devolvimos amor. Piedra Parada es ese momento, cuando hacemos una pausa en la Historia y enfrentamos sin miedo a las balas, las operaciones militares y ese odio que hemos recordado por 200 años. La gente se alzó con valor. Fue un Momento Selma (en referencia a la histórica marcha de los negros de Alabama en marzo de 1965, durante la lucha por los derechos civiles, N. del T.), ahora en el “norte profundo”. El Tienamen estadunidense. Un momento profundo. Despertamos, miramos alrededor y encontramos a nuestra gente, una abundancia de tribus, colores e historias. Salimos al encuentro con nuestro poder.

Convocamos esos recuerdos y esos ancestros. Fuimos llamados a ser el azote de los monstruos, verdugos de los Windigos de nuestro tiempo. Recibimos un llamado para ser mejores que nosotros mismos, el llamado de la libertad.

El gran jefe oglala lakota Mathew King dijo en alguna ocasión: “lo único más triste que un indio sin libertad, es un indio que no recuerda lo que es ser libre”. En Piedra Parada recordamos se siente ser libre. Fuimos libres enfrentando a la Historia y al futuro. Piedra Parada es ese momento, cuando empezamos a desencadenarnos. No nos volvimos a poner la soga. Recordamos nuestra libertad y nuestro poder.

Por todo el continente hay Guardianes del Agua, inspirados por momentos así, probando su ser verdadero, alzándose contra la destrucción, reconstruyendo sistemas de alimentación locales y orgánicos, instalando proyectos de energía renovable y viviendo, no como símbolo de la valentía, sino como líderes del mundo que estamos construyendo: el que restaurará nuestras relaciones.

Recuerdo ahora unas palabras de la Corporación de Desarrollo Comunitario del Valle del Trueno: “¿Por cuánto tiempo más permitiremos que otros decidan el futuro de nuestros hijos? ¿Acaso no somos guerreros? Cuando nuestros antepasados iban a la batalla no sabían cuáles serían las consecuencias. Lo único que sabían era que, si no actuaban, las cosas no serían buenas para sus hijos. No actuaremos desde el miedo, sino desde la esperanza. Con esperanza todo es posible. Éste es el tiempo”.

Sí que lo es.

Plantados con fuerza
Josué Rivas en Standing Rock

El fotógrafo otomí Josué Rivas pasó siete meses documentando la histórica reunión de pueblos y aliados en Standing Rock (Piedra Parada), en Dakota del Norte, donde se suscitó la movilización indígena más importante en décadas en Estados Unidos. Acaba de aparecer el libro-objeto que contiene este trabajo, Standing Strong (FotoEvidence, 2018). El prólogo es de Winona LaDuke, una de las voces indígenas más firmes en su país. Con autorización de los autores, Ojarasca presenta una muestra del poderoso recuento fotográfico, y el texto de LaDuke.

Rivas explica: “Mientras muchas narraciones de centraron en los choques entre la policía y los Guardianes del Agua, yo dirigí mi lente al espíritu enclavado en los campamentos. Las imágenes que emergieron sirven como ofrenda a todas nuestras relaciones y aquellos que protegen los sitios sagrados, el agua de vida y nuestro planeta entero”.

 

Joven sale de un tipi. Fort Yates, Dakota del Norte, septiembre, 2017. Foto: Josué Rivas

Marcha en solidaridad con tribus Sioux y Lakota en EEUU

 

por Winona LaDuke, escritora, activista y ambientalista de la nación ojibwe de Minnesota. Su libro The Militarization of the ¡ndian Country (La militarización de los territorios indígenas, 2013) causó gran controversia al detallar los numerosos despojos realizados por las fuerzas armadas de Estados Unidos en territorios y reservaciones de los pueblos originarios. El texto presente sirve de presentación al álbum de fotografías de Josué Rivas captadas en Standing Rock, Dakota del Norte (Standing Strong, FotoEvidence, 2018) en 2016 y 2017, durante las protestas contra el gasoducto Dakota Access en territorio siux, entre los ríos Missouri y Mississippi.
(Traducción del inglés: Hermann Bellinghausen).

 

Originalmente publicado en "Ojarasca" Nº 255 julio 2018
Suplemento de La Jornada (México) 
Link: http://www.jornada.com.mx/2018/07/13/ojarasca255.pdf María Inés Silva Vila
 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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