La isla se expande, por Carolina de Grinbaum. Buenos Aires, El Grillo, 2005. 270 pp. 

En el Prólogo a esta novela, señala Lily Sosa de Newton: "Con un juego de símbolos y metáforas, que saludan al lector desde el enigmático título, el libro desnuda la interioridad de Mariana, el único personaje protagónico en cuyo derredor los otros, algo diluidos, tejen los hechos que determinan su vida. Es en verdad una isla, separada y a la vez comunicada con el resto, perfecta representación de la soledad humana que busca vencer sus envolturas, que combate contra esas libertades ajenas que la invaden y la condicionan. Mariana, lúcida analista del entorno, se despojará, como en el juego de las muñecas rusas, de sus capas sucesivas que le ocultan a ella misma la verdad buscada. Se cuestiona y cuestiona cuanto ocurre, buceando incansablemente en las aguas de su yo. Tiene conciencia de que no es un individuo solo en el mundo, sino un ser interrelacionado con los otros seres y con los hechos que ellos generan, próximos o lejanos". 

"Desde su diario -afirma María Rosa Lojo, en "A manera de prólogo"-, que enhebra la anécdota personal y las descripciones contextuales en un hilo marcadamente reflexivo, Mariana va representándose no sólo a sí misma, en su lucha temprana contra la pobreza material y el desamparo espiritual, sino a la inmensa comunidad de quienes asumen sensiblemente la existencia, convirtiendo así su 'isla' en un centro de continua expansión".

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