Selma Lagerlöf (1858- 1940)

Nisa Forti Glori

El hombre y sus circunstancias. El escritor y su ambiente. Selma Lagerlöf y el Värmland. Selma Lagerlof y Suecia... 

Allí nació y allí consiguió morir. En el Värmland, en su finca o, mejor dicho, finca de su familia. Su querida Marbacka, rebosante de tradiciones, inspiradora de  los largos relatos de su abuela y de su padre,  aristócratas dueños de minas de hierro. A causa de una cadera defectuosa, Selma niña  tenía que quedarse, forzosamente, quieta. Había que entretener su ávida fantasía y  los frecuentes huéspedes en su  generosa casa ejercitaban, con su ir y venir, su espíritu de observación. Jamás adivinarían, los poco perspicaces,  que años más tarde volverían a encontrarse idealizados o ridiculizados en cuentos, leyendas e    interminables y fascinantes aventuras.  Cuando no escuchaba o contemplaba, la jovencita leía. Como todas las quinceañeras,  quiso escribir versos. Y, como la mayoría de las quinceañeras, pronto renunció. Cuando la fortuna financiera de su familia dejó de constituir una fortuna, Selma tuvo que bajar de las nubes, recibirse de maestra y ejercer. Detectamos los trazos dramáticos de esta ruina, que había significado la pérdida de Marbacka, en “La leyenda de Gösta Berling”. Este libro, rico de peripecias y de folklore, resultó del feliz intento de rescate que hizo la maestrita para salvar lo que más había querido, absorbiéndolo en el mundo de la fantasía. También en el libro hay caballeros que dilapidan los frutos de ricas herrerías. También aquí se ven obligados a trabajar para subsistir. Y este acto de amor le vale, a la escritora, la fama. No solamente. Le vale, con el tiempo, la recuperación material de su amada Marbacka.

“Lazos invisibles”; “El anillo del general”; “La sonrisa eterna”, son algunos de los títulos que la van levantando, con manos poderosas e invisibles, sobre la cresta de  las olas como a ningún literato sueco le había sucedido antes. La Universidad de Uppsala la nombra Doctora “honoris causa”. El Premio Nobel le viene concedido en 1909 y Selma ingresa como miembro en la Academia Sueca.

No olvidemos en este itinerario de cuentos de hadas, la joya de la literatura infantil:

”El maravilloso viaje de Nils Holgerson a través de Suecia”. Sobre el lomo de un pato selvático,  en un clima irreal, esfumado, lleno de gracia, que también contribuyó a la merecida popularidad de la autora. Clima para ella familiar, en el cual ella misma se movía, nunca desprendida de la niña enfermiza que almacenaba fantásticas riquezas sin moverse de su silla.

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