Sebastián Jorgi: "Mas que un investigador, soy un lector"
Lic. María González Rouco

Sebastian Jorgi es narrador, dramaturgo, crítico literario y autor de canciones y tangos. Fue cronista deportivo en La Nación y participó en las peñas literarias de los Sesenta con sus Crónicas Poemáticas y sus primeras narraciones. Pertenecía al grupo Meridiano 70 liderado por Alberto Vanasco. Ha obtenido importantes premios en narrativa: Pen Club, Iberoamericano (Valparaiso, Chile) y un Accesit en Villajoyosa (A1icante, España). Es finalista del Concurso Troquel de Novela en 1982 y acredita la Faja de Honor de 1a Sociedad Argentina de Escritores. Su ba1ada “Cuando me faltes” (en co1aboracion con Adrian Oberti) fue fina1ista del Festival de la Canción en Nueva York en 1990. En 1977 compone con música de Julio De Caro un tango canción en homenaje a Cátulo Castillo. En estos años duros colabora con Carlos Débo1e en 1a Fundación Argentina para la Poesía. Su obra de teatro (en co1aboracion con Miguel Angel Páez) Afuera hay un desconocido, levantada por la dictadura en marzo del 76, fue estrenada libremente al fin en el 2002. En el Museo de la Música de Ponce (Puerto Rico) dicta una conferencia sobre la obra de Enrique Cadícamo. Es Licenciado en Periodismo y Profesor de Literatura.

Ha recibido elogiosos comentarios de destacadas personalidades. Entre ellos, Juan-Jacobo Bajarlía, quien escribió Acerca de Rock nena linda (Buenos Aires, El Alba Editores, 2006): “Dos tenistas batallan hasta agotarse. Uno va a ganar porque lo asiste un fantasma que sólo ve el protagonista que debe cubrir la nota (Fantasia en cinco sets). Otro fantasma, el espiritu de un ajedrecista -Paul Keres- regresa cierto dia para coronarse campeón del mundo (El Match). Un tercer fantasma -pueden ser el cuarto y el quinto-llega a través de una caña de pescar: El pescador, a pesar del hilo tenso que le indica el "pique", se adormece lentamente. Es la muerte que lo viene a buscar en la costanera. Otra instancia paralela también esta en El Rebelde, donde un peón de ajedrez, al huir del tablero, que es la vida misma, halla la muerte. Sebastian Jorgi estructura un hecho real a través de un acontecer insolito. Ve la realidad como un estuario al que convergen los hechos enigmáticos y las frustraciones, como en Ignacio Ludueña, poeta menor y en La Rebelión de Anibal Fuentes. De donde la realidad emana cruenta con una patina en la que se desliza el absurdo, como en los mini cuentos de Cuentohistorietas o donde se deja entrever la caricatura cotidiana en piezas como Rock Nena Linda y Yerba de Ayer, en los que un tímido bailarín y un docente jubilado imploran piedad para seguir. Este realismo insólito -si pudiéramos crear el termino- aparece también en cuentos como Encontrar a Pandolfi y Ta Ta Ta Goool, donde el único misterio es la vida impiadosa del hombre”.

El 17 de mayo, en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, en la Ciudad de Buenos Aires, se realizó la presentación del poemario de Jorgi, Contra las cuerdas, por Cristina Pizarro. Esta oportunidad fue propicia para que dialogáramos con el escritor acerca del ayer y el hoy de su literatura, sus influencias y sus proyectos.

-A tantos años de la publicación de tu primer libro, ¿qué diferencias ves entre la situación del escritor en ese entonces y ahora?

-No muchas diferencias, en cuanto a realizaciones y a progresos, más experimento como un estancamiento en el avance de mis obras. Me refiero a la posibilidad de acceder a un sello editorial que a uno lo respalde, no hablo de ser  "famoso" ni de ser "exitoso" -lo que no me incomodaría- pero al menos de tener un status natural y un pasar digno dentro de la literatura. Sobre todo, después de estudiar y de tratar de perfeccionarse, de buscar nuevos rumbos, de no repetirme en la obra... en fin... la diferencia es epocal y nada más, tengo veinte años más y el tiempo es de descuento. Para alivianar esta idea, es estar en "tiempo suplementario", como para no dramatizar demasiado. De cualquier manera ya he publicado 17 libros...

-La ciudad es un tema constante en tu obra ¿por qué esa inclinación?

-La ciudad, sí, Buenos Aires... es cierto, es una constante casi en mis cuentos, “Margo junto al río inmóvil”, “Cuasimodo”, “Tardes de Lorraine”, “La Irma viene llegando”, entre otras piezas más próximas, como “Rock Nena Linda” y “Trenes a Bolívar”. Buena observación la tuya, Maria, la ciudad-personaje está siempre, desde que he venido a vivir a Buenos Aires, al Once, a Caballito, a Pompeya... la inclinación se da un poco por el tango. Como sabés, soy tanguero de alma, hasta he escrito tangos con Julio De Caro, con Adrián Oberti... en fin, pienso que es una inclinación de la que no puedo salir...

-La inmigración aparece reiteradamente en tus cuentos. ¿Considerás que descender de italianos condicionó tu vida y, por ende, tu creación?

-Si, es verdad que el tema de la inmigración aparece en muchos cuentos, “La extraña aventura de Giusseppe Malazzo”, por ejemplo, uno de mis primeros ensayos cuentísticos. ¿ Sabés quién me corrigió ese cuento?

-No. Contáme.

-Eduardo Zamacois, en 1967, en la Libreria Perlado, me escribió sobre el mismo su opinión, a mano. Todavía lo guardo. Bueno, vos como estudiosa de la Inmigración, lo has anotado en tu gran ensayo sobre el tema, que, entre paréntesis, ojalá algún editor lo publique. Es un excelente trabajo tuyo, me consta. Si bien desciendo de italianos como nieto de primera mano y admiro al cine neorrealista italiano, a los escritores como Pratolini y Moravia, Dacia Maraini y Umberto Eco, Calvino, entre otros, la influencia no me marca del todo, ya que mi obra -sobre todo en la novela- es más dispersa. No obstante, la sangre debe tirar y si en algo se nota, es quizá en mi estilo, por momentos seco y duro, de ahí puede inferirse las razones de tu pregunta.

-¿Cómo conjugas tu aspecto de creador con el de investigador y crítico?

-Bueno, pregunta atinada. ¿Lo conjugo realmente? Lo de crítico ha sido una eventualidad devenida de lecturas y de cierto oficio periodístico. Mi vida ha sido una alternancia obsesiva y de una caprichosa obstinación por entrar en el "juego" de la literatura... pero más que investigador soy un lector, un lector crítico si la ecuación no demasiado pretenciosa. En verdad -eso lo sabés por haber sido compañera en varios medios periodísticos, en suplementos de provincias, que hemos compartido muchísimos años-, la lectura te va llevando a la nota critica, a una impresión sobre la literatura última, de actualidad. No vayamos a decir "lector modelo" como lo propone Eco, pero sí un lector obstinado, para estar al día  muchas veces y no quedar out del catálogo. Pero también trato de hacer un espacio para escribir y reescribir, corregir los originales de narrativa -unas tres novelas y dos libros más de cuentos-. Ahora me dedico a la narrativa más que a todo, a terminar mi obra de ficción. Lo conjugado, pisado está, como quien dice. En serio, no me considero un critico y mucho menos un investigador, soy un narrador metido, curioso, y leo críticamente lo demás.

-¿Cuáles son tus proyectos para el futuro?

-Proyectos tengo muchos. De ahí a la realización, en fin... te cuento que intento publicar mis cinco novelas inéditas y ya el tiempo ha pasado... dos libros de cuentos más y un libro de ensayos, Agonía, Marginación y Fiesta en la Narrativa Argentina. Proyecto publicar... nada más. Y hay dos novelas inconclusas, una deberá llegar a novecientas páginas. Si Dios me da ánimo y tiempo, tranquilidad de vida, salud sobre todo, podré terminar al menos una de las novelas. Estoy terminando una obra de teatro con Nora Thames -con la que ya he escrito Shespir va a Berlín, estrenada el año pasado en Mar del Plata-. Ah... terminar un libro de cuentos, especie de antinovela en cuentos, sobre Lanús, el barrio de mi infancia y adolescencia. Como sabés, tengo el corazón granate...

María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista

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