Gombrowiczidas

Witold Gombrowicz, Mercedes Güiraldes y Beatriz de Moura 
Juan Carlos Gómez

En la proximidad de las vísperas del trigésimo aniversario de su muerte sentí la necesidad de iniciar la campaña para publicar las cartas que me había escrito Gombrowicz. Como hacía poco tiempo que "Tusquets" había publicado "Bacacay" me dirigí de inmediato a España.. Pasadas unas semanas recibí una carta de la Bestia Catalana.

"(....) estamos gestionando con Rita Gombrowicz su autorización para la publicación del conjunto de cartas que Witold Gombrowicz le fue escribiendo a usted a partir de su retorno a Europa. Legalmente, el derecho internacional sobre la propiedad intelectual prevé que la reproducción pública de la correspondencia de un escritor debe ser autorizada por el mismo escritor o por sus herederos (...) En cuanto tengamos respuesta de la Sra. Gombrowicz, se la comunicaremos. Entretanto, le agradecería tuviera paciencia, ya que estas cosas nunca suelen resolverse de la noche a la mañana (...)"

Y dos meses después la Bestia Catalana me pone al tanto de las novedades que le habían llegado desde Italia.
"(...) a la agencia italiana ALI, agentes de Rita Gombrowicz.. Como puede comprobar, nos dicen que Rita Gombrowicz está preparando un volumen con toda la correspondencia de su marido con sus corresponsales argentinos, por lo que se opone a que se haga antes un volumen con un único corresponsal, en este caso usted (...)"

Éste era el segundo zarpazo que me estaba dando la Vaca Sagrada, el primero me lo había asestado cuando me escribió que dejara de enviarle las cartas que me había escrito Gombrowicz a los hijos ilegítimos a los que más tarde bauticé, por esta razón, con el nombre de gombrowiczidas. Como no podía entrar por la puerta intenté entonces entrar por la ventana y le mandé a la Bestia Catalana las cartas que yo le había escrito a Gombrowicz.

"Para ser franca contigo de inmediato, o sea, antes de leer tus cartas a Gombrowicz, te digo que no me interesa publicarlas, ni aquí en España, ni en la Argentina (...) Agradezco tu generosidad al decirme que, a pesar de todo, conserve estas cartas ‘para mis noches de insomnio’ que, por suerte, son escasas (...)"

Pasó el tiempo, más de una década, el volumen con toda la correspondencia de los corresponsales argentinos todavía no apareció, pero en el año 2004 la Vaca Sagrada lo autorizó al Régisseur Fanfarrón para que publicara las cartas que le había escrito Gombrowicz, y en el año 2005 lo autorizó al Buhonero Mercachifle, y yo no sigo esperando porque la Hierática me dio una mano.

Las cartas que yo le escribí a Gombrowicz fueron publicadas en Polonia, pero los editores hispanohablantes le han ofrecido a este epistolario una nutrida resistencia.

La Bestia Catalana de "Tusquets" con su: "Prefiero ser franca contigo inmediatamente, o sea antes de leer tus cartas a Gombrowicz, y decirte que no tengo interés en publicarlas, ni aquí en España, ni en Argentina (...)", y la Hierática con su: "Emecé desea hacer una edición económica", me mandaron de paseo. La limitación que me puso Emecé y que yo no busqué me trajo, sin embargo, calurosos felicitaciones pues algunos gombrowiczidas ilustres destacaron mi modestia y generosidad, virtudes de las que yo carezco en forma pronunciada.

Mercedes Güiraldes

Beatriz de Moura

Sobre la Hierática debo manifestar que es una mujer bella, elegante, inteligente, que tiene conmigo una paciencia de santa pero que, sin embargo, algo empieza a fallarle en su línea argumental a la hora de decir "no".

Cuando le hice una propuesta por uno de los libros del tríptico gombrowiczida que se había publicado en Polonia me dijo que habría que agregarle más fragmentos de las cartas que Gombrowicz le había escrito a Flor de Quilombo.

Pero, Mercedes, si yo te ofrecí todas las cartas para que las publiques enteras; –Ah, ¿y si tenemos problemas con Rita?; –Serían los mismos problemas que tuvieron cuando publicaron las cartas que me escribió a mí; –Sí, pero vos sabés que para el centenario "Planeta" va a publicar "Ferdydurke" y no sé si alcanzará el presupuesto y el tiempo; –Bueno, del presupuesto no sé, pero tiempo tienen de sobra; –Sí, vos decís, pero para este año tenemos también el centenario de Silvina y dos más, no vayás a creer; –¿Cómo para este año?; –Sí, para el 2003.

En ese momento recordé que la Hierática es muy despistada y sin ninguna esperanza le dije: –Escuchame una cosa, te lo expliqué de todas las maneras posibles, el centenario de Gombrowicz es en el 2004, el año que viene, ¿entendés?; –Ah, no, no puede ser, ¿vos estás seguro? No podía seguir hablándole del centenario, le pregunté entonces si tenía hermanos y si de chica había sido tan despistada como lo era ahora, me dijo que cuatro y que, sí, que había sido tan despistada, le pregunté si los hermanos no la habían zurrado por tonta, me dijo que no porque era la mayor, le pregunté si nunca se habían puesto de acuerdo para darle una paliza, me dijo que no.

En el año 1999 el Pequeño K decidió traducir al polaco y publicar en Polonia "Gombrowicz está en nosostros", un ensayo que ya había sido traducido al francés y publicado en Francia un año antes por el Corifeo. Mientras tanto la Hierática hacía lo suyo y lo incluía como epílogo de "Cartas a un amigo argentino".

Por fortuna para mí, el Pato Criollo y el Buey Corneta me tuvieron alguna simpatía justo en el momento oportuno. En efecto, cuando "Emecé" publicó "Cartas a un amigo argentino" la editorial decidió presentarlo en el Centro Cultural de España.

En aquel entonces tuve una conversación breve con la Hierática: –Goma, aparte de Sabato, ¿querés que alguna otra persona presente el libro?; –Claro, Alan Pauls, es el más fotogénico de los escritores argentinos y trae consigo, por la parte baja, a una docena de mujeres.

El Buey Corneta había quedado deslumbrado con "Gombrowicz o la seducción", la película de Alberto Fischerman que se exhibió también en la presentación del libro, estaba seguro de que no me podía fallar, y así ocurrió nomás, presentó el libro y habló del film con mucho entusiasmo pero un poco intimidado por la presencia del Pterodáctilo.

No es la primera vez que esta hermosa mujer me ayuda a pensar, hace un tiempo me sacó de la cabeza una idea preocupante y un poco alocada que se me había formado: –El Pato Criollo ha desaparecido, vas a ver que ese extraviado se va a suicidar; –No digás macanas, Goma, si acaba de publicar "La cena".

Le pregunté a la Hierática si "La cena" tenía algo que ver con "El gran salmón": –No, "El gran salmón", según me dijiste vos, transcurre en Rosario y esta novela transcurre en Coronel Pringles, el pueblo natal del Pato Criollo. En efecto, en cierto momento de esa novela se produce una gran revolución en el cementerio de Coronel Pringles, los muertos salen de las tumbas y atacan a los vecinos del pueblo. Le abren la cabeza a los vecinos y le chupan las endorfinas, los zombis resultan invencibles.

Sin embargo, en uno de los episodios del relato una señora anciana reconoce a uno de los muertos que se le está viniendo encima: –Pero si éste es el colorado Pereira. Los viejos comienzan a identificar a los muertos a uno por uno y los zombis, confundidos y derrotados vuelven a las tumbas.

El último proyecto de Aira que yo conocía era el de "El gran salmón": –¿Y vos, qué estás haciendo, César; –Y, estoy escribiendo, como siempre; –¿Y ya tenés el título?; –Y, sí, se llama "El gran salmón"; –Ah, una novela de pesca; –No, no, es un salmón intergaláctico, se viene para acá nomás; –Caramba, pero, ¿habla?; –No, no, tiene un gran tamaño, mide cincuenta mil millones de años luz; –Por favor, está lejísimos entonces; –No, acá nomás, a quince kilómetros de Rosario.

Esta conversación la había tenido con el Pato Criollo en el año del centenario de Gombrowicz.

Pasó el tiempo y otra vez, en cambio de aparecer "El gran salmón", aparece después de "La cena" otra novela en la que el Pato Criollo narra las desventuras de un joven escritor cuyo destino queda ligado a la conducta contradictoria de un editor. El editor recibe con entusiasmo la primera novela del autor, una historia que le parece genial, y le promete la firma del contrato en no más de dos semanas, pero las cosas no suceden así.
Los contactos entre el escritor y el editor se van haciendo cada vez menos frecuentes, de semanas pasan a meses y de meses a años, sin embargo, el entusiasmo y la delicadeza con los que el editor trata al autor aumentan con el transcurso del tiempo.

Pero es justamente el transcurso del tiempo el que hace pasar al escritor de la condición de joven promesa a la de autor entrado en años y, como si fuera poco, lo convierte en un escritor malogrado para siempre, una historia con un marcado aire kafkiano que me trajo a la memoria "Un artista del hambre".

Kafka narra en este cuento los infortunios de un hombre que ayuna por falta de apetito y que es exhibido en público como una rareza llamativa. Al final del relato ya nadie se interesaba por él y lo barren junto a la basura.

A mí me seguía dando vueltas en la cabeza la historia de ese salmón intergaláctico que se había aparecido a quince kilómetro de Rosario, finalmente la espera terminó, la Hierática me cuenta: –Apareció "El gran salmón" con el título de "Las aventuras de Barbaverde". Y aquí me di cuenta de que nosotros, los escritores, en vez de pensar en las ideas principales algunas veces pensamos en las secundarias pues yo, en vez de pensar en el salmón intergaláctico cuando recibí la noticia, pensé en Rosario.

La foto de la Bestia Catalana que aparece en este gombrowiczidas tiene algo de tanático, del análisis cuidadoso del rostro de esta mujer se puede deducir la conducta que tuvo conmigo. El rostro de la Hierática, en cambio, es transparente y eurítmico, por eso siempre ha tenido conmigo la paciencia de una santa.

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Juan Carlos Gómez

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