Una causa colectiva |
La
lucha por la conservación de la memoria colectiva, por dar a luz lo
brutalmente oculto, por revelar la barbarie y pulverizar el silencio
posterior, es la aspiración de un sector importante del pueolo argentino,
víctima directa de los atropellos cometidos durante la dictadura militar
del general Videla. La herida abierta que representan los treinta mil
desaparecidos y alrededor de quinientos niños apropiados, parece empañar
para siempre la relación entre las fuerzas armadas, el aparato estatal,
los partidos políticos y los organismos de derechos humanos. El problema,
lejos de aminorarse, continúa convocando voluntades. De un lado, persiste
la negativa a la verdad de lo sucedido y el imperio de la impunidad. Del
otro, la firme decisión de no olvidar que privilegia a la palabra, al
testimonio, como instrumento más eficaz de lucha. “Tenemos que seguir
testimoniando, cuando podemos, donde podemos, porque acá no hubo
justicia", es el imperativo del día. H.I.J.O.S.
(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) es
el más reciente nucleamiento que se suma a la puja iniciada hace ya
veinte años, cuando en abril de 1977 las primeras Madres se reunían en
Plaza de Mayo. Se trata de una agrupación compuesta por hijos de
detenidos-desaparecidos y asesinados, que alcanza en la actualidad a 18
regionales en el país y 6 en el exterior. Los testimonios de muchos de
ellos, recogidos y editados gracias a la labor del poeta Juan Gelman y la
psicóloga Mara La Madrid, sobrevuelan los recuerdos borrosos, la angustia
y el desconcierto, para dejar paso a una faceta diferente, la dolorosa
experiencia de la búsqueda de la identidad. Mas de cuarenta relatos de jóvenes
veinteañeros se congregan en este libro para mostrar los entretelones de
vidas colmadas de interrogantes, que desde su más tierna infancia padecen
del miedo y la psicosis o de los vaivenes anímicos de la sociedad, que
conviven con el misterio o con lo que todavía les resulta difícil de
comprender. Muchos de ellos se han enterado recientemente de la suerte
corrida por sus padres, la mayoría nunca los conoció y sólo conservan
jirones o fragmentos de un pasado trágico que les sigue siendo
escamoteado y que marca a fuego sus existencias. Para ellos, construir una
imagen de quienes fueron sus progenitores,
romper con la incomunicación a que han sido sometidos, indagar su propio
origen, les permite una especie de terapia interior, un reencuentro
consigo mismos. Muy otros son los efectos para el lector, que asiste ante
cada uno de los discursos al trauma que vive una sociedad entera y al que
difícilmente puede permanecer
ajeno. Complementa esa voz la reflexión de otras asociaciones de más vieja data como las Madres de Mayo, las Abuelas, Familiares, Ex detenidos, los Antropólogos involucrados en la búsqueda de restos mortales, abogados, psicólogos, escritores o periodistas como Horacio Verbitsky. El aporte de todos ellos redondea una visión condenatoria de la Argentina de las últimas décadas desde las más variadas aristas: la economía neoliberal, la corrupción, el papel jugado por los indultos y las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, la participación de los políticos y dé la Iglesia. Para los que abrieron el camino en esta lucha por los derechos humanos, HIJOS representa la voz nueva que amplía el espectro del problema y contribuye, a la vez que a un reencuentro entre generaciones, a limar las asperezas y divergencias tácticas que existen entre, ellas. La lectura de los hechos que ahora surge revigoriza el poder de la memoria, de la palabra que lucha contra el tiempo y el silencio para que la historia no pueda repetirse. |
NI EL FLACO PERDÓN DE DIOS - HIJOS DESAPARECIDOS, de Juan Gelman y Mara La Madrid. Ed. Planeta, Buenos Aires, 1997. 409 páginas Alfredo Alzugarat El País Cultural Nº 415 17 de octubre de 1997 |
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