El jurado destacó como uno de los grandes méritos de Manguel (Buenos Aires, 1948) su gran capacidad para el ensayo. “La minuciosa recreación del arte de leer, la pericia con que los lectores aprenden a comprender la inmensidad del mundo, pertenecen al enciclopédico saber con que Alberto Manguel ha retratado la vida de los libros”, fundamentó el jurado en el fallo y planteó que “sus elocuentes ensayos” han permitido seguir “la pista del largo peregrinaje de sus libros y el orden prodigioso que los acoge en las instituciones vertebrales de la cultura”. El escritor, traductor y crítico literario ha dado siempre “una atención especial” a la importancia de la lectura para las jóvenes generaciones, algo destacable “en un momento como el actual” en el que la industria del entretenimiento y las nuevas tecnologías “disipan la atención de los lectores y absorben el tiempo libre que se dedicaba a la educación sentimental y estética”. Gracias a la obra de Manguel, en opinión del jurado, se recuperará “el respeto que el libro merece como artefacto inteligente: su uso cotidiano perfecciona las habilidades cognitivas y contribuye a la plenitud de una sociedad cultivada”. Reconocer la importancia del corpus literario del escritor argentino-canadiense, para el jurado, “permite confirmar la ineludible obligación de amparar a los hombres de letras que sostienen la gran biblioteca universal”.

El actual director de la Biblioteca Nacional probablemente no sería quién es hoy sin haber conocido a Borges en la librería Pigmalion. El autor de El Aleph ya estaba casi ciego y le pidió a Manguel que le leyera libros. El joven cumplió al pie de la letra con las lecturas entre 1964 y 1968. Un año después viajó a Europa y trabajó como lector para varias editoriales como Denoël, Gallimard y Les Lettres Nouvelles en París, y para Calder & Boyars en Londres. Luego de haber vivido en Milán, Tahití e Inglaterra, a principios de los 80 se mudó a Toronto (Canadá), donde residió, con una breve interrupción europea, hasta el 2000, cuando se mudó a una granja medieval en Poitou-Charents (Francia). El autor de Guía de lugares imaginarios, coescrita con Gianni Guadaluppi; Noticias del extranjero (novela), Leer imágenes: una historia privada del arte (ensayo), Stevenson bajo la palmera (novela), Con Borges (biografía), El viajero, la torre y la larva (ensayos) e Historia natural de la curiosidad (ensayos), entre otros títulos, recibió reconocimientos como el Premio Medicis por Una historia de la lectura; la Beca Guggenheim, el Premio Roger Callois y el Premio Grinzane Cavour de Ensayo, entre otros. En noviembre de 2016 fue elegido académico de número de la Academia Argentina de Letras, donde era miembro correspondiente desde julio de 2013.

De los méritos que hizo como funcionario del gobierno de Cambiemos nada se escribe en los grandes medios de comunicación internacionales. Todo se resume a una escueta línea, que ha sido nombrado director de la Biblioteca Nacional en diciembre de 2015, el mismo cargo que desempeñó Borges desde 1955 a 1973. La política de ajuste y despidos que Manguel avaló desde la distancia, antes de asumir, o el hecho de celebrar que los privados, filántropos o fundaciones compren manuscritos o bibliotecas para donarlos a la Biblioteca, cuando el esfuerzo principal tiene que realizarlo el Estado, se estrella contra la tentativa falaz de preservar una imagen de autor sin mácula.