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Desencuentro
Eduardo Ibarra Aguirre
eduardoibarra@prodigy.net.mx

 
 

En una de las tantas visitas de trabajo a la capital de Durango, el activista político recibió a boca de jarro una sorprendente y a la vez grata y más que riesgosa invitación.

-Camarada, el compañero Lucio te quiere saludar y conversar contigo.

La tierra grande de José, Silvestre, Fermín y Rosaura Revueltas era territorio más que medianamente conocido por el joven comunista que había sido portador del apoyo solidario al segundo movimiento por el rescate del Cerro del Mercado.

Mientras el fuereño se subsumía en los estrechos lineamientos de la dirección del movimiento universitario y popular que atribuía todos los males del atraso de la entidad a que no se le ponía valor agregado a los minerales que se extraían de las entrañas duranguenses y al gobernador Víctor Páez Urquidi como arquitecto del desastre, contaba con la abierta admiración de los líderes y el aplauso entusiasta de los miles de asistentes a las diarias concentraciones.

La efervescencia estudiantil y popular arrastró al activismo febril, pero marginal, al pequeño grupo de comunistas que encabezaba el profesor José de la Luz Flores, hombre bueno y generoso, pero solemne hasta la desmesura.

Como secretario general, Flores presidía las reuniones del comité estatal y la costumbre consistía en que al final, resumía la discusión e intentaba presentar las conclusiones para ser votadas como materia de trabajo a realizar.

Cubierto el ritual, en alguna ocasión el activista proveniente del Distrito Federal planteó brevemente un aspecto de algún asunto que olvidó y que no contradecía en lo más mínimo lo ya acordado.

Al profesor sólo se le ocurrió objetar, voz engolada de por medio:

-Camarada. ¡Me obliga usted a hacer otra intervención de conclusiones!

En otra ocasión, el activista proveniente del DF, expresó en privado al profesor y al tenaz Efrén García -fallecido el 22 de diciembre de 1973- su extrañeza por una omisión cometida por la dirigencia comunista al dar a conocer públicamente una orientación política. La respuesta, de antología, quedó registrada en el cajón de los recuerdos:

-Son asuntos de alta política, camarada.

De tal suerte que si al buen profesor y amigo Flores le hubieran presentado la invitación a conversar con Lucio Cabañas, seguramente hubiese sugerido la realización de un congreso extraordinario de los comunistas de Durango, previa consulta con el Secretariado del Comité Central.

El joven, halagado por la invitación del paradigma del Partido de los Pobres, respetado por todas las izquierdas del momento, no dudó un segundo en la respuesta que dio.

-Dígale al compañero Lucio que me daría mucho gusto conocerlo y platicar con él. Pero que por encima de todo está su seguridad. ¡Que se cuide y se retire de Durango tan pronto le sea posible.

Y el portador de la invitación escuchó azorado:

-De ti, compañero, espero absoluta discreción sobre la presencia del padre de tu sobrino. No tienes derecho a poner en riesgo su integridad sólo por el gusto de que los visita.

Menos de tres lustros después, el invitado a conversar con Cabañas fue encañonado, encerrado en un pequeño cuarto del baño del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, mientras el director de éste, Arnoldo Martínez Verdugo, era secuestrado por los presuntos sucesores de Lucio:

-Si sales, hijo de tu chingada madre, te matamos.

No cabe duda. La estatura ética y moral no se hereda ni con los genes ni con la sangre.

Remembranzas, de Eduardo Ibarra Aguirre
Primera edición digital: Octubre de 2012
© Eduardo Ibarra Aguirre
© Forum Ediciones SA de CV
forum@forumenlinea.com
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Diseño de portada e interiores:
Héctor Quiñonez Hernández

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