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Pasando el tiempo

Agenor González Valencia

El tiempo tiene alas. Fugitivo. Inaprensible. Tortuoso. Sagaz. Inesperado. Sorpresivo. Martirizante. Feliz. Inmemorable. Soñador. Transitorio. Bello. Malévolo. Anhelante. Pasajero. Sublime. Mordaz. Reconfortante. 

Todas estas calificaciones vienen a mi memoria al tener entre mis manos la antología poética de Brigido Redondo, Pasando el tiempo, publicada en coedición del Instituto de Cultura del Estado de Campeche y Miguel Ángel Porrúa, en septiembre de 2009.

El autor de dicha antología es uno de los mayores poetas de México, galardonado en varios países, incluyendo el nuestro, por la excelencia de sus poemas en los cuales la retórica y la poética van de la mano. Es conocido este magnífico poeta campechano en los círculos literarios de Tabasco en los cuales ha compartido la expresión de su talento poético y la magistral forma estética de su escritura y palabra hablada.

La antología acuña palabras de Germán Pardo García quien asevera que Brigido Redondo por su autenticidad, se encamina hacia una poesía que tiene síntomas de tenebroso poder y augura que pronto este magistral aedo estará en la cima, en donde la angustia es el astro quieto, o por oposición, la rapidez cósmica saturada de pasmos y de conturbación. 

El libro es un florilegio de versos tatuados por la sombra del crepúsculo, fluyentes, armoniosos y memorables. Para prueba, anotamos el siguiente soneto correspondiente al libro Himnos del paisaje (2006)

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