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Las Humanidades en la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional de Costa Rica 

por Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica
Académico en la Universidad Nacional de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
twitter: @Mifajak

 

“Humano soy y nada de lo humano me es ajeno” ( Publio Terencio)

 

La historia del ser humano tiene una dificultosa línea de tiempo.  Durante  ella, ha pasado por 15 000 guerras.  Dos han sido de alcances mundiales, con 35 y 55 millones de muertos y destrucción generalizada, donde se ha demostrado la deshumanización de nuestra especie.  El siglo del cual venimos, ha tenido una historia de pavor e insania. Somos producto de él.

Sin embargo, desde la Edad Antigua,  la humanidad ha experimentado muchas facetas y la dimensión de unos valores prevaleció, los cuales fueron aceptados, porque la cultura así lo condicionó, en ese preciso momento de la  historia.

Con  el surgimiento de la figura cristocéntrica, es decir, de un dios único, eterno, todopoderoso, omnisciente y omnipresente, se abre la perspectiva crística, sobre la base de un dios bondadoso, universal y se inaugura otro periodo del factor humanidad: La Edad Media (siglos IV-XV), cuyas sintonías aún repercuten, toda vez que cambió el panorama rector del pensamiento teológico, al pasar de un politeísmo clásico a un monoteísmo  cristiano,  del  cual  se  apartará Martín Lutero (1483-1546), cuando aparecen los movimientos protestantes.

Por otra parte, la aparición del Renacimiento europeo (siglos XV-XVI) fue un estadio estelar para la corriente cultural e ideológica, denominada Humanismo, de carácter antropocéntrico.

El Renacimiento privilegió la exaltación de los valores del ser humano, por ello, se deja de lado la orientación teocéntrica, medieval, que se  desarrolló durante un milenio en el ideario de la humanidad occidental. 

En el ocaso medieval y la apertura histórica del Renacimiento destacan cinco grandes descubrimientos: la imprenta, el papel, la pólvora, la brújula y los viajes. Los chinos inventan el papel, que los árabes también transmitieron. 

En la misma línea, la imprenta se convierte en el gran aporte, tanto ideológico como cultural.  El alemán Johannes Gutenberg (1398-1468) es decisivo. Con dicho invento, se democratiza y se extiende la cultura, al masificar la producción de libros hasta la fecha.  Su mejor trabajo fue la Biblia de 42 líneas. Con ella, desaparecen los copistas de la cultura medieval.

Igual sucede con dos aportes de la cultura china, tales como la pólvora, el denominado “oro fulminante”, que modernizó las armas bélicas.  Asimismo, la brújula, que posibilitó mayor certeza durante los viajes. Su antecedente es el astrolabio y, ahora, los GPS. A modo de ejemplo y para valorar dicho invento,  recordemos los cuatro viajes del genovés Cristóbal Colón (1451-1506) para el descubrimiento y la conquista de América.

Es decir, el Renacimiento privilegia la visión humanista del mundo –la weltanschauung-, que exalta sus valores a favor de los individuos.  Por ello, el Humanismo es un replanteamiento de las ideas, pues dieron énfasis al orgullo y a la individualización, por cuanto realizó el ser humano El Humanismo se focaliza en la figura humana y sobreestima sus conquistas, que originan el individualismo renacentista.

Durante el Renacimiento declina el feudalismo –unidad socio-económica y de producción centrada en la tierra- y surge la burguesía –clase dominante que cuenta con los medios de producción-. Aparece el comercio con el dinero como un emblema de plusvalía. ¿Hemos dejado de ser materialistas?

La burguesía, como clase rectora de la economía del Renacimiento da un viraje a los lujos en diversas áreas, tales como la arquitectura, el arte, la música, la pintura, la literatura o las modas.

Desde el Medioevo se funda universidades prestigiosas, pero con los  descubrimientos renacentistas alcanzan mayor prestigio: Universidad de Oxford (Inglaterra, 1096); Universidad de París (Francia, 1150); Universidad de Cambridge (Inglaterra, 1208); Universidad de Salamanca (España, 1218); Universidad de Padua (Italia, 1223); Universidad de Nápoles Federico II (Italia, 1224); Universidad de Toulouse (Francia, 1229);  Universidad La Sorbona (Francia, 1257); Universidad de Murcia (España, 1271); Universidad de Coímbra (Portugal, 1290) o Universidad de Perugia (Italia, 1308).

En América Latina, muchas de las universidades originales fueron cerradas, reabiertas o refundadas con otros nombres. Todas corresponden a un Renacimiento exógeno, producto de la conquista. Destaco: Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana, 1538); Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú, 1551); la Real Universidad de México, 1551); Universidad Santo Tomás (Colombia, 1580); Universidad Nacional de Córdoba (Argentina, 1613); Universidad San Gregorio Magno (Ecuador, 1622); Universidad de San Francisco Xavier (México, 1624) y Bolivia (1624);  Universidad de San Carlos (Guatemala, 1676); Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, (Perú,1677) o la Universidad de La Habana (Cuba, 1728).

En el caso que nos ocupa,  la Universidad Nacional de Costa Rica, nuestra querida UNA es novísima. Se fundó en 1973, tenemos solo 41 años de existencia, pero debemos amarla, cuidarla, dar lo mejor de sí y luchar por ella. En diciembre del 2013 fue declarada Institución Benemérita de la Cultura de Costa Rica.

El Renacimiento es homocéntrico, dado que prevalece la figura humana, como un conjunto de hechos que comprenden los aspectos medulares de la superación integral. Diez rasgos que distinguieron al periodo del Renacimiento:

· Carácter secular

· El culto a la mujer

· Culto por el refinamiento

· Búsqueda de la belleza natural

· Pasión por la belleza humana –aparece el desnudo artístico-

· Paganización vital

· Predominio de la razón

· Veneración de los artistas –surge el mecenazgo-

· Sobrevaloración de lo humano

· Escribir en la lengua vernácula.

Los precursores del Renacimiento son tres escritores italianos, a saber: Dante Alighieri (1265-1321), autor de “La Divina Comedia” (1307-1319). Duró escribiendo sus 100 cantos alrededor de doce años (1307-1319). Asimismo, Francisco Petrarca (1304-1374), considerado el primer humanista, autor de “Cancionero”, con 366 poemas, sobre todo, sonetos; finalmente, Juan Bocaccio (1313-1371), autor del “Decamerón”, conformado por 100 cuentos.

Los tres grandes artistas del Renacimiento italiano son: Leonardo Da Vinci (1452-1519), creador de la afamada “Mona Lissa”. Igualmente, Rafael Sanzio (1483-1520), arquitecto y pintor de las vírgenes o las madonas, finalmente, Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564), escultor y pintor. Igualmente, En Francia destacan Rabelais (1494-1553); Montaigne (1533-1592) y Moliére (1622-1673).

Por su parte, en España, con el Siglo de Oro (siglos XVI-XVII), dado que los Reyes Católicos y los  acaudalados se convirtieron en mecenas sobresalen numerosos escritores: Garcilaso de la Vega (1501-1536), Fray Luis de León (1527-1591), Fernando de Herrera (1534-1597), Luis de Góngora (1561-1627), Francisco de Quevedo (1580-1645), Lope de Vega (1562-1635), Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), Santa Teresa de Jesús(1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).

Valga  consignar  aquí, que España envió un soldado, Alonso de Ercilla (1533-1594) y América le devolvió a un escritor. Ercilla escribió los 37 cantos de “La Araucana” entre (1569-1578 y 1589), que versa sobre la conquista de Chile.

Concluyo este recorrido histórico con dos nombres emblemáticos para entender el humanismo renacentista: William Shakespeare  (1564-1616) y Miguel de Cervantes (1547-1616). Ambos  escritores  murieron el mismo día, 23 de abril de 1616.  En su honor, por ser  renovadores de la literatura, la UNESCO celebra el Día Internacional del Libro.

Una marca indeleble en ambos escritores son los títulos de sus obras, donde prevalece la figura humana, tanto directa como indirectamente, en el íncipit de sus obras.  En el caso de Shakespeare: Tito Andrónico (1594); Romeo y Julieta (1595); Julio César (1599); Hamlet (1601); Troilo y Crésida (1602); Otelo (1603-1604); El rey Lear (1605-1606); Macbeth (1606); Antonio y Cleopatra (1606); Coriolano (1608) y Timón de Atenas (1608), entre el repertorio de sus obras.

De manera indirecta, aborda el asunto humano en títulos como: La comedia de las equivocaciones (1591); Los dos hidalgos de Verona (1591-1592); Trabajos de amor perdidos (1592); Como gustéis (1599-1600); Las alegres comadres de Windsor (1601); Cimbelino (1610); La fierecilla domada  y Noche de reyes,  entre otras.

Por su parte, Miguel de Cervantes, continúa con esa línea humano-estilística, a saber: La Galatea (1585); El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605 y 1615); Los trabajos de Persiles y Segismunda (1617). Indirectamente, lo hace en los íncipit: La gitanilla, El amante liberal, Rinconete  y Cortadillo, La española inglesa, El licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona, Las dos doncellas  y La señora Cornelia, entre otras.

Cervantes, autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605 y 1615) es el creador de la novela moderna, una obra escrita en la cárcel por el poeta soldado que fue Cervantes, en cuyos hilos narrativos esplenden las figuras y las actuaciones de los seres humanos ahí descritos, en la oposición idealismo-realidad. Hoy podemos actuar como Don Quijote o Sancho Panza. ¿Qué elegimos?

Durante mis 11 años de ejercicio docente (2004-2014) en el Campus Liberia, Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional de Costa Rica, he impartido 44 cursos, dos  por  ciclo  académico, para  un promedio de  1 600 universitarios, a quienes atendí en las áreas disciplinarias de pedagogía, arte y filosofía y lenguaje.

Mi trabajo en la Universidad Nacional  ha sido una experiencia maravillosa, toda vez que, desde los cursos de Estudios Generales,  puerta de ingreso en la Universidad,  he podido vivenciar el humanismo, desde el mismo momento cuando los 1 600 discentes atendidos,  ocuparon el centro de mi praxis profesional.  En el momento de partir, estoy seguro de que dejo igual cantidad de amistades en los universitarios costarricenses, quienes signan el necesario cambio generacional.

Ser humanista en la educación superior estriba en esmerarse al elaborar programas centrados en los intereses del estudiantado; diseñar sistemas de evaluación que piensen en el ser humano que atendemos y no en la fría estadística impersonal, es decir, dar oportunidades y, muy importante, darnos un honesto margen de error en nuestras actuaciones académicas integrales.

Para mí, ser humanista ha sido ser puntual en las clases, tanto al inicio como al final del compartir áulico; escuchar y atender las inquietudes de la comunidad estudiantil universitaria que, con fe, matriculó nuestros cursos.

Ser humanista es orientar a los jóvenes con el uso de las nuevas tecnologías de comunicación, para que dichas herramientas no nos aparten del contacto personalizado que reclama la juventud en esta era de mundialización que, muchos asocian, lamentablemente,  con la despersonalización y la indiferencia, sin seguir la máxima clásica “Humano soy y nada de lo humano me es ajeno”, del poeta latino Publio Terencio.

La figura del académico universitario debe ser modélica, con estricta coherencia, entre su decir, hacer y actuar.  Ser confiables, honestos, dialógicos y contextualizadores de los conocimientos, para que no aren en el vacío y, sobre todo, preocupados por el  futuro de todos, al enseñarles a discernir las mejores decisiones.

Humanismo es conversar con los jóvenes en los pasillos, en los recesos, fuera de clases, sin establecer barreras de superioridad, regímenes disciplinarios o evaluaciones antojadizas. Es, saludarlos, respetarlos y aprender de ellos, estar entre ellos y poder atenderlos, sin descalificaciones odiosas. Sin establecer gradas para la pose intelectual, sino compartir los conocimientos con cariño y esmero.

La vida me ha premiado con la feliz oportunidad de poder trabajar en la Universidad  Nacional de Costa Rica, la “universidad necesaria”, donde cursé todos mis estudios.  No cabe ninguna duda de que el sello UNA nos cobija con alegría.

En este momento, agradezco al Creador, por darme la oportunidad de vivenciar esa dimensión extraordinaria, pues me ha permitido servirle a mi país: con vocación, entrega, honestidad y transparencia, desde mi entrañable Guanacaste eterno, que aspiro no se convierta en un Guanacaste ajeno con las necesidades de nuestra sociedad civil.

En síntesis, la humanidad en los Estudios Generales es una ruta para iniciar con energía y asertividad. Al final de la jornada laboral, nos retiramos convencidos de que los valores enseñados serán el motor para poder despedirnos con la nostalgia del deber cumplido desde los espacios áulicos. Es haber traído a intelectuales de fuste como Estrella Cartín, Magda Zavala, Rafael Ángel Herra o Yadira Calvo Fajardo, para que confrontaran su conocimiento y perspectivas.

1. Gracias al Padre Celestial por bendecir mi vida cada día de la tierra.

2. A la destacada comunidad académica de la Sede Regional Chorotega.

3. A mi  Universidad Nacional de Costa Rica: siempre en mis luchas.

4. Gracias infinitas, por haberme permitido servirles desde mis posibilidades.

5. A todos mis estudiantes, durante estos 11 años de vida universitaria compartida, porque he aprendido enormemente de ustedes.  Deben estar ciertos de que estarán en mi memoria y mi corazón, siempre. ¡Carpe Diem!

 

por Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica
Académico en la Universidad Nacional de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
twitter:
@Mifajak

 

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