Aproximaciones a “What Inn Is This”
y la Poética de Emily Dickinson

Ensayo de Gabriela Gómez Vera
Universidad de Chilegomezvera@gmail.com

Segundo daguerrotipo conocido de Emily Dickinson en la edad adulta,

tomado aproximadamente en Amherst College, 1850.
 

Emily Dickinson es, sin duda, una voz fundamental en la historia de la literatura, puesto que cumple con ese raro atributo, que es encontrar un equilibrio entre forma y contenido. Su poesía, no es sólo avasalladora por la fuerza de sus imágenes y su riqueza de sentidos, sino que además, destaca por su estilo único: minimalista y esencialista. La miniatura, en arte, es uno de los formatos más difíciles de asumir, puesto que supone combinar la rigurosidad que esta forma impone, con la necesidad de productivizar la significatividad de cada palabra. En los poemas de Emily Dickinson, cada verso equivale a varias páginas de una novela.

Este escrito es una propuesta de lectura de un poema de la autora: el poema LXXIV “What inn is this?”, se parte de la premisa de que toda aproximación será siempre parcial y limitada, pero a su vez un aporte a posteriores análisis y por ello a la lectura de la obra de esta autora en general.

1    “¿Qué posada es ésta
      donde por una noche
      un peculiar viajero llega?
      ¿Quién es el patrón?
5    ¿Dónde están las doncellas?
      ¡Miren! ¡Qué cuartos más curiosos!
      No arden buenos fuegos en la chimenea-
      ni hay jarros de cerveza rebosantes. -
      ¡Nigromante! ¡Dueño y Señor de la posada!
10  ¿Quiénes son estos aquí abajo?”
[1]

 

1. Lectura

Para realizar una lectura de este poema, será necesario comenzar por una revisión general de su contenido, para luego esbozar algunas propuestas del sentido de estos versos.

El texto se inicia con una serie de tres preguntas, la primera nos indica un espacio, en donde se lleva a cabo una determinada acción, en un tiempo particular (en los versos 2 y 3: a una posada, llega un viajero, por una noche). Luego, las siguientes dos preguntas, contextualizadas por esta primera, desarrollan la imagen de la posada, buscando a los personajes que, comúnmente, deberían estar en ella: el patrón y las doncellas.

De esta primera parte del poema es necesario mencionar 4 puntos que son fundamentales:

En primer lugar, todas estas preguntas son abiertas, en este primer momento del texto no podemos afirmar si quien las hace es el “peculiar viajero” que se menciona en el texto o si el hablante lírico está distanciado de su discurso demostrando un carácter omnisciente.

En relación con la primera pregunta, lo que sí podemos afirmar es que la visión es la de una panorámica de la situación que se desarrollará a lo largo del poema. Lo particular de ella es que no se presenta como una certeza sino como un cuestionamiento, de lo cual se puede inferir que está será la tónica del poema, que se mueve en el ámbito de lo posible y lo incierto, sin resolverse en ningún momento.

En segundo lugar, es importante señalar el carácter visual de esta panorámica desarrollada en la primera pregunta, por medio de ella, se apela a la imaginación del lector para formar la imagen que ella alude, al realizar esto, el lector participa de la perspectiva que el hablante lírico propone.

En tercer lugar, atendiendo las preguntas que siguen a continuación en el texto, es importante destacar que, tal como se dijo anteriormente, el texto se desarrolla en función de lo incierto. Aquí, a la vez que se introducen nuevos personajes a la imagen que se desarrolla, se les define en función de su “no presencia”, se mencionan como ausentes, lo que equivale a decir que sólo tienen valor para el poema en la medida en que son figuras de las que se carece. Por lo tanto, es posible afirmar desde ya que el concepto de ausencia es uno de los elementos fundamentales de este poema, ya que se suman estas menciones, a la indeterminación de hablante que antes se señaló.

En cuarto lugar y deteniéndonos aún en los versos cuarto y quinto, hay que destacar, a partir de estas preguntas, los particulares conceptos de posada, “patrón”, en inglés landlord, y doncellas. Estos tres elementos pueden ser relacionados con variados contextos culturales, puede pensarse en las historias de terror o aparecidos en los caminos, puede pensarse en las historias de hadas y también en la fuente común de ambas: la tradición popular medieval. A esta última vertiente aporta el texto original, en inglés, puesto que landlord, literalmente es el señor de la tierra, en su significado original puede referirse tanto a quien posee tierras y propiedades en general (como el señor feudal medieval) como al dueño de lugares públicos de hospedaje (hosterías, posadas, residenciales, etc). De estas alusiones me interesa destacar que todas ellas alejan al texto de una ubicación temporal particular, dándole una extemporaneidad propia del mundo fantástico.

Mirando ahora la segunda parte del poema, será necesario detenerse en primer lugar en el verso número 6 que se destaca por establecer una relación entre el hablante lírico, el lector y los posibles receptores internos del texto: por medio del término “miren”; la hablante llama la atención del lector sobre una particularidad de la imagen que se desarrolla, involucrándolo activamente en la acción de conocer el lugar descrito, la posada, reafirmando así la apelación a la imaginación del lector como eje fundamental de la comprensión del texto.

En este verso radica también una posible explicación o, más bien, sólo un comentario, en relación con las preguntas planteadas anteriormente: se define a los cuartos (y por extensión a la posada) como un lugar “curioso”. Esta definición nos remite nuevamente al género fantástico, puesto que se trata de una descripción en donde una realidad particular, la de la posada, se define por oposición a la del mundo convencional o conocido, utilizando para ellos esta adjetivación, no se trata de una realidad paralela, ni de una trasgresión evidente a lo conocido, sino sólo de un espacio para lo “curioso”, esto refuerza la relación con lo indeterminado e incierto como motivos aquí presentes.

En los versos 7 y 8 se vuelve a destacar la importancia de ciertos elementos en relación con su ausencia, así se define negativamente al fuego en la chimenea y a los jarros de cerveza. La definición por ausencia permite, en este caso, englobar, en dos versos, todas las referencias tradicionales sobre qué es una posada y cuáles son las actividades que en ella se desarrollan. Nuevamente el poema juega con un lugar común, nos guía hacia él y luego nos desvía, para aumentar así, el efecto de extrañamiento.

Los dos versos finales, funcionan como un epílogo, como un esbozo de explicación que apenas se insinúa. Así como no están presentes aquellos que se esperaba encontrar (el señor y las doncellas), sí se encuentran otros seres, que también se presenta sólo como preguntas: ¿quiénes son estos aquí abajo?. El término “abajo”, en inglés below tiene un sentido más acotado que la palabra española, puesto que no es sólo abajo, es “debajo”, expresión que nos remite al mundo subterráneo, simbólicamente asociado al mundo de los muertos y a lo desconocido, así como también a lo primigenio y primitivo (la tierra como fuente de vida y espacio de las raíces). 

2. Aproximaciones, interpretaciones

Las características particulares de arte de Emily Dickinson están presentes en estos versos, y se relacionan con los dos planos del poema: la forma y su contenido. En cuanto a la primera, se destacan los recursos empleados para involucrar al receptor, el sólo insinuar, sin nunca refererirse directamente a nada[2], el plantear preguntas en vez de realizar afirmaciones y finalmente el utilizar expresiones exclamativa que llaman directamente al lector: ¡Miren! ¡Qué cuartos más curiosos!, etc. De este modo, no sólo se guían las visiones e imágenes propuestas sino que, además, se dan pistas sobre las reacciones que esas imágenes deben producir: el extrañamiento ante lo “curioso” y el asombro ante sus particularidades. Así el lector se hace parte del mundo representado en el poema.

En cuanto al contenido de los versos, el arte de la autora radica en su atemporalidad, en su capacidad para desarrollar una creación verbal desligada de su tiempo y extraña en el espacio. En este contexto, el contenido del poema hace alusión a una realidad, que si bien la mayor parte de sus lectores podrán reconocer, no se evidencia textualmente.

De los elementos que es necesario destacar, manteniendo aún la mirada en el contenido del texto, es fundamental el término posada, ya que implica el carácter momentáneo de la escena desarrollada, se trata de un evento pasajero enmarcado en las circunstanciadas de un viaje, puesto que no se trata de un desplazamiento por el espacio, ni tampoco en el tiempo, (ya vimos como ambos elementos son negados en el poema) se trata más bien de un viaje alegórico.

La figura del “nigromante”, es la clave de esta alegoría, esta figura que es quien invoca a los muertos, por medio de la magia negra, nos permite situar este viaje en un punto intermedio entre la vida y la muerte. Si se suma a ello el motivo de la incertidumbre antes mencionado, el contexto de la atemporalidad y la atmósfera fantástica que enmarcan los versos, se crea un sentido para esta alegoría: la idea de que es éste un viaje, un tránsito entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.

Por otra parte, si definimos la acción realizada en el poema como un viaje de la vida a la muerte, o por el país de los muertos, cabrá preguntarse ¿quién realiza este viaje?, quién es este peculiar viajero que llega. Como es lo propio de la autora, no hay mayores pistas en el texto que nos indiquen rasgos sobre él, todo lo que se nos dice es que es “peculiar” y que está llegando a una “curiosa” posada. Siguiendo con la alegoría supuesta, se infiere que su peculiaridad consiste en que se trata de un sujeto que está en tránsito entre la vida y la muerte. Sin embargo, no podemos decir que sólo él lleve a cabo el viaje y sea el conocedor de la posada, varias marcas textuales, y la misma distancia del hablante lírico nos permiten inferir que este viaje también lo hace el lector, que, como ya hemos señalado, se ve involucrado directamente en el poema por medio de las imágenes que éste desarrolla. El tono de extrañeza ante las visiones de la posada, que adopta el hablante lírico, y la indeterminación general del poema, suponen que el viajero (y con él los lectores) visitan este mundo de los muertos, sin ser necesariamente uno de ellos (así es el nigromante).

Al comienzo de esta lectura, se mencionaron las ausencias que se evidencian en el poema, no encontramos en este lugar a los elementos que le son propios: el señor y las doncellas, tampoco encontramos el calor de la chimenea y la cerveza, (por extensión el alimento y el refresco), es por lo tanto el vacío y la ausencia la principal característica de este espacio de muerte. Cabe preguntarse, entonces, ¿qué es lo que sí encontramos en el lugar?: el patrón que es un nigromante, e indeterminados seres cuya única definición es que se encuentran “abajo”. Por ello cabe destacar, finalmente, que si bien, este espacio no es visto como algo negativo, ya que el único juicio emitido es el calificativo “curiosa”, sí hay implícito un carácter macabro en esta descripción, más aún si a ello se suma el carácter sorprendido o extrañado del hablante, podemos suponer una curiosidad morbosa por este espacio vacío de vida, oscuro y subterráneo.

Estas visiones y estos tránsitos en que la escritora nos guía, los encontramos en muchos de sus escritos, como los poemas IV (Safe in their alabaster chambers,...), XXXI (Death is a dialogue...), XLI (Let down the bars, O Death!...), XLVI (A death-blow is a life-blow to some...), LIII (Death sets a thing significant...), LXXV (IT was not death, for I stood up,...), y XCV (Death is like the insect...) entre otros. En todos ellos encontramos el motivo de la muerte, el ambiente tenue de la fantasía y, por sobre todo, imágenes cuya fuerza envuelve al lector y lo transporta. En las obras de Emily Dickinson, es la poesía misma el rito del nigromante, que mediante sus imágenes invoca al mundo de los muertos y a la muerte misma. La perspectiva de la autora sobre este tema, lejos de repetir lugares comunes, responde a una poética completamente original, capaz de trasladar esta mueva mirada a sus lectores.

Notas

[1] Versión Original del Poema:

What Inn is this / Where for the night / Peculiar Traveller comes? / Who is the Landlord? / Where the maids? / Behold, what curious rooms! / No ruddy fires on the hearth- / No brimming Tankards flow- / Necromancer! / Landlord! / Who are these below?

 

[2] El poema 1129 es muy claro al manifestar este aspecto de su arte poética:

Di toda la verdad pero dila indirectamente- / el éxito yace en el Circuito. / Demasiado brillante para nuestro débil gozo / La soberbia sorpresa de la verdad / Así como el relámpago / se explica amablemente al niño / La verdad debe deslumbrar de a poco / o bien terminará cegándonos a todos.

 

Ensayo de Gabriela Gómez Vera
Universidad de Chile
gomezvera@gmail.com

 

Publicado, originalmente, en: Revista Espéculo, Año X Nº 30 julio-octubre 2005

Revista Espéculo (del lat. speculum): espejo. Nombre aplicado en la Edad Media a ciertas obras de carácter didáctico, moral, ascético o científico.

Revista Espéculo Electrónica Cuatrimestral de Estudios Literarios editada por la Facultad de Ciencias de la Información - Universidad Complutense de Madrid (España)

Link del texto: http://www.ucm.es/info/especulo/numero30/whatinn.html

 

Ver, además:

Emily Dickinson en Letras Uruguay

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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