Breve comentario sobre La Vorágine
Berta Estrada

Cuando se habla de surrealismo generalmente se piensa en André Bretón, Louis Aragón, Paul Eluard, Jacques Prévert, Antonin Artaud o Max Ernst; quienes por la década del 20 ya conformaban un grupo sólido que habría de transformar la literatura y las artes plásticas, del siglo XX. Y cuando se trata de América Latina comúnmente se piensa que éste llegó con Wifredo Lam, con Ernesto Sábato o con Alejo Carpentier, sinembargo este último aseguraba en Haití, en el año de 1943, que estaba "ante los prodigios de un mundo mágico, de un mundo sincrético, de un mundo donde hallaba al estado vivo, al estado bruto, ya hecho, preparado, mostrado, todo aquello que los surrealistas, fabricaban demasiado a menudo a base de artificio".

Este mundo "preparado, mágico" no es único de la zona caribeña sino inherente a toda la América Latina. Y esto fue precisamente lo que José Eustasio Rivera intuyó al escribir La Vorágine, editada en 1924, el mismo año en que aparecía el Manifiesto Surrealista de André Bretón.

Las imágenes oníricas utilizadas por Rivera habrían de cambiar el concepto que se tenía hasta ése momento de la literatura colombiana en particular y de la latinoamérica. na, en general . La importancia y la influencia de su obra son hoy en día innegables, sobre todo para los autores de los años 20 y 30.

Donde mejor puede observarse esta característica surrealista en La Vorágine es precisamente en la descripción que hace el autor de la naturaleza, la cual rompe con los postulados idealistas de Rousseau que hablaban de una naturaleza idílica en la cual el hombre podría vivir en perfecta armonía y en un estado de permanente felicidad. Paisaje que será tomado posteriormente por los románticos. La naturaleza, en Rivera, es por el contrario una fuerza destructora, avasalladora, que conduce al hombre al extravío mental y que termina engulléndolo. El verdadero protagonista de la obra no es Cova sino la selva misma. José Eustasio Rivera, la transforma hasta convertirla en algo antropozoomorfo, con fuerza indecible y por qué no decirlo, hasta maléficas. La naturaleza sufre, entonces, un cambio profundo en la temática latinoamericana, y a partir de ese momento ya no volverá a ser tratada como el escenario de fondo del Buen Salvaje roussoniano.

Por otra parte, es una novela de denuncia social y política. El autor es testigo directo de la explotación de la Casa Arana y si bien su relato es descarnado, no obstante está lejos de ser panfletario. A estas alturas Cova ya ha dejado de ser un simple intelectual urbano que se adentra en una zona jamás imaginada para conocer una realidad de miseria y explotación infrahumanas en las que las ansias de poderío superan toda esperanza de cambio o de conmiseración cristiana.

Berta Lucía Estrada E.

Diario La Patria de Manizales (Colombia).
Separata dominical "Papel Salmón"
14 Mayo de 1989

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