Silepsis[1] en la confrontación
Agenor González Valencia

Cuando se está en una mesa de amigos, charlando sobre temas diversos, es importante saber escuchar y, con la prudencia que obliga la conversación, si se está en desacuerdo con la persona que tiene la palabra, permitir que ésta concluya su discurso y con el tácito permiso de los demás concurrentes exponer nuestros argumentos de manera respetuosa, pretendiendo demostrar la veracidad de nuestra tesis, sin incurrir en ofensas o reacciones que pudiesen ponernos en evidencia ante los demás.

 

El arte de la conversación consiste en saber escuchar y saber contradecir cuando se está en desacuerdo o bien, confirmar con nuestra participación las aseveraciones de quien ha expuesto sus razonamientos, que hemos escuchado.

 

Considerar en una plática que  sólo nosotros somos poseedores de la verdad; interrumpir a quien está argumentando; cruzar con otros palabras ajenas al tema central; dar la impresión  de ausencia; sonreír sarcásticamente frente al expositor; lanzar miradas o gestos desaprobatorios; fingir aceptación de lo afirmado por quien tiene la palabra; levantarse de la mesa a medio discurso de aquél o al terminar éste, con evidente fingimiento de urgencias, da por resultado un descriptivo “retrato hablado” de quien con sus actos se expone a posteriores comentarios negativos por su irreflexivo e insensible proceder.

 

Estamos acostumbrados, lamentablemente, a conversaciones cruzadas de las que incorrectamente participamos, pretendiendo entender y aún más comprender, los tres o cuatro temas que entrelazados se desarrollan a la vez. De la misma manera que nos gusta ser escuchados, de igual manera debemos escuchar.

 

No somos todólogos,  debemos tener conciencia de nuestras limitaciones. Si no soy cardiólogo sería ridícula mi observación enmendadora de plana a quien tiene especialización en esa materia. El hecho de ser dependiente en un establecimiento comercial no me da los conocimientos que es menester para discutir balances con un contador profesional o auditor. Igualmente, si no soy abogado, resulta bizantina una polémica en la que pretenda exhibir a quien tiene la experiencia públicamente demostrada.

 

Prudencia. Modestia. Humildad. Atención. Reflexión. Oportunidad. Cortesía. Moderación. Discreción. Discernimiento. Mesura. Comedimiento. Templanza. Ponderación.  Tolerancia. Conjunción. Y otras virtudes más, hacen que en una mesa de amigos dé frutos opimos la charla que une y florece en amistad verdadera.

 

La silepsis en la confrontación es el quebranto de la concordia.

 

Referencias:

 

[1] Silepsis: Gram. Figura de construcción que consiste en quebrantar las leyes de la concordancia en el género o el número de las palabras.

Dr. Agenor González Valencia

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