Redimida
Leda García Pérez

Los ojos del reclamo
recuestan sus ojeras
en el luto habitual
que me acompaña
sin risas sustitutas
para calmar la piel,
porque el espejo de ayer
jugó a engañarme
con maquillajes nuevos.
Hay lunas imitando
la extraña palidez
que exhibo en cada cara
donde el dolor
camina las arrugas.
En el toque final
de la mentira,
los perdones inclinan
su costumbre
de llorar por mis canas insalvables. 
Esta vejez imprescindible
que agradece el regreso
reclama sus ojeras.

Retiro el maquillaje y me redimo.

Leda García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"

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