El mágico mundo de los Celtas, por Viviana Campos. Buenos Aires. Grijalbo S.A., 190 páginas

La autora advierte que en su obra no se podrán encontrar fechas precisas, datos cronológicos o tablas que registren dinastías. Establece la diferencia del ser celta con la confusión del mundo inventado por Tolkien en El señor de los anillos:  “...Tolkien se basó más que nada en el folklore escandinavo, con el cual los celtas comparten algunas creencias...”. Campos explica que “...los celtas tenían prohibido dejar escrito de sus vidas y hechos....los datos ciertos nos llegan a través de Roma...”

Divide su obra en capítulos. En “Los dioses celtas” explica que la mitología se encuentra organizada en niveles: el común de los mortales -creían en la reencarnación-; el de los héroes y el de los dioses. Más adelante nos inicia en “El mundo mágico”, un lugar donde las hadas o “buena gente” aprecian a las personas alegres porque solo así pueden obtener su ayuda. Por otra parte se encuentran los “seres feéricos heroicos” donde los caballeros y las damas de las narraciones son de estatura humana y de belleza resplandeciente y dedican su tiempo a las actividades aristocráticas. Como se sabe, el celta siempre estuvo ligado a la naturaleza, por eso no se puede dejar de lado a los árboles, ya que estos llevan asociado -a criterio de Campos- algún concepto sagrado, siendo la trilogía mágica el roble, el fresno y el espino.

En “Cultos Paganos” leemos que los celtas eran cortadores de cabezas ya que pensaban que en ella residía el alma de sus enemigos. Es así que también reverenciaban a ciertos animales como el jabalí, por su carne apreciada, la cual se ofrecía al héroe de la comunidad.

La autora no deja de lado a “Los druidas” ya que ellos eran los encargados, según cuentan los romanos, del culto divino, la realización de sacrificios, los ritos y las diversas enseñanzas fijando recompensas y castigos.

Cuenta Pausanias, citado por Campos, que los celtas al mando de Brenos invadieron Grecia: “...combaten con la desesperación del jabalí mal herido, que aun cubierto de saetas sigue buscando a su asesino (...), pero llegan a más, pues si se les ha clavado una lanza, ...ellos la arrancan de su cuerpo y con la misma arremeten contra sus rivales...”

En el “Epílogo” la autora afirma que por diversas razones estamos asistiendo a una moda de lo celta. Para ella existe una explosión de dispares exponentes de la dudosamente denominada música celta, como The Chieftains, Xeito Novo, Carlos Nuñez, o la mundialmente conocida Enya.

     Para Campos los celtas eras seres bucólicos y, en primer lugar, un pueblo guerrero que vivía del pillaje, del botín de guerra. Eran, además, los mejores mercenarios de la época y nunca constituyeron una nación. Su gran aporte son las grandes epopeyas a través de sus ciclos míticos.

La edición de este libro se completa con un Anexo de “Leyendas Celtas”, que incluye “El ciclo de Ulster”, “Dos relatos de Gales” y “Dos relatos de Irlanda”, entre otras, y una amplia bibliografía que presenta al lector interesado libros y páginas de Internet.

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