VILLA LYNCH EN SILENCIO, Inmigrantes judíos de Bialystok, Lodz y Belchatow y la industria textil, por Fiszel Trybiarz. Buenos Aires, Editorial Milá, 2006. 194 pp. (Testimonios)

Fiszel Trybiarz nació en 1918 en Bialystok, Polonia, en el seno de una familia de clase media. Sus padres y abuelos poseían pequeñas empresas textiles. Finalizó en 1937 sus estudios secundarios y, al año siguiente, emigró junto con su hermano Lázaro a la Argentina. Intentaron luego traer a sus padres y hermanita al pais, pero las trabas inmigratorias lo impidieron y todos ellos fueron asesinados por los nazis. Los hermanos Trybiarz trabajaron como tejedores en la fabrica de un tío y, en 1939 y junto a un socio, compraron dos telares propios. Luego agregan otros telares y en 1945 ya tienen instalada una hilandería. Fiszel se casa en 1946 y vive con su esposa en Buenos Aires. Tienen actualmente tres hijos, siete nietos y una bisnieta. Hacia 1970 las dificultades comienzan a acosar a las fabricas textiles, muchas deben cerrar. Ingresa a la empresa su hijo Raúl, técnico textil, y van sorteando las crisis sucesivas hasta que en 1997, luego de 58 años de trayectoria, la fábrica debe cerrar de manera definitiva.

Villa Lynch en silencio es la épica historia de un grupo de inmigrantes, muchos de ellos venidos directamente a este lugar después de desembarcar en Buenos Aires, quienes convirtieron un apacible suburbio en el principal centro industrial textil de América del Sur.

A mediados del siglo pasado funcionaban allí 375 fabricas, con 2300 telares. El ruido ocasionado por los golpes de las lanzaderas era la música habitual de la zona. Las calles de Villa Lynch eran cruzadas por una multitud de gente y vehículos que transportaban lana a las hilanderías, hilados a las tejedurías, de éstas tela cruda a las tintorerías, quizás hasta un rollo vacío para el urdido transportado en bicicleta y, finalmente, las prendas a los centros de comercialización.

Este mundo fue creado por inmigrantes llegados, en su mayoría, de las comunidades de las ciudades polacas de Lodz, Bialystok y Belchatow. Una breve historia de estas comunidades, hasta su destrucción por la Alemania nazi, se incluye en el texto.

Hoy, la ruidosa Villa Lynch está en silencio. Ya no se escucha más el ruido de los telares que traían bienestar a la comunidad. Las recetas económicas de las últimas décadas han dejado sólo unas veinte fábricas en funcionamiento. Esta es la historia de una experiencia sin igual.

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