Métodos para apoyar a Letras-Uruguay

 

Si desea apoyar a Letras- Uruguay, puede hacerlo por PayPal, gracias!!

 
 

Arquetipos de la figuración en el relato fantástico

Jorge Ángel Hernández
jorgeangelhdez@gmail.com

De acuerdo con la concepción de Iuri Lotman, el texto debe expresarse a través de signos de la lengua natural cuya delimitación respecto a otros signos ajenos a su propia constitución le permitan exhibir una estructuración propia, singular. Son los tres elementos que tiene en cuenta para la conceptualización del texto:

1. Expresión.
2. Delimitación.
3. Carácter estructural
[1].

Para Lotman, además, la causa fundamental del estancamiento y desaparición de la retórica de los estudios literarios y culturales radica en que esta se centró en la retórica del hablante y no en la del oyente, privilegiando la perspectiva de la producción antes que la de la recepción[2]. Tal parecía, en efecto, que la expresión dependía de la propia elaboración de quien se expresaba, sin que importaran los ámbitos de recepción, no solo en el aspecto relativo al nivel cultural, sino al de los modos de comprensión comunicativa. Sin embargo, sin un concepto de habla extraconversacional dependiente de la tradición comunicativa, más que del esfuerzo del texto presentado, no sería posible la figuración retórica que, en cada acto de comunicación, emprendemos los hablantes. Y no sería posible, tampoco, un texto por completo autónomo, autosuficiente, pues su estructuralidad depende, también, de aquellos elementos que le son extrasistémicos, incluso desde una inmediatez local que, en la posterior trascendencia del texto, puede desaparecer, o perder al menos las específicas referencias que le dieron origen. Con frecuencia, y por el inevitable desconocimiento del detalle de origen inmediato, los estudios literarios sumergen estos elementos y se apoyan solo en los sublimes puntos de perspectiva afines a su propio universo de investigación.

La semiótica, apunta Lotman, parte de tres puntos de vista analíticos para emplear la poética de la retórica:

a) una acepción lingüística: como las reglas de la construcción del discurso en el nivel suprafrásico, la estructura de la narración en los niveles por encima de la frase;
b) como la disciplina que estudia la “semántica poética”: los tipos de significados traslaticios, la llamada “retórica de las figuras”;
c) como la “poética del texto”, la parte de la poética que estudia las relaciones intratextuales y el funcionamiento social de los textos como formaciones semióticas unitarias
[3].

Así, entran a formar parte de la categorización de lo fantástico determinados rasgos redundantes que, desde sus sistemas de figuración, estructuran todo el conjunto del relato y se hacen arquetipos en el proceso de reproducción de modelos productivos cuyas bases se forman en relación causal con los efectos validados por los diferentes niveles —semióticos e histórico-sociales— de la recepción.

Podemos enumerar algunos de estos arquetipos comunes.

Nombres antonomásticos

Un arquetipo cardinal del relato fantástico radica en la utilización del nombre como significado que condiciona las características básicas del personaje, ya sea porque las cumple fielmente, lo cual sucede con mayor frecuencia, ya porque se enfrenta al conflicto de no cumplirlas en tanto se espera de él que logre tales requisitos.

Universos concretos

a) Geográficos (cubren grandes espacios, países, continentes, mundos). Metaforizan universos concretos de referencia realista. Están relacionadas con mitos cosmogónicos o de creación.
b) Topográficos (ligadas a las peripecias del camino heroico). Semejan elementos concretos, específicos, de determinadas zonas locales de la historia cultural humana. Están relacionados con los mitos que se ocupan de cuestiones puntuales, relativas a fenómenos naturales o personas míticas.
c) Ecuménicos (son exclusivos para determinados personajes, ya sea por la especie, por los atributos, los dones o las concesiones recibidas en un tiempo anterior al de la historia narrada). El acceso a un Universo ecuménico puede considerarse una transgresión que deviene en necesidad heroica. Los universos ecuménicos están determinados por el punto de vista de la producción y la reproducción más que por el de la tradición receptiva.

Prosopopeyas

La naturaleza suele actuar mediante una condición prosopopéyica. Árboles, ríos, montañas, etcétera, al personificarse, son un híbrido humano y natural. Armas y objetos tienen condiciones prosopopéyicas y disponen de nombres y hasta de ciertos atributos psíquicos. Se humanizan los objetos que acompañan o se oponen al héroe. La actancialidad adquiere una importancia vital para ubicar las funciones, diversas y variables, de las prosopopeyas. Es un elemento común al mito, la tradición folclórica y el relato elaborado para la recepción masiva.

Monstruos

Son glosolalias. Se componen del reordenamiento figurativo de otras criaturas, en general, monstruosas y dotadas de poderes sobrehumanos. Estos poderes encarnan sus virtudes y estrategias incondicionadas de defensa. Su pobre reconocimiento de la lógica de razonamiento humano, sobre todo desde el punto de vista de la significación en el discurso de los héroes antagónicos al monstruo, constituye su debilidad, o sea, el elemento que permite a un héroe derrotarlo a pesar de su ventaja.

Funcionalidad de las puertas

Dominadas por palabras (conjuros, señas, acertijos…) o por llaves especiales, de contigüidad simbólica, de exclusividad en el uso y, por tanto, de viabilidad mágica. Su condición fantástica se delimita justo en la magia que define su apertura, en contraposición a la lógica realista del cerrojo o, incluso, del mecanismo secreto.

Tipo de escritura

Oracular; idiomática; casi siempre es un don conocerla, pues esto permite resolver enigmas que van a compulsar la historia, identificar la verdadera condición de ciertos personajes, y, por tanto, continuar con el camino heroico. La cultura adquiere así un carácter exclusivo, muchas veces gremial, como el que condiciona al relato fantástico respecto al mito, o al relato histórico y realista.

Tiempo

a) Legendario (grandes extensiones, épocas que arrastran leyendas remotas que se sintetizan). Con frecuencia, el tiempo legendario está referido en el pasado de la aventura a describir y se convoca, bien por reescrituración del mundo presentado o por motivo de alguna acción inmediata de los personajes.
b) Breve (transcurre en la acción inmediata y se alarga en la narración). Ocurre un cúmulo de hechos en segmentos de tiempo verdaderamente cortos. Precipitación de los acontecimientos en contraste con la duración del tiempo previo. El tiempo breve responde al carácter de aventura del relato fantástico.

Dones

a) Perennes: Son atributos que sobresalen del común y resaltan la figura o la persona. Constituyen un lazo esencial con la tradición mítica.
b) Consecuentes: aparecen de inmediato en la acción, en los momentos de tensión extrema, y se explican apretadamente. Generalmente son cabos sueltos en la narración, soluciones repentinas que el receptor no sanciona pues para él funciona, también, el arquetipo del camino heroico y resulta válido todo lo que contribuya a su conclusión. Los dones consecuentes deslindan al relato fantástico del mito y de su tradición extática, canónica. Representan la retroalimentación del folclor.

Héroes y antihéroes

El héroe, como focalización principal de los personajes del fantástico, suele disponer de una serie de facultades que se ubican en los códigos de idealidad mítica de la civilización a la cual el relato se dirige. Sus valores axiológicos le permiten crecerse ante fuerzas superiores. Es metafórico.

El antihéroe del fantástico, en cambio, posee virtudes de acción que le permiten acaparar los giros de la trama, aunque su casi siempre explícita y remarcada carencia de valores axiológicos le impide el triunfo definitivo. Como representa al mal, siquiera en una arista, suele ser antonomásico, y si es metafórico, debe ser apreciado en relación de oposición binaria a la metaforización del héroe.

Ni héroes ni antihéroes disponen verdaderamente de una ideología, sino de un arquetipo axiológico cuyo fundamento se ubica en la lucha entre el Bien y el Mal. Dentro de ello se introducen valores universales como el amor y el odio, el espíritu de colectividad y el egoísmo, la capacidad de sacrificio y el instinto de conservación, etcétera.

Como los caminos predestinados del héroe y el antihéroe se encuentran necesariamente en oposición, al primero se le concede la posibilidad de la fundación, en relación directa con los arquetipos del mito, en tanto el segundo está llamado a establecer la serie de obstáculos que estructuran el relato. Un camino expedito para uno u otro anularía, es obvio, la posibilidad de una historia, de ahí que en esta categoría de nuestra creación sea tan importante la conservación de un número determinado de arquetipos. Ahora bien, como lo fantástico contemporáneo se desarrolla dentro de universos receptivos cuya cultura y alcance civilizatorio gozan de definiciones bastante exactas, la misión fundadora del héroe suele estar más inclinada hacia la circunstancia que a la fundación por excelencia. El arquetipo del sometimiento o la destrucción del mundo por parte del antihéroe conduce a que el héroe juegue, en realidad, una función conservadora: evitar que el grado civilizatorio alcanzado se diluya o se vea atrofiado por la fuerza opositora. Convencido de que en sí mismo está la amenaza destructiva, el ciudadano actual reclama su conservación, pues le teme en realidad a las consecuencias del avance científico y tecnológico, asunto en el cual sí coincide con la concepción legendaria del relato.

Color

Son metonímicos en su condición simbólica. Las definiciones del Bien y del Mal se desarrollan con frecuencia mediante el uso de colores. La magia actuante en el fantástico suele estar vinculada estrechamente a los cromatismos del paisaje, los instrumentos de lucha, los bienes culturales y, sobre todo, a las criaturas. En tanto el color constituye el primer rasgo distintivo de la imagen, las creaciones fantásticas se valen de los códigos vigentes en la cultura receptora para establecer distinciones que confirmen la efectividad de la condición fantástica.

Los arquetipos retóricos del relato fantástico no son, en rigor, estructuras pastiches que se colocan en la historia, sino modelos de significación que integran las cualidades del signo al concepto de texto, es decir, a la historia narrada en un marco cultural determinado y a partir de un concepto de cultura que le permite inscribirse en la categoría que como tal lo define y, en esencia, ser retransmitido de manera autónoma. Lotman advierte acerca del peligro de superficialidad que puede devenir al aislar los sistemas de intercambio entre el universo de la construcción de las figuras retóricas y su desplazamiento como un conjunto cultural cerrado que, no por ello, posee una frontera infranqueable para otros sistemas ajenos a la propia cultura que ha enmarcado.

Sus intercambios constantes condicionan la característica efímera del signo, en tanto se reconstituye en cada nueva circunstancia de interpretación, y su condición permanente, en tanto se reproduce como un requisito para conseguir un entendimiento elemental. Y advierte, además, Lotman que “los tropos no son un ornamento externo, cierto género de aplicación que se pone sobre el pensamiento desde afuera: ellos constituyen la esencia del pensamiento creador, y su esfera se extiende incluso más allá del arte: pertenece a la creación en general”[4].

En el relato fantástico, la tropologización (del espacio, las personas y las propias acciones) actúa como una semiosfera capaz de proteger, dentro de la condición genérica, los rasgos y características propias de la especie. Es un artificio redundante de su identidad. Y, además, un elemento estructural que incide en todo el conjunto del sistema que como fantástico ha de definir al relato.

Notas:
[1] - Iuri Lotman: «El concepto de texto», en Nara Araújo y Teresa Delgado: Textos de teorías y crítica literarias (Del formalismo a los estudios postcoloniales), UAM, México, 2003; pp. 391-402.
[2] - Iuri Lotman: «La Retórica», en Entretextos. Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura, Nº 2, Granada, noviembre 2003 (Trad. del ruso: Desiderio Navarro). Url: http://www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entre2/escritos3.htm
[3] - Ibíd.
[4] - Ibíd.

Jorge Ángel Hernández
jorgeangelhdez@gmail.com

Publicado, originalmente, en Cuba Literaria http://www.cubaliteraria.cu/ - 12 de junio de 2011

http://www.cubaliteraria.cu/articuloc.php?idarticulo=13098&idcolumna=29

Autorizado por el autor

Ir a índice de Ensayo

Ir a índice de Hernández, Jorge Ángel

Ir a página inicio

Ir a índice de autores