Enquete com Raúl Henao 
Por Floriano Martins

1.Quais as tuas afinidades estéticas com outros poetas hispanoamericanos?

 

R: Como lo he reiterado en pasadas oportunidades, siento como afines aquellos poetas que se sitúan a lo largo de esa “línea “negra” o visionaria que en occidente se inicia con los neoplatónicos alejandrinos, pasando por los trovadores provenzales (incluyendo a Dante), los grandes románticos alemanes, los simbolistas y los surrealistas franceses. Me seduce entre todas,  la definición de poesía que diera en su tiempo Mallarmé:

 

 la expresión por el lenguaje humano, conducido a su ritmo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de la existencia”

 

Sólo agregaría que dicha “expresión” debería conducirnos a emanciparnos de la miseria o estupidez humana, resultado de haber roto el vínculo que nos unía a la naturaleza.

 

En un comienzo fui influido por la poesía del nadaísmo (Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar, Amilkar Osorio) y los poetas de mito (Jorge Gaitán Durán, sobre todo), movimientos literarios que en Colombia representan el comienzo de la vanguardia poética. Luego fui corroborándome y encontrando afinidades en los poetas hispanoamericanos influidos por el surrealismo: Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Jorge Cáceres, Enrique Gómez – Correa, César Dávila Andrade, Octavio Paz... o con otros, que de alguna manera se consideran sus precursores: José Antonio Ramos Sucre, Vicente Huidobro. José Juan Tablada. Pero siempre, independientemente de esas influencias, he procurado encontrar y proseguir  un camino propio, que le sea fiel y expresa mi propia particularidad o vivencia inalienable.

 

2. Quais contribuicoes essnenciais existen na poesia que se faz em teu pais que deveriam ter repercussao e reconhecimiento internacionais?

 

R: Los colombianos nos pasamos la mitad de la vida negando al otro y la otra mitad negándonos a nosotros mismo. Por eso la “cultura” colombiana no ha conseguido trascender en el ámbito iberoamericano, como si lo han hecho México, Argentina, Brasil o Chile. Eso ha impedido que la obra literaria y poética de José Asunción Silva, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Jorge Gaitán Durán, Luís Carlos López, Aurelio Arturo o Luís Vidales -García Márquez y Álvaro Mutis, constituyen la excepción a la regla- sea apreciada y conocida mejor en un contexto universal. Lo más triste del caso es que,  fuera de cierto complejo atávico, que hace que los colombianos nos tengamos por inferiores a los europeos y norteamericanos, legado de la expoliación y el desarraigo que nos dejara a su paso la conquista española; los mismos escritores y poetas han contribuido a crear ese guetto o aparthey cultural por su falta de objetividad, generosidad y tolerancia frente a otros artistas y escritores coterráneos, negándoles el derecho a expresarse y ser reconocidos.

Los nadaistas –para no ir muy lejos- quemaron (literalmente) la literatura colombiana anterior a ellos, incluyendo La Vorágine de José E. Rivera y María de Jorge Isaac, dos novelas y novelistas arquetípicos, intemporales de las letras nacionales .( Y desconocieron y continúan desconociéndolo ) a los poetas y escritores que vinieron después . A su turno Fernando Vallejo , un escritor antioqueño radicado en México, que ha tenido mucha resonancia últimamente, le niega al nadaísmo todo valor. En El Fuego secreto; II volúmen de su saga autobiográfica El Río del tiempo nos dice textualmente

 

“¿fue antes o después de este cisne (nombre de un café Bogotano) donde han venido a dar los nadaístas expulsados de Medellín por sacrílegos?
A ver ¿qué derecho tienen estas ratas, estos cerdos a cruzarse por mi vida? todo lo escupieron,  todo lo insultaron,  todo lo empuercaron, y a cambio ¿que? Dos o tres dizque poemas que escribieron” (pag 154).

 

La generación o el grupo de escritores estelares Pedro Gómez Valderrama , Jorge Gaitán Durán, Eduardo Cote Lemus, Álvaro Mutis, entre otros, reunidos en torno a la revista MITO (1955-1962), Fue estigmatizada a su vez, en una carta dogmática e inquisitorial,  por Darío Ruiz Gómez, un importante escritor de Medellín radicado por esas fechas en España:

 

Mito es una farsa,  la más lamentable farsa cultural que en muchos años hemos tenido (...) A Mito se le ha escapado la realidad colombiana(...) El de Mito el eterno juego de los escritores burgueses(...) Mito no ha desmitificado al país, su existencia implica tan sólo una ayuda al juego de las derechas”


Flagrante “negación del otro” a la que me he referido al comienzo de la respuesta. Pero viene luego la segunda fase : “La negación de sí mismo”.Y anoto,  apenas como un recuento curioso, que Darío Ruiz Gómez,  a su regreso de España,  no ingresa a la guerrilla o a la militancia de algún partido de izquierda radical,  como era de esperarse por el tono excluyente, comprometido, político de su carta. Sino que se incorpora a la vida académica en una prestigiosa universidad de Medellín y actualmente escribe en el periódico El Colombiano un bastión tradicional del partido conservador colombiano (la derecha colombiana).

 

3- O que impede a existecia de relacoes mais estreitas entre os diversos países que conforman a América Hispánica?

 

-R- En primera instancia quiero referirme de modo sumario,  a un hecho que llama vivamente la atención de todos aquellos que se interesan en el devenir histórico hispanoaméricano: su insólita diversidad y riqueza cultural orquestada en el ámbito de una sola lengua, el idioma español Una estela o constelación fulgurante de poetas y prosistas jalona el continente desde el sur del río Grande hasta la Patagonia . Todos igualmente importantes y relevantes .El continente Hispanoaméricano, el único que puede reconstruir la torre de Babel,
no en lo que ésta tiene de empresa soberbia, luciferina, sino de aproximación a la creación, a lo divino, por su unidad idiomática e identidad cultural. Pero ¿qué sucede? ( y ahora si entro a contestar la pregunta formulada ) aquí vale señalar una de las más crueles paradojas históricas: toda esa riqueza cultural permanece –como diría nuestro Jorge Zalamea –“ignorada y olvidada” tras las respectivas fronteras de los países hispanoaméricanos. Buena parte, quizás los más representativos de todos esos creadores, artistas y escritores, son desestimados y desconocidos pasando de un país a otro y aún en el propio país de origen. Las causas de ese insuceso son muchas,  quiero señalar apenas el opresivo marco político económico que rige el mundo actual . Los países europeos desarrollados y el Big Brother, no se resignan, en definitiva,  a perder la tutela ejercida sobre los llamados países“ tercermundistas” (los hispanoamericanos, entre ellos)  que les proporcionan jugosos dividendos,  materias primas y mano de obra barata, para llevar adelante su proyecto o delirio tecnológico y cientificista en su exclusivo beneficio. Para tal efecto nada mejor que practicar en extenso y como política exterior la doctrina maquiavélica del “divide para reinar” eso explica tanto la existencia de fronteras arbitrarias, irreales; como el aislamiento cultural en estos pueblos que comparten un mismo idioma y una idiosincrasia común. Claro que al interior de cada nación hispanoamericana existen razones de fondo e intereses creados para que ese orden monolítico no se modifique. Y desde la independencia americana se vio como los logros y conquistas alcanzados en la gesta emancipadora,  les fueron confiscados a los libertadores por una segunda generación de caudillos jefes localistas y facciosos para su usufructo personal, el de sus familiares y copartidarios.


Esos caudillos y jefes nacionalistas (fundadores de castas y partidos políticos algunos de los cuales permanecen desde entonces en el poder) desmembraron el sueño bolivariano e impidieron que los países  hispanoaméricanos -privilegiados por su identidad multirracial- se constituyeran en “el continente de la esperanza humana” como lo quería José Martí. O en “el foco de una cultura nueva” como lo soñara Darío .Es decir en un auténtico “nuevo mundo”. Porque hay que afirmarlo abiertamente: abolir las fronteras que nos separan es rescatar la utopía,  el sentido visionario y redentor que ésta revestirá siempre en el decadente,  alienado contexto de la cultura occidental moderna .

 

Medellín, 6 de marzo de 2000. 

Floriano Martins

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