Las redes del odio. Recursos para desactivar la violencia, de Marcos Aguinis, Buenos Aires: Planeta, 2003. 224 p.
por Miryam E. Gover de Nasatsky - Argentina

En este interesante ensayo, el autor analiza las pulsiones destructivas del ser humano, sus consecuencias y la ciclópea tarea del impulso vital para contrarrestarlas. El referente científico es la teoría dualista de Sigmund Freud basada en el binomio inseparable: Eros, pulsión que estimula la vida, y Tánatos, la que favorece la muerte.

En la primera parte, en forma lúcida y amena, aborda diversos problemas generados por el protagonismo que el aborrecimiento y la violencia causan en la conducta. Encara el tema de la venganza, el genocidio, la exigencia del sacrificio, las guerras o el antisemitismo que constituye

             “el modelo más antiguo y arraigado de odio contra un grupo humano”. (17)[1]

Tanto el integrismo, que pretende imponer una verdad considerada absoluta, como los regímenes fundamentalistas y totalitarios, ocasionaron luchas absurdas en nombre de una pureza étnica, cultural o religiosa que no existe y engendraron delirios de dominación arrasando vidas y bienes.

Aclara que una de las causas principales es la confusión entre religión y estado que se produjo, a través de la historia, en el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. El fundamentalismo de este último es el que ha cobrado más actualidad aunque no todos los musulmanes lo apoyan.      

           “La religión, por su intensa carga de identidad y afecto, es un poderoso instrumento para la manipulación de la gente.” (92)

Otro motivo preocupante ante la destrucción masiva es la existencia de terroristas suicidas, equivalentes a las armas de gran poder. Sus líderes son una continuación del comunismo y del nazifacismo. Frente a estos peligros, el autor propone enfáticamente que las Naciones Unidas asuman su responsabilidad. También comenta la necesidad de perfeccionar el sistema de la justicia supranacional y de      

          “estimular la democracia  en todos los países donde predomina el Islam”. (104)

Aguinis, al estudiar el renovado fenómeno de la migración que ha exacerbado viejos odios, observa el rol cumplido al respecto por América, Europa, Asia y África. En todas partes subsisten la xenofobia y el racismo a pesar de los avances en numerosos campos de la actividad humana. Acerca del problema ancestral de la guerra, glosa la correspondencia que intercambiaron al respecto, en su oportunidad, Sigmund Freud y Albert Einstein.

Cierra esta visión general, la advertencia del peligro que encierran las “organizaciones sin fronteras”(129) las cuales amenazan al mundo mientras éste se deja llevar por sus intereses mezquinos e irresponsables.

Ilustran lo expuesto algunos relatos bíblicos o mitológicos presentes en el imaginario colectivo y referencias literarias de Jorge L. Borges, H. Heine, Mark Twain, Platón, Eurípides y Bertha von Suttner, entre otros. Los relatos enmarcados que se incluyen se interrelacionan lógicamente alrededor de ejes temáticos cohesionando el texto. De esta manera, el intertexto enriquece la obra y crea una estructura que potencia su sentido ya que refuerza la intencionalidad del sujeto de la enunciación. La competencia receptora del lector le permitirá asociar la problemática planteada con el conjunto de las lecturas que ofrecen variados enfoques.

En la segunda parte, después de repasar el amplio espectro del desprecio existente en distintos campos, retoma el paradigma que nutre a los demás. Es el antisemitismo que    

              “provee una amplia perspectiva sobre la crueldad del hombre” (136)

y deja al descubierto la tendencia a poner la culpa afuera. Esta antigua discriminación alcanzó su punto culminante en el Holocausto y sigue vigente. Actualmente se lo ha desplazado hacia Israel, país que, por tal razón, es boicoteado por los organismos internacionales. Al respecto, incluye las palabras que Martín Luther King expresara en Carta a un amigo antisionista. Analiza la incidencia que, en la persecución judía, tuvieron las Cruzadas, larga y cruel guerra de religión en las que se confundió el objetivo religioso con la ambición humana.

Explica cómo, en el transcurso de los siglos, el antisemitismo se fue gestando en el imaginario colectivo hasta desencadenar fantasías apocalípticas ya que lo conocido y familiar se puede transformar en espeluznante y siniestro. Marlowe y Shakespeare le inyectaron fuerza dramática a este fenómeno.

De los que, con gran valor, abominaron del racismo, menciona dos casos ejemplares: uno es Ian Karski, diplomático polaco y el otro, Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli quien había frecuentado a los judíos

             “y pudo sentir en las vísceras el misterio de una historia milenaria, punteada por sacrificios y humillaciones sin fin”. (194)

Se ocupó de las víctimas y apoyó la independencia de un Estado que los amparara. Relata cómo su inspiración profética pudo salvar muchas vidas. Elegido Papa en 1958, adoptó el nombre de Juan XXIII.

La fragilidad humana y su desorientación frente a los valores ha inclinado a una mayoría importante a aceptar el fundamentalismo, atraída e hipnotizada por sus falsas promesas. El diálogo interreligioso es la mejor forma de lograr un entendimiento valedero .

Marcos Aguinis, es autor de destacadas novelas como La cruz invertida, La matriz del infierno, La gesta del marrano, La conspiración de los idiotas, Los iluminados, entre otras, y de los ensayos Carta esperanzada a un general, Un país de novela, Elogio de la culpa y El atroz encanto de ser argentino, además de prestigiosos cuentos. Ha recibido merecidos premios y fue designado Caballero de las Letras y de las Artes por el gobierno francés.

En Las redes del odio. Recursos para desactivar la violencia, una vez más pone de relieve su gran inquietud por el futuro de una humanidad tan confundida y enajenada, que muchas veces equivoca su camino. La palabra esclarecedora del escritor busca los orígenes del mal y, con un gran caudal informativo, sigue sus ramificaciones a través de la historia, marcando las nefastas consecuencias que produjo. Deja pensando al lector y lo conduce a tomar conciencia de la preocupante realidad en la que todos estamos inmersos. Su cautivante análisis permite entrever una luz de esperanza al sugerir antídotos posibles contra el odio.    

[1] Los números entre paréntesis corresponden a la adición analizada.

Sra. Miryam E. Gover de Nasatsky - Argentina

 

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