Ni
siquiera molinos de viento. Ya desde ese sugerente titulo, la
minuciosa escritora que es Marta Iris Díaz Gioffré, insta con fina e
intangible ironía a la búsqueda de los incontables símbolos
entretejidos en la trama de sus relatos y cuentos. Y asi desfilan, ante
los ojos expectantes del lector, las mas variadas intenciones y:
situaciones de la vida humana.
Nos
encontramos ante un libro en el que el horror juega con el recato poético
en una danza fascinante donde se entremezclan atisbos de sádico misterio
con una placida ternura de inusuales ribetes eróticos. “.... anduvo por
su placer y quiso mas...”
La
autora, con certera maestría, clava banderines en la medula de la
palabra, azuzándola a embestir el hilo de su pensamiento, conciente y
segura de la síntesis a lograr en las figuras que dibuja sobre el ruedo
de la literatura: “... colgaba su sonrisa de irse y se marchaba a esa
otra posibilidad de no existir", “...no soporto esa desolación.
Tanto sin ser”.
Nené D'Inzeo
