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La Masacre 
por Daniela Flores Molina
divonec@gmail.com
 

"Es un día cualquiera, de una semana cualquiera, de alguno de los doce meses que componen el año. Para cometer asesinatos y masacres no se necesitan días, ni horas, ni fechas exactas, sólo la mente malvada, la sangre fría y la oportunidad que dé la vida o el destino para cometer tal acto.

En una habitación en penumbras, se ve una fila de dieciocho personas adultas, nueve hombres y nueve mujeres, ordenados intercaladamente. Se ven profesoras, doctoras, veterinarios, jinetes, dentistas, fotógrafos y bailarinas. Las personas son todas distintas: algunas rubias, morenas, pelirrojas, trigueñas, etc. No visten algún tipo de uniforme que indique a qué vienen, sólo usan la ropa que ocupaban antes de ser traídos aquí. En la fila se siente nerviosismo, porque nadie les ha dicho qué sucederá. Llaman al primero de la fila, es un hombre alto, moreno, vestido de jeans y camisa. Entra en otra pieza y la puerta se cierra. El hombre está tenso e intranquilo. Lo duermen, lo desnudan y lo ponen en una especie de altar. Lo estrangulan. El hombre se estremece y yace. Le cortan los dedos de las manos y de los pies. Lo retiran y no dejan rastros de lo que aquí ha sucedido. Fue un acto con plena premeditación y alevosía. Llaman a la segunda persona. Es una mujer rubia, alta, delgada, ojos azules y vestida elegantemente. Ocurre el mismo procedimiento que con la víctima anterior, pero a la mujer le cortan completamente su hermoso y largo cabello.

El ambiente de la fila es de total nerviosismo. Se escuchan algunos chistes para tratar de alegrar la situación, pero las risas son efímeras. Las caras sonrientes pronto se transforman en rostros preocupados. Nadie, pero absolutamente nadie sabe qué sucederá cuando les toque su turno de entrar a aquella habitación tan extraña. No pueden imaginar para qué han sido traídos aquí tan misteriosamente. Las personas de esta fila que tienen sueños de fama, creen que es un casting para alguna película o algún comercial y así empezar su camino al estrellato. Los ilusos creen que se trata de una investigación extraterrestre para saber cómo son los terrícolas, otros creen que será una entrevista o algo así, otros imaginan que será una sesión fotográfica y otros no saben qué pensar… pero nadie se imagina qué sucede en aquella habitación.

La fila avanza lentamente. Cada minuto es eterno. Las personas sólo quieren entrar y esclarecer sus dudas. Necesitan saber qué ocurre allí dentro, porque las personas que han entrado no salen para preguntarles qué les hicieron, por lo que los que están a la espera, piensan que la salida es por otra parte, y todo esto sólo provoca más tensión y nerviosismo entre la gente que, sin saberlo, tendrán un trágico fin.

Dentro de la habitación ya ha habido unos seis asesinatos. Cada vez son peores, porque ahora a las víctimas se les corta la cabeza, los brazos, o las piernas, o los pies. Después que estas pobres víctimas están desmembradas, son metidas, todas juntas, con sus brazos o piernas cortadas, en una especie de caja, de donde el futuro de estos cuerpos es desconocido e incierto.

Las futuras víctimas que esperan afuera, están demasiado nerviosas, tanto, que no hablan. Sólo tienen su vista en un punto fijo, sin pestañear y respirando agitadamente. Han sido los minutos más largos de su existencia. La fila comienza a avanzar más rápido. Sólo quedan cuatro víctimas, dos hombres y dos mujeres. Entra a la habitación uno de los hombres. Cuando está dormido y con su ropa rasgada, pronto a morir, se sienten, a lo lejos, algunos pasos y algunas voces. El malvado y cruel asesino se apura con la víctima. Los pasos se acercan. La víctima ya falleció. Entra la siguiente, que es una mujer embarazada, la que lamentable y brutalmente muere igual que las otras víctimas. Los pasos llegan a la pieza en penumbras. Se abre una puerta y como la pieza está un poco oscura y no se distingue bien, el dueño de aquellos pasos enciende la luz. Se escucha el único grito de esta horrible masacre. El asesino se paraliza. No alcanzó a terminar la matanza, pero sólo quedaron vivas dos personas, las que, justamente, eran una pareja pronta a casarse.

El grito era de Martina, que cuando llegó del colegio y entró a su pieza, vio que su hermana chica había destruido casi todas sus muñecas Barbie y sus Ken."

Daniela Flores Molina (2004)
divonec@gmail.com
 
Gentileza del blog
Cazando Drosophilas: http://cazandodrosophilas.blogspot.com/ 

Autorizado por la autora

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