Jacarandáes en celo Poemario, por Cristina Pizarro. Ilustraciones de Margaret Collazo. Prólogo de Sebastián Jorgi. Buenos Aires, Instituto Literario y Cultural Hispánico. 96 pp. (Poesía del mundo hispánico / Juana Alcira Arancibia).

Juana Alcira Arancibia, Directora de Publicaciones del I.L.C.H., manifiesta: “El Instituto Literario y Cultural Hispánico se complace en presentar el poemario Jacarandáes en celo de Cristina Pizarro, gran colaboradora de esta entidad desde hace más de una década. Jacarandáes en celo es el tercer volumen de la Colección Poesía del Mundo Hispánico que publica esta institución. Este poemario es el cuarto de la producción lírica de Pizarro, quien nos ha deleitado anteriormente con Poemas de agua y fuego, La voz viene de lejos y Lirios prohibidos, libros de verdadero valor poético”.

En el “Prólogo”, afirma Sebastián Jorgi: “Tras la lectura de Jacarandáes en celo de Cristina Pizarro, recordé aquel aserto de Shelley: ‘Los poetas son los ignorados legisladores de la Humanidad’. Claro que no se trata de una ‘lectura sino de sucesivas aproximaciones a un lenguaje de imágenes agraciadas a través de un yo poético catapultador y recurriendo muchas veces a un , apelado en llamativos éxtasis. Quiero decir que un halo romántico puede atisbarse cuando la poeta clama la presencia y nos convoca: ‘escucho al nigromante/ pronunciando/ la extraña voz de tu deseo’. El dolor y la mirada piadosa remiten a un estado de ánimo de unción religiosa, donde ese yo va clamando ‘amarrada a un cadalso/ una llama en cruz/ consume mi cuerpo/ sempiterno’, mientras las voces llegan desde ‘el bosque perplejo’ a través de magos y ‘músicos de mirada turbia’. Es el camino espiritual, acaso, ese sufrir pleno de intensidades, donde se bordea ‘la orilla mancillada’ y surge la antítesis ‘sobre esas aguas negras/ se refleja el arco iris augural’: la desembocadura será el abrazo a Dios”.

La autora escribe a los lectores: “Jacarandáes en celo integra una tetralogía del amor, junto a Poemas de agua y fuego, La voz viene de lejos y Lirios prohibidos. Estos poemas nacieron de la contemplación, los sueños, los deseos, los recuerdos. En silencio, entre nardos, magnolias, gorriones, zorzales, rodeada de árboles y la lectura de libros sapienciales y sagrados, se fueron multiplicando las imágenes y desplegando las escenas de vivencias con la realidad cotidiana y la ficción de otros textos literarios y obras de arte. Deseo compartir con ustedes el goce que sentí al escribir estos poemas y anhelo contagiarlos con la luz que impregnó mi ser. De todo corazón. Cristina”.

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