Una escultura hecha de palabras

Poéticas visuales

ensayo de María Andrea Giovine

Universidad Nacional Autónoma de México

 

El ser humano se ha distinguido siempre por su deseo de expresar lo que le rodea, de dejar su huella en el mundo a través de la constatación de lo que forma su entorno, así como de la interpretación, reelaboración y recodificación del mundo en signo. Somos signos y construimos nuestras obras y nuestros destinos por medio de signos.

Para expresarse, el ser humano ha creado tanto signos verbales como signos no verbales. Y, sin lugar a dudas, el arte es el terreno donde la expresión alcanza su mayor riqueza y complejidad. De este modo, trazo - letra - nota - paso - línea - verso - periodo - movimiento (articulados luego y convertidos en cuadro - poema - sinfonía - coreografía) constituyen unidades sígnicas combinadas y crean universos de trascendencia y sentido.

A la luz de las múltiples y numerosas relaciones interartísticas que son cada vez más comunes en el panorama artístico contemporáneo, cabe hacerse varias preguntas: ¿Qué ocurre cuando los sistemas sígnicos de un ámbito artístico se refieren a otro ámbito, cuando unos resignifican otros, cuando se desafía nuestro concepto de sinonimia entre signos de igual naturaleza y se busca la sinonimia interartística? ¿Puede una manifestación artística lograr lo mismo que consigue otra? ¿La finalidad del arte, grosso modo expresar y conmover, decir y crear un diálogo estético con el espectador, es la misma a través de los recursos de las distintas artes?

Jiri Kólar Brancusi, 1966

El poema visual Brancusi de Jiri Kólar (1914-2002) es un excelente ejemplo del deseo que tiene la literatura de explorar el uso de elementos pertenecientes a las artes plásticas. En este caso en particular, se trata de un iconotexto constituido por una sola palabra, el apellido del escultor.

 Constintin Brancusi - Pájaro en el espacio, 1923
Mármol, 360 x 640 cms.
Museo Nacional de Arte Moderno

La repetición de las letras funciona aquí como el material para crear la obra. A través de la configuración visual del poema, Kólar re-crea la escultura del célebre rumano Constantin Brancusi, titulada Pájaro en el espacio, una de las más emblemáticas del artista, y con esto, por un lado, lleva a cabo un homenaje al escultor y, por otro, pone sobre la mesa una serie de interrogantes sobre los efectos que logran distintas manifestaciones artísticas constituidas por elementos diferentes (entiéndase aquí, por ejemplo, la tridimensionalidad de la escultura versus la bidimensionalidad del poema visual en papel.)

Al leer la palabra ‘brancusi’, en la base de la imagen, se detona de inmediato la referencia intermedial del poema a la escultura. Sin embargo, no siempre aparecen todas las letras que constituyen el apellido del escultor, lo cual crea distintos grados y relaciones de legibilidad. La palabra ‘brancusi’ aparece completa y resulta totalmente legible en el poema visual sólo en lo que sería la base de la escultura. Esto no es gratuito, a través de esta decisión, Kólar está colocando a Brancusi en el papel de sostén, de soporte, de base. Por otra parte, el hecho de que el resto de la escultura esté constituido por fragmentos del nombre del escultor, donde en ocasiones las letras no aparecen siquiera completas, enfatiza el carácter material (físico, gráfico, visual) que adquieren las palabras en el poema visual y que ha sido un deseo constante de los poetas visuales de distintas épocas y países.  

Kólar no pretende lograr lo mismo que Brancusi logró con su escultura. ¿Para qué querría un artista copiar a otro y obtener dos obras que generan los mismos efectos y las mismas interrogantes? Resulta más probable que el deseo de Kólar haya sido precisamente crear una escultura de palabras, una reflexión sobre legibilidad y visibilidad, sobre los límites y alcances de la literatura frente a las artes plásticas.

Lo que tenemos aquí es un inconotexto de muy alto contenido intermedial que remite directamente a Brancusi, pues al ser Pájaro en el espacio una escultura tan emblemática, tan identificable con su creador, funciona prácticamente como una sinécdoque de éste. Lo que pretende hacer Jiri Kólar es llevar la escultura y el estilo de Brancusi al papel y crear ante nuestros ojos una copia de la escultura de Brancusi. Kólar logra que seamos capaces de ver la base de la ‘escultura verbal’ y cómo ésta se va configurando en el espacio.

En este mismo poema visual encontramos una constante compartida por la mayoría de los poemas visuales: hablar explícitamente de las relaciones que existen entre la literatura y las artes visuales. Lo que vemos aquí podría considerarse como una ecfrasis parcial. Si se entiende la ecfrasis grosso modo como la manifestación verbal de una manifestación visual, aquí sucede algo sumamente interesante. Kólar está partiendo de una manifestación visual (la escultura de Brancusi) y está re-creándola con palabras, sin embargo, no la está describiendo, no hay propiamente una discursividad como en los poemas ecfrásticos; literalmente la está copiando en su corporeidad, utilizando las letras como material, letras que a su vez forman el nombre del escultor. Definitivamente, al ver la ‘escultura verbal’ de Kólar no experimentamos lo mismo que al ver la escultura de Brancusi, pues carecemos de la tridimensionalidad propia de la escultura, de su carácter de cuerpo que ocupa un espacio y que nosotros como perceptores podemos rodear, tocar y ver desde distintos ángulos.

No obstante, al ver el poema de Kólar, cualquiera que haya visto las esculturas de Brancusi puede evocar fácilmente la experiencia gracias a la réplica. Evidentemente, el poema de Kólar no aspira a ser la escultura de Brancusi, busca (como muchos poemas visuales) representar con palabras, letras y blancos activos el elemento que tiene como referente. En cuanto a sus líneas y formas, las esculturas de Brancusi se caracterizan por ser nítidas, brillantes, pulidas, lisas, muy simples y sutiles. Kólar logra esa misma sencillez al dejar la ‘escultura verbal’ suspendida en la página y rodeada por un espacio en blanco que la dota de peso y de cuerpo.

Otro elemento interesante que se puede observar en un poema visual de esta naturaleza es que existe una relación 1=1 entre lo visual y lo textual. La pregunta evidente que podríamos hacernos es para qué se necesita decir lo mismo (o casi lo mismo) en dos códigos distintos (el verbal y el visual). Este cuestionamiento se encuentra presente en una gran cantidad de poemas visuales y es parte de la reflexión explícita que hace el poema visual sobre la relación que existe entre la literatura (la palabra) y las artes visuales (la imagen). 

Las obras de artes plásticas (pinturas, esculturas, instalaciones, etc.) cuentan siempre con un elemento lingüístico, verbal, que las explica, clasifica, acota, describe. Se trata del título que elige el autor. Durante mucho tiempo de la historia del arte, lo más común era que el título de la obra visual describiera lo que veía el espectador. Así, La adoración de los magos de Rafael Sanzio, por citar un ejemplo, muestra precisamente a los reyes magos adorando al niño Jesús (lo verbal es igual a lo visual, 1=1). Sin embargo, sobre todo a partir de la llegada del arte no figurativo, las obras tuvieron un título que se sumaba a lo visual en una relación 1+1. Un ejemplo de esto es precisamente la escultura de Brancusi. El título Pájaro en el espacio, elegido por el escultor rumano, nos invita a leer la pieza en un modo específico, nos acota su sentido, nos guía como perceptores. También resulta importante el título del poema visual de Kólar, Brancusi, donde el énfasis está puesto no tanto en lo que la escultura figura (un pájaro), sino en quien la creó, el escultor.

El poema visual aspira a señalar que, aunque aparentemente ambos lenguajes (el verbal y el visual) den cuenta de lo mismo, al crear un iconotexto se crea también una obra integral e integrada en donde no simplemente se repite, sino que se expresa mediante un lenguaje nuevo que no es ni verbal ni visual sino verbicovisual, por usar el término de los poetas concretos brasileños.   

La poesía visual busca hacer visible lo que siempre se consideró abstracto: el contenido semántico de las palabras. Pretende cerrar la brecha que existe entre las palabras y las cosas; busca que significado y significante se fusionen en una relación evidente a nivel visual. El poeta ya no sólo evoca la rosa, literalmente la lleva al texto, ya no sólo la dibuja con palabras en la mente del lector, sino que la plasma en el papel (o en algún otro soporte). La ecfrasis, como representación verbal de una representación visual, pone sobre la mesa la interrogante de si un texto puede conseguir que el lector vea un cuadro, una escultura, un edificio, un objeto, sin usar la vista, sin tenerlo enfrente físicamente. Sin embargo, no se trata simplemente de una explicación detallada. Consiste en emplear en el texto los recursos que se emplean en la obra plástica. Es un préstamo de efectos.

La poesía visual y la ecfrasis son dos ejemplos que demuestran que la literatura sigue renovándose continuamente como forma de expresión artística, donde el ideal de la summa artis es posible en mayor o menor medida y a través de cuyos recursos sus autores nos siguen asombrando por las posibilidades que tiene el arte de significar y re-significar el mundo.

Jiří Kolář

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1914, 2002 Nacido el 24 de septiembre de 1914 en Protivin, Bohemia del sur, Kolar se dio a conocer por sus innovadores collages de cuadros, estatuas y paisajes fragmentados y reconstruidos bajo una nueva óptica, en una visión personal de 'poesía visual'. En su Diccionario de métodos cuenta con detalle los aspectos de la técnica que preconizó. Jiri Kolar expuso por primera vez sus collages en Praga en 1937. Luego integró el Grupo 42, movimiento de vanguardia checo de orientación surrealista. En 1952 fue encarcelado nueve meses por las autoridades comunistas debido al manuscrito de un texto poco conformista, El hígado de Prometeo. Tras su relativa liberalización de los años sesenta, interrumpida por la intervención soviética de agosto de 1968, Jiri Kolar padeció nuevamente persecuciones del régimen comunista, sobre todo después de que firmara la Carta 77, manifiesto en favor de los Derechos Humanos. Instalado desde 1980 en París, se nacionalizó francés para regresar definitivamente a Praga en 1999.

ensayo de María Andrea Giovine
Universidad Nacional Autónoma de México

 

Publicado, originalmente, en Periódico de Poesía, No. 40 / Junio 2011

Periódico de Poesía es una publicación mensual editada por la Universidad Nacional Autónoma de México

Link de Periódico de Poesía http://www.archivopdp.unam.mx/index.php
Link del texto: http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/1855

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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