Dardo sin rendición

Miguel Fajardo Korea 

El día 
levanta las manos.
Ha encallecido el sol
antiguos desafíos
en la oscuridad.
Ojos vencidos con el látigo
terrorista. El abismo
de la ceniza endurece
los cántaros, la mascarada
de lo impune,
las batallas de la sed.
El olvido forja asombros
y lamentos
cada vez más afilados.
La premura 
de la culpa.
Los deportados ven 
los buques
de la llama.
Muslos, 
en los arcones de la
dignidad, en la
entrega que acrecientan
las estrellas.
Jamás declararemos 
crímenes no cometidos.
Nosotros inscribimos la dignidad 
como bandera.
Un dardo sin rendición astillará
la conciencia de los malvados.

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