Gombrowiczidas

Witold Gombrowicz, Guillermo Schavelzon y Alberto Díaz
Juan Carlos Gómez

"El libro estaba por fin traducido, pero faltaba encontrarle un editor. Como se dice, tocamos muchas puertas, siempre con resultado negativo. ‘Ferdydurke’ no era un libro fácil, y su autor prácticamente desconocido en el país, para colmo de males, París o Londres no conocían a Gombrowicz, extremo éste de gran importancia para un editor. Por fin, toqué la puerta más inesperada: ‘Argos’, una editorial de reciente fundación. Para sorpresa mía el libro fue aceptado. Quiero manifestar nuestro eterno agradecimiento a los señores Luis M. Baudizzone, a José Luis Romero y a Jorge Romero Brest, que dirigían por ese entonces la colección ‘Obras de Ficción’ de dicha editorial. Baudizzone se mostró entusiasmado, aunque reconocía que Gombrowicz era, como acabo de decir, un autor prácticamente desconocido en la Argentina. Me dijo que pondría el mayor empeño para que ‘Ferdydurke’ saliera de las prensas de ‘Argos’ (...)"

Virgilio Piñera, el autor de este comentario, no pudo imaginar siquiera las enormes dificultades que tuve yo medio siglo más tarde, casi tan grandes como las que tuvo Gombrowicz con su "Ferdydurke". Las aventuras que corre el destino para realizar sus designios son realmente increíbles. El primer Protoser con el que me puse en contacto para proponerle la publicación de las cartas que me había escrito Gombrowicz desde Europa fue al ilustre Guillermo Schavelzon, un personaje que creciendo y creciendo llegó a ser el agente literario del difícil Pterodáctilo, de ese personaje realmente celebérrimo.

Alberto Díaz

Si bien es cierto que no aceptó mi oferta editorial poniendo como excusa que la editorial Planeta no tenía biblioteca para ese tipo de literatura, me sugirió que me pusiera en contacto con Bonifacio del Carril, uno de los dueños de la editorial Emecé, cosa que hice inmediatamente.

Los caminos que siguieron estos dos Protoseres después de que me puse en contacto con ellos se bifurcaron radicalmente, Guillermo Schavelzon estuvo mezclado en un asunto bastante turbio con el premio que Planeta le dio a "Plata Quemada" del Vata Marxista, mientras que Bonifacio del Carril, entre muchas otras cosas, se ocupaba de la publicación de "Cartas a un amigo argentino".

Los aspectos de Guillermo Schavelzon y de Bonifacio del Carril que pueden observarse en dos de la fotografías que forman parte de este gombrowiczidas marcan muy bien las diferencias que existen entre una naturaleza tenebrosa, emboscada y dedicada a los cálculos financieros, y el talante de un hombre que goza de la buena vida y de las comidas abundantes.

"El escritor Ricardo Piglia, el editor Guillermo Schavelzon y la editorial Planeta fueron condenados a pagar $10,000 (pesos argentinos, equivalente a US$ 3436.43 cada uno) a Gustavo Nielsen, escritor que según los jueces se vio perjudicado por la manipulación del concurso literario Premio Planeta de Novela 1997 en el que resultó premiada la obra ‘Plata quemada’, de Piglia"

Guillermo Shavelzon

Bonifacio del Carril

Para no someterme a las estrictas relaciones a las que nos obligan las existencias de la categoría de causa y efecto y del principio de determinación voy a decir que en lo que a mí respecta, cuando desapareció Guillermo Schavelzon aparecieron Bonifacio del Carril y la Hierática, y cuando desapareció Bonifacio del Carril apareció el Socialista, un editor bifronte de Emecé y de Seix Barral de aspecto simpático.

Hemos explicado hasta el cansancio qué cosas son los Protoseres, la mayoría de ellos son empleados de sociedades anónimas cuya carrera, la más de la veces, es tortuosa, algunos utilizan la ley del gallinero para ascender y hasta para mantenerse en su puesto, y otros terminan siendo simplemente lectores, el nivel más bajo de la carrera editorial.

Ni el prólogo enigmático pero laudatorio que escribió el Pato Criollo para "Gombrowicz, este hombre me causa problemas", ni unas declaraciones apodícticas y cavernosas que me hizo al oído el Gnomo Pimentón sobre la claridad y el rigor de mis textos, me sirvieron para penetrar la niebla espesa en la que se mueven esos Protoseres hijos de Gutenberg.

En este trajín interminable que tengo con los editores identifiqué seis procedimientos con los que le han cortado el paso a "Gombrowicz, y todo lo demás" lo que me ha permitido desarrollar una tipología que no admite otras variantes.

Si bien el Socialista, en todo lo que concierne a mis proposiciones editoriales, siguió la misma línea standard de Guillermo Schavelzon, es decir, se manifestó carente de biblioteca para mis escritos, debo reconocer que para otros asuntos tuvo otro comportamiento.

En efecto, cuando en presencia del Zorro, por aquel entonces el Embajador de Polonia, el Socialista declaró que el viernes no podía asistir a la reunión porque todos los viernes, de todos los meses, de todos los años iba a una biblioteca socialista a hablar con sus amigos, el Zorro, miembro confeso del Opus Dei, se revolvió en su sillón. Estábamos organizando el anuncio de la edición de la obra completa de Gombrowicz en el año del centenario y la presentación de "Gombrowicz, este hombre me causa problemas" en la hermosa mansión que tiene la Embajada de Polonia en Palermo Chico.

La presentación del libro que realizó el Socialista fue infinitamente superior a la del Regisséur Fanfarrón, a la del Buhonero Mercachifle y a la del mismísimo Zorro. Fue tan elocuente la presentación del Socialista que inmediatamente abrigué la esperanza secreta de que cuando le propusiera la publicación de "Gombrowicz, y todo lo demás" me iba a decir que sí, una esperanza vana como lo fueron tantas otras.

Al hacer las invitaciones para la presentación de "Gombrowicz, este hombre me causa problemas" cometí una equivocación increíble que con posterioridad le hice conocer el Pato Criollo.

"No te podés dar una idea del desatino enorme que cometí ofreciéndole a Lavelli y a Grinberg la presentación de mi libro (...)"

"Los dos son unos locos presuntuosos y ególatras a más no poder. La idea central y única de Lavelli es la de que Gombrowicz fue descubierto por él, lanzado a la fama por él y paseado por toda Europa gracias a él, sobre mi libro no pronunció ni media palabra (...)"

"La idea de Grinberg es la de que mi libro es como un partido de fútbol en el que yo convierto tres goles (tres capítulos del libro cuyos nombres no recuerdo) pero pateo afuera muchos penales, y poco más. Para regresar de vez en cuando a las tierra desde las nubes de sus desvaríos incomprensibles recurría a la lectura de alguno de los textos de Gombrowicz que yo cito en mi libro. Alberto Díaz fue el único que preparó con cuidado su participación, fue el único que habló en forma atinada y amistosa"

No obstante debo decir que el aspecto de este Socialista con el micrófono en la mano que se ve en este gombrowiczidas es muy dudoso, hasta podría parecer que este Protoser es como Poncio Pilatos, se vale de lo que sea para lavarse las manos.

ver La identificación de los apodos y de la actividad

Juan Carlos Gómez

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