Teobaldo Ricaldoni en una obra argentina

Lic. María González Rouco

Muchos de los inmigrantes y exiliados llegados a la Argentina se dedicaron a la docencia, en forma exclusiva o paralela al desarrollo de otras actividades. Fueron maestros y profesores de todos los niveles, fundaron colegios, los dirigieron, organizaron facultades o se encontraron vinculados a instituciones educativas desempeñando funciones no docentes, como la de representante legal. Algunos no se establecieron en nuestro país, pero vivieron durante años en la Argentina, realizando una vasta labor educativa.

Los maestros y profesores inmigrantes se vieron reflejados en la literatura; Lucio V. López, Roberto J. Payró, Juan Carlos Dávalos, Alicia Steimberg, Alicia Dujovne Ortiz y Enrique Anderson Imbert evocaron en sus obras a estos docentes.

El ingeniero y físico Tebaldo Ricaldoni nació en Montevideo en 1873, y falleció en La Plata, en 1923. “En 1898 construyó una estación radioeléctrica para la Marina argentina. Además, en 1906 ejerció como profesor de la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad Nacional de La Plata, de la que luego fue decano y, en 1912, profesor de la Escuela de Física. Escribió, entre otras importantes obras, Geometría elemental y Geometría del espacio. (1).

En Evocación de sombras en la ciudad geométrica, Enrique Anderson Imbert recuerda a Ricaldoni, el profesor uruguayo:

“Atilio Edel, nuestro profesor de Fisica, habia entrado como un torbellino en el aula y agitando un manojo de papeles nos dijo, con voz ronca de emoción, que acababa de recogerlos en la calle; nos dijo que no recogió los que todavía quedaban por no llegar tarde a clase: nos dijo que quería que lo acompañásemos, en seguida ¡por favor! y entre todos rescatáramos el manuscrito del libro que ¡ah, ah! habían tirado a la basura.

Poco a poco de sus palabras atropelladas fui deduciendo lo que ocurría. Un matemático llamado Teobaldo Ricaldoni había publicado hasta entonces sólo manuales pero estimulado por el anuncio de que Albert Einstein visitaría la ciudad se decidió a terminar la gran obra que venía escribiendo en secreto y así poder mostrársela. ¿Llegó a terminarla antes de que la muerte lo sorprendiera, una semana atrás? Edel consideraba a Ricaldoni un genio capaz de reducir el cosmos a cifras. La mujer del genio no parecía opinar lo mismo pues ¡qué vergüenza! en sórdidas latas había sacado a la vereda, mezclados con los nardos marchitos del velatorio, los borradores que el sabio olvidó sobre su mesa” (2).

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Así evoca el escritor al científico, uno de los educadores inmigrantes que aportaron a los argentinos sus conocimientos y su ejemplo.

Notas

1. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002

2. Anderson Imbert, Enrique: Evocación de sombras en la ciudad geométrica (1989), en Narraciones completas, Vol. II. Buenos Aires, Corregidor, 1990

María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista

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