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Las sin miedo, 
literatura erótica desde el cuerpo de las mujeres
Leda García Pérez

La CENSURA PREVIA es un método patriarcal diseñado para condenar a la mujer que decida disfrutar y disponer a su antojo del propio cuerpo, del de otro u otra, de su mente y su osadía.

Pensar y actuar de acuerdo con nuestras necesidades y deseos nos convierte en terroristas y a las terroristas hay que eliminarlas o en su defecto, castigarlas a través del encierro, la humillación pública, la agresión física, verbal, psicológica, el exilio y la discriminación entre otras formas de desarraigo. 

La POESÍA ERÓTICA es para algunos una experiencia gratuita del lenguaje que en algunas épocas significó una trasgresión de lo poético (mujeres rompiendo esquemas estrictamente pudorosos, liberadas por el deseo, batallando en contra de su propia angustia y atreviéndose a decir lo inimaginable, lo prohibido).

Todas retando los principios hipócritas y rígidos de su época, algunas incluso ganadoras del castigo inmerecido del exilio sin salir de sus tierras, donde sufrieron el repudio de sus iguales por atreverse a ser y decir.

En la poesía erótica prevalece el éxtasis de la palabra dicha más allá del cuerpo, porque constituye un encuentro intimista con la sexualidad tantas veces reprimida y el alma.

Encerradas en ese asfixiante PUDOR LITERARIO que exigía recato y silencio, algunas poetas liberaron su sensualidad solo en el secreto cómplice de sus alcobas, hasta que fueron apareciendo LAS SIN MIEDO, mujeres destinadas a cambiar los mitos existentes que revolucionaron con éxito ilimitado los conceptos ancestrales impuestos por una doble moral que aún impera en algunas sociedades.

Desde entonces, el uso poético del lenguaje erótico va más allá de la lucha de géneros porque al final de cuentas, qué es la poesía si no una actitud? Deseo que ratifica nuestra esencia femenina y nos invita a absorber de los cuerpos el gozo espiritual unido con el gozo sexual? 

Erotismo e imaginación se encuentran y desencuentran permanentemente para crear y en esa creación existe un solapado sufrimiento que nos tortura y apetece, vestigios quizás de un masoquismo, también solapado, que culmina en positivo: el nacimiento de lo que llamo POESÍA ORGÁSMICA rodeada siempre de espejismos eróticos, sutiles, donde la verdad y la ficción establecen el lazo que surge entre el amor, el deseo y el goce.

Aún hoy el erotismo causa estupor, produce castigo y extrañamiento, es prejuzgado y juzgado porque profana, a juicio de timoratos y timoratas, sensibilidades que deben morir en el silencio del lecho. Pero nuestras mujeres superan el reto y se yerguen para nombrar la totalidad de su universo en cada línea poética, encontrándose mágicamente embrujadas por la manifestación escrita de ese deseo. El erotismo TRASCIENDE, la pornografía DESCIENDE como señalan algunos, porque lo estrictamente sexual fallece en un instante, pero el erotismo se queda, es devorado con todos los sentidos como un santo pecado para el que no puede existir castigo.

La historia de muchas poetas del género erótico, nos muestra su clara visión de cuál debía ser el papel de la mujer en la sociedad, todas rompieron esquemas al renunciar conscientemente a la sumisión exigida en su época y ejercieron su derecho de amar y amarse en libertad, pero además lograron que la revolución literaria con voz de mujer ocupara un espacio digno, a pesar de la indignidad con que fueron recibidas muchas de sus obras. Casi todas sufrieron alguna de las condenas mencionadas supra, aún así no pudieron doblegarlas y prepararon el camino para que otras las siguieran. Por ellas estoy aquí. 

Autoras inolvidables sembraron la buena semilla y por ellas recogimos las mejores cosechas, menciono a algunas que sé ustedes ya conocen:

SAFO DE LESBOS (600 AC): 

...pues cuando quiera que te quiero 
pierdo el uso de la palabra
mi lengua se hiela en el silencio... 

Safo en su poesía confesional recurre a la descripción de sus sentires, se reconoce amante de la mujer y acepta ese derecho inalienable que hace valer sin pudores. 

La décima musa fue dueña de su palabra y no conoció el recato, simplemente amó y permitió ser amada, deseada, los versos que lograron quedarse para ser disfrutados así lo confirman.

DELMIRA GUSTINI, EL ROSARIO DE EROS 

Ellos me dieron sed de todas esas bocas...
De todas esas bocas que florecieron en mi lecho. 

Una mujer excepcional abatida por las costumbres de la época que le fueron adversas, un matrimonio inútil, infeliz, un amante que la hizo florecer y perecer, poemas donde la nostalgia y el deseo por el amado se conjugan en metáforas certeras, inspiradoras… 

GILKA MACHADO

Mi cuerpo todo en el silencio lento
en que me acaricias...

Sin rebuscadas imágenes, Gilka se reescribe desde ese silencio acariciante, alto nivel de sugerencia que inspira finales insospechados. 

ANA IZTARU, ESTACIÓN DE FIEBRE

pene de pana
pene flor del destinado mío
empuñadura del sol, envidia del anturio
aguda palabra... 

Ana surge como una poeta irreverente que crea para nuestro goce un erotismo de ilimitadas dimensiones. Dueña de un lenguaje radical que nada oculta, maximiza sin falsos tonos la pasión y el deseo por el amado. 

GIOCONDA BELLI

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo.
atravesar sin brújula la rosa de los vientos... 

Gioconda invade territorios prohibidos, los libera y se libera con ellos. Tiene la genialidad de lo rotundo, el uso magnificado de un lenguaje erótico creado desde su propia intimidad.

JUANA DE IBARBOUROU, LA HORA

Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía... 

Juana es rotunda en su deseo que exige ser saciado ayer porque para mañana es tarde y utiliza para dibujar poéticamente ese cuerpo hambriento, una metáfora sutil, provocadora… imperativa.

ALFONSINA STORNI, LA CARICIA PERDIDA

Se me va de los dedos la caricia sin causa
se me va de los dedos... en el viento al rodar

Alfonsina erotiza sus versos desde el dolor que trasciende en su deseo por ese amado que no siempre responde. Se sabe sola y desde su soledad encuentra el verbo justo para eternizar con gran delicadeza sus pasiones y ternuras desperdiciadas. 

EUNICE ODIO

APRISIONADA POR LA ESPUMA

... Voy a tu cuerpo igual que ir a los ríos
igual que van los ríos a los pájaros
y ellos al espacio desatado y florido...

Eunice se autoexilió para liberar su pluma encadenada y lo logró. Recurre a elementos naturales para nombrar al deseo y teje innumerables imágenes para transgredir lo prohibido y convertirlo en cotidiano y necesario.

PEPA NIETO, UN ZUMO DE CARICIA SE DETIENE

Es casi al alba, y quiero que estas copas sigan llenas,
quiero que sea vino mi cuerpo por tu cuerpo,
Después, he de cerrar mi puerta por todos los costados
y ningún otro aroma nos manchará el espejo. 

Pepa recurre a la síntesis que golpea los sentidos amablemente, su prosa poética, rica en imágenes frescas, inesperadas, nos deja ese sabor de mieles ocultas que nacen libres de olores equivocados para jugar con los cuerpos que se esperan…

LEDA GARCIA (me incluyo con el permiso de ustedes) 

TODO TÚ, TODA YO
Todo tú penetrando con lenguas
de brisnas de antaño mi cuerpo,
yo muriendo sin fin en caricias abiertas
navegante curiosa de olas secretas...

LAS SIN MIEDO exaltan en sus poemas la sensualidad y el deseo ya desde la soledad, el amor, la nostalgia o... la venganza ( "y supe ser infiel, lo merecía, con él toqué la cima del pecado, contigo, la rutina".) y encuentran nuevas formas de vuelo que contienen un alto nivel de sugerencia.

Muchas hemos crecido y encontrado nuestro propio sello leyéndolas, leyéndonos, saboreándolas, reconociéndolas, reconociéndonos.

Quisiera mencionarlas a todas, romper el esquema tradicional que las invisibiliza y del cual, por razones ampliamente justificadas, soy cómplice temporal, pero de hacerlo como merecen, no terminaríamos nunca. Prometo buscar esos espacios necesarios y reivindicarlas, hay que desempolvar a las olvidadas, apoyar a las actuales y crear semilleros para las venideras..

LAS SIN MIEDO fueron apareciendo en cada època: mujeres intensas, desprovistas de falsos valores, dispuestas a recuperar el espacio que jamás debió perderse. 

Ellas tejieron cada verso desde su yo íntimo donde SABER DECIR fue prioritario, en sus obras fallece el trasnochado concepto de cuerpo como tabú y desde él y por él, estallan con gran lirismo para insertarlo en el poema como un todo unitario y fértil. Son responsables directas del entierro definitivo de lo inaceptable.

Ya hemos dicho que existen sociedades asfixiantes para el desarrollo real de la mujer y sus libertades, pero guerreamos en contra del silencio obligado y abrimos espacios triunfadores en los que seremos siempre protagonistas con derechos reales.

Las orfebres de la literatura erótica reivindicamos al CUERPO DELINCUENTE que nunca lo fue, gozamos y compartimos su geografía que invita a disfrutar placeres legítimos, dignos, necesarios, y sin contradicciones de género, universalizamos la metáfora particular que precisa esa otra piel, la del poema. 

En el reconocimiento y la aplicación de ese lenguaje personal, intentamos depurar el arte de la sensualidad que no solo marca nuestra propia sexualidad, si no que ademàs clarifica la diferencia entre pornografía y erotismo, éste último constituye la sublimación escrita del deseo con esa carne espiritual que crece y florece libre de clandestinidades, lo contrario es pornografía que endiosa al sexo por el sexo, utilizando como único lenguaje el de los bajos instintos. 

Sabemos que estado patriarcal, política, religión y doble moral, nos conminaron durante siglos a ocupar el sitio fantasmal de las sombras, pero ni siquiera tanta oscuridad pudo cegarnos, callarnos, ni el castigo social, ni los señalamientos discriminatorios, ni los epítetos de locas, libertinas, perversas, ni siquiera el acoso de quienes al leer u oir nuestras obras se sintieron con derecho inmediato de acosarnos sexualmente porque nos percibieron como mercancía, "mujeres insaciables en la búsqueda y obtención del falo, vaginas al acecho esperando siempre ser penetradas", no entendieron que nuestro erotismo nace no por el pene o la vagina en sí mismos, si no como un derecho natural que utilizamos sabia y libremente para exaltar ese deseo y sus goces en nuestros poemas sugerentes, seductores, pero solo nosotras y nada más que nosotras, decidimos cuándo, cómo y con quién disfrutaremos de éste, ese, o aquel cuerpo.

El poder del macho sobre quien fue su esclava por obligación, sumisión, tradición o temor, se vio profundamente resquebrajado y las reacciones no se hicieron esperar cuando los movimientos feministas, en su mayoría reivindicatorios de los derechos de las mujeres, multiplicaron con acierto mensajes liberadores que encontraron respuesta inmediata en aquellas que acostumbradas a vivir bajo la ley de la mordaza, se desprendieron de la ancestral costumbre de utilizar muletas masculinas para satisfacer a través de la palabra escrita y su vivencia, la propia sexualidad. 

Durante el oscurantismo literario, solo el varón tuvo el derecho real de escribir y publicar poesía erótica, a la mujer le estaba prohibido porque atentaba contra la moral y las buenas costumbres, aunado a que fue educada para cultivarse en las artes del eterno femenino, agreguemos a este adefesio social, el concepto religioso que sobre el valor de la CASTIDAD se inculcaba a las mujeres como instrumento inhibidor de los deseos y cercenador de los derechos sobre su cuerpo.

PODER, RELIGIÓN y EDUCACIÓN ABERRANTE sobre los varones de la familia por parte de las propias mujeres, provocaron el estado de indefensión literaria de las poetas que callaron o escondieron sus trabajos para evitar la insana crítica y el señalamiento también social de que serían objeto, de haber publicado o compartido sus versos libres. Las SIN MIEDO en cambio, actuaron, se atrevieron, crearon y pagaron un alto precio por exigir y ocupar un valioso espacio en la historia de la poesía erótica.

Durante este proceso de liberación, los machos más recalcitrantes trataron a las libertadoras de FEMINISTAS CON PENE, LESBIANAS INSATISFECHAS, MUJERES DESESPERADAS, FRACASADAS y un sin fin de tìtulos adicionales y no menos ofensivos, que utilizaron como estrategia para minimizar los triunfos de quienes cansadas de ser sombra, decidieron poner las cosas en el sitio que les corresponde.

Pero tampoco escapamos al castigo adicional impuesto por "mujeres en contra de sus iguales", que pone de manifiesto que nuestro peor enemigo es la mujer misma. Encaja bien aquí el viejo refrán popular que dice que somos soga para el propio pescuezo. AL QUE NO QUIERE CALDO 2 TAZAS.

Esas mujeres que encuentran pecaminosa y prohibida la prosa o el verso erótico, son quizás más peligrosas que el macho mismo que seguirán creando, porque fueron " adiestradas " para ocupar el lugar de las invisibles y proteger el territorio de esos varones que se especializan en manipularlas, ellas lo permiten y rechazan de plano el éxito individual o colectivo de LAS SIN MIEDO a quienes atacan constantemente por el simple hecho de ser consecuentes y hacer valer la totalidad de sus derechos, de esa forma protegen el poder otorgado por ellas mismas al macho y se convierten en sus mas recalcitrantes defensoras. La dependencia psicológica y económica las esclaviza.

Obviar el papel aniquilador que en contra de las mujeres practican instituciones religiosas al utilizar como instrumento de tortura LA CULPA, obviamente inexistente, es pecata mayor, muchas no lograron romper esas terribles y dolorosas ataduras, a ellas dedico mis trabajos en la esperanza de que alguna vez, leyéndonos, liberen a la otra yo con su animala erótica lista para gobernar sus instintos mejores. 

El SIGLO XX marca el punto perfecto de esa liberación poética y las escritoras, ya madurado el verbo y su vuelo sugerente, exaltan la geografía corporal a través de imágenes sabrosas y retadoras que sacian la imaginación de unos y otras.

La presencia de lo masculino, de lo femenino, no se divorcia de ese vuelo necesario, así la poesía erótica lésbica y la heterosexual caminan paralelamente al desarrollo de la Literatura Universal sin que exista entre ellas una competencia desleal o descarnada.

Para concluir, puedo afirmar que "Junto a cada gran mujer, hay posiblemente un gran hombre u otra gran mujer.

Leda García Pérez

Conferencia en Unión Latina, Panamá

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