La Cultura como ser esencial del Hombre y medida de su ascensión.

Dr. Felipe Estrada Ramírez

En su expresión filosófica, la Cultura designa el ser esencial del hombre y su medida de ascensión, sintetiza en toda su concreción  la producción humana material y espiritual. Es encarnación de la actividad del hombre, en los ámbitos cognoscitivo, valorativo, práctico y comunicativo.

 

La Cultura, como todo concepto tiene su historia. En general ha sido considerada como cultivo de la razón, como “instrucción, ilustración, sabiduría, resultante de haber cultivado los conocimientos humanos”.7

 

En la historia general de la filosofía, ha sido común la identificación de la cultura con el conocimiento, sin destacarse otros momentos esenciales de la actividad humana, como la praxis , el valor y la comunicación8 . Sin embargo, al vincularse directamente con la educación y la formación del hombre, si bien se continúa priorizando el momento cognoscitivo, trasciende sus límites. “Este termino - se refiere a cultura – tiene dos significados fundamentales. El primero es más antiguo y significa la formación del hombre, su mejoramiento y perfeccionamiento. Francis Bacon consideraba la cultura en este sentido como “la geórgica del alma” (De Augm. Scient. , VII,1) alcanzando así también el origen metafórico de la expresión. El segundo significado indica el producto de esta formación, esto es, el conjunto de los modos de vivir y de pensar cultivados, civilizados, pulimentados a los que se le suele dar también el nombre de civilización. El paso del primero al segundo significado se produce en el siglo XVIII por obra de la filosofía iluminista y se precisa bien en el siguiente fragmento de Kant: “La producción, en su ser racional ,de la capacidad de escoger los propios fines en general (y por lo tanto de ser libre) es la cultura.

 

Por lo tanto, solamente la cultura puede ser el último fin que la naturaleza ha tenido razón de poner al género humano” (Crítica del Juicio,83). Como fin “La cultura es el producto más que el producirse de la geórgica del alma. En el mismo sentido, decía Hegel: “Un pueblo hace progreso en sí, tiene su desarrollo y su declinación. Lo que más nada se encuentra aquí es la categoría de la cultura (...) (Filosofía de la Historia).” 9

 

El significado de la cultura, vinculada a la formación humana, tiene sus antecedentes en Grecia y Roma, es decir, a lo que los griegos llamaban Paideia y los romanos, de tiempos de Cicerón y de Varrón, Humanitas, a la educación debida a las buenas artes (poesía, elocuencia, filosofía, etc.). En este sentido, la cultura fue para los griegos la búsqueda y la realización que el hombre hace de sí, o sea, de la verdadera naturaleza humana, destacándose dos caracteres constitutivos:

 

1) La estrecha relación con la filosofía.

2) La estrecha vinculación con la vida en comunidad.

 

En fin, en la concepción de los griegos, el hombre no puede realizarse como tal sino a través del conocimiento de sí mismo y de su mundo, mediante la búsqueda de la verdad; pero sólo su realización se completa y es eficaz, en la comunidad, en la polis. 10

 

Esta concepción de la cultura de base aristocrático-naturalista, excluía en sus ideas de racionalizar, toda actividad “infrahumana”, incluido por supuesto, el trabajo manual que era propio de los esclavos. Sólo la actividad teórica, contemplativa, era por excelencia, humana.

 

 

El concepto griego de la Cultura se conserva en parte, en la Edad Media, aunque la cultura tiene por fin, la preparación del hombre para sus deberes religiosos y la vida extramundana.

 

El Renacimiento, sin abandonar la concepción aristocrática de la actividad, aboga por valores acorde con el ideal griego, que concibe la formación del hombre en su mundo, incluyendo la religión como parte integrante de la cultura. Pico de Mirándola  como Carlos Bobillo, abordan la salvación humana como medio que hace del hombre un microcosmo, en el cual, el propio macrocosmo encuentra su perfección11.

 

En la época moderna el concepto de cultura se enriquece con nuevas mediaciones12. El iluminismo, particularmente, la Enciclopedia Francesa hace énfasis en la necesidad de la crítica racional y la universalización de la cultura, pues no es sólo una empresa de una elite de doctos. El concepto de cultura se amplía, no incluye sólo las disciplinas clásicas, sino las matemáticas, la física, las ciencias naturales, etc.

 

Ahora el concepto de cultura se identifica con el enciclopedismo. Concepción ésta que va a dominar el siglo XIX y parte del siglo XX, y que fue objeto de la crítica profunda por Benedetto Croce.

 

Muchas concepciones de la cultura aparecen en la palestra histórica y muchos enfoques y teorías defienden su verdad, a partir de disímiles principios y premisas.

 

El Marxismo, en la década del 40 del siglo XIX, sin abandonar lo mejor de la herencia clásica, y sin fundar una teoría sistematizada de la cultura, aportará importantes fundamentos con la nueva concepción del hombre, la actividad humana y la historia. Las tesis sobre Feuerbach y la Ideología  Alemana fundan el núcleo teórico de una nueva concepción de la cultura13, al comprender la conciencia como ser consciente y el ser de los hombres como un producto de su vida real y práctica, pues no es la conciencia la que determina su ser, sino el ser social (condiciones materiales de existencia) determina la conciencia social. A partir de este descubrimiento es posible explicar la cultura como ser esencial del hombre y medida de su ascensión.

 

1.1. El hombre, la actividad humana y la cultura.

La intelección de la relación hombre-actividad humana-cultura aporta los  principios teórico-metodológicos para una comprensión profunda del devenir humano en sus varias determinaciones sociales. El hombre sociohistóricamente determinado por su praxis social, elabora su segunda naturaleza, crea el cuerpo de la cultura y se realiza en ella14. Se trata de un complejo proceso de objetivación y subjetivación de su ser esencial a través de la praxis, pues la vida, en el decir de Marx, es esencialmente práctica. Sencillamente, “el hombre se duplica no ya sólo intelectualmente, como sucede en la conciencia, sino asimismo realmente, en la actividad, y se contempla a sí mismo en el  mundo que ha creado”15. La cultura como mundo creado por el hombre, integra sus propias condiciones materiales de existencia (ser social) y la conciencia social en la que se transparenta y refleja.

El mundo material y espiritual engendrado en la actividad social y encarnado en la cultura, se convierte en  fundamento de su quehacer teórico y práctico16.

El hombre deviene sujeto en la praxis. Esta constituye el núcleo  de la sociedad humana17

 

La actividad humana expresa el modo específico de existencia, cambio y desarrollo de la realidad social, en pocas palabras, es la forma existencial humana, su modo particular de ser, existir, conocer, actuar y comunicarse con los otros hombres.

 

La actividad, define el eterno devenir humano, como constante proceso activo creador. Una excelente metáfora de Gabriel García Márquez ilustra estos conceptos, “los seres humanos no nacen para siempre, el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos”.18

 

Esto significa que si bien el hombre como sujeto, es portador de actividad, esto no se engendra por generación espontánea, de modo incondicionado. Posee condiciones generales para su existencia en tanto tal; todo un sistema de mediaciones: necesidad – interés – fin - medios y otras determinaciones, engendradas en el proceso de acción, hasta culminar en el resultado impulsado por la praxis. Se trata de un proceso internamente complejo y contradictorio, mediado por la práctica, en tanto relación sujeto - objeto, donde lo ideal y lo material se convierten recíprocamente, devienen idénticos. La práctica, tiene una jerarquía particular en los marcos de la actividad humana. Expresa la actividad material adecuada a fines. Por eso engendra la propia necesidad y funda los intereses, fines y medios en función del resultado apetecido. Resultado que debe coincidir con el fin, en tanto expresión de la necesidad y los intereses del hombre.

 

Esta comprensión del sistema necesidad – interés – fines – medios y condiciones = resultados, como base generatriz del devenir humano, resulta valiosa para entender la esencia de la producción cultural, y más importante aún, para revelar cómo tiene lugar la aprehensión cultural por los hombres que producen con arreglo a sus necesidades y propósitos. Aporta claves heurísticas y razones orientadoras para determinar los comportamientos, actitudes y preferencias culturales del hombre. Sencillamente, existen causas muy profunda de la sociedad que no se reducen a problemas externos,  etc. Son problemas raigales, donde las políticas culturales son simples efectos que a veces en apariencias se metamorfosean como causas. Hay que ir a las raíces del hombre, la actividad humana y sus condicionamientos objetivos para descubrir las determinaciones socioculturaleso. En función de ello, pasamos a la estructura de la actividad humana, estrechamente vinculada con sus condiciones de existencia y funciones.

 

La actividad humana como forma del ser y la realización humana, deviene como relación sujeto – objeto y como relación, al mismo tiempo, sujeto – sujeto. En la primera relación son componentes estructurales de la actividad humana:

 

1) actividad cognoscitiva ( modo en que existe la conciencia dirigida al objeto ), 

2) actividad valorativa ( modo en que existen las necesidades e intereses de los hombres )  y 3) actividad práctica como fundamento de toda la actividad para producir transformaciones y cambios. En la segunda relación, la actividad como relación sujeto – sujeto, tiene lugar la actividad comunicativa, en tanto intercambio de relaciones sociales, conductas, etc. En la comunicación, los momentos cognoscitivo, práctico y valorativo de la actividad, encuentran su síntesis concreta y se reflejan como unidad cultural en toda su concreción, pues la actividad en  tanto tal, se encarna, toma cuerpo, en la cultura. De ahí que la cultura sea al mismo tiempo concreción de la actividad humana y medida de su ascensión19

 

El valor metodológico y heurístico de asumir la cultura como creación de la actividad humana, consiste en las posibilidades teóricas que brinda esta concepción para abordar la cultura como “sistema multifuncional abierto, que permanece en relación de dependencia y penetración recíproca dialéctica con toda una serie de sistemas, y, ante todo, con el sistema socioeconómico, respecto del cual viene a ser un subsistema particular. La cultura, - subraya Savranski, destacando su concepción de la cultura como sistema multifuncional, aún contando con relativa independencia, se halla sujeta a la formación socioeconómica que determina su carácter y rasgos específicos. En el marco del análisis sistémico, la cultura, en general, puede ser considerada como sistema social, y sus campos diferentes como subsistemas estrechamente relacionados. Uno de estos subsistemas es  la Cultura Artística.” 20

 

Un enfoque integrador, sistémico de esta naturaleza, abre nuevos cauces interpretativos de la cultura, como categoría filosófica, que dado el contenido que expresa, deviene sistema multifuncional. Permite enfocar la cultura material y espiritual en su indisoluble unidad y diferencia, así como determinar lo humano como su atributo cualificador por excelencia. Posibilita el empleo de enfoques epistemológicos, axiológicos, prácticos, comunicativos, semióticos, hermenéuticos, etc. , así como potenciar las funciones claves informativa, comunicativa, educativa y directiva de la cultura. “Junto con las funciones claves de la cultura, se pueden destacar las funciones siguientes: la protectora ( de proteger al hombre de las influencias nocivas y cambios de ambiente ) y la socializadora ( es la asimilación de conocimientos, aptitudes, normas y experiencia social acumulados    

 

En las generaciones precedentes, la asimilación se realiza durante el proceso formativo y de desarrollo de la persona, en diferentes formas de comunicación, en la actividad práctica y de valoración y evaluación ), la función individualizadora ( de autorrealización sociocultural de la personalidad, de desarrollo de sus dotes y capacidades individuales), etc.21  

 

Al mismo tiempo, una concepción sistémica de la cultura, fundada en la actividad humana, no sólo debe pensar la cultura como resultado, sino además como proceso que garantiza la continuidad en el desarrollo social e individual del hombre. Es que la cultura, si bien encarna y concreta la actividad humana, en su proceso constitutivo deviene fuente de nuevas acciones humanas, en tanto producción social. Los sistemas culturales pueden, por una parte, ser considerados como los productos de la acción; por otra parte, como elementos condicionadores para otras acciones. 22

 

Se trata de un proceso de acciones recíprocas, donde la actividad se corporiza en la cultura y esta es fuente de nuevas acciones, y que toda producción humana, tanto en su proceso mismo, como en sus resultados, está mediada por las necesidades, los intereses, los fines, medios y condiciones que impulsan el quehacer activo del hombre. 

 

Referencias:

 

7Enciclopedia Sopena. Tomo 1. Ramón Sopena, Editorial Barcelona, España, 1930, p 736.

8 Ver de Pupo, R. La actividad como categoría filosófica. Editorial de Ciencia Sociales, La Habana        1990.

9 Abbagnano, N. Diccionario de Filosofía. Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1963, p. 272.

10Ver Abbagnano. Obra Cit. P. 272.

11 Ibidem pp. 272-273

12 Ver de Marafioti, R. Los significantes del consumo (Semiología, medios masivos y publicidad. Edit. Biblos, Buenos Aires, Argentina, 1993, pp.24-30. 

13 Ver de Pupo, R. La práctica y la Filosofía Marxista. Edit. Ciencias Sociales, La Habana. 1986.

14 Ver de Pupo. R. La Práctica y la Filosofía Marxista. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1986. En esta obra se exponen los fundamentos de la nueva concepción de la historia y con ello, las bases para una comprensión sistèmica de la cultura. A partir de aquí,  de  la comprensión materialista de la historia, la  relación Cultura-comunicación sociedad, sólo es comprensible en su unidad indisoluble.

15 Ver Tolstyj, V. La producción Espiritual. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1989, pp. 66-244.

16 . Ver de Pupo, R. La Actividad como Categoría Filosófica. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1990. En este libro el autor con visión filosófica aporta una profunda sistematización de la categoría actividad y los elementos que la estructuran, de extraordinario valor para la comprensión de la  cultura en sus determinaciones  polisémicas.

17 Marx, C. Manuscritos económicos filosóficos de 1944. Edit. Pueblo y Educación, La Habana, 1977, p. 78.

18 García Márquez, G. El Amor en los Tiempos de Cólera. Edit. Arte y Literatura, La Habana, 1986, p. 223..

Ver Mezhuiev, V. La Cultura y la Historia. Edit. Progreso, Moscú, 1980, pp. 88 – 147.

19 Ver de Pupo, R. Aprehensión Martiana en Juan Marinello. Edit. Academia, La Habana, 1998. El autor descubre una concepción semejante en José Martí, a partir de la interpretación de Juan Marinello.

20 Savranski, I. La Cultura y sus funciones. Edit. Progreso, Moscú, 1992, p. 67

21 Savranski, I. La Cultura y sus funciones. Edit. Progreso, Moscú, 1992, p.74.

22Kroeber, a y Kluckhohn, C.- Cultura. A Critical Review of Concepts and Definitions, Nueva York, 1963, p. 357.

Dr. Felipe Estrada Ramírez

Ir a índice de América

Ir a índice de Estrada Ramírez, Felipe

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio