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A pedacitos
Eduardo Ibarra Aguirre
eduardoibarra@prodigy.net.mx

 

Para Angélica

En estas páginas se cuenta más sobre fallecidos que de vivos.

Muertos es un decir. Biológicamente es irrebatible. Pero en la medida que ocupan cada vez más espacio en nuestros recuerdos, están más vivos que nunca.


Y están más vivos en los sueños y las remembranzas porque con la partida a dos metros bajo tierra o al ancho mundo terrenal por el que se esparcieron las cenizas, no sólo se reintegraron a doña Natura, estimulando otras formas de vida, sino que se llevaron un poco o un mucho de nosotros.

Contados, pero también existen los generosos altruistas que donaron parte de sus órganos para prolongar la vida de otros seres humanos. Parcialmente permanecen en otros.

La muerte no es una señora despreciable que un día se presenta súbitamente y como si te propusiera bailar una pieza, te invitara a partir. Ni siquiera a los convencidos de la existencia de otra vida en el más allá –o el más acá– que nunca conoció el hombre o la mujer en ninguno de los mundos realmente existentes.

No. Partimos en pedacitos. Cada recuerdo, cada sueño sobre los seres queridos, aunque también existen los despreciados que partieron primero que tú, es una vivencia grata o ingrata que se alojó en la inmensa y compleja recámara de la memoria para no dejarlos ir totalmente.

La gran batalla cotidiana en el cajón de los recuerdos que cada día crece, más y más, con idus no de marzo sino de todos los meses, es también porque se llevaron un pedacito de nuestra vida, de las vivencias de una corta o larga vida, vital, intensa y hasta gris.


El corazón se paraliza en un momento y deja de latir para siempre. Sólo que los latidos que le precedieron, la ciencia y tecnología aún no atinan a saber cuántos fueron.

Nos vamos a pedacitos. Y los que partieron primero se llevan parte de nuestras vivencias, de nuestra vida.

En estas páginas están la mayor parte de los míos. Aquellos que marcaron su impronta en el molde inacabado que somos.

También hay ausencias parciales. Como la del organizador político David Martínez Jalomo. Un hombre entregado a sus tareas que terminó definido por Arnoldo Martínez Verdugo –el pintor, político e historiador sinaloense– en la afortunada frase: El alma del PCM en Tamaulipas.

Tan lo fue que pospuso una y otra vez el indispensable y urgente tratamiento médico frente a un malestar creciente. En la raya, optó por llevar del Distrito Federal al norte el número uno de Oposición, de abril de 1970, en el que Rogelio Naranjo mostraba en la portada a un Luis Echeverría Álvarez desplazándose más hacia la derecha que a la izquierda.

Llegaron los ejemplares del semanario a Tampico-Madero antes que el candidato presidencial. Pero David –el paciente explicador de las dudas e interrogantes que le formulaban los muchachos casi hasta el amanecer, acompañado de un Delicado sin filtro–, ingresó al hospital cuando la peritonitis no tenía ningún remedio.

O Blanca Cervantes Talavera. La enfermera guerrerense del Seguro Social que en plena juventud, sin despedirse del novio, decidió incorporarse al Partido de los Pobres, el de Lucio Cabañas Barrientos, no el de ahora. Integrada a la guerrilla se enamoró del comandante y ofrendó la vida por ambos.

Y la aragonesa Fuyola, nacida en Huesca, quien llegó como miles de republicanos españoles al puerto de Veracruz y se instaló en Morelia, junto a los famosos niños, en noviembre de 1939. Comunista de toda la vida, de las imprescindibles, diría el dramaturgo y poeta Brecht, al año siguiente se registró como Encarnación Martín Miret, en sustitución de su verdadero nombre: María de la Encarnación Isabel Danilisa Fuyola Miret.

Ellos y otras se llevaron también trozos de la vida nuestra.

Porque, insisto, nos vamos a pedacitos. Hasta que termina el ciclo vital. La prolongada en el tiempo individual, muy corta en el espacio histórico, caminata que emprendimos desde la concepción.

Remembranzas, de Eduardo Ibarra Aguirre
Primera edición digital: Octubre de 2012
© Eduardo Ibarra Aguirre
© Forum Ediciones SA de CV
forum@forumenlinea.com
www.forumenlinea.com
Diseño de portada e interiores:
Héctor Quiñonez Hernández

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