Esbozo de la educación a distancia, en su devenir histórico.
por Dra. Zoila Libertad García Santos

La Educación a Distancia fue diseñada con el propósito de ampliar el paradigma de la clase tradicional, eliminando las fronteras de espacio y tiempo que se impone, es decir, que los estudiantes puedan aprender sin estar congregados en el mismo sitio y al mismo tiempo con un profesor. Se tomaron muchos aspectos del paradigma de la clase, pero muchos se modificaron e innovaron  a partir del empleo de nuevas plataformas en la educación y la comunicación,  como la tele-educación y la enseñanza multimedia o modulares, que traen consigo  la  utilización de varios medios (impreso, video, audio, laboratorio, etc.).

El sistema de Educación a Distancia[1] es aquel que promueve la enseñanza-aprendizaje a través de distintos medios, tanto de comunicación como informáticos, caracterizados por la separación física o temporal entre el alumno y el asesor. El aprendizaje es autogestivo, quedando la mayor responsabilidad en el estudiante, y la comunicación es mediada por materiales impresos y no impresos y cuya característica tiene que ser la bidireccionalidad que mediante un diseño institucional que conduzca al estudio independiente, promueva la información y la formación del educando con una mayor flexibilidad curricular y de acreditación.

Pero, ¿cómo se puede definir semánticamente a partir de los medios instruccionales como la no presencialidad, la distancia de espacio y tiempo, el diseño instruccional de los materiales, la información y formación, la comunicación adecuada, la flexibilidad de programas y certificaciones, la autogestión de los estudiantes, la bidireccionalidad de la comunicación, el uso de medios tecnológicos, telemáticos, impresos idóneos?. Miguel A. Ramón M.[2] concibe que la Educación a Distancia es una estrategia para operacionalizar los principios y fines de la educación permanente y abierta, de tal manera que cualquier persona, independientemente del tiempo y del espacio pueda convertirse en sujeto protagonista de su propio aprendizaje, gracias al uso sistemático de materiales educativos, reforzado con diferentes medios y formas de comunicación.

La educación a distancia se remota al siglo XIX, cuando la disponibilidad de ferrocarriles y de correo de bajo costo y alta difusión en los Estados Unidos y Europa permitió que las Universidades y las Instituciones dedicadas exclusivamente a esta actividad proveyeran educación lejos de sus sedes.

De las universidades surgió un modelo cuya finalidad era transmitir educación agrícola o para el campo, de lo cual se encargaron posteriormente, escuelas especializadas creadas con ese propósito. Así, mediante la educación a distancia se pretendió resolver la necesidad de volver competentes a las personas para que realizaran los trabajos que localmente requerían y además, llevar la educación que habitualmente se imparte en las grandes ciudades.

La educación por correspondencia, como se conoció a este modelo educativo, tuvo muchas décadas de auge muy importante en las universidades. En México, de hecho, todavía en los años 70s y 80s se operaban eficientemente un sistema impartido fundamentalmente por correspondencia.  Se trataba del sistema de educación a distancia de la Universidad Pedagógica Nacional. Tuvo un gran impacto en los cursos que daba, aunque su eficiencia terminal era limitada la continuación de estudios era muy difícil de seguir.

Cuando aparece la televisión en México se genera, incluso más que con la radio, una nueva esperanza para la educación a distancia. Un número muy importante de especialistas y maestros, abrigaron la esperanza de haber encontrado prácticamente la solución a todos los problemas de la educación.

A través de las redes computacionales es posible una representación tan rica de la realidad, como la que se tiene en la televisión, Así, es posible la presentación de textos, tan ricos y complejos, como, porque no es necesario enviar grandes volúmenes de materiales, sino que se les puede individualizar de forma masiva a través de accesos personalizados en servicios  centrales.

En Internet, cada usuario es, por sí solo, un canal de televisión, una radiodifusora y una editorial. Lo que falta ahora es aumentar los puntos de acceso, enriquecer el contenido, el material y los servicios educativos disponibles.

Los cambios e innovaciones tecnológicas mencionados tienen, en primer término, efectos que podemos llamar sólo operaciones.  Con esto nos referimos al hecho de que las tecnologías permitan cambiar y mejorar el modo de entregar texto e imagen.

Asimismo, existen ahora algunos factores que permiten que las tecnologías ya no se concreten a sus efectos operacionales, sino a lo que podríamos llamar en términos filosóficos, efectos trascendentales.  El hecho de que en las redes actuales sea posible tener una actividad de pares, es decir, de ida y vuelta entre la persona que aprende y la que enseña, tiene un efecto trascendental.  Si se esquematizan los procesos educativos entre todos los participantes de una actividad educativa, se puede observar cómo este efecto ha modificado de manera radical la educación a distancia.

No obstante los educadores a distancia nos encontramos todavía con condiciones, prejuicios o percepciones articuladas que se caracterizan entre otras razones precisamente por no reconocer el efecto de la interactividad.  En Televisión, la interactividad no está disponible, aunque sea posible tener sesiones televisadas con teléfonos abiertos o fax en los estudios.  En cambio, una videoconferencia o el uso de Internet permiten la interactividad de pares, pues la tecnología en estos medios es totalmente plana, horizontal, ya que cualquiera puede ser considerado emisor o receptor.

Con esto se puede tener acceso a la educación en cualquier tiempo y lugar, permitiendo que los alumnos se dirijan a los maestros en plan de pares. Esta interactividad de pares es la que produce un cambio trascendental, no sólo en la educación, sino en toda la sociedad, conforme se incorpora a las redes.

Referencias:

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