Foucault en el cine:

El caso de la Naranja Mecánica

Foucault in the cinema: The case of A Clockwork Orange

Ensayo de Ignacio García Solano
Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
garciasolanoignacio@gmail.com

RESUMEN

A lo largo de la historia del séptimo arte es posible encontrar películas de reflexión filosófica, tantas que la lista podría ser larga. El caso del pensamiento de Michael Foucault y su teoría del poder ha quedado reflejado en diversas entregas de cine o televisión, los ejemplos pueden ser muy amplios. Se encuentran: Brazil inspirada en la obra 1984 de George Orwell pero que también mantiene semejanza con la crítica al panóptico benthamniano, igualmente el panóptico ha sido citado en otras obras cinematográficas como Tropa de Élite, o en la serie animada Psycho-Pass. En esta ocasión hablaremos de la película A Clockwork Orange dirigida por Stanley Kubrick. Se defiende que el filme es un reflejo del pensamiento foucaultniano en torno a la genealogía del poder en la historia humana. Pero, ¿Cuál es la semejanza entre el filme y la teoría del poder en Foucault? Responder a esta pregunta nos lleva a realizar una cuestión secundaria: ¿Por qué Alexander DeLarge es tratado como un loco, no como un criminal? El tratamiento ludoviko supone que el problema no es el libre albedrío de la persona lo que debe corregirse para conseguir una conducta adecuada, sino, el tratamiento clínico, la medicación que moldea la conducta disocial del individuo. En cuanto al método a seguir, la reflexión hermenéutica ayudará a comprender e interpretar el pensamiento de Foucault, interpretando simultáneamente el trasfondo filosófico de la película.

Palabras clave: Poder. A Clockwork Orange. Panóptico. Foucault. Disciplina.

ABSTRACT

Through to history of cinema is possibly find films of reflection philosophique, so many that the list could be long. The case of thought of Michael Foucault and her theory of the political-power has been reflected in various film or television installments, the examples can be very broad: It maintains similarities with the criticism of the Benthamian panopticon, likewise the panopticon has been cited in other cinematographic works such as Tropa de Elite, or in the animated series Psycho-Pass. In this occasion will speak ous on the film A Clockwork Orange directed by Satney Kubrick. It is argued that the film is a reflection of Foucauldian thought regarding the genealogy of political-power in human history. But, what is the similarity between the film and Foucault's theory of power? Answering this question leads us to ask a secondary question: Why is Alexander DeLarge treated like a madman, not like a criminal? Ludoviko treatment assumes that the problem is not the person's free will that must be corrected to achieve adequate behavior, but the clinical treatment, the medication that shapes the dissocial behavior of the individual. Regarding the method to follow, the hermeneutic reflection will help to understand and interpret Foucault's thought, simultaneously interpreting the philosophical background of the film.

Keywords: Political-power. A Clockwork Orange. Panopticon. Foucault. Discipline.

Presentando la película y el pensamiento de Foucault

Iniciemos con una presentación para A Clockwork Orange (Naranja Mecánica por su nombre en español) una de las obras maestras de cine dirigida por el aclamado director Stanley Kubrick (quien también ha dirigido otros clásicos como Lolita 1962, 2001: A Space Odyssey 1968 o The Shining 1980), estrenada en el año 1971 del género futurista, comedia negra y surrealismo, esterilizada por Malcolm McDowell como Alexander DeLarge (quien también ha interpretado a Calígula de 1971 o el Doctor Loomis en la versión de Halloween 2007 y Halloween II 2009). El soundtrack original del filme fue compuesto por la artista Wendy Carlos, también contando con la música clásica de Ludwig Van Bethoveen, el segundo y cuarto movimiento de su novena sinfonía. Producida por Warner Bros y Hawk Films, se encuentra basada en la obra literaria del mismo nombre del autor homónimo Anthony Burgess. No obstante, la presente interpretación filosófica se enfocará únicamente en la visión fílmica de Kubrick, no en la novela, debido a las diferencias del libro con la película, donde el final fue alterado puesto que Kubrick suele alterar cada libro que adapta al séptimo arte. He aquí el final original resumido por Burgess: "[...] mi joven criminal protagonista crece unos años. La violencia acaba por aburrirlo y reconoce que es mejor emplear la energía humana en la creación que en la destrucción". (2007, p. IX).

El argumento (Kubrick, 1971) gira en torno a tres periodos en la vida de Alex, (1) un neo-punk líder de la pandilla drugos, conformada por Georgie, Pete, y Dim, quienes se divierten consumiendo Moloko-plus (bebida láctea, vendida en el bar Korova, con narcotizantes propios del universo creado por Burgess como velocentina, syntheisitiseina o drencromina para generar una conducta disocial) iniciando así con la ultra-violencia, un pasatiempo basado en actos delictivos: golpear indigentes, manejar a alta velocidad, pelear contra pandillas rivales, violar mujeres, o incluso, robo a casa hogar. (2) Sus errores provocarán que sea acusado por asesinato delictuoso condenado a 14 años en prisión. Desesperado por encontrar una reducción a su pena se inscribe voluntariamente al novedoso proyecto científico utilizado para la rehabilitación criminal, el método ludoviko. Tras el proceso Alex no puede cometer más actos violentos. Pero, ¿Por qué? ¿Acaso es por voluntad propia? O ¿Temor? O ¿Coacción? O ¿Miedo al castigo? O ¿El sentimiento de sentirse vigilado? (3) Una vez en libertad su vida empeora, no puede regresar a su hogar pues sus padres han rentado el cuarto donde habitaba, tampoco puede andar en las calles debido a los enemigos que hizo durante su vida delincuencial, estando además, en el centro de una controversia política para destituir al actual gobierno acusado por violentar la dignidad humana del criminal, vulnerando su autonomía y libre albedrío.

Sobre Foucault podemos decir que el centro de su investigación siempre será analizar el problema del "poder". Podríamos resumir sus intereses en las siguientes preguntas: ¿Cómo se ejerce? ¿Quién lo produce? ¿Cómo se transforma? Y ¿Cómo cambia de una persona que lo reproduce a otra? Para tratar de responder todas esas preguntas se enfocará en el estudio histórico del hombre, pero, no una historia fragmentada en periodos o doctrinas como la historia de la ciencia, la filosofía o la literatura, sino una historia olvidada, sobre la totalidad de hechos donde un periodo se vincula con otro, en la que un evento es conjunto de más eventos, o en el que un suceso esta encadenado a otros diversos sucesos (Foucault, 1970).

Por tal motivo Foucault distinguiría la genealogía del origen (ursprung), porque ello busca la identidad del objeto, siendo más bien la emergencia (entstehung) el interés genealógico: "[...] el punto de surgimiento. Es el principio y la ley singular de una aparición" (1970, p. 15). Con la emergencia pretende entender el surgimiento de diversos cambios de poder en la historia: "[...] la manera como luchan unas contra otras, o el combate que realizan contra las circunstancias adversas [...]" (1970, p. 15). Pero, él no ve en la historia una teleología como Marx, quien había declarado el método dialéctico de la filosofía de la historia hegeliana como un método científico que, invertido del espíritu a la materia (Marx, 1962), éste podría determinar el porvenir de la lucha de clases como un tránsito del capitalismo hacia el comunismo (Marx y Engels, 2007). El "poder", en la historia, queda representado como una lucha de sucesiones, en la cual, cada lucha contra-poder reproduce otras formas de ejercerlo: "[...] es aquella que indefinidamente repiten los dominadores y los dominados" (1970, p. 17). Entonces, cuando el hombre busca librarse de su dominador ejercen poder contra el opresor: "El gran juego de la historia, es quién se amparará de las reglas, quién ocupará la plaza de aquellos que la utilizan" (1970, p. 18). Para él, la historia es una sucesión de eventos azarosos inmerso en la lucha de diferentes poderes: "Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica, sino al azar de la lucha" (1970, p. 20).

La principal figura histórica en el estudio de Foucault será representada por el loco. En su Historia de la Locura en la Época Clásica (1967) éste reemplazaría al leproso siendo un apestoso en la sociedad, quien debería ser recluido en centros de rehabilitación mental, siendo realmente centros de exclusión social como el hospital, que sirve para separar a los enfermos de los sanos o la cárcel separando a los peligrosos para mantener la seguridad social. Así se ejercen nuevas formas de poder que abarcan desde el castigo, la tortura clínica o la vigilancia del enfermo para causar temor de la reprimenda si desobedece. Allí se crea una conducta disciplinada donde el loco aprende a comportarse en sociedad, reincorporándose socialmente sin padecer más su enfermedad o dejando de ser un peligro para los demás. Aquí habríamos de preguntarnos: ¿Por qué razón Alex es tratado como un loco, no como un criminal? El tratamiento ludoviko es algo más que sólo un método disciplinario, enseña a separar lo bueno de lo malo, castiga la mente del criminal, enseña a mantener un comportamiento adecuado dejando una sensación de completa vigilancia sobre el individuo: si no te comportas serás castigado nuevamente. Entonces, el criminal no es curado, no es la propia voluntad lo que promueve su correcta conducta, sino la vigilancia: el miedo al castigo. Pero, antes de llegar al proceso psicológico, se debe analizar el tránsito del castigo corporal al tratamiento médico utilizado para sanar la mente de Alexander DeLarge.

Castigando al cuerpo

En Vigilar y Castigar (1976) Foucault distinguirá un cambio de las diversas formas para manejar el poder, pasando del suplicio de los criminales quienes son castigados recibiendo un daño corporal, hacia un poder disciplinario ejercido bajo medios no-físicos, este último se da cuando la educación o vigilancia se encuentran enfocados en lograr una conducta socialmente aceptada para el individuo. En este segundo apartado nos dedicaremos a la revisión del castigo corporal y el suplicio según el pensamiento de Foucault, ligándolo con la primera parte de la película, donde Alexander DeLarge puede ser interpretado como un verdugo sometiendo al criminal (a toda persona que desobedezca su voluntad) haciendo uso de la violencia física.

En Europa durante el siglo XVIII el castigo corporal tenía fuerza en el escenario público para demostrar el poder del gobierno, haciendo del evento un espectáculo que estaba dirigido al pueblo a quienes pretendían escarmentar (Foucault, 1976). Los criminales eran torturados o asesinados en plazas públicas exaltando el sufrimiento y lamento de los prisioneros, suplicando parar su tortura en manos del verdugo y los jueces. Tortura que terminaría hasta que el cuerpo del condenado fuese completamente mutilado terminando en su muerte (Foucault, 1976).

Este tipo de castigo terminaría, dice Foucault (1976), con el inicio de una era moderna, donde el castigo y dolor serían suprimidos por castigos de nuevas índoles. Las discusiones, en las cuales el verdugo o juez son vistos como asesinos, modificarían el sistema penitenciario para establecer un poder donde los criminales pagarían su pena con servicios sociales, trabajos forzados o encierros, pero, no desaparecería por completo el castigo al cuerpo, pues, en las celdas aún se golpearía a los reos, la comida se administraría e incluso sus tiempos para realizar tal o cual actividad también estarían administrados. Este sistema del reo como un producto utilizado en beneficio de la sociedad por el crimen cometido, sería una parte de lo que el autor denominaría la "economía del poder": "El momento en el que se ha apercibido que era [...] más eficaz y más rentable vigilar que castigar" (Foucault, 1980, p. 88).

En cuanto a la acción sobre el cuerpo, tampoco ésta se encuentra suprimida por completo a mediados del siglo XIX. Sin duda, la pena ha dejado de estar centrada en el suplicio como técnica de sufrimiento; ha tomado como objeto principal la pérdida de un bien o de un derecho. Pero un castigo como los trabajos forzados o incluso como la prisión -mera privación de la libertad-, no ha funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo: racionamiento alimenticio, privación sexual, golpes, celda. (Foucault, 1976, p. 23).

Al inicio de la película (Kubrick, 1971) se puede observar un Alexander dominante, quien impone su voluntad por medio de la fuerza, el terror, la tortura y de cierta manera la mutilación. Cuando ve un vagabundo en la calle decide golpearlo simplemente para dejar en claro el control que puede tener sobre él. Mientras una pandilla rival intenta violar una mujer, Alex junto a sus drugos, como jueces y verdugos, entran en escena iniciando una riña callejera. ¿Cuál es el motivo de la pelea? Probablemente mostrar quiénes mandan en el barrio, que ellos imponen una ley, violar una mujer de su territorio es motivo de sanción. Luego, ingresan a una casa hogar para robar divirtiéndose golpeando a un anciano al mismo tiempo que Alex aplica el 1-2 a su esposa frente a él (la viola), haciendo de la tortura corporal un espectáculo con el cual le dicen al dueño que ellos ejercen el poder. El esposo grita suplicando parar, pero no es escuchado, la tortura termina hasta haberse divertido lo suficiente, se ríen. disfrutan el acto.

Sus drugos tampoco están libres del poder de Alex, a quienes castiga cuando desobedecen o se portan mal. Golpea a Georgie a los testículos para obligarlo a mostrar respeto a una mujer que cantaba la novena sinfonía de Beethoven, luego que éste se riera de ella. La desobediencia fue insultar sus gustos musicales. Incluso, cuando los drugos tratan de planear sus propios crímenes debe mostrarles su autoridad, debe disciplinarlos a golpes para hacerlos entender que sólo él puede mandar. Como castigo también golpea a Dim en los testículos arrojándolo inmediatamente al agua, luego Georgie trata de ayudarlo intentando azotar unas cadenas sobre Alex, quien esquivándolas igualmente lo arroja al lago para después cortarle la palma de la mano con una navaja oculta en su bastón (Kubrick, 1971).

A pesar de todo Alex también es una víctima del poder ejercido mediante el castigo corporal. Debido a sus constantes faltas a clases un servidor educativo llamado Deltoid suele buscarlo en su casa, avisándole que conoce sobre su vida nocturna, para luego golpearlo en los testículos recordándole la importancia de asistir a clases. En cuanto a sus amigos, en forma de disculpa, Alex decide escuchar el plan de Dim para ingresar a una casa donde habita una mujer sola con sus gatos. Una vez que Alex entra al hogar intenta violarla golpeándola con una figura de porcelana en forma de pene, matándola. Mientras la policía llega al lugar del crimen, los drugos escapan traicionando a su líder estrellándole una botella dejándolo noqueado sobre el suelo (Kubrick, 1971). Pero, para librarse de un poder autoritario debe ejercerse otra forma de poder, en este caso entregado al poder policiaco quienes lo privarán de su libertad condenándolo a 14 años de prisión.

Mientras Alex espera en el cuartel policial por su condena, éste se encuentra siendo interrogado por dos policías quienes tratan de hacerle confesar su crimen a golpes, buscando el suplicio del protagonista, sin embargo, no lo consiguen, él continúa afirmando que lo sucedido fue un accidente. En ese momento llega Deltoid para avisarle que la mujer ha muerto, por lo cual a partir de ahora será tratado como un asesino, escupiéndole a la cara en un acto de agresión física. Sin embargo, Alex tratando de mostrar fuerza se dedica a sonreír. Tras recibir su condena, inicia otro proceso de corrección contrario a la violencia física mediante el proceso disciplinario carcelario, la educación religiosa y el tratamiento ludoviko regenerando su conducta criminal, reintegrándolo socialmente como un ciudadano rehabilitado (Kubrick, 1971).

Con la llegada de una época moderna inicia un nuevo periodo económico denominado capitalismo, con el cual, la clase social empoderada o predominante sería la burguesía, quienes guiados por la racionalidad para comprender o transformar el mundo o a la sociedad transforman la forma en que el poder debe ser ejercido (Foucault, 1976). El criminal no debía ser torturado, mutilado o asesinado, ahora debía ser corregido, disciplinado para integrarse al campo industrial, debido que las personas son núcleo importante para su funcionamiento. Los reos deberían corregirse para al salir de prisión integrándose al campo laboral. Aquí la disciplina correlacionada con la vigilancia son nuevas formas para ejercer el poder, uno racionalizado o dicho de otra manera, modernizado.

Pero al exigir el sistema industrial un mercado libre de la mano de obra, la parte del trabajo obligatorio hubo de disminuir en el siglo XIX en los mecanismos de castigo, sustituida por una detención con fines correctivos. (Foucault, 1976, p. 32)

Sobre el poder disciplinario y la vigilancia

Max Weber (1969) es el responsable de haber definido al Estado como el monopolizador de la violencia, pues seguramente siguiendo la idea de John Locke en el Segundo Tratado del Gobierno Civil (2004), la responsabilidad del gobierno es garantizar la seguridad del ciudadano. Por ello la violencia queda legitimada para los servidores de la seguridad pública, quienes pueden hacer uso de diferentes herramientas de represión social garantizando la libertad y seguridad de los ciudadanos dispuestos a mantenerse al margen de la ley. Ya sea el castigo corporal como medio de coacción que pretende crear miedo en el delincuente para evitar el crimen, o bien, la privación de la libertad a determinada persona que haya faltado al orden público siendo encarcelado pagando una sentencia:

La prisión no puede dejar de fabricar delincuentes. Los fabrica por el tipo de existencia que hace llevar a los detenidos: ya se los aísle en celdas, o se les imponga un trabajo inútil [...]. La prisión también fabrica delincuentes al imponer a los detenidos coacciones violentas; está destinada a aplicar las leyes y a enseñar a respetarlas; ahora bien, todo su funcionamiento se desarrolla sobe el modo de abuso de poder. (Foucault, pp. 270-271)

Los criminales deben ser reprendidos o disciplinados para poder ser aptos a su reintegración social. En el apartado anterior se reflexionó sobre los métodos del castigo corporal, ahora toca el turno a otra forma de poder, centrado en la disciplina y vigilancia. Aquí inicia una nueva etapa en la Vida de Alexander, cuando el castigo corporal será suprimido por la disciplina religiosa, pasando de ser tratado como un criminal a ser tratado como un enfermo que requiere medicamento y tratamientos clínicos para sanar su conducta disocial, siendo otra metáfora para analizar la vigilancia según la teoría del poder analizada por Foucault.

Tanto la prisión como en las aulas educativas son instituciones correctivas del individuo disocial. Disciplinan la conducta del sujeto adaptándolo a la vida social bajo un contrato con normas o estatutos delimitando las acciones de los civiles buscando así un bienestar común. Mientras los hospitales separan al leproso o el manicomio separa al loco de los sanos (Foucault, 1967), en las aulas separan a los alumnos entre aquellos demasiado capaces con respecto de otros quienes tienen dificultades de aprendizaje, también la cárcel separa los reos según sus crímenes o penitencias (Foucault, 1976). Los espacios son entonces medios de poder donde controlan al individuo teniéndolo separado según su problema, para mantenerlo alejado de quienes no tienen lo misma condición disocial. Como si la mala conducta fuese una enfermedad contagiosa (Foucault, 1976).

Para realizar una mayor vigilancia el loco o el enfermo en un hospital pueden ser observados por psiquiatras o médicos quienes intentarán diagnosticarlos, luego curarlos según los criterios de su padecimiento. El enfermo recibe su tratamiento, el loco recibe electro-shocks para disciplinarse (Foucault, 1967). En cuanto los alumnos, éstos pueden ser vigilados por el profesor, quien sabrá distinguir a los problemáticos de los brillantes, prestando especial atención al desorden que a la obediencia. Ellos deberán aprender a recitar de memoria fragmentos de la biblia, tendrán el tiempo de la comida o el recreo controlados para enseñarles sobre el orden del tiempo en la sociedad. El tiempo se distribuye según las necesidades del capitalismo (salir a cierta hora del trabajo, entrar a otra hora, regresar a tiempo del comedor o no retirarse antes de concluir la jornada laboral). Los prisioneros en la cárcel serán igualmente disciplinados y vigilados, vigilancia facilitada gracias a la estructura carcelaria diseñada por Jeremy Bentham: el panóptico (Foucault 1976).

La estructura del panóptico diseñada por Bentham (1979) mantenía las bases de su filosofía utilitaria (Bentham, 1978), pensamiento donde el fin último del hombre es adquirir la mayor felicidad posible: "El principio de utilidad reconoce [...] es erigir la estructura de la felicidad por obra de la razón y la ley" (Bentham, 1978, p. 11). Entiende por felicidad la causa del placer, en cambio, la causa del malestar es opuesto a ella: "[...] cuando tiende a aumentar la suma total de sus placeres; o, lo que es lo mismo, a disminuir la suma total de sus dolores" (Bentham, 1978, p. 13). El hombre como fin último debe poder alcanzar esta felicidad. Según Locke (2004) la única razón justificable para vivir en una sociedad civil es mantenerse seguro del peligro exterior, entonces, el Estado brindando la seguridad disminuye la sensación de malestar para el ciudadano. Toda aquella persona considerada un peligro social debe ser recluida en la cárcel.

IX. Puede decirse que un hombre es partidario del principio de utilidad, cuando la aprobación o desaprobación que otorga a una acción o medida es determinada y proporcional a la tendencia que concibe que ella tiene de aumentar o disminuir la felicidad de la comunidad; o, en otras palabras, a su acuerdo o desacuerdo con la ley o los mandatos de la utilidad.

X. De una acción que concuerda con el principio de utilidad se puede siempre decir o bien que es una acción que debe llevarse a cabo, o al menos que no es una que no debe llevarse a cabo. También puede decirse que está bien realizarla o al menos que no está mal hacerlo, que es una buena acción, o al menos que no es una mala acción. Cuando se las interpreta así, las palabras debe y buena y mala, y otras de ese tipo, tienen sentido; interpretadas de otra manera, carecen de él. (Bentham, 1978, p. 13)

Con John Stuart Mill el utilitarismo llegaría más lejos sobre la definición de felicidad, el Estado no debe buscar el placer particular sino la mayor felicidad posible al mayor número de personas. El placer se decide socialmente, cuando un grupo mayoritario de personas coinciden en que tal o cual acción es buena, o en que tal o cual acción es mala. Entonces:

Si se me pregunta qué entiendo por diferencia de calidad en los placeres, o qué hace a un placer más valioso que otro, simplemente en cuanto placer, a no ser que sea su mayor cantidad, sólo existe una única posible respuesta. De entre dos placeres, si hay uno al que todos, o casi todos los que han experimentado ambos, conceden una decidida preferencia, independientemente de todo sentimiento de obligación moral para preferirlo, ése es el placer más deseable. (Mill, 2014, pp. 62-63)

Según esta filosofía si tenemos 5 personas en una barca a punto de hundirse y para evitar que termine de hundirse debemos arrojar a una de ellas, entonces se justifica la muerte de uno para salvar una mayoría. Pero, la decisión no siempre es cuantitativa, también puede depender cualitativamente. Si hay dos personas en un barco a punto de hundirse y sólo uno puede sobrevivir, habríamos de ver quién podría ser más útil socialmente a futuro. En este caso, si uno de ellos es un médico que podría curar la enfermedad de varias personas mientras el otro es un vagabundo sin aporte social, el vagabundo debería ser sacrificado para salvar al médico.

Así pues, la crítica realizada por Robert Nozick (1988) al Estado mínimo es que si busca garantizar el mayor bienestar posible al mayor número de ciudadanos, manteniendo en prisión correctiva a una minoría de criminales estableciendo la seguridad de una mayoría, se violenta la dignidad humana, aun, dicho Estado se defina como liberal. Estos hombres sólo podrán salir de prisión una vez que hayan concluido su proceso disciplinario ejercido desde la vigilancia y miedo al castigo. Entonces Foucault pasa a describir cómo funciona el panóptico, una perfecta vigilancia bajo la cual nadie se atreve a desobedecer una orden por miedo a sufrir del castigo.

El panóptico de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición. Conocido es su principio: en la periferia, una construcción en forma de anillo, en el centro una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se pueden percibir desde la torre, recortándose perfectamente sobre la luz, las pequeñas siluetas cautivas en la celda de la periferia. Tantos pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está solo, perfectamente individualizado y constantemente visible. El dispositivo panóptico dispone unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar y reconocer al punto. [•••]

De allí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción. (pp. 203204)

El problema del utilitarismo es convertir al hombre en medio de un fin, contrario a la filosofía de Immanuel Kant, para quien, todos los hombres tienen un fin en sí mismo, no deben por tanto, ser medio de otro fin. Descartando de tal manera la idea del sacrificio como un bienestar social, pues nadie debe ser asesinado para beneficiar a otros, sino que toda persona debe ser tratada con la misma dignidad humana que el resto. El hombre es alguien que determinado por el mundo de los fenómenos, lo único indeterminado es su libre voluntad, debido a que la razón humana es parte del noúmeno, aquello libre del fenómeno por ser algo en sí mismo: "[...] los objetos han de ser causas de las representaciones que determinan la voluntad [...] la voluntad debe ser causa de los objetos". (2014a, p. 130). En tanto todos seamos seres libres por naturaleza, nadie puede hacer daño a otra persona sin irrumpir en una acción violenta, porque toda persona tiene tanto valor como el resto: "El hombre y en general todo ser racional existe como un fin en sí mismo, no solamente como un medio para ser utilizado [...]" (Kant, 2014b, p. 46). Por tanto, el hombre debe tener libre criterio, libre autonomía, libre albedrío y voluntad de actuar autónomamente. Autonomía o libre albedrío que el protagonista Alexander perdería tras el proceso disciplinario del tratamiento ludoviko.

Para Alex la vida en prisión pasa a ser muy diferente, se le obliga a comportarse adecuadamente según las ordenes de los carceleros. Cuando entrega su cajetilla de cigarrillos, un chocolate y unas monedas, decide aventarlas al escritorio, pero, inmediatamente se le indica que debe recogerlas, pararse detrás de una línea y depositar sus pertenencias educadamente. Durante sus tiempos libres se dedica al estudio de la biblia donde se imagina como verdugo de Jesucristo, disfrutando en su imaginación su vida pasada, donde torturaba a cualquiera por simple placer, una vida ya pasada, ahora debe asistir a una escuela religiosa donde aprende cantos, además, debe salir al patio de la prisión para caminar en círculos junto a los demás reos mostrando obediencia al carcelero que lo vigila. Sus tiempos son administrados entre: escuela, tiempo de ocio y actividades carcelarias. Cuando reciben visita, los reos son obligados a callar, deben mantener silencio mientras son observados por los médicos, pero, Alex parece aún no aprender a comportarse, interviniendo en la conversación sin autorización. Esta acción motiva a los médicos para proponerlo como conejillo de indias del proyecto Ludoviko, a cambio de reducir su condena. Antes de aceptar, Alex conversa con el sacerdote de la prisión, quien le dice que en la biblia, la buena voluntad y Dios debe encontrar su rehabilitación criminal, no en un procedimiento experimental (Kubrick, 1971).

Cuando Alex firma como voluntario para susodicho tratamiento por fin sale de prisión, es llevado a un lugar que puede semejar un hospital, o también, un manicomio. Los médicos dan un trato amable al paciente con comidas placenteras, una cama suave y un trato más humanitario al recibido por los policías de la prisión. A esta altura de la película es posible encontrar un cambio del argumento, nuestro protagonista no se encontrará recibiendo un tratamiento penitenciario, es tratado como si su conducta disocial fuera un problema cerebral, que debe ser tratado por medicación clínica. Su mente está enferma, pero la química solucionaría la conducta indisciplinada del sujeto (Kubrick, 1971).

Una vez iniciado el tratamiento Alex es sujetado como un loco con camisa de fuerza a punto de recibir electro-shocks. Semejante también a la alegoría de la Caverna en Platón (2014), donde los hombres esclavizados son obligados a mirar continuamente un muro, sujetados desde el cuerpo hasta la cabeza para impedir que escapen u observen a otro lado, siendo educados por las sombras proyectadas en el muro, proyecciones realizadas por los sofistas. Aquí también el protagonista es posado en un asiento donde se le sujeta de las piernas, los brazos, la cabeza e incluso los párpados quedan sostenidos con unas pinzas obligándolo a tener su visión centrada en una pantalla, mientras se le administra un medicamento intravenoso. Allí deberá obligadamente observar una secuencia de escenas violentas que al inicio parecen divertidas a nuestro espectador, pero, con el paso del tiempo poco a poco comienzan a incomodarlo, comienzan a fastidiarle, llegando a ser insoportables. La incomodidad se vuelve intolerable cuando armonizan las escenas con la novena sinfonía de Beethoven. El tratamiento ha tenido el efecto esperado. Alexander suplica por primera vez, también, por primera vez parece que una reprimenda ha funcionado, suplica al juez y verdugo parar el dolor de su condena (Kubrick, 1971).

El paciente se convierte en el centro de un espectáculo de apariencia teatral, dirigido a policías, carceleros, políticos y médicos, quienes podrán apreciar los resultados de la prueba. Alex se presenta ante el público cuando un segundo actor ingresa a escena golpeando continuamente al primero, quien al tratar de defenderse siente un dolor corporal, una especia de castigo o tortura lastimando su cuerpo impidiéndole reaccionar con violencia. Él mismo confiesa sentir una sensación de vigilancia cuando intenta irrumpir las reglas de conducta. Así es como funciona el panóptico, deja en el reo la sensación de sentirse observado todo el tiempo, entonces, si infringe una regla es consciente del castigo a recibir, por tanto, aprende a tener una conducta prudente mientras se sienta observado, si nunca abandona esa sensación nunca tendrá una conducta inadecuada. Sin embargo, no es la propia voluntad, ni el libre albedrio de Alex la razón de no golpear a su agresor, sino el deseo de no tener una reprimenda por la desobediencia, actúa pasivamente por haber sido disciplinado (Kubrick, 1971).

Después una tercera persona sale a escena, es una mujer desnuda de grandes senos poniéndose en frente de Alex, cuando éste se encuentra de gatas debido a la golpiza recibida. Su primera reacción es tomar los pechos de la mujer entre sus manos, pero, justo en ese instante siente dolor nuevamente, negándose al intento de practicar el 1-2 con ella (Kubrick, 1971). Argumenta Foucault (1977) que antes de la modernidad la vida sexual no mantenía una censura, tampoco era un tabú social, se vivía abiertamente en las antiguas ciudades como Grecia o Roma. Es con el ascenso de la clase burguesa al poder cuando la sexualidad queda privada del ámbito público, se vuelve un secreto entre las parejas que lo practican, su censura pública es inminente. El control del cuerpo sexuado es importante para el mundo moderno, tanto como el control de la sexualidad, el control de la natalidad en un mundo donde las decisiones sexuales deben ser racionalizadas, tener sexo con precaución e intimidad, tanto como tener un embarazo responsable. Así, las sociedades industriales muestran una nueva forma de poder, el bio-poder: "[...] obtener la sujeción de los cuerpos y el control de las poblaciones" (Foucault, 1977, p. 169). El poder ejercido sobre el cuerpo biológico muestra un Estado controlando al humano, pues no sólo se le controla en su ámbito sexual, además el control de las relaciones debe ser limitado para poder utilizar un tiempo forzadamente administrado en un mundo laboral, como bien defendería Marcuse (1984) en Eros y Civilización. El tratamiento ludoviko no hizo de Alex una persona disciplinada por decisión propia, sino, por el control del bio-poder, el miedo al castigo o la sensación de vigilancia. Ahora es un hombre rehabilitado perfecto para salir de prisión reintegrándose socialmente.

El aislamiento social

Uno de los principios descritos por Foucault para castigar al delincuente será el aislamiento. El prisionero en soledad reflexiona sobre su crimen, en ese momento sufre de remordimiento convertido en tortura psicológica. En este apartado se mostrará como Alexander se convierte en un hombre aislado tras ser liberado de prisión, aunque este aislamiento no es voluntario, ni forzado, es por el tabú social hacia el criminal. El aislamiento llevará al protagonista a suplicar nuevamente por calmar el remordimiento de su consciencia, el dolor causado por una tortura psicológica.

Además, la soledad debe ser un instrumento positivo de reforma. Por la reflexión que suscita, y el remordimiento que no puede dejar de sobrevenir [citando a E. Beaumont y A. Tocqueville]: "Sumido en la soledad, el recluso reflexiona. Sólo en presencia de su crimen, aprende a odiarlo, y si su alma no está todavía estragada por el mal, será en el aislamiento donde el remordimiento vendrá a asaltarlo". Por el hecho también de que la soledad asegura una especie de autorregulación de la pena, y permite como una individualización espontánea del castigo: cuanto más capaz es el penado de reflexionar, más culpable ha sido al cometer su delito; pero más vivo también será el remordimiento, y más dolorosa la soledad; en cambio, cuando se haya arrepentido profundamente, y enmendado sin el menor disimulo la soledad ya no le pesará. (Foucault, 1976, p. 239)

También se analizará como en la época moderna, el criminal se convierte en un hombre necesario para la sociedad, el Estado se convierte en el responsable de crearlo, ya sea, el criminal se convierta en obrero rehabilitado, o ya sea, su castigo sirva para escarmentar, o ya sea, para convertirlo en carcelero o monopolizador de la violencia: "[...] los delincuentes a fin de cuentas son útiles en el dominio económico y en el dominio político. Los delincuentes sirven". (Foucault, 1980, p. 90). En la presente situación Alex será el instrumento de una controversia política sobre los derechos del prisionero, su autonomía y libre albedrío.

La prisión no es un taller; es -preciso que sea en sí misma- una máquina de la que los detenidos-obreros son a la vez los engranajes y los productos; la máquina los "ocupa" y esto continuamente, así sea tan sólo con el fin de llenar su tiempo. (Foucault, p. 245)

Cuando Alexander regresa a casa se encuentra con sus padres y un desconocido que dice haber rentado su habitación, no estando dispuesto a marcharse con su regreso, pues ha visto en sus padres a una nueva familia, la cual había quedado moralmente destruida por el asesino de su hijo, pidiendo amablemente se retire a buscar otra habitación donde vivir. Alex intenta reaccionar a golpes, pero el dolor corporal a causa del tratamiento ludoviko se lo impide. Antes de retirarse pregunta a sus padres por Basil (una serpiente que tenía por mascota) enterándose de su muerte supuestamente accidental. Aquí da inicio al aislamiento quedando hasta el momento familiarmente solo, en un hogar donde ya no puede regresar, con una mascota que ha muerto, obligado a buscar otra vivienda (Kubrick, 1971).

En la calle no habrá una excepción al aislamiento, ya que no logra encontrar refugio ni siquiera entre los vagabundos, pues uno de ellos lo reconoce de tiempo atrás, cuando Alex y sus compañeros drugos le propiciaron una golpiza. Mientras huye de ellos para salvar su vida en lo que pudiera ser un intento de linchamiento la policía interviene para poner alto a la trifulca, pero resultan ser sus antiguos amigos Dim y Georgie, ahora servidores de la seguridad pública, al reconocerlo deciden llevarlo a un lugar solitario donde lo golpean incesantemente como venganza, además de ahogarlo casi hasta la muerte en un tanque de agua (Kubrick, 1971).

El Estudio histórico de Foucault sobre la "policía" la ha definido como una estrategia del Estado para mantener el control, a su vez, también el poder, debido a que el Estado es el monopolio de la violencia se hace de su fuerza para mantener el orden público interviniendo a través del cuerpo jurídico: "[...] una técnica propia del Estado; ámbitos técnicas, objetivos que reclaman la intervención del Estado" (Foucault, 1996, p. 130). Cuando el Estado necesita mantener el orden social, la seguridad individual del ciudadano o garantizar la propiedad privada interviene por medio del poder policiaco, a quienes ordena mantener las reglas y la vigilancia: "[...] vela por todo lo que afecta al bienestar de los hombres" (Foucault, 1996, p.).

Al no tener un lugar donde habitar, no pudiendo permanecer en las calles por el peligro, en su aislamiento social no teniendo muchas oportunidades para escoger un refugio corre hacia la primera casa que logra encontrar. Sin darse cuenta pide asilo al hogar donde él con sus drugos golpearon al escritor Frank Alexander mientras violaban a su esposa, mujer que terminaría suicidándose al no poder superar lo sucedido. Ahora Frank vivía bajo la protección de un guardaespaldas con gran altura y grandes músculos, mismo que recibiría entre sus brazos a un hombre golpeado para llevarlo ante el escritor, reconociéndolo gracias a los diarios que comunicaron sobre el éxito del tratamiento ludoviko para la rehabilitación de los reos. Entonces, decide acogerlo en su hogar con el fin de utilizarlo para atacar a sus opositores políticos, las personas en diseñar dicho tratamiento, pues, afirmaría que la modernidad se encontraba violando los derechos humanos del delincuente, se encontraba creando sujetos sin libre voluntad moldeando la sociedad hacia una conducta disciplinada, misma que en un futuro podría poner el riesgo al resto de hombres libres si el tratamiento se salía de control. Alex ahora sería una víctima, no un criminal, los papeles del poder cambiaron de manos nuevamente, pasando de ser un líder drugo, a un enfermo en rehabilitación donde la policía o médicos ejercían el poder, a un anciano en poder de sustituir al actual gobierno haciendo uso de la trágica historia del protagonista. No obstante seguiría siendo un enfermo a causa del tratamiento ludoviko (Kubrick, 1971).

El aislamiento nuevamente se hace presente cuando Alex comienza a cantar Singin'in the Rain, misma canción recitada mientras él junto a sus amigos cometían el antiguo asalto a ese mismo lugar, siendo recordado por Frank como la persona que violó a su esposa. Alex es drogado por el escritor quedando dormido, siendo encerrado en una habitación donde se encuentra completamente solo. Al despertar puede escuchar la novena sinfonía de Beethoven, la música funciona activando el remordimiento del reo en soledad, quien torturado por su conciencia pide parar su castigo, castigo auto infligido como auto pena de sus crímenes, pero al no poderlo parar decide suicidarse, intentando terminar su vida como en los antiguos castigos al cuerpo cuando el reo terminaba siendo mutilado hasta fallecer (Kubrick, 1971).

Increíblemente el protagonista sobrevive, pero, nuevamente los poderes dan un giro inesperado, su anterior carcelero es exhibido en todos los diarios por torturar psicológicamente a un hombre que ya había pagado a la sociedad por sus crímenes. El gobierno acusado de violentar la voluntad del preso ahora mantiene el control de la política gracias por hacer nuevamente de Alexander la víctima, la muestra de que el tratamiento funcionó. No obstante, para lograr esto necesitan una última cosa, que Alexander los apoye denunciando la agresión recibida por su opresor a cambio de tener nuevamente un trabajo, un hogar, una vida digna y sobre todo, poder escuchar nuevamente música. En la Historia de la Sexualidad (1977), cuando Foucault habla sobre el bio-poder dice que la diferencia entre los periodos clásicos de la historia con respecto a la historia de la modernidad sobre el tema del poder, es la forma de administrarlo, antes el plebeyo iba a la guerra por mandato del rey, ahora los soldados van a la guerra por voluntad propia para defender su libertad. La película termina con Alexander imaginando una escena de sexo con las enfermeras que lo atienden, entonces: ¿El tratamiento habrá fallado? (Kubrick, 1971).

Las guerras ya no se hacen en nombre del soberano al que hay que defender; se hace en nombre de la existencia de todos; se educa a poblaciones enteras para que se maten mutuamente en nombre de la necesidad que tienen de vivir. (Foucault, 1977, p. 165)

Conclusiones

Las similitudes encontradas entre el filme dirigido por Stanley Kubrick con respecto a la obra de Foucault son ampliamente reflexivas en torno a su teoría sobre el poder. Los conceptos como la "policía", el "bio-poder", la "economía del poder", el "panóptico", el "tabú sexual", la "vigilancia", el "castigo", entre otros, muestran la correlación entre la filosofía y el cine. Más que una simple película, A Clockwork Orange expresa una amplia forma del Estado para mantener el control poblacional. El tratamiento ludoviko extraído de prisión, puesto en práctica para el resto de la población daría al Estado un poder absoluto, totalizador sobre la ciudadanía entera. El poder, el castigo y la vigilancia estarían por todas partes, todo el tiempo, ningún ciudadano escaparía del crimen o la desobediencia sin padecer una dura reprimenda como parte de una estructura disciplinaria.

La medicación y el tratamiento clínico recibido por el protagonista nos dejan en claro que no hay un libre albedrío, una voluntad propia o una autonomía. Sino, que las personas somos tanto como sujetos enfermos que podemos ser curados a través de la medicación. Por tanto, el crimen o desorden social no se debe a nosotros como seres libres de elegir, sino a un defecto cerebral con tratamiento químico para mantener el control de nuestra conducta. No somos personas con alma o espíritu sino una mezcla de sustancias químicas en nuestro cerebro regulado por medicaciones para obtener de resultado una conducta adecuada, teniendo un pensamiento determinista del ser humano, antes que analizarnos como personas existenciales. Dado estas circunstancias Alexander es visto como un enfermo de locura, su conducta disocial sólo se debe a un desorden cerebral controlable con el tratamiento adecuado.

Mientras Burgess daba un final positivo a la historia de Alexander DeLarge, Kubrick opta por otro final alternativo, uno donde el protagonista queda libre de su condena, gana la libertad cuando pacta con el gobierno que tanto lo ha oprimido, pero a base de reproducir el poder. Alex no ha pactado para defender la voluntad del Estado, sino, que defiende el Estado a cambio de su libertad, por tanto, se ha convertido en parte del bio-poder. Interpretación difícilmente realizada de habernos basado en una interpretación de la obra literaria en lugar de la obra cinematográfica.

Referencias

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Bentham, J. (1979). El Panóptico. Madrid: La Piqueta.

Burgess, A. (2007). La Naranja Mecánica. México: Planeta.

Foucault, M. (1967). Historia de la Locura en la Época Clásica I y II. México: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (1976). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. México: Siglo XXI.

Foucault, M. (1977). Historia de la Sexualidad. 1.- La Voluntad de Saber. México: Siglo XXI.

Foucault, M. (1980). Microfísica del Poder. Madrid: La Piqueta.

Foucault, M. (1996). La Vida de los Hombres Infames. La Plata: Altamira.

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Kant, I. (2014a). Crítica de la Razón Práctica en I. Kant. Kant II (pp. 83-254). Madrid: Gredos.

Kant, I. (2014b). Fundamentación Para Una Metafísica de las Costumbres en I. Kant, Kant II (pp. 182). Madrid: Gredos.

Kubrick, S. (Productor y director). (1971). A Clockwork Orange [Cinta cinematográfica]. Reino Unido y Estados Unidos. Warner Bros y Hawk Films.

Locke, J. (2004). Segundo Tratado Sobre el Gobierno Civil: Un Ensayo Acerca del Verdadero Origen, Alcance y Fin del Gobierno Civil. Madrid: Alianza.

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Marx, K. (1962). Manuscritos Económico-Filosóficos, en E. Fromm, Marx y su Concepto del Hombre.

(pp. 97-204). México: Fondo de Cultura Económica.

Marx, K. y Engels, F. (2007). El Manifiesto Comunista. México: Fondo de Cultura Económica.

Mill, J. (2014). El Utilitarismo. Madrid: Alianza.

Nozick, R. (1988). Anarquía, Estado y Utopía. México: Fondo de Cultura Económica.

Platón. (2014). República, en Platón Platón II (pp. 9-340). Madrid: Gredos.

Weber, M. (1969). El Político y el Científico. Madrid: Alianza.

 

Ensayo de Ignacio García Solano
Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
 garciasolanoignacio@gmail.com


Publicado, originalmente, en: 
Revista Sincronía Revista de Filosofía, Letras y Humanidades Año XXVI, Número 82 julio-diciembre 2022

Revista Sincronía Revista de Filosofía, Letras y Humanidades es editada por el Departamento de Filosofía y el Departamento de Letras,

del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, y forma parte del Padrón de Revistas Científicas de la Universidad de Guadalajara.
Link del texto: http://sincronia.cucsh.udg.mx/pdf/82/230_249_2022b.pdf
DOI: 10.32870/sincronia.axxvi.n82

 

Ver, además:

 

La forma fílmica y la alteridad: hacia una lectura ética de la obra de Stanley Kubrick,

ensayo de Aarón Rodríguez Serrano (España) c/video

 

Stanley Kubrick: conquistador de horizontes - Los maestros del cine y la música, ensayo de Daniel Muñoz de Julián (España) c/videos

 

Foucault, el monstruo y la vida, ensayo de Raúl Antelo (Argentina) c/videosc/videos

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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