Ciertos y persistentes tópicos de Quino


Jorge Ángel Hernández
jorgeangelhdez@gmail.com

El recorrido por la obra de Quino (Joaquín Salvador Lavado, Mendoza, 17 de julio de 1932), fuera del ámbito de Mafalda, podría sintetizarse en seis tópicos de persistencia:

  • -Sometimiento del individuo a la urbanización social

  • -Depredación de la naturaleza a través del uso de la tecnología

  • -La civilización evolutiva como quiebra del sentido divino

  • -Sátira del cinismo ético de clases

  • -Sátira del cinismo político

  • -Reivindicación del individuo y sus funciones humanas.

Su cosmovisión, a través del infalible prisma de la risa, no queda indiferente a los problemas y conflictos de la sociedad, tanto desde el punto de vista de su necesidad evolutiva como desde el uso indiscriminado que el ser humano hace de esa evolución. No es posible reír con sus dibujos sin sentir al menos algo de implicación en esos tópicos de responsabilidad social e intelectual que acompañaron su obra.

Cuando se aproxima al sometimiento del individuo por los procesos de urbanización, hallamos, además de personajes completamente abrumados por la congestión del tráfico
[1], situaciones concretas que amplían genéricamente la caricatura. El dibujo que preside la estatua del fundador de la ciudad, cuyo rostro se multiplica entre los transeúntes que rodean a la plaza donde la escultura se enclava, da fe de la mecanización urbana[2].

Una historieta de exquisito humor negro reitera el fatal destino de un personaje a ser atropellado por un tren, siempre en la misma intersección, y yendo en progresivas secuencias de conductor de auto a cadáver. Se aprecia en ella una expansión de esta mirada al individuo sometido por el crecimiento de la urbanización, aunque la propia elección del humor negro amplíe sus posibilidades semiósicas y, por supuesto, conceda al acto mismo de la risa el mayor protagonismo.

Cuando se enfoca en la tecnología como depredadora de la naturaleza, Quino es mucho más claro en sus ejercicios de conceptualización. Este es un tema difícil, sobre todo porque puede convertirse al maniqueísmo retrógrado del posromanticismo. De ahí que no pocos de los dibujos que en él se insertan integren texto a las imágenes y anécdotas. El dibujo de la página 81 de ¡Qué presente impresentable!
[3],  nos dice cómo el artista resuelve la compleja dicotomía entre la conceptualización y el desarrollo tecnológico. Un señor delante de una computadora, con postura cansina, mira al lector y expresa un texto que se coloca en mayúsculas y al pie de la página, en lugar de en globo, como es habitual. El parlamento dice:

 

SÍ, CLARO, GRACIAS A INTERNET AHORA PUEDO LEER LA PRENSA INTERNACIONAL Y ENTERARME AL MINUTO QUÉ DESASTROSO ANDA EL MUNDO PRECISAMENTE POR HABERNOS METIDO, YA, A VIVIR EN ESTE MALDITO FUTURO EN EL QUE VIVIMOS Y DEL QUE NO SABEMOS CÓMO SALIR.

 

No hay negación de Internet como emblema de tecnología del futuro –hecha presente–, sino crítica del desastre de la humanidad en su uso de la tecnología. Otros ejemplos pueden ayudar a comprender este tópico, como la historieta de la página 20 de ese mismo libro, donde las palabras del ámbito de la computación –en inglés– abruman al personaje hasta llevarlo a pedir socorro desde un punto minúsculo de la Galaxia. Este es, acaso, el tópico de más finas fronteras respecto a sus contradicciones en la obra de Quino. De ahí que en él los códigos de requisito para alcanzar la risa se estrechen con sensibilidad.

Aun así, Quino logra desenvolverse con tino y equilibrio, tanto desde el punto de vista del mensaje de responsabilidad social, casi siempre explícito y abierto, como desde la perspectiva del arte del dibujo, donde su trazo es preciso y emotivo. La precisión y la emotividad compulsan la necesidad del sentido e inclinan la balanza hacia los objetivos éticos y morales del autor, tan cuestionados por la teoría posmoderna y la industria cultural de masas.

El tópico siguiente, que muestra la civilización evolutiva como un acto de quiebra del sentido divino, también trabaja con bordes estrechos de frontera. Quino no llama a rescatar la religiosidad; por el contrario, en numerosas escenas satiriza a las instituciones religiosas y sus prácticas. A veces, aunque no tantas, se burla incluso de ellas. Pero llama, y con bastante claridad, a recuperar las esencias éticas que se hallan en el origen de la religiosidad. El método de juicio se reitera en casi todos sus tópicos fundamentales, aunque para este caso, sus reservas personales acerca del avance desmedido de la tecnología ponen en riesgo el equilibrio del que goza el tópico anterior.

También aquí es fundamental el uso de textos, lo que limita el alcance del mensaje. La emotividad del trazo, sin embargo, continúa siendo intensa, de una expresividad que ayuda a superar la barrera que el uso de la lengua plantea. Y esto no solo está dado por la diferencia del sentido semántico en las lenguas que deben traducirlo, sino por la connotación de ciertos términos que necesariamente tienen que ceder, por correctos que se vean al ser traducidos. El cuadro que muestra a un niño estupefacto al ver que de la banana que pela sale un pez, y no la fruta que esperaba, podría funcionar, solo, como un magnífico chiste. En la historieta de la página 16 de ¡Qué presente impresentable!, sin embargo, desplaza el peso del absurdo hacia un sentido ecológico, y ello luego de cuatro cuadros previos que son dependientes del sentido del texto.

Cuando Quino emprende la sátira del cinismo ético de clases es implacable en el manejo del sentido. Las cápsulas de sentido son claras y directas en tanto sus ideologemas definen la toma de partido del autor. Y a la vez, se permite ser lírico y escrupulosamente artístico. Más que equilibrio, hay relación estrecha entre la necesidad de expresar un mensaje concreto de denuncia social y la estructuración estética que resalta al dibujo. A mi modo de ver, resulta ejemplar su maestría en este aspecto.

La sátira del cinismo ético de clases es un tópico abundante en su obra, tanto en historietas como en dibujos de cuadro único. En estos últimos, su capacidad expresiva realza los marcados objetivos de responsabilidad intelectual que jamás dejó de mantener. Las historietas, por su parte, suelen regodearse en detalles específicos de la conducta y, sobre todo, satirizar actos y personas concretas de la sociedad que lo circunda como ciudadano. Para quienes no estamos en su entorno, y desconocemos los detalles de la inmediatez aludida, el sentido funciona como esencia del tópico y lleva a buscar en el entorno propio la señal de equivalencia. El dibujo de la página 60 de ¡Qué presente impresentable! puede servir como síntesis expresiva y, a la vez, como puente hacia el siguiente tópico.

Un señor atildado como de muy alta clase y de abundante riqueza expone su filosofía, que dice:

 

…Y EFECTIVAMENTE, HOY, GRACIAS A MI INTUICIÓN PARA LOS NEGOCIOS, POSEO UNA INMENSA FORTUNA DIGNA, QUE ME PERMITE GOZAR DE UNA HOLGADA VIDA DIGNA, EN UNA MANSIÓN DIGNA, CON SAUNA Y JACUZZI DIGNOS. TAMBIÉN MI PORSCHE, MI BMW Y MI MERCEDES SON COCHES DIG…

 

A la derecha del cuadro, una señora comenta por lo bajo:

 

NO HAY CASO, SE LE NOTA DE DONDE VIENE POR ESA TÍPICA MANÍA DE LA GENTE POBRE DE QUE TODO LO QUE QUIEREN TENER, TRABAJO, VIVIENDA, SALARIO, EDUCACIÓN SANIDAD O LO QUE FUERE DEBE SER, ADEMÁS, SIEMPRE DIGNO.

 

Hay ironía no solo en la reiteración del calificativo “digno” en el primer parlamento, sino además en el modo de juzgar a la persona que a la clase alta pertenece de siempre, quien es cínica y considera indigno de su clase reclamar que sea digno el método de enriquecimiento y protección del estatus clasista elevado.

El tópico de la sátira del cinismo político está muy relacionado con el anterior, tanto en estilo como en proyección axiológica, aunque se distinguen por el llamado concreto del autor a determinados fenómenos que el uso desnaturalizado de la política impone. La relación estrecha entre el estatus clasista elevado y la desnaturalización de la política, que el autor refleja de diversos modos, sugiere el parentesco. La historieta de la página 34 de ¡Qué presente impresentable! es definitiva en este punto.

Se trata del discurso de un político que se divide en cuatro cuadros. En su orden, colocaremos los textos de definición de la sátira política, en estrecho vínculo con el estatus clasista, aunque las imágenes son esenciales para la calidad de la pieza.

 

1º. SIEMPRE LO DIJIMOS MUY CLARAMENTE: “NOSOTROS VAMOS A SALIR DE LA CRISIS ECONÓMICA”
2º. Y ES LO QUE HA SUCEDIDO: ¡NOSOTROS HEMOS SALIDO DE LA CRISIS ECONÓMICA!
3º. SIN EMBARGO, SE NOS ACUSA DE ENGAÑO. ¿ENGAÑO A QUIÉNES?…
4º. …¿ALGUNA VEZ LES DIJIMOS A USTEDES: “NOSOTROS VAMOS A SACARLOS DE LA CRISIS ECONÓMICA”?

Es la cuarta escena la que revela a quiénes habla ese político rodeado de enriquecidos personajes: una masa empobrecida y miserable.

La cadena de juegos semánticos de las palabras y las frases, con la anfibología como elemento provocador de la risa, es también el centro de la denuncia: hemos cumplido con la promesa electoral porque “nosotros” hemos salido de la crisis económica en tanto “ustedes” no. Lo deja claro el político como defensa y mentís de las acusaciones de engaño.

La reivindicación del individuo y sus funciones humanas prolifera también en la obra de Quino. Es complejo y se conecta con frecuencia con el de la depredación de la naturaleza a través del uso de la tecnología. Pienso que es justo su convencida responsabilidad social, cívica y ciudadana, la que le permite expresarse con autenticidad, aún cuando algunos casos puedan dejar ver de trasfondo ideas que la cultura arrastra prejuiciosamente. No obstante, la preocupación de Quino por el valor de la educación ética y ciudadana de la infancia, y el llamado abierto a no perder la educación ciudadana y ética de la sociedad civil y sus estratos jerárquicos, concede un alto grado de autenticidad a sus dibujo e historietas. En estas, sobre todo, la responsabilidad intelectual genera marcas concretas de importancia.

Puede incluirse en este tópico la sátira de los prejuicios sexuales y de raza, pues se trata de defender una naturaleza humana que ha sido sometida en el curso de la civilización.

Con estos tópicos, Quino muestra que el compromiso social y el asumir valores éticos de fondo ideológico revolucionario, dota a la obra de una autenticidad que imbrica estrechamente sentido y modos estilísticos, formas y contenidos. Todo, a través del prisma de la risa, que es infalible para saber si determinados tópicos perviven o no en la conciencia de los receptores, aunque la tecnología de hoy deje atrás no pocos asombros del autor. Aun así, y por un tiempo prudentemente largo, nos seguimos riendo con esas persistentes “ocurrencias” de Quino.

 

Notas

[1] Ver “Quino en la jungla del asfalto”, Cubaliteraria, 06 de diciembre de 2017, En Quino en la jungla del asfalto

 

[2] Mundo Quino, Casa de las Américas, La Habana, 1985, s/p.

 

[3] Quino: ¡Qué presente impresentable!, Editorial José Martí, La Habana, 2006, 134 pp.

 

Ver, además, del mismo autor: Mafalda más allá de Mafalda c/videos

                                         Un dibujo de Quino

Jorge Ángel Hernández
jorgeangelhdez@gmail.com

Publicado, originalmente, en Cuba Literaria http://www.cubaliteraria.cu/ - 27 de diciembre de 2017

http://www.cubaliteraria.cu/articuloc.php?idarticulo=20979&idcolumna=29

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